Solidaridad: modernización de la pobreza

AutorHilario Barcelata Chávez
Páginas139-140
La Economía Mexicana. Crisis y reforma.
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Hilario Barcelata Chávez
139
SOLIDARIDAD: MODERNIZACIÓN DE LA POBREZA 1991
Dispuesto a llevar a cabo una de las transformaciones más profundas de los últimos
tiempos, el gobierno mexicano se embarcó a bordo de el neoliberalismo para convertir
a México en un país “moderno”. Y si bien es cierto que dicha “transformación
modernizadora” es necesaria, también es cierto que la vía escogida por el actual
gobierno no es la única para lograr este fin. Es decir, que la violenta apertura
económica y la indiscriminada reducción del Estado no son los únicos medios (y quien
sabe si tampoco el más rápido o efectivo) para acceder al “primer mundo” antes que
acabe el siglo XX.
El costo social de este proyecto modernizador es alto y seguirá siéndolo. Que su
implementación implica un gran sacrificio para la población en términos del deterioro
del bienestar social, es algo que no discute el gobierno. Desde el principio lo ha
aceptado como un costo implícito e inevitable. Pareciera que para el neoliberalismo,
crecimiento económico y justicia social son conceptos antagónicos. Es decir, que en
este contexto no habrá desarrollo en nuestro país (en el sentido más amplio del
término) en los próximos años. Una vez más se sacrifican las expectativas de las
grandes masas bajo el argumento, ya gastado, de que “para repartir, primero hay que
producir “. No es posible que haya desarrollo porque éste supone (como apunta
González Casanova en La Democracia en México) una respuesta política a la moral
igualitaria de los pueblos. Moral que es el trasfondo de toda ética social desde el siglo
XVIII. La moral del neoliberalismo está lejos de responder a las circunstancias. Ella es
más superficial, más pragmática, más real. Sin embargo no deja de causarle conflictos
de conciencia, por ello y porque a fin de cuentas es un proyecto de “hombres
civilizados” , ha creado un gran programa de promoción social: “El Programa Nacional
de Solidaridad” (PRONASOL). La caridad convertida en proyecto social. El hombre
moderno, el gobierno moderno, no pueden olvidar la ayuda a los pobres como lo
señalan las buenas costumbres cristianas. Y así, de un sólo golpe acaba con el rubor
que le causa el cargo de conciencia cuando mira a los ojos a los millones de
mexicanos, víctimas de la “modernización”. Así, con el mismo golpe, recupera las
conciencias perdidas en afanes revolucionarios y las convierte en votos a favor, y les
da algo en que creer, ahora que el discurso revolucionario murió por la Patria. Y con el
mismo golpe (dígame usted si esto no es eficiencia de la que pregonan los
“modernizadores”) resuelve un problema financiero, ya que las obligadas obras
públicas resultan como más baratas con la participación social. Y si bien no es
reprochable dicha participación social (que tampoco se promueve como afán
democratizador), uno podría preguntarse: ¿qué no tiene derecho la sociedad a que el
Estado realice esas obras por si mismo y preste los servicios públicos eficientemente,
toda vez que la sociedad ya ha dado su contribución con el pago de impuestos? O ¿de
dónde supone usted que salen los recursos que maneja PRONASOL?, ¿con qué cree
que se pagan los recursos materiales y humanos con que trabaja el Estado en
“beneficio” de la sociedad”? Seguramente no del bolsillo de los gobernantes. Si la
burocracia ha de servir sólo para organizar a la sociedad, dejan mejor que la sociedad
se organice sola. Ya ha demostrado que sabe cómo hacerlo. Y no es una propuesta
anarquista. Por el contrario, es un llamado al Estado para que cumpla su compromiso
social. Sin embargo a veces es difícil reparar en los hechos mencionados. El pueblo
mexicano, hambriento y engañado, quiere mejorar, quiere creer en algo ahora que
nuestros intelectuales “modernizantes” han proclamado el fin de las utopías. Y no hay
mejor promesa, hasta hoy, que las más publicitadas de todas: produce, eficiéntate y
consumirás más, vivirás mejor y serás feliz. Y cómo no va a ser verdad, si lo dice el
Presidente de la República y hasta Miss Universo lo repite.

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