El trabajo doméstico. Análisis crítico

AutorOctavio Fabián Lóyzaga de la Cueva/Verónica Alejandra Curiel Sandoval
CargoDr. en Derecho, Doctor en Ciencia Política, Profesor Investigador del Departamento de Derecho, UAM-A. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, SNI/Lic. en Derecho y Profesora Investigadora del Departamento de Derecho, UAM-A
Páginas352-382

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Introducción

Se conoce como "trabajo doméstico" a todas las actividades o labores cuya realización está relacionada con el servicio, mantenimiento, apoyo, asistencia o aseo, inherentes o propios de una vivienda particular; entre algunos ejemplos podemos mencionar: lavar tanto los utensilios de cocina utilizados por los integrantes de la familia como las prendas de vestir, mismas que también se deben planchar; preparar o cocinar los alimentos; comprar los productos de limpieza y de la canasta alimentaria que se necesiten en el domicilio; cuidar a los niños, adultos mayores, personas con capacidades diferentes, enfermos que así lo requieran, incluso, también deben atender a las mascotas; en fin, todo el trabajo que esté relacionado con el hogar de las personas o familias.

Durante varios siglos el servicio doméstico ha sido considerado poco importante, lo anterior debido a que generalmente es comparado con el trabajo de carácter económico, en consecuencia, a este último siempre lo considerarán como aquel que directamente genera ganancias y plusvalía, mientras que al trabajo doméstico no se le dará el reconocimiento que merece; es, en este sentido, que las actividades del hogar se han desarrollado bajo un entorno de discriminación, mismo en el que durante varias décadas han sido vinculadas las mujeres, ya que ellas eran quienes fundamentalmente las llevaban a cabo.

El desarrollo cotidiano de la vida de la sociedad dentro de un modo de producción capitalista, es la razón fundamental por la cual los patrones diariamente le arrancan a la fuerza de trabajo la mayor plusvalía posible. En este contexto, no debe considerarse que el trabajo doméstico queda exento de tal situación, pues el hecho de que en un número importante de hogares exista un miembro de la familia que se dedique a realizar las labores domésticas, trae como consecuencia que se desarrolle un trabajo no remunerado, por lo cual esta actividad favorece, tanto a la conservación o permanencia como a la reproducción del sistema capitalista y de la fuerza de trabajo, comprendiendo que esta última es la mercancía o la fuente principal de riqueza; por lo anterior, podemos afirmar que el trabajo doméstico, directamente no genera plusvalía pero indirectamente si lo hace. Al respecto Marx afirma lo siguiente:

El poseedor de la fuerza de trabajo y el poseedor del dinero se enfrentan en el mercado y contratan de igual a igual como poseedores de mercancías, sin más distinción y diferencia que la de que uno es comprador y el otro vendedor [..] Es necesario que el dueño de la fuerza de trabajo [..] la venda por [..] Es necesario que [..] se comporte constantemente (respecto a su fuerza de trabajo) [..] como [..] algo que le pertenece y que es, por tanto, su mercancía, y el único camino para conseguirlo (y obtener una retribución) es que sólo la ponga a disposición del comprador y sólo la ceda a éste para su consumo [.. ]1

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La fuerza de trabajo es una mercancía que se compra y se vende como cualquier otra, el poseedor (trabajador) vende su valor de uso (que es lo que se puede vender) al capitalista que es quien paga por ella; es aquí en donde se realiza la compra-venta de la fuerza de trabajo.

Marx considera al trabajo productivo e improductivo por su comportamiento en el capitalismo, en donde los poseedores del capital (capitalista) restan importancia al trabajo improductivo; ello derivado de que se considera como trabajo productivo únicamente a aquel trabajo que se convierte directamente en capital, es decir, que genera plusvalía; por otra parte, el trabajo improductivo, como es el caso del trabajo doméstico, se considera que es útil, y por tanto, que también tiene un valor de uso, pero únicamente para quien directamente lo va a consumir. En este sentido:

La fuerza de trabajo del obrero productivo es una mercancía para éste. Lo mismo ocurre con la del trabajador improductivo. Pero el primero produce mercancías para el comprador de su fuerza de trabajo. El segundo le produce un simple valor de uso, no una mercancía [.. ]2

En consecuencia, se puede afirmar que todos los trabajadores son productivos o improductivos, venden su fuerza de trabajo como una mercancía, a cambio siempre recibirán un salario, en el caso del capitalista, éste pagará al trabajador por su fuerza de trabajo, beneficiándose de la plusvalía que genera el asalariado una vez que se ha incorporado a la mercancía el equivalente a la remuneración que recibe y con la que reproduce su fuerza de trabajo; el problema es que, en diversas ocasiones, no se valora suficientemente a quienes son trabajadores improductivos (como es el caso del trabajador doméstico) en virtud de que no se encuentran imbricados dentro del proceso productivo en el que se producen mercancías, aunque en muchas ocasiones su trabajo resulta indispensable para que otros puedan disponer de tiempo para dedicarse a los trabajos productivos.

[..] el trabajo productivo es el que crea mercancías, y el trabajo improductivo el que produce servicios personales. El primero se representa en una cosa vendible; el segundo debe consumirse [..] El primero abarca [..] toda la riqueza material e intelectual [..] que existe en forma de cosas; el segundo abarca todos los trabajos que satisfacen una necesidad [.. ]3

Aunque la fuerza de trabajo es una mercancía, cabe mencionar que "no es una mercancía ordinaria. No hay capitalista que pueda dedicarse a producir fuerza de trabajo [.. ]"4 y la diferencia que tiene con las demás es que sólo ella posee la capacidad de

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reproducirse, ya que su naturaleza es diferente. Para la reproducción de esta mercancía (fuerza de trabajo) se requiere de la satisfacción de ciertas necesidades en específio, entre ellas podemos mencionar a: los alimentos, la vivienda, vestimenta e incluso la convivencia familiar, etcétera. En este contexto, el trabajador doméstico no produce mercancías, pero sí desempeña una gran cantidad de servicios y actividades indispensables para satisfacer las necesidades particulares de la familia o personas que lo contratan (como se comentó); en conclusión, genera las condiciones apropiadas para que diversos trabajadores puedan acudir diariamente a desempeñar sus labores.

En este contexto, el trabajador doméstico no produce mercancías, pero sí desempeña una gran cantidad de servicios y actividades indispensables para satisfacer las necesidades particulares de la familia o personas que lo contratan.

Como lo mencionamos, la realización del trabajo doméstico permite que otras personas dispongan de tiempo para dedicarse a diversas actividades; en consecuencia, en este supuesto afirmamos que un trabajador doméstico realiza un trabajo que en cierto sentido también es productivo, sólo que posee características especiales, por ello cabe señalar que:

[..] el Trabajo Doméstico no produce bienes y servicios para el mercado, ni objetos de intercambio, si no (sic) que produce bienes y servicios para satisfacer las necesidades de la fuerza de trabajo y de la Familia o Unidad Doméstica del trabajador.

El Trabajo Doméstico en el capitalismo tiene dos características principales: A) Se ejecuta en un ámbito considerado como privado (el hogar o la familia), muy distinto a los espacios típicos de producción de mercancías como son fábricas, talleres, etc.; B) (en muchos casos) es una actividad no remunerada, lo cual implica que el sujeto encargado de ese trabajo lo realice para su "propio beneficio" y el de su Unidad Doméstica o Familia, sin recibir ningún pago (en este caso se trata de un trabajo no asalariado).

[..] la organización doméstica es parte del complejo proceso de producción y reproducción de la fuerza de trabajo, complejidad que es producto del ambiente en donde ésta se desarrolla.5

Por tradición, el trabajo doméstico es realizado por mujeres, aunque actualmente ya no se trata de actividades exclusivas de este género, pues hoy en día también encontramos a personas del sexo masculino llevándolas a cabo; así que en el de-

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sarrollo del presente artículo no se hará distinción sexual alguna. Por otra parte, cabe mencionar que coincidimos con otros investigadores en que existen dos tipos de trabajo doméstico: remunerado y no remunerado; sin embargo, nos enfocaremos al estudio y análisis del trabajo doméstico remunerado, esto lo hacemos para poder examinar la situación laboral real en la cual se genera su vínculo obrero-patronal.

El trabajo doméstico no remunerado es aquel por el cual no se otorga un salario, ya que su desempeño va enfocado al beneficio propio de la familia a la que pertenece la persona que desempeña las actividades correspondientes, en consecuencia podemos afirmar que en este tipo de actividad no existe una relación laboral, por lo que tampoco podemos encontrar a un patrón o a un trabajador.

El o los integrantes de la familia que se encargan del desempeño de estas labores invierten una cantidad de tiempo considerable para su realización; en consecuencia, regularmente descuidan sus actividades personales. No obstante, por lo común, el resto de los familiares ven estas tareas como la obligación personal de quien las realiza, razón por la que no reconocen los esfuerzos y dedicación que conlleva el hecho de...

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