Sistemas biométricos ya no son cosas de ciencia ficción

Pues quitándole la parte de las armas biológicas y la locación exótica, este es un escenario que bien podemos ya encontrar en oficinas, hoteles, aeropuertos… bueno, ¡hasta en Disneylandia!

El uso de dispositivos que permiten tener una mayor seguridad, basados en las características fisiológicas de una persona, es cada vez algo más común. Ante el riesgo de olvidar las contraseñas o que éstas sean robadas, la tecnología apunta a características que siempre están con nosotros y que son únicas. Hoy en día, el comportamiento empieza a ser una forma más de identificar a las personas.

Todo esto para reforzar los métodos convencionales. Todos tomamos ciertas precauciones diariamente, para el cuidado de nuestras tarjetas de crédito o para el de nuestras identificaciones… ¿quién no ha vivido el pánico de perder las llaves del auto o de la casa? Desgraciadamente, estos dispositivos pueden ser utilizados por cualquiera, en cambio, el uso de identificadores biométricos permiten complicar mucho más el acceso a lugares o información sensible, en lugar de usar una llave, un trozo de plástico o un número, ahora es más común el uso del reconocimiento facial, huellas dactilares, los vaso sanguíneos en el fondo del iris, la voz, el tipo de escritura o el ritmo con el que usamos un teclado. Estas características son difíciles de perder u olvidar y por esta razón son muy complicadas para copiar.

Aun cuando parecen muy complejos, los sistemas biométricos tienen tres etapas comunes:

Captura de la información

En esta etapa se ingresa la información de la persona asociándola con las características fisiológicas establecidas.

Almacenamiento

Contrario a lo que se muestra en las...

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