En las Trece Colonias no hubo virrey; la Nueva España fue regida por 63 virreyes

AutorJosé E. Iturriaga
Páginas143-149
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Constituye un distinguido capital entre México y Estados Unidos el hecho
de que éstos no conocieron la institución del virreinato, con su consecuen-
te e inseparable centralismo.
Los colonos novoingleses recibieron una tradición federalista median-
te el derecho concedido por la Corona británica a sus colonos, consistente
en elegir a sus respectivos gobernadores, siempre y cuando el aspirante a
elector no fuere analfabeto y tuviese una renta anual modesta pero deco-
rosa de 400 o 500 dólares.
Reciente como estaba la revolución contra el absolutismo monárquico,
promovida por Oliverio Cromwell en 1649 —casi siglo y medio antes de la
Revolución francesa—, el Imperio británico transmitió a sus colonias el
derecho ciudadano de elegir a sus gobernadores.
Ese derecho electoral fue una novedad jurídica en Europa y lo empe-
zaron a ejercer los ciudadanos de la metrópoli británica, a la par que los
colonos novoingleses en América.
Sí, desde Jacobo I hasta Jorge III, ningún rey palomeó los comicios
efectuados para elegir gobernador en cada una de las Trece Colonias. A
éstos los admitían como legales, sin objeción alguna.
En cambio nosotros, con tres siglos de virreinato, llevábamos una muy
larga tradición centralista, la que por cierto no ha desaparecido todavía.
En las Trece Colonias no hubo virrey;
la Nueva España fue regida por 63 virreyes

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