Entre sueños y pesadillas: el programa DACA

AutorVíctor Emilio Corzo
Páginas28-35

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"DACA nunca fue más que una acción diferida —un retraso burocrático— que nunca prometió derechos de ciudadanía o estatus legal en este país. El programa no proveía a los beneficiarios de un futuro; era simplemente un aplazamiento temporal hasta aquel día de probable expiración. Y por esa razón DACA era fundamentalmente una mentira”, decía la encargada del Department of Homeland Security, Elaine Duke, al referirse a la rescisión del programa el pasado 5 de septiembre.

¿En qué consiste el DACA?

EI programa Differed Action for Childhood Arrivals, mejor conocido por su anacronismo en inglés: DACA, es una acción ejecutiva aprobada en junio de 2012 por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama. El DACA ofrecía un permiso de trabajo —renovable por dos años— y evitaba la deportación de aquellos jóvenes que llegaron a Estados Unidos durante su infancia de forma irregular o excedieron su legal estadía y que habían residido continuamente en dicho país desde junio de 2007. Para calificar era necesario que los eventuales beneficiarios, al año 2012:

a) tuvieran de 15 a 31 años de edad; b) se encontraran cursando o hubieran culminado sus estudios medios o medios superiores o hubieran servido en la guardia costera o en el ejército estadounidense; c) no hubieran cometido un delito grave, y d) aplicaran al programa ante las autoridades estadounidenses de United States Citizenship and Immigration Services (USCIS).

Este programa fue creado después de que en el Congreso estadounidense no prosperaran las discusiones sobre una reforma migratoria, ni se aprobara la iniciativa conocida como Dream Act. El Dream Act, en su momento, contó con gran apoyo de parte de la cúpula política estadounidense, que busca regularizar migratoriamente a los soñadores, quienes son considerados como los “migrantes ideales” ya que desde pequeños llegaron a Estados Unidos, se autoidentifican como estadounidenses, hablan inglés, han sido forjados educativamente en ese país y comulgan con sus costumbres y sus valores nacionales. Con el fin de retribuir el apoyo que la comunidad hispana le brindó durante su campaña presidencial, así como para compensar que su administración fue la que más deportaciones realizó en la historia de ese país, el

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presidente Obama optó por crear este programa de forma unilateral, sin apoyo del Congreso. Cinco años después terminaría sirviendo como “el” pretexto para que la administración de Donald Trump lo diera por terminado.

Como lo indica su nombre (i.e. acción diferida), en el momento en que los beneficiarios del DACA se registraban ante las autoridades estadounidenses, el proceso de remoción en su contra automáticamente quedaba suspendido o diferido. A pesar de que el programa no otorgaba un estatus migratorio específico a sus beneficiarios, en la práctica les permitía: contar con cierta certeza jurídica de que no serían removidos del territorio estadounidense en tanto no cometieran un delito o existiera una orden de remoción en su contra; obtener mejores condiciones laborales (e.g. mejores salarios); ser elegibles para ciertos beneficios públicos (e.g. seguridad social, licencia de conducir y seguro de desempleo); acceder a mayores oportunidades financieras (e.g. préstamos bancarios o educativos), e inclusive, para aquellos que tramitaran el permiso administrativo conocido como advanced parole, la posibilidad de poder salir de y regresar a territorio estadounidense.

Características demográicas de los beneiciarios del DACA

Según el más reciente estudio realizado por el profesor Tom Wong de la Universidad de California en San Diego (uno de los investigadores líderes en el tema), en conjunto con las organizaciones United We Dream, National Immigration Law Center y Center for American Progress, se logró identificar el peril del beneiciario DACA promedio: 25 años de edad, arribó a Estados Unidos a los seis años y medio, vive principalmente en metrópolis (e.g. Los Ángeles, Houston, Dallas, Chicago, Nueva York, San Diego, Boston, Miami), es bilingüe, cuenta con estudios universitarios o de preparatoria, y es mexicano (según cifras oficiales, 78 por ciento de los beneficiarios del DACA son nacidos en México, y el resto proviene de otros países como El Salvador, Honduras, Guatemala, Corea del

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Sur, Perú, Brasil, Colombia, Ecuador, Filipinas, Argentina e India). De igual forma, gracias a dicho estudio —publicado a finales de agosto de este año— se logró identificar que la mayoría de los beneficiarios del DACA se encuentran incorporados a la fuerza laboral estadounidense o siguen estudiando (i.e. 91 por ciento); son sujetos de crédito (e.g. 65 por ciento adquirió su primer coche, 16 por ciento compró su primera vivienda y 5 por ciento inició su propio negocio después de su incorporación al DACA); gana significativamente más (69 por ciento) que un migrante irregular de la misma edad o que ellos mismos antes de haber aplicado al DACA, y el 72 por ciento tiene un parentesco de primer grado o está casado con un ciudadano estadounidense.

Coyuntura política actual en Estados Unidos

Durante los últimos meses, el programa —que había beneficiado a más de 800,000 soñadores— se mantuvo en vigor no obstante el acecho incisivo de sus detractores.

Lamentablemente, la gota que terminó derramando el vaso fueron las amenazas de diversas autoridades estatales estadounidenses. En específico, de las autoridades de Texas, Alabama, Arkansas, Luisiana, Idaho, Tennessee, West Virginia, Kansas, Nebraska y Carolina del Sur, las cuales amagaron al Departamento de Justicia de Estados Unidos en el sentido de que, de no dar por terminado dicho programa para el 5 de septiembre, emprenderían acciones legales ante las cortes estadounidenses, similares a las que provocaron la suspensión de los programas DACA ampliado (i.e. donde se acortaban los años de residencia en Estados Unidos, se eliminaba la limitante de edad para posibles beneficiarios y se ampliaba el beneficio del permiso de trabajo a tres años) y DAPA (i.e. que otorgaba los mismos beneficios del DACA a los padres indocumentados de ciudadanos estadounidenses o residentes permanentes).

Como se mencionó antes, el talón de Aquiles del programa DACA es la supuesta...

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