¿Para qué sirvió el prototipo de comunicación política de la reforma electoral en los tiempos de crisis social en México?

AutorJavier Esteinou Madrid
Páginas123-147
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¿Para qué sirvió el prototipo de comunicación política
de la reforma electoral en los tiempos de crisis social en México?
Javier Esteinou Madrid
CONSECUENCIAS GLOBALES DEL NUEVO
MODELO DE COMUNICACIÓN POLÍTICA
Con la aplicación del nuevo modelo de comunicación política derivado de la
reforma electoral en México se puso por primera vez a prueba en el país
este prototipo de difusión que generó diversas consecuencias globales. Así,
por un lado, se produjeron efectos positivos y negativos para los procesos
de gobernabilidad nacional; por otro, para los mecanismos de sucesión de
la representatividad colectiva, y finalmente –en una tercera– para la estabili-
dad de la sociedad en general en el país.
Dentro de este marco el consenso de los especialistas reconoció que
entre los aspectos positivos que conllevó la ejecución del nuevo modelo de
comunicación política que introdujo la reforma electoral para realizar las
elecciones intermedias de 2009 más limpias, equilibradas y justas, figura-
ron diversos progresos importantes. Con dichos avances positivos la ma-
yoría de la opinión pública nacional, especialmente en el ámbito político,
quedó satisfecha con la aplicación del contenido de la misma y justificó su
creación y ejecución histórica.
Dentro de esta tendencia, fue preocupante que el consenso de los ana-
listas críticos sobre la evaluación de la reforma, se haya inclinado casi en
su totalidad por sostener que la operación de la misma fue un gran éxito
debido a que la mayoría de los actores concurrentes la respetaron en un
porcentaje importante, a que el Instituto Federal Electoral (IFE) actuó como
órgano rector central del proceso, a que se detuvo parcialmente la fuerza
de actuación manipuladora de los po deres fácticos mediáticos, y a que se
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realizaron elecciones pacíficas y legítimas que no fueron significativamen-
te impugnadas.
Sin embargo, no obstante el reconocimiento apasionado de estos triun-
fos momentáneos sobre las virtudes alcanzadas por la reforma, esta acción
de aceptación prematura impidió reflexionar de manera más fríamente críti-
ca sobre el objetivo y la modalidad con la cual los partidos políticos utilizaron
el acceso a los medios de difusión masivos, vía los tiempos oficiales del Esta-
do mexicano, para practicar su modelo unilateral, superficial y fragmentado
de comunicación electoral con el fin de vincularse con la población. En el
mejor de los casos el consenso crítico sobre la reforma electoral reconoció
en algunos momentos diversos aspectos imperfectos que se tenían que pulir
para contar con un nuevo modelo de comunicación política más avanzado,
pero no cuestionó a fondo la esencia democrática de la misma.
Por ello, es demasiado superficial reconocer con tanta premura este ba-
lance positivo y aprobarlo consensualmente sin una reflexión más rigurosa,
pues en términos de edificación de la democracia ciudadana produjo muchos
fenómenos opuestos a la auténtica democracia sustantiva, ya que la sociedad
no aumentó su capacidad de comunicación política democrática con los parti-
dos, con el gobierno y con las comunidades, sino que la reforma sólo fue un
instrumento que benefició a la actual estructura de la clase política en proceso
de descomposición institucional.
Debido a esta situación, es necesario afirmar que aunque hubo aspec-
tos favorables por la aplicación del modelo de comunicación política en las
elecciones intermedias de 2009, también emergieron múltiples aspectos
negativos que no son de naturaleza secundaria sino central y que afecta-
ron significativamente el proceso democrático de la renovación de poderes
en México. Dentro de dichos aspectos figuraron, entre otras, diversas limi-
taciones importantes que vulneraron dicho proceso electoral en los si-
guientes 12 niveles de la acción social: ¿modelo de información o modelo
de comunicación?; la reconstrucción del concepto de la “democracia a la
mexicana”, el reinado de la espotcracia, la rigidez propagandística, la caren-
cia de debate sobre la agenda nacional, el estatus de consumidores pasivos
y no de ciudadanos, la propaganda paralela del Poder Ejecutivo, el reverti-
miento comunicativo del exceso propagandístico, el boicot a las nuevas
normatividades comunicativas, el debilitamiento de los órganos públicos
de rectoría electoral, la amenaza contra la imparcialidad de los comicios y
la victoria del aparato mediático pese a la acción de la reforma electoral.

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