De la soberanía

AutorManuel Eduardo De Gorostiza
Páginas99-101
XIV. DE LA SOBERANÍA
¿Q
UÉ ES
soberanía?
¿Es acaso, como lo af‌irma Wolf, el derecho de determi-
nar, según el antojo del soberano, las acciones libres1de to-
dos los demás individuos de la comunidad?
¿Es, como dice Burlamaqui, el derecho de mandar en
último resorte?
¿Es, como lo escribe Vattel, el ejercicio de los poderes
sociales?
¿Es sólo, como asegura Benjamin Constant, la suprema-
cía de la voluntad general sobre toda voluntad particular?
Ninguna de estas def‌iniciones nos satisface, aun cuando
pueda haber y haya en efecto más o menos verdad en todas
ellas.
Para que haya soberanía es indispensable que haya pri-
mero comunidad, puesto que no se puede ser soberano de
nada. Y para que haya comunidad es menester que haya an-
tes leyes que la constituyan tal, y leyes después que la man-
tengan en pie. Porque si bien es cierto que la voluntad de
asociarse precede al hecho de asociarse, también lo es que
la asociación no empieza hasta que se f‌ijan sus condiciones
y se hacen obligatorias; esto es, hasta que se encadena
aquella voluntad.
El derecho pues primero y mayor de cuantos se pueden
ejercer respecto a la comunidad es el de constituirla o darle
vida, y la autoridad primera y mayor que se puede recono-
cer en su seno es aquella que tiene la obligación y el poder
de conservarla, no sólo constituida o viva, sino también prós-
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1Como si pudiera haber acciones libres donde hay quien tiene derecho
a determinarlas antes a su antojo.

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