Tensiones entre el esencialismo azteca y el universalismo New Age a partir del estudio de las danzas 'conchero-aztecas

AutorRenée de la Torre
Páginas61-76
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D.R. © 2008. Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos. México, D.F. ISSN: 0185-6286.
TRACE 54 (Diciembre 2008): págs. 61-76 www.cemca.org.mx
Tensiones entre el esencialismo azteca
y el universalismo New Age a partir
del estudio de las danzas “conchero-
aztecas”
Renée de la
Torre
[Esencialismo, danzas concheros aztecas, globalización, New Age, México]
Resumen: El propósito del trabajo es describir
y analizar comparativamente dos expresiones
contemporáneas de la religiosidad mexhica
que se manifiestan en los grupos de danza co-
nocidos como concheros o aztecas. La primera
es la versión mexicanista, que se opone al
sincretismo con la religión católica y la cultura
occidental y que plantea la esencialización
de lo “auténticamente” azteca promoviendo
la restauración del Anáhuac en el presente; la
segunda es una versión sincrética, conocida
como neomexicanidad que, aceptando la base
de la religiosidad sincrética entre el catolicis-
mo y la cosmovisión indígena, se interconecta
en una red mística espiritual Nueva Era. De
dicha comparación se pretende calibrar la
manera en que se dan las tensiones entre
la identidad nacional basada en el pasado
indígena que nutre la idea de la mexicanidad
y la transversalización de movimientos y redes
transnacionales que retoman retazos de “lo
mexicano” como una sabiduría universal,
capaz de compartir concepciones religiosas y
filosóficas con otras culturas dispares.
Abstract: This article presents a comparative
analysis of two contemporary expressions of
Mexhica religiosity performed by the dance
groups known as danza de concheros or
Aztec dancers. The first one is Mexicanist in
essence and opposes any form of religious
syncretism that draws on Catholicism or
other Western religions, while privileging Az-
tec essentialism and authenticy, referring
to Anahuac’s existence in the present. The
second one is syncretic, generally known as
Neomexican and stands for its acceptance
of syncretic ties between Catholicism and
indigenous cosmology.It is associated with
spiritual mysticism and New Age religion. The
comparison between the two enables us to
assess the ways in which current tensions
between the national identity (that claims ties
to an indigenous past as foundation for Mexi-
canity) on the one hand, and transnational
movements and networks (that take an what
is viewed as “authentically Mexican” as a form
of universal knowledge that related to other
forms of religious and philosophical views of
lost cultures) on the other, play out.
Résumé : Cet article a pour objet de décrire et
d’analyser comparativement deux expressions
contemporaines de la religiosité mexhica qui
se manifestent dans les groupes de danse
connus comme concheros ou aztèques. La
première est une version mexicaniste, qui
s’oppose à toute forme de syncrétisme avec
la religion catholique et la culture occidentale
en prônant l’essencialisation de l’authenti-
quement aztèque, grâce à la restauration
de l’Anahuac dans le présent. La seconde
est une version syncrétique, connue sous le
nom de néomexicanité, qui accepte l’ouver-
ture entre le catholicisme et la cosmovision
indienne et qui se trouve connectée avec le
réseau spirituel mystique du New Age. Avec
cette comparaison, on prétend mesurer la
manière selon laquelle se nouent les tensions
entre l’identité nationale fondée sur le passé
indien –et dont se nourrit l’idéologie de la
mexicanité– et la dimension transversale
des mouvements et réseaux transnationaux
qui reprennent des fragments de l’« authen-
tiquement mexicain » comme un savoir uni-
versel, à même de partager les conceptions
religieuses et philosophiques d’autres cultures
disparues.
UNA PREOCUPACIÓN presente en este trabajo es describir los nuevos significados y las transforma-
ciones identitarias de las danzas conchero-aztecas en el contexto de la globalización cultural.
En este artículo se buscará atender la manera en que la identidad danzante, representada
bajo los símbolos de lo azteca, ha cobrado nuevos sentidos a partir de que han sido prácticas
transnacionalizadas. Para ello presentaré dos ejemplos, donde podremos observar las estra-
tegias de reterritorialización de esta práctica antes arraigada al territorio mexicano: el de la
esencialización de lo azteca llevado a cabo por los danzantes chicanos en la ciudad de Los
Ángeles, Estados Unidos; y el de la neomexicanidad que fue asumida por una red New Age
de buscadores espirituales mexicanos en interacción con una comunidad de espiritualidad
alternativa en España y que ha recreado una identidad que ellos laman “hispaneca”.
En estos dos casos, nos interesa profundizar sobre los procesos de desterritorialización y
reterritorialización transnacional de una práctica tradicional como es la danza conchera. Esta
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práctica que fue recreada y mitificada como una identidad prehispánica viva, durante décadas se
consideró por los promotores del folclor nacional y de la mexicanidad como bandera simbólica
de reivindicación de lo nacional, lo ancestral, lo indígena puro, lo profundamente mexicano.
Nos interesa preguntarnos si los procesos de transnacionalización están provocando culturas
híbridas o nuevos esencialismos nacionales. Por un lado, los principales estudiosos de la cultura
en América Latina, como es el caso de Jesús Martín Barbero, advierten que la globalización
cultural promueve una tendencia a la hibridación cultural que desdibuja su referente nacional,
que la desenclava de sus territorios y contextos tradicionales y que debilitan sus raíces, en sus
propias palabras la “globalización exaspera y alucina a las identidades básicas, a aquellas
que echan raíces en los tiempos largos” (Martín Barbero 2003: 22). Por otra parte, Steffania
Cappone, estudiosa de movimientos afroamericanos en contextos internacionales, además de
reconocer la potencialidad hibridizadora de la desterritorialización de las culturas, sostiene
que el proceso de reterritorialización implica también “una producción de discursos sobre los
orígenes que permiten reanclar lo que ha sido desterritorializado, en nuevos espacios, sean
reales o simbólicos” (Capone 2004: 11). Para Capone es un error suponer que las culturas
transplantadas en distintos territorios, lejanos y diversos, pierdan su capacidad de producción
de discursos esencialistas, antes bien, los reivindica para lograr su nueva adaptación y, lejos de
perder sus raíces, las multiplican y las desplazan a otros territorios. ¿Cómo se transplantan las
identidades? ¿Cómo se reelaboran las nociones relacionadas con las raíces y el territorio? ¿Qué
peso tienen los acontecimientos fundadores o el enraizamiento al territorio como referentes
capaces de mantener las raíces en movimiento?
LA ESTILIZACIÓN AZTEQUIZADA DE LAS
DANZAS DE INDIOS
La construcción de la mexicanidad ha estado íntimamente vinculada con las transformaciones
estéticas y narrativas de las danzas concheras.1 Como expuse en otros trabajos (De la Torre
2008a & 2008b), las danzas de indios fueron asimiladas por las danzas de moros y cristia-
nos dentro de la estrategia de evangelización de los conquistadores españoles. Sin embargo,
mediante éstas, algunas comunidades indígenas y mestizas lograron transmitir de manera oral
algunos de los elementos del sistema religioso de los antepasados indígenas. A partir del siglo
XIX, los íconos aztecas fueron retomados por el proyecto nacionalista histórico para fundar la
nación independiente: a principios del siglo XX, tras la Revolución Mexicana, las danzas fueron
valoradas y difundidas como expresiones culturales folclóricas del pasado indígena y se les
incorporó al proyecto de construcción de la cultura nacional de masas; paralelamente, con
el desarrollo de las artes escénicas en el cine y en el teatro, las danzas cobraron rasgos de
espectacularidad e incorporaron una visión mistificada del pasado azteca. A partir de los años
1930, después de años de revolución, que casi terminó con la danza en las ciudades, nace
una propuesta artística conocida como “nacionalismo cultural” (La Valle 2002: 45). En este
proyecto, “lo indígena fue considerada la fuente más segura y genuina de nuestra tradición” (La
Valle 2002: 46) y logró impregnar las artes escénicas y en especial la danza. Los escenarios
acogieron a grupos autóctonos e indígenas de los pueblos de México, que escenificaban sus
danzas ceremoniales. También se realizaron espectáculos de masas, como fueron los festi-
vales de Teotihuacan en los que se intentó restaurar las antiguas danzas y rituales aztecas
(La Valle 2002: 56). Posteriormente las artes escénicas se integraron al proyecto educativo
nacional de masas, mediante el cual lo indígena fue condensado en el imaginario del imperio
azteca, representado como una visión heroica del pasado, que no rinde homenaje a las etnias
indígena vivas, pero que refuerza la mitificación de un pasado glorioso (De la Torre 2007).

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