Salud Mental: La otra cara de la moneda Covid-19
Autor | Juan D. Balanzategui Sánchez |
Páginas | 45-47 |
Junio 2020 | 45
Salud Mental:
La otra cara de la moneda
Covid-19
Dr. Juan D. Balanzategui Sánchez
LA PRINCIPAL MEDIDA PARA PREVENIR LA PANDEMIA
DEL COVID-19 EN TODO EL MUNDO HA SIDO EL
AISLAMIENTO CASI TOTAL DE LAS PERSONAS Y
SUS FAMILIAS BAJO EL LEMA “QUÉDATE EN CASA”;
NO OBSTANTE QUE ESTA MEDIDA, SEGÚN LOS
EPIDEMIÓLOGOS, HA SIDO UNA EFECTIVA RECETA
DE SALUD PÚBLICA PARA EVITAR MÁS CONTAGIOS,
EL AISLAMIENTO PROLONGADO Y EL ENCIERRO HAN
GENERADO OTRAS ENFERMEDADES GRAVES QUE
AFECTAN A LA MENTE.
La Organización
Mundial de la Salud
(OMS) ha señalado
que paralelamente a
los problemas de salud
que está provocando
el coronavirus, el
aislamiento está
afectando a todo el
mundo y muchas
personas manifiestan
afectaciones
mentales que
podrían repercutir
a corto plazo en
un incremento
de suicidios y
de trastornos,
aconsejando a los
gobiernos a no dejar
de lado la atención
psicológica.
En el marco de la
incertidumbre provocada
por la crisis sanitaria
y económica, los principales
problemas que provoca el encierro
son enfermedades o estados
mentales como: ansiedad,
depresión, adicciones, estrés y
angustia, causados, entre otros
factores, por la nula o poca
convivencia con familiares y
amigos, la reducción de ingresos,
la imposibilidad de salir y hacer
actividades de recreación, el medio
de contagio personal o de seres
queridos o por un escenario futuro
desalentador ante los millones de
contagios, las miles de muertes y
la pérdida de empleo masiva y de
fuentes de trabajo.
El deterioro de la salud mental
puede desencadenar decesos y
otros fenómenos negativos, como
el incremento de suicidios, el
consumo de sustancias prohibidas,
el aumento de violencia doméstica
contra mujeres. 264 millones de
personas en todo el mundo sufren
depresión y 800,000 individuos se
quitan la vida cada año. De acuerdo
con los especialistas, la media de
inversión a nivel mundial destinado
a la salud mental es escasa: el
2.8% en Europa con el nivel más
alto con un promedio del 7% y en
Sudamérica 2.1%.
Derivado de lo anterior, la OMS
considera un aumento a largo plazo
del número y la severidad de los
problemas de salud mental por el
“sufrimiento inmenso de cientos de
millones de personas” y los costos
económicos y sociales a largo
plazo para la población, ya que no
están recibiendo la atención que
requieren, algo que se agudiza por
la falta de inversión y prevención
en este terreno antes de la llegada
de la pandemia, siendo los grupos
de mayor riesgo primeramente los
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