El tejido social en la transición a la democracia en México

AutorJorge Cadena Roa
Páginas11-16

Jorge Cadena Roa. Doctor en Sociología por la Universidad de Wisconsin-Madison. Catedrático del Departamento de Ciencia Política y Derecho del ITESM-CCM. Correo eléctronico: gcadena@campus.ccm.itesm.mx

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Introducción

Las reformas registradas en las últimas décadas en el Estado, en el sistema de partidos y en el sistema electoral mexicanos han recibido considerable atención de numerosos especialistas. No ha sucedido lo mismo, sin embargo, con los notables cambios en las formas de organización y de participación de la sociedad, lo que ha redundado en una visión sesgada del proceso de democratización y de las perspectivas de consolidación democrática en el México contemporáneo.

El estudio de los cambios registrados en la sociedad mexicana, particularmente en lo que se refiere a la formación de tejido asociativo con objetivos pro-democráticos es incipiente. Este artículo se concentra en la formación y articulación de organizaciones civiles y movimientos sociales, es decir, en una sola dimensión de la sociedad civil porque ahí se encuentra el elemento activo de los cambios en las otras dos dimensiones sobre las que ha llamado la atención Olvera (1999), a saber, el sistema jurídico por un lado y la cultura de la tolerancia y la crítica por el otro. Es precisamente en la dimensión asociativa donde se encuentran las raíces e impulsos del cambio institucional y jurídico y también el origen de nuevas prácticas democráticas.

I Cambios en las formas de organización y de participación de la sociedad mexicana

Los movimientos sociales, los partidos políticos, las organizaciones civiles y los medios de comunicación independientes contribuyeron a la transición a la democracia en México mediante sus esfuerzos sostenidos para: a) promover el respeto de los derechos ciudadanos de una porción creciente de la población; b) impulsar el respeto al voto para la formación de gobiernos y legislaturas y para la toma de decisiones; c) proteger a los ciudadanos ante acciones arbitrarias de autoridades gubernamentales.

A veces por separado, pero con mayor frecuencia en colaboración, diversos movimientos sociales, partidos políticos, organizaciones civiles y medios de comunicación contribuyeron a promover los objetivos mencionados, que constituyen hoy un piso mínimo e irrenunciable de participación, de consulta vinculante y protección de derechos humanos y políticos. Por supuesto que sería deseable que la participación ciudadana en los asuntos públicos fuera mayor, pero es innegable que ha tenido avances muy significativos en las últimas décadas.

¿Cómo se construyó ese piso? ¿En qué consiste? La emergencia de movimientos sociales en México, tanto en el campo como en las ciudades, ha sido resultado de la convergencia de redes de activistas, de redes de organizaciones civiles, sociales, políticas y de instituciones preexistentes con focos de población agraviada. Al entrelazarse estas organizaciones se crearon o ampliaron redes de confianza y de comunicación que facilitaron la cooperación entre ellas a partir del reconocimiento mutuo de su independencia y autonomía.

En diferentes momentos estas redes procuraron vincularse con focos de población agraviada en el campo, en las fábricas, en las colonias populares, en los asentamientos irregulares. Los focos de población que resultaban más visibles y atractivos eran aquellos que ya estaban organizados por su cuenta. Así por ejemplo, cuando la gente se organizaba para invadir un terreno, detener un desalojo o enfrenar alguna amenaza común, sus acciones llamaban la atención de las redes preexistentes que entonces buscaban entrar en contacto con ellos.

La urdimbre de redes de confianza alternativas en México se dio a partir de las actividades de grupos laicos animados por la doctrina social de la iglesia y la teología de la liberación y por el trabajo de grupos de activistas de izquierda que buscaban afanosamente formar una “base de masas” para la transformación radical de la sociedad. Una vez que estos grupos se establecieron y fueron conocidos, diversos focos de población agraviada los buscaron para recibir de ellos asesoría técnica, política y entrar en contacto con otros grupos e instituciones que simpatizaban con sus luchas y estaban dispuestos a apoyarlos con recursos.

Estas redes de confianza y comunicación se formaron en un contexto caracterizado por la violación sistemática de derechos ciudadanos consagrados en la Constitución; la falta de respeto al voto mediante un sistema de partidos no competitivo, un sistema electoral que no era libre, limpio ni imparcial; un sistema corporativo que en la práctica escamoteaba el derecho a laPage 13 libre asociación; por prácticas de clientelismo, cooptación y represión y, coronando todo lo anterior, por la ausencia de mecanismos institucionales efectivos para la...

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