Los sistemas just-in-time/Kanban, un paradigma productivo

AutorHuberto Juárez Núñez
Páginas39-60

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Introducción

Los sistemas just-in-time/Kanban (JIT/K) están asociados con el desarrollo de los nuevos modelos de organización industrial que se experimentaron en el contexto de la reconstrucción de la economía japonesa en los años que median el pasado siglo. Los aspectos más desarrollados de las innovaciones japonesas en este campo suponen una revisión exhaustiva y elPage 40perfeccionamiento de los modelos organizacionales occidentales en general y estadounidenses en particular.

Su influencia en la economía capitalista puede evaluarse en varias direcciones: reorganización de los recursos a partir de nuevas integraciones en torno a la idea de flexibilidad, nuevas concepciones de calidad, reducción de la vida de los productos y cambios profundos en las relaciones laborales. Pero en un contexto amplio puede decirse que la importancia de la generalización de estas experiencias al resto del mundo capitalista, que incluye su presencia en nuestro país desde los años ochenta, reside en lo esencial en dos aspectos: por un lado, mostraban alternativas para cubrir poros en los circuitos del capital productivo, en especial cuando los mercados contraídos generan sobreproducción; y por otra parte, indicaban que la reorganización tecnológica, laboral y administrativa es altamente provechosa si se da en un contexto en que las prerrogativas del capital no enfrentan obstáculos relacionados con marcos regulatorios rígidos, provenientes de esquemas que podrían calificarse como proteccionistas.

En términos de ubicación temporal, los JIT/K tienen más de medio siglo, si consideramos las primeras aplicaciones exitosas en Toyota y Nissan, y su internacionalización, alrededor de 25 años, si consideramos el efecto de shock creado en la fase depresiva de la producción automotriz occidental en los años 1979-1982.

En el contexto de su influencia podemos afirmar que, especialmente en el último cuarto de siglo y en una escala internacional, ha modificado profundamente la cultura productiva y catalizado procesos de innovación con miras al perfeccionamiento y la profundización de las propuestas originales. Aunque en los años noventa nuevos sistemas —como el de producción modular— han cambiado el perfil e importancia de uno de los componentes básicos del sistema original —la empresa de autopartes—, pensamos que en términos generales el sistema rige en sus principios fundamentales.

Este enfoque sobre el JIT/K pretende contrastar con las apologías que han popularizado el “modelo japonés” y se han constituido en una moda editorial para lectores aficionados al management y al business administration, donde el papel del “individuo exitoso” aparece al margen de las relaciones sociales y de la dinámica capitalista.

Así, en este trabajo presentaremos algunas de las conclusiones sobre la maduración de los sistemas JIT/K, su aplicación a escala internacional y el impacto que han tenido en las transformaciones recientes de la industria del automóvil. Se pretende explicar su influencia en las nuevas integraciones productivas, como la producciónPage 41modular, donde se ha revolucionado la cooperación interfirma y se han profundizado las políticas de la lean production vinculadas con el empleo del trabajo asalariado.

Los orígenes

Las debilidades de la economía japonesa hacia la segunda mitad de la pasada centuria —en el contexto de una industria arrasada por la guerra— exigieron búsquedas exhaustivas para la reconstrucción de su industria del transporte, cuyo lugar se observaba en esos años como vital para la recuperación del conjunto manufacturero.

Sin duda, la aportación más importante en este proceso fue la introducción de una nueva conceptualización que se ajustaba a los recursos y las posibilidades de las plantas japonesas junto con su idea de competitividad y de economías.1

El paradigma organizacional japonés, conocido en el mundo occidental como “toyotismo”, puede ser sistematizado, para su reconocimiento, como una combinación organizacional original y muy cuidadosa del desempeño del trabajo humano y el uso de la automatización, que busca desde sus inicios el equilibrio entre los factores de la producción, centrada en la reducción de costos, con el estado de la demanda.

En el primer caso, se buscó eliminar las sobreexistencias (de producción y de recursos), al juzgarse que ello representaba una de las mayores debilidades del sistema fordista estadounidense —incapaz de evitar el derroche de recursos dado el gigantismo de sus economías—. En el segundo caso, se amplió el concepto de economía de escala, que establece los parámetros de la eficiencia, en relación con cuotas, tamaños de planta y recursos, por un concepto que combina nuevas economías de la producción —especialmente reducción de costos—2 con el estado actual del mercado, o sea, lo que se conoce como economías de ámbito.3

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Dentro de estos desarrollos, la creación del concepto JIT/K puede pensarse como una gota destilada del enfoque primario general. Supone una reorganización de la cadena de abastecimiento, el perfeccionamiento del sistema por el que fluye la producción de las diversas partes; la combinación de los complejos sistemas de órdenes desde las computadoras por órdenes manuales de producción visibles —una traducción literal de Kanban es “tarjetas de colores”— de fácil lectura para los operadores, técnicos y administradores. Esta hibridización de tecnologías y procedimientos gene- ra un perfeccionamiento de los puntos de enlace en el complejo mecanismo de la producción de automotores.

El resultado es que parte de la originalidad del sistema se sustenta en el hecho de que la idea general del sistema es fácilmente comprensible: “La producción justo a tiempo es sencilla, requiere poco el empleo de las computadoras y en algunas indus- trias proporciona controles mucho más estrictos del inventario de los que pueden lograrse con métodos norteamericanos basados en la computadora”,4 o mejor, en palabras de uno de sus creadores, T. Ohno: “Lo ideal sería producir justo lo necesario y hacerlo justo a tiempo”.5

Junto a lo anterior, existe un aspecto prácticamente desconocido en el desarrollo del sistema: su nacimiento y consolidación en el Japón se da en el contexto de una profunda crisis que golpea la estructura financiera y productiva de la empresa pionera, y el sistema, por su naturaleza, va a enfrentar de manera directa la organización y resistencia del trabajo como una especie de condición primaria para conseguir sus objetivos.

Una profunda crisis financiera —a cinco años de la Segunda Guerra Mundial— exige una salida rápida y eficaz. La propuesta para remontar la crisis se concibe como un proceso de ajuste en el sentido clásico, esto es, de la manera en que hoy se exige a economías con dificultades extremas: reorganización de la estructura, adelgazamientos, simplificación, racionalización. Eso incluye especialmente la estructura laboral. De manera que el modelo se incuba dentro de una situación económica que evalúa de inmediato sus alcances.

Pero no es todo. El inicio de la guerra de Corea es una coyuntura exógena que inmediatamente pone a prueba otros aspectos del modelo. La integración de algunos segmentos de la economía japonesa a principio de los cincuenta como proveedoresPage 43para el ejército estadounidense —que buscaron justamente ahí equipo de tierra para su aventura de ocupación en Corea— revitalizó la industria del transporte japonesa, pero al mismo tiempo la puso a prueba: en condiciones normales, un incremento en la producción generaría incrementos proporcionales en los insumos de acuerdo con nuevas escalas de producción; pero en este caso el sistema ya estaba de alguna forma preparado para reaccionar de acuerdo con sus nuevos principios. Uno de ellos fue crucial y exitoso: aumentar la producción sin incrementar las unidades de trabajo. El sistema mostró que, sobre bases de racionalización y ajuste, y dentro de las nuevas interacciones de la flexibilidad, podía aumentar la productividad del trabajo sin recorrer el viejo camino fordista de aumentar el “trabajo repetitivo”.

Se trataba del principio de un sistema que con los años se transformaría en la piedra de toque para encontrar respuestas a las viejas preguntas del capitalismo: cómo hacer frente a los desajustes entre producción y consumo, cómo acortar las fases recesivas de los ciclos de crecimiento y cómo mantener los equilibrios entre los factores de la producción, particularmente los devenidos de los conflictos laborales. Esto es, el sistema busca respuestas por el camino de evadir, aislar o inhibir los conflictos de clase que surgen de la relación capital-trabajo.

Por otra parte, el modelo ofrecía nuevas soluciones para hacer más eficiente la relación máquinas-hombres. En las fases iniciales de la internacionalización de la experiencia japonesa, buena parte de las explicaciones afirmaban que el sistema toyotista debía su desempeño a los altos niveles de automatización. Observaciones más atentas6 mostraron que en realidad se estaban usando patentes y máquinas estadounidenses, ahora sometidas a retrabajos para reconvertirlas y hacerlas compatibles con el sistema general.

La prensa flexible representa la unidad más simplificada de esta parte de la reconversión. Reducir el tiempo de cambios de troqueles para darle versatilidad al proceso de estampado de partes de lámina se transformó en el emblema de la flexibilidad en el campo de la reutilización de la maquinaria, lo cual estaba en la base de lo que más tarde se llamaría reingeniería.

Pero una vez probado y perfeccionado el sistema, la siguiente pregunta fue estratégica: ¿era transferible éste a otros escenarios? Para el mundo empresarial éste fue un asunto...

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