La seriedad del juego

AutorHugo Gutiérrez Vega
Páginas8-10
N
o hay cosa más seria que un grupo de niños jugando, pues no se tra-
ta de un simulacro sino que tiene las características de un momento
vital. Los niños ponen sus reglas, las respetan y las modifican, establecen
una serie de criterios que dan sentido y coherencia al juego y no aceptan
intromisiones, se juegan su aventura y, de alguna misteriosa manera,
esta seriedad los prepara para, sin solemnidad, tomar parte en la vida.
En el libro Nuestra Cámara de Diputados, la periodista y escritora
Paola Dada reúne a un grupo de muchachos que asisten a la clase de
Formación Cívica y Ética. Juan José, Stefanía, Martín, Pablo y Gaby
empiezan su jornada mañanera; abandonan la cama con pocos de-
seos de levantarse, hacen sus abluciones, se desayunan velozmente,
llegan a su clase y escuchan la propuesta de un juego originalísimo
formulada por el profesor: les propone una visita a la Cámara de
Diputados. Al principio no entendieron bien en qué consistía el juego,
pero poco a poco fueron encontrando elementos que despertaron su
interés por la actividad legislativa.
La seriedad del
juego
Hugo Gutiérrez Vega
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Hugo Gutiérrez Vega

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