Sobre la seguridad pública

AutorGerardo Pérez Silva
Páginas84-85
UN AÑO DE REFLEXIÓN EN TORNO
A LOS DERECHOS HUMANOS
84
“Un Estado que no se rige por la
justicia se reduce a una banda de
ladrones”, estas palabras escri-
tas entre los siglos IV y V por san
Agustín nos podrían introducir en
el tema de la seguridad, pues ésta
va directamente con la justicia que
debe imperar en nuestra sociedad,
pues muchas veces su contraparte
que es la inseguridad es el resulta-
do de la corrupción de la justicia,
corrupción que también se expresa
en la impunidad y en la incapaci-
dad del Estado por crear o en su
caso promover, no establecer, me-
dios idóneos para la convivencia
humana. Siguiendo estas consi-
deraciones podemos decir que si
el Estado no tiene como principio
la justicia, y no sólo ella, sino que
también la equidad, la libertad, la
pluralidad y otros más principios
morales, es muy dif ícil que preva-
lezca la seguridad en la sociedad.
Ya lo dijo Manzoni cuando señala
que todos aquellos que “cometen
injusticias, son culpables no sólo
del mal que cometen, sino también
de la perversión que provocan en el
ánimo de los ultrajados”. ¿No será
necesario hoy en día denunciar con
vigor moral y cívico los excesos que
en forma cotidiana y creciente co-
mete el aparato salvajemente pri-
mitivo y corrupto que en nuestro
país recibe el nombre de “justicia
moderna”?
Hasta aquí nuestra ligazón de la jus-
ticia con la seguridad. Ahora bien,
no hay día en que no tengamos una
buena dosis de asaltos, balaceras,
violaciones, secuestros y otros más
hechos violentos. Según Gabriel
Zaid, hay tres tipos de asaltantes
en México: las autoridades, los so-
cios de las autoridades y los af‌i cio-
nados. Esta es una realidad dif ícil
de aceptar que nos cuesta ver, pero
que está a la vista. Es obvio pensar
que los asaltos se han acrecentado
por causas económicas. Explica-
ción muchas veces def‌i ciente, pues
los asaltantes con autoridad tienen
empleo, porque la mayoría de los
desempleados no asalta y los que
asaltan frecuentemente son pro-
fesionales. No es tan fácil que un
af‌i cionado robe un coche y luego
lo modif‌i que, lo saque del país y lo
venda en los mercados de chueco
internacionales. Así pues, para ex-
plicar el crecimiento de la insegu-
ridad, no sólo hay que buscar las
causas en la crisis económica, sino
en la crisis del sistema político.
Uno de los orígenes de la inseguri-
dad es el poder arbitrario desatado
SOBRE LA SEGURIDA D PÚBLICA...
Gerardo Pérez Silva

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