El teatro de la república

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BREVE INTRODUCCIÓN GENERAL
Casi cualquier persona –con la excepción, tal vez, de
quienes viven en poblaciones rurales muy apartadas
y que poco o nunca han salido de ellas– puede iden-
tificar fácilmente el tipo de inmueble que designamos
como teatro, incluso si no ha pisado uno de ellos. Por-
que hay diversos recintos en muchas ciudades, incluso
pequeñas, que son antiguos ejemplos de esta arqui-
tectura –desde salones de actos hasta estrados para
espectáculos–, o de aquellas edificaciones que se han
desprendido de la misma y sirven hoy tanto para las
representaciones teatrales propiamente dichas como
para actividades más extendidas pero finalmente si-
milares, como auditorios, aulas, ciertos espacios para
escuchar música y, desde luego, las salas de cine. Pero
incluso es común que un teatro pueda utilizarse, indis-
tintamente, un día para presenciar obras dramáticas
con actores sobre un escenario y, al otro, para escu-
char música de concierto o popular, o bien para im-
partir conferencias, desarrollar actividades políticas y
deliberaciones de organizaciones sociales; en fin, para
acoger una amplia variedad de celebraciones como
homenajes y distintas formas de consagración social,
sin olvidar las ceremonias que requieren de la mayor
solemnidad o que tienen un carácter oficial. Esto se
remonta en la historia más de lo que hoy recordamos
habitualmente, como tendré ocasión de exponer en
estas páginas.
La amplitud de los usos mencionados, desde los
más serios hasta los más festivos, no extraña a nadie;
debido a su versatilidad, los teatros, aun cuando no
siempre lo percibamos, son conocidos por muy dis-
EL TEATRO DE LA REPÚBLICA
Víctor Jiménez
tintas clases de público. Si tenemos en cuenta que las
personas se congregan por cualquier motivo social,
que va cambiando de acuerdo con el lugar y el tiem-
po al aparecer nuevos tipos de convivencia pública
–asistir al cine, por ejemplo, algo impensable a co-
mienzos del siglo XX– o, igualmente, el agotamiento
o extinción de otras –las galas con múltiples coristas,
por ejemplo–, a veces lentamente, a veces de súbi-
to. Estos asuntos variados, por clasificarlos de forma
sucinta, van de la diversión a la instrucción, de la fri-
volidad a la educación del espíritu o de la exaltación
individual –un homenaje personal– a la discusión de
los más graves asuntos de la comunidad. Buena parte
de tales actividades se aloja a la perfección en un sitio
bajo techo, con asientos que proporcionen condicio-
nes aceptables y aproximadamente uniformes de visi-
bilidad y audición a todos los reunidos, cuya atención
se concentre en un punto común, se le puede llamar
foro, escenario, podio, tablado (también “tablas”) o
estrado, e incluso de maneras menos comunes, como
proscenio –si hablamos de la parte frontal del esce-
nario–, por ejemplo. Y aquí tenemos una caracte-
rística más, común a todas las estancias teatrales, en
una parte está el público y en la otra, más reducida
en tamaño, la gente que desempeña la actividad que
atraerá a los asistentes. Pero en las reuniones políticas
puede haber, a diferencia de las demás actividades
propiamente artísticas, un movimiento o intercam-
bio de posiciones entre quienes ocupan la escena y los
que integran el público congregado, que no son una
mera presencia pasiva.
En estas páginas se abordará cómo la arquitectu-
ra teatral, en su versión moderna, hace su aparición
en México, lo que ocurrió durante la Colonia, hasta
experimentar una verdadera manifestación durante
las primeras décadas de vida independiente del país,
como parte de la emancipación ya no solo política,
sino igualmente cultural de la nueva nación. Esta
transformación no ha hecho sino diversificarse a lo
largo de los ahora casi dos siglos que han transcurri-
do desde 1821. Las propias instituciones políticas han
La sala del Teatro de la República es un ejemplo clásico de la
arquitectura de éste tipo de recintos, construidos a mediados
del siglo XIX y conserva todo el espíritu original con el cual fue
concebido.
DOBLE PÁGINA SIGUIENTE: Vista de la sala desde el palco de honor
que se encuentra en el primer piso del recinto.
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