Sergio Martínez, Xian Huang y Godfrey Guillaumin (compiladores), Historia, prácticas y estilos en la filosofía de la ciencia: hacia una epistemología plural.

AutorDe Donato, Xavier
CargoReseña de libro

Sergio Martínez, Xian Huang y Godfrey Guillaumin (compiladores), Historia, prácticas y estilos en la filosofía de la ciencia: hacia una epistemología plural, Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Iztapalapa/Miguel Ángel Porrúa, México, 2011, 356 pp.

El libro que ahora reseño es una compilación de textos sobre prácticas científicas de diversa índole, todos ellos--salvo dos, publicados originalmente en inglés--escritos para la presente edición. Las dos excepciones pertenecen a dos de los autores más reconocidos entre quienes escriben sobre prácticas científicas. Me refiero a Stephen Turner y Joseph Rouse. Del primero se incluye el texto titulado "Práctica, ciencias cognitivas y epistemología social", que corresponde a la introducción, aunque corregida y revisada, de su libro Brains/Practices/Relativism, publicado por The University of Chicago Press en 2002. Del segundo se recoge un trabajo titulado "La filosofía de las prácticas científicas de Kuhn", el cual no es sino una traducción de la contribución de Rouse a un libro sobre Thomas Kuhn compilado por Thomas Nickles y publicado por Cambridge University Press en 2003. (1) Ambos trabajos, el de Turner y el de Rouse, se incluyen como capítulos 2 y 3, respectivamente, del presente volumen en español. En general, éste debe entenderse como una importante contribución en nuestra lengua a un ámbito que, más allá de modas y predilecciones por uno u otro enfoques, se ha ido revelando como un interesante y fructífero tema de investigación. El tema en cuestión, desde luego, no es nuevo. Desde que, en la década de 1970, los autores vinculados a la llamada Escuela de Edimburgo (David Bloor, Barry Barnes y Steven Shapin) y Harry Collins en Bath comenzaron a desarrollar estudios sobre sociología de la ciencia centrados en la práctica de la ciencia y en la "vida de los laboratorios", han sido muchos los filósofos de la ciencia que, inspirados por una decidida voluntad naturalista y convencidos de la trascendencia de lo social para la comprensión de la naturaleza del conocimiento científico, han contribuido de un modo u otro al estudio de las prácticas científicas. Bruno Latour, Steve Woolgar y Andrew Pickering son algunas referencias ineludibles. Como hacen notar Pickering (1992, p. 3) y los propios compiladores del libro que ahora nos ocupa (cfr. introducción, pp. 10 y ss.), este interés en las prácticas no era algo nuevo ni siquiera entonces. Autores como Ludwig Fleck, Michael Polanyi y Thomas Kuhn ya habían manifestado un interés específico y novedoso en las prácticas científicas, en el cómo se practica la ciencia de hecho. En efecto, estos autores parecen clamar por que se ponga en las prácticas la atención que no se les había puesto o que no se les estaba poniendo en la filosofía de la ciencia "clásica", centrada excesivamente en las teorías científicas y sus componentes básicos. A los nombres que acabo de citar como precursores, los compiladores de la presente obra añaden a Otto Neurath. Y, a mi entender, lo hacen correctamente, pues, aun cuando Neurath "no utilizó de manera explícita el concepto de práctica" (p. 15), parece claro que cuestionó la irrelevancia de las prácticas para el estudio filosófico de la ciencia y, más en particular, la idea reduccionista de que la normatividad epistémica puede traducirse en normas formalizables de un modo específico. La idea de Neurath de los lenguajes científicos como "jergas", al igual que las nociones de "estilo" y "colectivo de pensamiento" de Fleck, "conocimiento personal" de Polanyi, y "paradigma" y "ciencia normal" de Kuhn, suponen el desplazamiento de una filosofía de la ciencia normativo-reconstruccionista, "sin sujetos" y centrada en las teorías, a una filosofía de la ciencia descriptiva, centrada en las prácticas y progresivamente más interesada en la dimensión social y subjetiva del conocimiento científico. Puede que el papel concreto de Kuhn en todo esto resulte debatible, pero la noción kuhniana de "ciencia normal" presupone que la actividad científica es algo comunitario, definido por un conjunto de presupuestos compartidos y modos de proceder al resolver enigmas o rompecabezas, ya instituidos como tales--al igual que el tipo de soluciones que se buscan--. La ambigüedad que puede darse en la lectura de Kuhn muy bien puede venir de la ambigüedad inicial de su propia noción de paradigma, pero es claro que en Kuhn hay un replanteamiento sustancial de muchos presupuestos acerca de la normatividad y la racionalidad científicas que aboga en favor de que se lo presente, junto con los autores citados, como un notorio exponente de una filosofía de la ciencia "que toma las prácticas como recurso explicativo" Cp. 37) y comienza a poner énfasis en la dimensión social de la ciencia. Una relectura de Kuhn en función de las prácticas científicas es la que propone precisamente Rouse en su contribución al presente volumen. (2) A Kuhn se le suele etiquetar como "historicista" junto con Norwood Hanson, Paul Feyerabend, Imre Lakatos y Larry Laudan, y quizá vaya siendo hora de presentarlo más como un precursor de lo que podríamos llamar un giro pragmático y "sociologizante" en la filosofía de la ciencia de las últimas cuatro...

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