Trabajo femenino en la agricultura protegida

AutorJehnny Alondra Olvera Carmona
Cargo del AutorIngeniero Agrónomo especialista en Zootecnia en la Universidad Autónoma Chapingo, (Texcoco, estado de México)
Páginas52-84
Protocolización del Convenio de Ocupación Temporal, Concepción del Oro, Zacatecas,
México, 26 de enero de 2007.
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TRABAJO FEMENINO EN LA AGRICULTURA PROTEGIDA
Jehnny Alondra Olvera Carmona
La reconversión productiva, producto de políticas neoliberales, han llevado al impulso de
empresas agrícolas de invernadero, en donde la mano de obra femenina ha predominado,
como parte de la segmentación de los mercados de trabajo. Y a su vez, han sido una vía
más para la expansión del trabajo rural asalariado flexible y precario; del cual la mujer ha
formado parte por asegurar su reproducción familiar e impulsada por presiones económicas,
políticas y sociales. En la investigación los sujetos de estudio fueron las mujeres jornaleras
que laboraron en cinco unidades de producción bajo invernadero en los municipios de
Loreto, Ojocaliente y Villa de Cos en el estado de Zacatecas. Los objetivos planteados para
el estudio fueron: (1) identificar el perfil las jornaleras agrícolas que laboran en el mercado
de trabajo de hortalizas establecidas bajo agricultura protegida y (2) caracterizar el
mercado de trabajo de este tipo de agricultura.
El desarrollo del capítulo esta dado en tres apartados, en el primero se aborda los conceptos
y enfoques de análisis que dieron soporte a la investigación. Después se presenta un
panorama estadístico referentes a la agricultura protegida y al sector jornalero. Y
finalmente, se concentrarán los resultados del estudio de caso.
I. Perspectiva de análisis del mercado del mercado laboral
a) Los mercados de trabajo
La teoría institucionalista considera al mercado de trabajo como una institución social
básica; por lo que es necesario incorporar el marco institucional de la sociedad, sus normas
y valores, sus formas jurídicas y las estrategias de sus actores colectivos. Dentro del
mercado de trabajo se forman constantemente mecanismos de protección y exclusión,
coaliciones de poder y discriminación o instituciones de regulación y arbitraje. De aquí que
la creciente participación de la mujer en el mercado laboral no puede explicarse con la
teoría clásica del mercado de trabajo, sino se requiere de un análisis de instituciones
sociales con el sistema de valores, familia, políticas estatales, movimientos sociales, etc.,
(Köler y Artiles, 2007).
Como parte de la corriente institucionalista se han manejado los conceptos de
mercado de trabajo dual o segmentado, con el fin de destacar la polarización existente entre
diversos grupos de trabajadores, dado por sus características sociales (sexo, etnia, nivel de
estudio, entre otros) que determinarán el tipo de relación laboral con sus empleadores. Esta
corriente parte del reconocimiento de que el mercado laboral es heterogéneo y tiene
particularidades propias de funcionamiento, por lo que se evidencia que no es
perfectamente competitivo ni que los actores se encuentran en igualdad de oportunidades,
por lo que las importantes diferencias que se presentan en salarios y condiciones de empleo
entre hombres y mujeres reflejan aspectos no competitivos del funcionamiento del mercado
de trabajo, es decir, a la existencia de un mercado dual y segmentado (Baca, 2006).
En la primera vertiente se parte de la existencia de dos sectores: el segmento
primario caracterizado por englobar situaciones de empleo más estables. La capacidad de
negociación de los trabajadores les dota de una garantía de mejores condiciones laborales y
la regulación de las mismas con claros mecanismos de promoción. En el interior de este
segmento se establece una división, resultado de estrategias de flexibilización y control de
la fuerza de trabajo: en un segmento primario independiente con puestos de trabajo de
mayor cualificación, autonomía y remuneración, y un segmento primario dependiente con
puestos estables de menor cualificación, tareas más rutinarias y específicas (Köler y Artiles,
2007).
De acuerdo con el principal autor (Piore, 1971), este tipo de segmento se caracteriza
por empleos con buenas condiciones de trabajo, salarios elevados y una relativa estabilidad
en el empleo. En este sector existe la posibilidad de una movilidad ascendente en el
empleo, debido a que los procedimientos establecidos para la misma son determinados por
normas legales. Los que están empleados en este sector, estén sindicados o no, disfrutan de
relaciones de empleo regidas por un sistema de jurisprudencia laboral más o menos
explícita (Molina y Valenzuela 2006).
Por otra parte, el segmento secundario es definido por la inestabilidad del empleo,
resultado de las estrategias de externalización que configuran empleos con menor
cualificación, así como malas condiciones laborales (Köler y Artiles, 2007).
En este se incluyen empleos mal pagados y con malas condiciones laborales,
existiendo una inestabilidad en el empleo y una elevada rotación entre trabajadores. Los
trabajadores en este sector son poco cualificados y tienen poca posibilidad de mejorar o de
una movilidad ocupacional ascendente, debido a que en ellos se da un trato personalizado
trabajador-empleador lo que da lugar a favoritismos y a una relación laboral muy
caprichosa (Piore, 1971; citado por Molina y Valenzuela 2006).
Antonieta Barrón (2007) menciona que los mercados de trabajo de los cultivos
hortofrutícolas caen en este tipo de tipificación dualista, considerándolos como más
desarrollados y menos desarrollados, de acuerdo al grado de concentración del capital. Y
que de acuerdo a las diferencias regionales se les da el carácter de primario y secundario.

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