Tiempo serial y experiencia del tiempo. Un debate en clave cartesiana.

AutorAcevedo-Zapata, Diana Maria
CargoEnsayo critico

La nocion de serialidad como base del concepto de tiempo provoca que este se comprenda como algo divisible y numerable. Se da por sentado que es una forma de ordenacion de acuerdo con el modelo de la sucesion. La discusion sobre si el tiempo es continuo o discreto depende del supuesto de la serialidad en la medida en que se pone en juego el tipo de relacion entre las partes ordenadas entre si y la estructura de esa ordenacion. Sin embargo, el registro en el cual transcurre este debate es decisivo respecto de las conclusiones a las que se puede llegar y de las preguntas que se pueden formular, ya sea que se trate de la percepcion del tiempo o de la percepcion de las propiedades temporales, o bien de la estructura temporal de la experiencia o de la estructura temporal de los objetos que se experimentan. La cuestion es saber que tipo de relacion hay entre la estructura de la experiencia temporal y la estructura de aquello que se experimenta en terminos temporales, es decir, si las propiedades temporales de los objetos de la experiencia se reflejan o se predican de manera correspondiente como propiedades de la experiencia temporal misma. (1) En cualquier caso, la naturaleza de la experiencia del tiempo, o del tiempo en sentido psicologico, se debe distinguir de la naturaleza del tiempo objetivo o fisico como propiedad de la ordenacion de los hechos o sucesos en el mundo. (2)

En el caso de la filosofia cartesiana, es importante tener en mente las distinciones recien mencionadas pues el cogito es de naturaleza diferente a la materia, de manera que la temporalidad propia de cada uno de estos ambitos es diferente. Como la materia es divisible y cuantificable, el tiempo que le corresponde es tambien divisible y cuantificable; es decir, las propiedades de la materia reflejan o guardan una correspondencia simetrica con las propiedades temporales. Sin embargo, el cogito no es divisible ni cuantificable; por ello, el tiempo que le es propio tampoco tiene tales propiedades y la relacion es igualmente simetrica. Lo anterior significa que, asi como el pensamiento no es divisible ni cuantificable, tampoco lo es la experiencia del tiempo que le es propia. Asi pues, el tiempo fisico y el tiempo mental no comparten, por si mismos, propiedades temporales. El debate sobre si el tiempo es continuo o discreto en los estudios cartesianos ha pasado por alto estas diferencias. Propondre en lo que sigue una lectura de Descartes que contribuya a subsanar esta falta.

[Serial Time and Experience of Time. A Debate in a Cartesian Key]

  1. El debate

    El debate sobre si el tiempo es discreto o continuo se enmarca en la cuestion de si el tiempo es divisible y de si hay una relacion de composicion entre las partes en que se divide. Lo anterior significa preguntar si hay atomos temporales o unidades minimas de tiempo o si cada parte del tiempo es aun divisible, para luego plantear la pregunta de si dicha division se puede comprender como una relacion entre las partes y el todo, es decir, si la suma de las partes da como resultado el todo. Desde la perspectiva de la discontinuidad, se proponen dos sentidos especificos: la discontinuidad fuerte, segun la cual los atomos temporales o partes estan separadas por un intervalo o interrupcion (gap), y la discontinuidad debil, segun la cual las partes son contiguas, es decir, son separables pero pueden estar en contacto. (3)

    La idea que el atomismo temporal defiende en el debate ha sido llamada por los especialistas la tesis clasica: segun esta, el tiempo para Descartes es discontinuo. (4) La principal fuente de razones para ello es la llamada teoria de la creacion continuada.

    Por que todo tiempo de vida puede dividirse en innumerables partes, cada una de las cuales no depende en modo alguno de las demas, y de que yo haya sido un poco antes, no se sigue que deba ser ahora, a no ser que alguna causa me cree casi de nuevo para este momento, esto es, me conserve. Porque resulta claro, a quien considere la naturaleza del tiempo, que es necesaria exactamente la misma fuerza y accion para conservar cualquier cosa durante los momentos en que dura, que la que es necesaria para crearla de nuevo si todavia no existiera. (5) Si bien este fragmento es solo el comienzo de la prueba en una de sus Versiones--pues falta mostrar como dicha causa tiene que ser Dios--, (6) de entrada se nota por que se utiliza para hablar de la naturaleza del tiempo. Tradicionalmente, la independencia de las partes del tiempo se ha interpretado como la afirmacion de su discontinuidad, porque cada momento necesita de la fuerza creadora divina para existir de manera independiente, suponiendo que esta fuerza no se transmite en forma continua sino que salta, por decirlo de alguna manera, de un momento a otro (Levy 2005, pp. 648-650). Al margen de si hay espacios vacios o contacto entre esos momentos, la disputa esta en si la accion creadora se da en cada uno de los momentos o partes en que se divide el tiempo o si es un acto permanente que atraviesa todas las partes. Para los defensores de la discontinuidad, la conservacion de la existencia ocurre por medio de una sucesion de actos creadores discretos: en ultima instancia, Dios recrea el mundo como un todo en cada instante. Asi, sobre esta base se afirma la tesis de que la existencia temporal es como una linea compuesta de puntos que implica la alternancia entre estados de existencia y de no existencia (Kemp Smith 1952, pp. 131-132). A la luz de lo anterior, se desprenden dos opciones: primero, considerar que los puntos son partes, es decir, el tiempo se compondria de instantes, lo que implicaria una discontinuidad fuerte, pues los puntos o instantes no estan en contacto; segundo, considerar que los puntos no son partes, sino limites; las partes minimas serian entonces los verdaderos atomos temporales con una divisibilidad limitada.

    En el otro extremo se encuentran quienes defienden que el tiempo es un continuo. (7) Una de las criticas a la posibilidad de atomos temporales carentes de duracion o puntuales es que no pueden ser partes del tiempo: de partes sin duracion no se puede componer la duracion (Troisfontaines 1989, p. 7). El atomismo depende de la afirmacion de que el tiempo se compone de indivisibles. Por eso, la tesis de la continuidad propone en una de sus versiones que los instantes indivisibles son meros limites de los intervalos temporales, de modo que no son propiamente partes del tiempo si consideramos que los intervalos o partes son divisibles al infinito y, por lo tanto, continuos. (8) De esta forma, el tiempo seria un continuo de manera analoga a una linea que se concibe como un continuo que se divide siempre en lineas o partes de la misma naturaleza unidimensional o lineal. En ese caso, los puntos inextensos limitan los diferentes intervalos o segmentos de linea en los que esta se puede dividir y no son partes de las que la linea se componga (Levy 2005, p. 632).

    La defensa de la continuidad del tiempo pasa por la afirmacion de que, para Descartes, la creacion divina es continua, de manera que la duracion que dicho acto crea o preserva es tambien continua (Arthur 1988, p. 356). Ademas, muchos coinciden en que es muy dificil defender la idea de que hay saltos o intervalos de tiempo vacio o incluso de ausencia de tiempo, en virtud de que para Descartes la existencia es inseparable de la duracion y se muestra muy critico ante la posibilidad, que le presenta More, de que haya tiempo y espacio vacios.9 Uno de los principales problemas de los defensores del atomismo es que confunden la afirmacion de que las partes del tiempo son separables, independientes y contingentes con la afirmacion erronea de que dichas partes estan realmente separadas y son, por lo tanto, discretas (Beyssade 1979, p. 17).

    Existe una tercera posicion en el debate que podriamos llamar esceptica. Sostiene que el problema de las otras posiciones es que atribuyen a Descartes una teoria del continuo que en rigor no esta presente ni se desarrolla en el corpus. Asi, uno y otro bando terminan por atribuir a Descartes teorias elaboradas sobre la composicion del tiempo, como si es divisible limitadamente o al infinito o indefinidamente, etc. (10) Uno de los argumentos principales consiste en que la afirmacion de la independencia de los momentos o instantes en que se divide el tiempo no conlleva una posicion implicita sobre el continuo temporal, sino que se debe interpretar en terminos causales; es decir, los segmentos del tiempo mantienen una relacion de independencia causal, un momento del tiempo no causa la existencia de otro momento. Pero ello no determina la estructura de la sucesion temporal, es decir, no resuelve la cuestion de si es continua o discreta (Secada 1990, p. 47). Asi, para estos interpretes, Descartes no adopta ni de forma explicita ni implicita, una teoria de la composicion del tiempo que permita decidir si este es continuo o discreto.

    Yo me ubico justo en el bando esceptico, pues coincido en que la falta de apoyo textual no permite dirimir la ambiguedad de la mayoria de los fragmentos sobre el tema, que son de hecho muy escasos. Por eso, prefiero senalar como ambos polos del debate suponen de entrada un concepto de tiempo: dan por sentado que su naturaleza es tal que es divisible y, en consecuencia, numerable. Al suponer esto, el problema de la composicion del tiempo hereda los problemas propios de la sucesion numerica, entre los cuales se encuentra la continuidad o discontinuidad de los numeros. Sin embargo, lo importante es que esta discusion no puede ignorar la diferencia entre la mente y la materia. Es necesario establecer esa diferencia antes de precisar las consecuencias de la naturaleza divisible y numerable de la materia y extrapolarlas de manera irreflexiva a la naturaleza de los estados mentales. Por eso, en el presente articulo no voy a solucionar, aunque fuera posible, la disputa de si para Descartes el tiempo es continuo o discreto, pues primero hay que distinguir el tiempo...

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