Por la tangente. De ensayos y ensayistas

AutorJulio Téllez del Río
Páginas71-71
71
El Mundo del Abogado
jurídico independien-
te. Se debe destacar su
activa participación en
el diseño y la instrumen-
tación de mecanismos y
programas de apoyo para
afrontar distintos perio-
dos de crisis, para evitar la
ruina de parte del sector
empresarial, del público
ahorrador y de los clien-
tes acreditados.
Comprometido con
su querida escuela, y
después de más de
32 años de docencia,
nuestro maestro deja
un hueco en sus alum-
nos y en el claustro de
profesores. Extrañare-
mos su presencia en
los desayunos luego de
impartir clases, pero tras
el inevitable periodo de
pena que nos embar-
ga, lo haremos con una
sonrisa recordando su
alegre y fraternal ma-
nera de ser y llenos de
agradecimiento por sus
enseñanzas, sus conse-
jos y su amistad.
A pesar de sus res-
ponsabilidades laborales
y del tiempo que de-
dicaba a su cátedra, su
prioridad siempre fue la
atención y el cuidado de
Norma, su querida espo-
sa, y de sus hijos Benja,
Max y Camila, quienes,
siguiendo el ejemplo de
su padre, actualmente
se abren paso como
profesionistas en sus
respectivas actividades
profesionales.
El lector abre este libro. En
la solapa delantera, como
es costumbre, está la biografía
del autor. Se lee: “Jesús Silva-
Herzog Márquez (Ciudad de
México, 1965) es profesor del
Tecnológico de Monterrey y
autor de una columna semanal
de crítica política publicada
por el periódico Reforma. Ha
publicado La idiotez de lo
perfecto (2006) y un par de
cuadernos de observaciones
y descubrimientos.” Es todo.
Cuarenta palabras resumen
quién es uno de los intelectua-
les —él podría rechazar este
ade á ee
en México. No es casualidad:
ser conciso, sin adornos ni
parafernalias, es una de las
tantas virtudes que, al escribir,
despliega el egresado de la
Facultad de Derecho de la Uni-
versidad Nacional Autónoma
de México (UNAM).
En su nuevo libro, Por la
tangente, el abogado nos con-
ea e á aá de  ed-
toriales políticas, lo que más
disfruta escribir son ensayos.
Lo hace contándonos quiénes
son sus referencias y cómo
a partir de éstas él entiende
y practica el género —como
se constata, mensualmente,
en la revista Nexos, donde
fueron publicadas versiones
previas de estos textos—. El
libro tiene poco más de 40
“ensayitos”, término que el
propio autor utiliza. Salvo dos
(sobre Jonathan Swift y Alberto
Manguel), que son más cortos,
y uno (sobre Alfonso Reyes
y Octavio Paz) más largo,
todos tienen una extensión
de tres páginas. Cada uno se
puede leer por separado, pero
esto resulta prácticamente
imposible: al terminar uno,
surge la necesidad de leer el
que sigue. Y es que el libro se
lee como cuchillo caliente que
corta mantequilla.
Más allá de la prosa pulida
o la permanente muestra
de erudición, el libro es una
especie de pequeña antología
del ensayo, acompañada de
bee a báca de
 eaa á ee
Como maridaje, hay conceptos
fundamentales de la vida que
sirven como eje de cada texto.
Silva-Herzog Márquez nos
acompaña para que descubra-
mos lo que pensaban autores
como Montaigne —principal
referente del género—, Pascal,
Szymborska, Weil, Valéry,
Steiner, Arendt, Diderot, Rous-
seau, Hazlitt, Ortega y Gasset,
Hitchens, Calasso, Unamuno,
Mencken, Camus, Auden,
Orwell, Milosz, Woolf, Kertész,
entre otras y otros. Pero no
sólo se trata de una glosa de
apellidos imponentes: el autor
escribe, entre otros temas, de
placer, libertad, dogmas, ideo-
logía, solemnidad, risa, burla,
bead a a ae-
dia, tiempo, crítica, especismo
y misantropía. Esto es posible
porque el abogado conoce tan
bien a los autores que es ca-
paz de tomar prestadas voces
para hablar sobre temas tan
complejos e interesantes de
una forma amena, sin impostar
la voz ni usar un tono pedante.
El libro es, pues, una charla
en la que quien escucha no
requiere mucho para aprender
de un conversador generoso
que nos platica sin ánimo de
adoctrinar o sermonear, ni de
decirnos qué es lo que hay
que pensar, ni de probar un
punto o de concluir con una
lección. Es, eso sí, arrojado y,
hasta cierto punto, incómodo:
detesta la tentación de no
pensar, hace un llamado a
deca  a  ae a
uno mismo y al resto) muy
en serio, y también, si uno lo
quiere, a atreverse a fugarse
de la realidad. Leyendo lo que
le gusta leer a Silva-Herzog, y
que ha sacado de sus lecturas,
se entiende por qué escribe
como escribe. Toma recursos
de aforismos para capturar,
en sentencias inobjetables, la
esencia de las ideas; su prosa
e da e cce de
ritmo de la poesía; retrata
personas e ideas abrevando
de la crónica; sabe comunicar
porque aprecia el humor. Sus
ea ca ee ceca
y arte. Pero, supongo, él se
consideraría un profesor que
goza de anotar y de compartir
sus anotaciones; de andar y
ver. Sin embargo, sus andanzas
y sus vistas resultan, como se
vuelve a comprobar en este
libro, en bellas postales que
invitan a pasear y a pensar.
Julio Téllez del Río
Por la tangente.
De ensayos y ensayistas
Jesús Silva-Herzog Márquez, Taurus, México, 2020
LIBROS

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