Robo

Páginas48-119
ROBO.
Comete el delito (lp, r o
bo
:
el
q
ue
se
npodera de
1111a
cosa a}enn,
11itte
ble,
.
,in
der
ec
/1
0 y
sin
consentimiento de
la
perso
na
q
ue
J)'1tede
cli.spo11er
de
ella con a
rr
eg
lo
á la ley.
Ar
t. 3
f)
S del Código Penal.
JARA
cometer
un
robo
basta
apoderarse de
una
cosa
ajena mueble sin consentimiento
de
su
dueño; y para
la
imposición de
la
pena, se
por consumado
el
robo
desde el momento
en
que el ladrón t-iene
en
sus manos
la
cosa robada.
Que el delito de robo lo
constituye
el apoderamiento .
de
·
una
cosa ajena mueble sin
la
voluntad de
su
dueño,
es innegable; pero que-bas
te
para
la
imposici6n de
la
pena encontrar
· cosa robada. en poder del ladrón, es ·
dudoso; y es dudoso, porque
hay
que esclarecer si el
hecho cometido es
el
resultado
de
una
intención delibe-
rada
·y conciente, 6 de
una
fuerza impulsiva
que
obli
ga
al ngent~ del hecho á cometerlo, y que es ajena á su
voluntad. ·
Hablemos a'quí del robo verificado, sorprendiéndose
la
·
cosa robada
en
poder del lad
r-
ón; pues p~r s6lo el hecho
de
tener
en
las manos un objeto ajeno, no·
pu
ede asegu-
/
,.
(,,.......
·~
),
· !
,,
..
,~
.
...
,.,
..
'"
\
~
.
...
,.
l~
·
:,.{i
1··
2'
t~~::w
)
..
,
f..'~
' p
....
....
. . '
tN\.f'
1,.
~.:.:.:
·-
~~·
...
~~-~-:·
~\t;
--.
-::~1_:,~~
k .
..-;.
J5
·~
-~-i
...
~~~:
~
i;-r··
:
:···
....
....
i,
;
·~
;:\\_-~·
--,
rarse
que
-
el"
~
que
lo
cbnserve
lo ·haytcsubstrarl'.l'ó ·
ue'l
pó-
·
de
r
de
su
dueño.
Para
que
haya
robo
y
el
delito
se
atri
buya
justamen-
te
á
persona
determinada,
se
neces
i
ta
que
el
objeto,
ro-
bado
esté
en
poder
del
que
lo
robó
.
La
l
ey
para
castig
ar
el
delito
de
robo
no
exige
1116
.s
que
la
tenencia
material
del
objeto
rob
ad
o,
por
el
la-
dr
ón,
y
que
esa
tenenoi3; .
.fie!1
r
s·1,i
-
Jt1
voluntad
del
dueño
de
la
cosa;
·
más
la
ciencía
'
deoe
'buscar
el
móvil
del
de-
lito
e:n
-
las
.
condiciül)es
,
anormales
de
la
natural
e-
za
del
n,ge
nt.e
ae1
h
ech
o.; 'y
1a
conc
i
encia
dei
juez,
el
esc
'reci:lhiehto d9
_111
:
iht
.
e,nc
ión
deliberada.
No
bast
a
qu
e
el
ladrón
s.
ea
. aprehe1ndido
con
el
ob
jeto
roba
do
en
.
las
manos
,
sino
que
hay
que
in
vestigar
si
el
hecho
120-
me
ti
cl
o at11~e $-olure
·,
él
la
_,
rfJSpGhsaWlid:ad ,crímfa1,
a,l
,
<:ort>
g1.J.
ient
e:
..
/
ParQ,
ésto¡,
y;
fu
_
er,a
-
de
1lo
..
q;ue
· al, efecto r
s-ti
1
1a:lan-
las
, l
e3r.es,
1
c€(rn;0;
,es:,,
por
_
ejemplo
,,
,:
,
la
justi;fica:
cúón
dt:L do~
:q.
linio
¡sob
re r
liili
eosct,
su préep:ist.
enoia;
,y .f~lt~
.i
:19ostorior;1
es
i
ncuestionable
la
necesidad
der
ec
urrir
_\
í,
la
:
medj
!@
jn
~
legal¡. p,or~u~
mai·a
laimposicióñ
a0;11,si_dei:ad~
de la pe-
.
:r
1a;,
es
·
bas
_
t~nt~
. 1~ .
te11
.
dencia
,
n9
¡,
a;uto.
riz
.
~
· deJ. .o,
luj
,
eto
,
robsa,
·do,
:·,
..
::;;;,
:
,,
·
,·.,
.,
1 1·, ,,
,1
,,¡ni
u¡·}a
:,_,,
'.
,
.,,
,Ii:
w>
J.,á
Jpy ha.
pí'.\'Jv
is
to
~l
;J1~é
4o
.del_
J.'OQo
-i
f;
.lo
ha
-defuih
q.o
. 90¡1
exactitud;
.
per.o
,
no
ú1a;
.
prey
;
j1;1,
to;;n
iB·
·e
:;.;a
rn1na.dó)
, ' .
cuále~
_,
se,a
n,:en
,el
, 0
.rdE.lñ
nb
-
pt@a~ptibl:e
',
(
M$
:
condici0-'rHlS!
y
,_
cir/:mnst¡:i.IJ,Gi&$
:
q.H
,~r
exinrnll
,
~1
,
¡;i.~ÜOI
é¡e,
,Jltu) r
:t::
0.
8P,OUSabÍ
:•
1i
da~1
c.ri~1,
inal..
')
iy-a
)e
y, Íra)
s.:Ur,h:o
;: ·
QO?qJ,,!'[te
,
6.l
ef!retittp
clei
·
_o~.f!?i.O
;
el que
se
apo
dera
(t8ne
ncia
ma
ter
ial)
de una
c{f¡;0,
'J;
j.
ri1:J;a
(
sb
b11
la
q:
qe ,
11:;1.y
,
~m
:per~e~to
cl
ütiio \
uebl,
@1
(e_
;1
,
il,f)'dir,
Epp
eptibJe ·
de
ser
.t9ma
~iV
.;
~01:1¡lll!s
,:,
n
_r1.
,n.
o~,
,i:
t,r1;1,::1il@
1~~1ci
,{¡le
,
un
J
ug
P&
;,
á,
;O~ro
,
or
. r
1le"._l;);da
3
p,o
;r-
eb11
iSRi10
aU:t
Or
i::
del
s
elit
;i
,
¡43
-;g,a1·a,
.,
disl
,ingufo
'"
ila.
:acc,ióni
de
,.
tobO:
de
la
de
despojo,
.
p,9
r .ejemplo
J",,
).contra la ,volimtad del.cliteño, '(s
in
d
ere
ch
o
j:U.$yjJi
:.
ca
do,
q_
.
1;1:e
,
a:t:1:tor.ie,
e:
el
ap
oderali
1i
ent
09, m
ás
· no
ha
.dichq
:.
Ja,
ley
misma
.cu{rles
sean
,
.l
as, 0ondici0neR, y cfr-
·
éu11sta1
:i
.citts;
q14
0,
d~ben concurri_r ,
en
·
ehde
lincu
e~te
.pai
·.a
.la
,aplicaci611
de.
la
·,
penri,
{>
· ,pa-ra
la
tleclarac~ón
de
la
in-
.r
~ulrp
:abilida.
d.
',~;
~.-,.:
,:~
;f
-l·:;c
.··:
·
·:
:f,
;)
: , f1
,.·
••
·
.:
·
De
est
as,1
.
O;J;1di<:>
. y
d~
es
ta,s
circun
s-
ta.nc~á,s
vam
os
.
íi,
-,
o
e;u
pan
,.
10~
: ¡;n.
seguida,
:
para
-denwstr'ar,
que
resp
.
e.c-
:
to
,:
:pet
p~traci0n.
g\
el
,gelit9 ;
de
,robo
,t:
10.
haya
: delin-
cuentes,
lo
que
sería
absnrd:0,
¡:w.rq_ue
~,
s;er1a
-t.
anto
, .como
.
$np
¡:
n1er
una
ts,Gp
ie,~a
cg,mp
,u~~ta 1 tbiia/
ie
, ,
hom
hres
1
!Ím
-
pecapl~§;~
w~r
i
d~
.
1ei·ap:1.ent~
Sal'l¡t9s,
·o
de
<.>
S0¡'f.S
él
)'
fermi,z6s
, ó
:o.
1a
l
~"!lg
_
fü'l.
Í?,ftdos
~
1
s.i.no
p,~ra ¡qlemo$trar-
q_~.e_µ10
;
todosfo
.s
.
d;e
lil}.cu~-
p:t(:);
9,
so
.
Jil:
r
re~-pcp
nsap1esd
'l
~l
¿:l
.
eJ.it,p
4;
1:l
¡e -
se)es
im-
·.p.
1:_it
a[
,·
J>Pt:'
;lll4fH
:m€J
, l_
fü3
!UJ:a¡;
ie:p.~ia~
.m,ate1rial_
e~
--
del)ie
.cho
así
lo
comprueben.
.--:-,·-.
···
.i;
. ·
;.
El
c:
1üsted~~1}o
qu;~;
r
,ggmo
i
~¡;;
,,
sa,bip.,0,,,11,0
1
E)S
.
más
que
11t1a
~q
_
nn,a,
,
G-
¡E;
J?-J3
, neµró,sis
,r
'?S.pepiales·,,
110s
uJJ.3.-i11is
1
t.r4-
-
~Q
.-
.
bragps
#;~¡tps
en
appyo
,
9.:e
:
q-µe
.
;,
(}l
,m,
1.tor_:
ti~
li.n
rtl
~'l:ió,
:p.1l!'
-
cp.~J;
,
ve
,
~~s
:y
rp,9,¡
:-
.1~1á~
:
q:1;1.e
.
J#~
:}pq,fig
.
cip,¡:¡
.
:,
o,ond"
e;o
,
eH,
_i2U;l;l;d
,e_
í3'RP
1f
ii-¡1·es:pom
,:a¿
ql'i}
~
.d
,
Ep}-
he
.
ehCl
)j'
q-ue
,S
f;l
-1
le
ín:ipJ].ta,
si.!=):q.d
.
o-
est~
,
)).
,
eg.)10
-,
~n
tal~§, ,co~_
(i
,
Qi9i~Ei;
H
f;(:J
nstituyerrte
de
un
act~
delincue~te
patológico ó
,.
~é.0ipatpl6,
g.:j;c9
.
:,r;
~u
L~s
J.
p81
¡~
Q1-).,:IJ'
b ,
f)i~~ctitÜ1s
,{fo:
his
-
te¡¡:j
~
µJ.G
.:
Pl.l.
flden ·
ser~
'L ~c~s
).¡
0S
,
J_v_;QllS¡l,
pl~f:?
¡@
E¡'l;lS'
·?.e
tos
,;
,,,
p_
\iln
0.:
:,
.f
lXY,t
.(
H}
: i
ª'\@!-1:I;l:O
,S
,
l}ec)¡¡:os
, t
qPJ
t
4.qn.w
ru'3b4;n
mox
, si , JniSUJ.QS -
la
i-rr~s
Rª~
sa
bi
;....
Ji
.
d.a
Q.
.
eJ
:
acusa.dc;fr
,
i'
1
$,st.oª
:;
li.~chps~son, general
m.en
.
~e
j
i1e-
Y Mios ,á í
caJ:?Q
::i
PQri
.
Íl
J1 Q,
~qtie:s.
,
..
a,JJ
tig;ua,~
J,,i,~µi1¡p;1égicas1
,
hiB-
.
ti¿r~
1 $Hi
jíln~a:s
:,
!3Pk!éJ;>
.ticiij
;v
.
~rtigi_n.
:1,
>,
sª-s
1,
cqn
:
imp,1.
1l-
.
SR
.S·;;.~ñf~m:
1'}
_
~1$
,;
~ta
·
m1:Jlj\$
;;
iq~
~
lí!ªrAJisi~,
·@
~~lP,~ntes
(
~e
;
:Q:t
-
\
44
les; más la medicina legal ha imministrado ·un dato pre-
cioso para darnos á conocer cuándo el robo es el resul-
tado de una intención deliberada y criminal, y cuándo
lo es
de
una naturaleza enferma,
y,
por lo mismo
,'
veri-
ficado por un
sér
irresponsable de su comisión.
En
el
primei; c·aso, el ladrón
trata
de ocultar el objeto robado,
cuya ocultación demuestra por misma
la
existencia
· de ·
una
int
ención dolosa; en el segundo ·caso, los objetos
no son escondidos, y el delincuente los · tiene con fre-.
cuencia entre 'las ·manos, ostensiblemente, sin pensár ni
menos procurar. sil ocultación. · ·,
,c-,
•·
'
·'
Esta
forma especial
del:
robo es ia·'que la
medicina
legal clasifica coh el
om
bre de·
ro
bo·s patológicos; -perb
entre
esta ·especie de delito y el robo crimiu,ttl, ·existe
otra clase que se designa bajo· el· nombre de robo semi-
patológico, y que reviste una forma distinfüla de los
anteriores. .
'i:
. ·Generalmente ésta especie de rooos' [los·semipatol6-
gicos J son cometidos por mujeres enfermas que presen-
tan
cierta debilidad 'de espíritu. muéhas veces ' de
hi-
rencía morbosa; que han llegado á
la
edad
la
menos-
pausia, y ' en las que los flujos uterinos han determinado
"cierta debilidad general y hecho nacer ·6 reaparecer ac-
cidentes histéricos. ' f ,:
La forma que este delito reviste bajo
su
aspecto semi-
patol.ógico, consiste en que las acusadas de él,
al
ser
interrogadas, :apenas dan explicación· del hecho;-
ya
sea
con relacion á él mismo,
ya
con relación á sus· circuí1s-
táncias, y no tratan de justificarsé de
la
sospecha ó cer-
tidumbr~ que contra ellas apárece: no se irritan por es-
-
tat
presas, ni protestárt enérgicamente' contra: su dete
n:
-
;4,5
ci6n; y la consid6raci6n de
''
la
'deshonra que puede pe-
sar sobre ellas y sus familias por el hecho consumado,
no llega jamás á sus·inteligencias, aunque á veces se las
vea llorar, pues su llanto-reconoce otra causa,
más
nun-
ca
la de la consideración referida·.
En algunas embarazadas se observan las mismas in-
clinaciones al robo;bajo las condiciÓnes dichas; más
hay
que fijarse en que, á excepción de este estado de
la
·mu-
jer, casi siempre esta clase
de
, robos son cometidos la
víspera 6
el
día de la aparición de las reglas.
Una curiosa _o,bservación hecha por Legrand de Sau-
lle, nós demuestra ·
haf:\ta
q-q.é
punto el delito de robo·no
hace responsable á
la
muje.r
en
l<:>"
absoluto, resultando
de aquella que es ésta más dign~ de una asistencia mé-
dica oportuna, que de sufrir el rigor punitivo de
la
ley.
Dice·
e1
autor citado: '
·,
Desde 1868 á 1885 he interrogado
' ·147 enferm~s acusadas
lle
robo en el depósito de
la
prefectura
de
policía,
en
la
enfermería es-
pe~ial ,de e.nagenado~, · inmediata ·
~l
depósito1 en·
1as
c;irceles y en
la
_ población. Se verá que la mayor
parte
.de.estas ladronas se com-
·
pqnfade
bi~téricas 1q.
ue
perte~écian 'á
}as
c,Jases
de
que' me .
he
·
OCU
,•
pado. . ' . , .
/.
' '
¡'
' . '
·
Por
fo demás,. ne aquf
la
: reíación
'd.~
mi estadfsfüca:
·,,
En
141
ladrona_s
patológicas ó semipatológicas he encóntrado:
,,.
A.~
Robos
patológicf?s.
. . .
, 1 r
'J
.~
._.
!
~
'
Muy
débilés
d'e
espíritu
...
, . t
•••.•••.•••••
;........
.
'l
: 1
Híst·
t1ricas
·:
eít
·
ajellaclas
.. ~. /
...
.'
....
,_ . .
1
••••
; • -
••
.'
•••
-
....
~.
12
·J
· Dementes
bem
-iplégicas.. . .
...
·
...
·. .
......
:
....
,
..
:
..
.
:'
· 3
1 Demente!! ,cpn parálisis geqeral . ,
...
,
................
, 6
, De~ent~s:seniles.1.
,,
,·,;--:¡- ··· ..
...
_.
.....
·· ·
'.
·· ··· . 6.
i,
\
~-
·
•,
v·"rj'-1, J•
r1
TótaL
..
..
......
::r:,
Sl
-.
;
~
1
fj
1.
, .
I
'{'
/
'
I
.;
:-!
¡6
·,J
%
-1
~,.
,.
C,
':"Tl
r;
N,
p!J
ps
r,
fC1
J
1jpato:M(J¡i
,rF,',
,1ii
;
d•i:J
,,.
·r.n
;
1r
.-:
I"f.l,
~,
:i
l
((y'
f
fr,
:!
01'
.i
p
1,q,
¡
;·:r
.::-
. 1 zol1
l!'é
'-:
idmi
'I
:
;¿
· . R1sténcas e e qumce a
ci;
ia
r
enu
?,
y .uQS a
no
s,
·,
ep.
a p O·
ff
.
c!.i t
:.
ille
"
6s
'tr
ú.
·tit~:.1
~
f
.
~
~
.
t:"
.' .
~r
.. -
'~:
g~
.~?
~!}--~
.~
:1_.
:
·-
. ~.
~~~
. r
~
í_
,.
.
::
. ,~,~
~-;
:~~-Of.l
,
.n
.
.r
if:Iii
r
ic'!i
t r
que
soii:allarüé-if
t
asI
r
fi:i
ma
.l
cf
c6~fü
b~
0J
ie
s· del H
.r
nv
edad, pe
ro
fuera d~
i_;
p~l'
Í.
<:j>
'~
9-
,
n;i
f
:U:
~tt;q
0t
t:
•,
r,.¡,,
~-
,;
_; - : .
:.,
.i!i
' JJ
...
. ·· M ch
f'
h¡ s
Ó.-
ffi\1J·eres
.hered
itl;l.
r
i11n¡.
.ente
..-
1).r
~dispuestas
,: ·
--
fl!
r:;
i.
ü6
};'
t)
¡,-"'f:· i. d
,,
·:
--:.• '
~~-:;
,.
-,._;
().
: .'\
.H!
;:t, d
•ij~..,
.,·,U.J'
U
·•
k..1i-
la
ena
jenación mental (
con
más ó menos manifesta
..
. ,
V¡¡
¡.:_
,¡:'.
'fi
'¡•li)h t·Jl•,"
¡,
-
,'."•,
¡l"
·)•'¡,
''}0
T>,f;l
, (1l·i,O'!YIO!
l:i?0,
;1
''
''3'0'';·
.r1
(1
·
c1ones
u1s
eris1ormes
.....
,
.....
·
...
.
...........
. .
.. ·
'Iü
~4
j
éi
es
'
i5
n
l.J
''
ed
ad'
érítfoar1gíif
vem
\:l
rtte
e
füi
-
ifa'.L~as
',
á/
;,'.
.i
U.í.l
~
n!
P0!1
eó1ilsecuencia .de
flujos
tttérin:os
\::
.
,.:rt::
. :
.:
.i~·
·r
.;
T•
:.:~:.
:?
X~
.·,
·i
Mujeres .
~l;l,
;[~
ir¡~a
... ,'; ¡
..
:
;;
· .
.!
~·.
h.~'Hí'
'.
. ,,. :
>·'.
-
~,f..
. l,i
!,
. .f,j. \ &' . i
'l
q;.:/·¡
-
,,)
~
''1,
il'
vi;.
,1
·
oq:
,.
1{
•.,:r,f
· aofo
To
áf.
1h
•.
-'.
1
J;_{~;
_,_
~'
- ) 1
1
iJ
Ji 1
,
vn
--1
"-te
..
·,
.;i
rl
-J :
•.
(
L.
¡,-_
. '
•.
\ ~ .
,,
.
(•1
..
,
....
r-.,.r
f\"fC,r
. 11
"n
.t
·'c
fo
nc
1u
y e
el
autot
·c1tadoH:lidfelidai
Jc,
.. '1
·""·
,, .•
ih
·
.,,
·'
)í\!1é~l;"-s
·
obre
· ·b
ü~
(
YAté
1
\t~
s~f
ta'.P
'1
b&1
lbs'
ti '
cfr;h
:s :;
éilfi
'
et{s'4
'
&:
áso~
· · r · · 1 ' · ' ·
d'
e'
fo
bírl
paé
ofü
g-ic
e\
'J
h
fil
ía!tlbcé, niujere§
,.:
J'r-istfü·id
aij
.f
aje'á
a:
73.'a.
~;!y
q~e
:entre
·:
11
3.
l.
fl.
dron.a~
s,ernip
.afológioas¿
fig,urf,l,l::n¡;n
.
más
,
Üff
6fl
·
na
.uj
:e
.:.
. res,que ofr~cían
en
grados diverso.i
loi.
;~~
gtp,~-
~s
,:
§.
~1
i1:iste
.rismq.
.rl i
t%Jf.
}.~;
J1~~s~
r.~,
m~
¡ lsit~~,
ifi
,~
!Y
1~~}
,,;
u:
',.g,~
f
.1
f-
· ! 9L' ~n
,-:.o_i/(1· j
,)·
JJ,.1
,f
!
lTO-
,·-~J;·,c.q
vli
,,-
,·;
;p-1
:
?lft.i(~_
.et
!·t~)
\.t,:}
'''\}:
: " .
,·~~~
v
...
,\..~'f
'"
La
::
fa
.
11je
,r:q\te1
de
.1
iúnW
rrillnetá
,1
déHbett2tda
1¿y ·é·oiicitirtte
·
éollié
'M\í
í~
··
rbb
i'/;
i t
e
½te
·, · p1;imera': '
eFt~hior
;~ a
:t
s'er
\
sbr
-
p
r°¿
ridida
coriJ
n1
án
á'
o e~l
11
i~
hó;
. s
eg
uiicld':
ii
'i
iáúsfa6
qt
~,
J?.
·
producida
'.
r)
9i
llJ
.a
p0~©St
?
'9:(?.
k _
ohfot,q
., 80qado1,1¡
~l
:~
il~l
OCU}ta,
'
SUbsti::aeiáJas
··
mr;ra
de
,
l,Cg$
!
({f
Uél
p,uedan
Cónoéér
por
¡;¡u
tenencia
la
existe11cia
del
delito. Si
el
robo
se
ha
cowetido
[como·es1
·
11~tü
~áIJ
~n
';
¡)átaJe
habitado
,
la
en
-
.
trada
~
.él
d~
1~
ladro?_ª'.
~
~
-
.u~.~
~8
9
, r
1tRM
Wtl
f~
a;
y
su
s~hµ~,
..
1:
a
p1µ
.
l:J,
,. c~
s~
fl~g1t~".~
:.
~-
~~
1
S}
l,
¡_r
l1t:lt!}~
.f1
Vi1-l;P,.Ulso,
d
espués
de .
cometido
el
robo, .es,
et
..
de
¡::
o-c
lilf
lta1.
\f
el-
'.
objeto
rob~do,
el
segundo
es
·
el
de fa
fu
@a
'.i:
pa
tar
ponér
s'
e
cu-
bi~
it
.9
,
de
la
pe1·s
~cuci6n; ·y· el·
tercero
v1
l'l
lti
in:b
~: és·' él .
ae
tras~rmar
aquél
6:
ehle
deshacerse
de
él
prontamente
L
+t1
,poc.o
··
preeioí
.1
/;
~sfos
im.
,púlsos:, ·
dem0stra
ti
vos, ;
de
,
la
'
in
-
tenoión;dolosa,
lB,@
, se?
v¡e
'nc
em
á.queHaá,n
1,
ujer
J:ls
J
quu:l
:perr-
·
PE\tr
.
an
-:
ehde
li
p0
·
..,
roho po·r eon·s
~ee
u.encia:fded m ·
estado
:
:uK>l'
;boso ;
:1
pues
p.o
r ,el -contrario,,
..
ni:
.i
hay
e
ai\
l.te1a:
en
:
1a
t':
cb-
,misj
,6'
n, .del idelitp, . -ni .
:me .,se
rv
erifi:c:a
Lien·
iCa
,sa.
ha
bita
[la¡,
.
sinQ
Jp
),
@r
·
l(j).
,
'L:eguili:u·
e;n
.
establtltbirnrelíltiG
·s
,pfobli.
cos';
ni
'
hay
fogu~ -
ni,
J por ,nltimo,,
,)
satisfacción l;y , @ontent9 ,
con
·
la
o'
-
sesi.ón.
1 :
cl..fll
o bj.
et
o
roJpatl6
,;
.:
pues
· por. ·
:;
eL.co~trrurio
;,
1 :
el
·
pfa
-
cer
que
;
la
,
muJer
,
-expei1ü\ne
nta
¡
ia
l , pose-er:la ·c0sa .
,1noti
vp
.de
.sus
, ans~as;i
es.
J
foÍI
)F
,mediánon
c@rin.parado
'.i
·
c.on
¡~stias ;
y
est0 resuLta
;i
;d
,
e~
. J
~.Stad,o
1, 1 ~:u nfoteligencia,
alt
.
@umcta
rC6
d ' b"l . . . . . - .
e l · .
,i
1 ir:
t.1
J
;_n
! ~
1,~;¡,_;
·
11
·
:r,
·1
: ·::h\i ··/ , ,j--if'-~
::
•C .1 .
:;·~
:~)~'
d 1
· Por.
Qlt}-
1
11
pa
·
rté
, ;
1a
!mujeP ,sana.:y,
.vet.Glad.il:i'.amen-téd!]!
-
.d.ran.
a.,
:
b1tsc
ar;ío
c.0
n: :a:hipe.o
)a
;0,poutu.n.idád
,,
&e
l r.óbo;,.
én"tl
a
muj.eh ,
e,nSex:r;n
a0
;
mo
;se, ~ncuenkai
3aimás
+ese,,
a:f
án!i
r v~
er
.
gt01'l,~
.z;o§_o
,, sino
q:u:e
.i
q(i)lllis;11rna
i-
~l
d:elito;
cua:.n
Ja
meáisi6n s
mlr;
.!
pi1esenta;
nahuJ.1
.~l
@~J1te-1
1y1-sto, cuan9-,0
:,.
ehob,j,
eil0
:i
1·0:1fa.cl
.lkp:11
:e; más ~
su
.rt
aterieió.n ifemynil 1
qi1!l:~
¡
)O:
q;l)l..e
:-:,
p0d,
ríaH;Ja;
,.
.rn~d-a
ll
lJt satisfac1~i6n
,€\
ef
un
·
S,tU1
,
to
: dep1ta'ia.do,; i6d
d-e
.
una
·da· ·
·),..
1
·,
·
j]]:.e;ces
1
a;
lllliJ.D
,
epus~
,1
:, ,1
; ·,iJU·,,1,,
¡_,~l
t;
.,
,
,:;
;'
i.':I ·
'.P
'.
, ,,,'(
1,
¡,k@.'eS.aJ .
lo
.,
dieJ;1;0.
,; , el
hbm
l
b.r
.
ei
;;;
enearg,.a.do
r!
d
et:
,
la
rd
n;-
-
-r~~~ciq
·
ni
,
;::
d~};y
il'
Q·, :
de
beJá/f
S'.t0
.
Bmpfse
,
r8C.!]1
1
FÍ'f
•/
;al
es;bw-
~
Q-1{\!
•J
ID.é,dieQ
;
,}f¾g_a:l,
.til:~
1,
1~,
.
p.e
,
roo1:ra
f
iá.itiili.i;e
.fuj u
tga
;
,,r
y ;
e.1'
e;i1-
pe1to;:
l.
p13~ye
nir
s:e
:tüempre,é,ontfa
,,.,.
l,~
J super.:c.hería:
de
.;
q.
ue
puede ser víctima,. pu~s·
llft~
esr
rá:1:o
Y
An·
--
histé11
i,ea
:s ,d,e:mp
!
r!:1,do
,
füfuyqp
:éo,áe¡etitúaéld, que
-:
§;
e.
\
aJbandai~:ap,
·•
)
á;
fJá:~co-
,misi9
la
:
&e:l.rde
li
1;o
i
cnn
fotlQ
. ,
cr:md.cim.font0
, ,
d:e
,,ea nsai¡ ~Y i
@
q1,ti
f qll e,
filt
m~tlieQ
E;li
e:gista
.i
d
eh.~
d
ij
ar:.se
1atentafuenstíe
',
en
1:;i..s
-
rn8!n1fes.:ta
_cioites, psíqu-
iicas
f ,
que
,
..
preselld)a,
r,
la
dadrona,
y
.-.
eu.
.ao
s frfat0mas
1.,
SB13il:.Ú:tieos
ú
cp;1,e
-
?>
fas
.-,
aoq:r-np-añ-an
i.
y iqüe
,
rueJr
hi¡¡¡teHsm:0
..
1.l•·,,
.~
,w,,ru.;._.!1:,-
,
~,,.J
1~
v,ii
'e
ni
4 ' ' 8 . .
.:....-
'
i'4
8
- r
Muoha:s
,ve:ces: para ·el ;
honí.br:e
,-r;
encai
.gado
, de ~dminis-
-
trar
la justicia, el éstado morboso del delincuente es
éperceptible desde luegó; pero esta percepción sólo po-
drá referirse á fos casos de locura . determinada y com-
pleta, d~.imbecilidad· y de idiotismo, porque entonces,
tanto el aspecto físico del acusado,
coiÚo,
especialmen-
te, la cara y la
mir.aq.a
de éste, demuóstran que existe
:en él un temperamento enfermizo por causas ignoradas,
,pero no por eso menos aparente; ·
má:s
en otros muchos
·casos también, considerando sano alrdelincuente, verda-
deramente enfermo-~ le aplicará J
una
:pena en realidad
inmetecida.
D~
a9,ui,
y para evitar ésto, nuestra insis-
t~neia
·
ea
demostrar· la . necesidad del, 'reconocimiento
médico de
todos
lós1 acusados, especialmente de 'las mu-
. -jeres y de los menore$, como
más
débiles .y en quienes,
por
.lo
mismo, domrna inás por completo- una af.ec-
dad
morb~;m
,éualquiera, j ·en los que ' por esta ca:usa
-sería 'el, castigo injust0, . y. por
·.
injusto, sensible:
-,
porque
·no: es·
h:U.mánitario
: ni, .
fa1mp0bo
legal, imponer igual pe·-
na al que delinque á sabiendas, que,aMque. delinqu·e por
causas impulsivas ajenas· á
su
· voluntadi las ·cuales
.'
son
un misterio
ara
el hombre; no penet-rado
ni
posesíona-
do del estudio científiéo , bastante para bonocerlas
desde
luego y a.preciar el grado de influencia perniciosa que
pueden ejercer sobre· el ·acusado. ,
··
··
·
ElJuez~·como el .Agente del Ministe,
ri'O
"
:q>ú:blico
y .el
Defensor, earecen por lo , regular de los; ·conocimientos
1JI1édico-'1egistas
bastantes á calificar las . condiciones
morbosas ·que, impulsan al acusado á la comísi6n de ·
un
delito;,y aunque tuvieran á perfección ,esa
1upia
,
·de
·
co:-
nocimientos científü;os, seria. inútil !
su
pl'áctica,,mien.-
·1
1;
4,9
tras· iuia.
rley-
v
erdrad-eraµrent'Ef
humanitaria no esta:Mezea
de
oficio
el
1;econocimie:rito
·-
médic.o
-:;
legál de
todo
aéu.sa-
.
do, asociando al tribunal en
su
apoyo; ·y al defensor
en
el suyo, según las ·circunstancias,
la
autorizada opinión
de personas competentes; dando á .los actos de aquéllos
el caráct·er
de-
verdad legal y de fe pública y asegurando
_á la vez y en caso necesario: ·los intereses del acusado,
para evitar ,
1as
'.:
dificultades . á
,_
que se presta el devecho
en sus múlti.p1es manifestaciones. ·
Hoy
·
no
puede ser
más difícil para .el acusado
la
· condición en que se en;-
cuentra; porque
si
tiene· la ·conciencia de
su
estado 1
mor-
boso por los,·sínfomáS que
experimelíl.lía
.'
'J
L-
q-U.0
fo
,
sean
· conocidos, pedirá
su
:reconocimiento pericial; porque si
de· sus actos cl~sordena:dos se viene en ·conocimiento de
su
.estado,
el
Juez mismo ó
el-
Defensor, podrán indicar
la
necesidad de-la prueba de· peritos médico-legistas;
pero cuándo .ei.tos acto·s no ·se .refelan, .
ni
't,lquellos sín-
tomas son
-és-tin.iadós
--
por el enfern:io, por ·no·' creerlos
·impulsivos
idéY
1delito ni . COil' participio aigunb en
él
¿quién, vendrá
·,
en
aaxílio del un
r:nfeliz,
sobve
1-cuya' exís-
tencia pesarán las ter.ribles consecuencias de un cástigo
inmerecido, y~ hmchas veces, casi siempre/irreparable?
La·ley ,tonia0sus precaucióne's pára no hacer iius0ria
,
tU!
acción sobre
el
deHn
·cuente; pero ¿tdma· sus · precau-
ciones tambi~n · para no imponerse· sobre~ seres ·irrespon-
·
sable-s~
en :rea:lidad,, ·
de'l
he~ho de que se: les acusa ·o
de
·
cuy1i.
-comisión
le-s
resulta
una
· responsabilidad ,apáfen-
te
Respondan por nosotros -lasincontables víctimas de
una
·administr:ación
d~
justicia casi universal, que no
ha
sido-'reglamentada por una ley
qtlg
: ·
M1sq,ue
en
e'l
orga-
nfamo
fas cóndioiones,psiqúic:as.deUndividub:,
en
las
di~
. '
/
i
/iíO
n
~:evsás
:i
eausa .
.cle-
,las,
q:u.o
; ltr,
Ü:m
prnls
itF.Jf
,.
,á,
·
Ia;
,e@misióm de
~
.
hB.:©W:OS
ü
Í.·@;pr
o ñ
ai
dQS
,
iyceI
.g
.radc
r de' iheéponsab
il
l
iidad
\ .
de
sus
_,
a;ctl@-s
,e
p];d
6
&ebp
inc.
cmc
ir.errte
:de :s:
ui
:
ondrrota,.ph-
,
ua.
-.
v..e~ill'..
, ~. la ,
at
aG
t
a:
.
y.
-j1
1o1star
apiieani:
ó:rT
de
-
Ja
. ,p:epir;_
r·~
l--
--.ol
S:b
~h
J!ili-
eZ
·\
i-lrnga
, "débito f 1
y;
e:
a;v.e
ú
grqa:
1
q,
uién
1 r
e-&
:,el;
re
·.
p@n
·
s(;l;g}é-
!d~
él
,:'
e \
médioo-1,egis:_J;
.
al
ir1e
bwrseñal
a:
rkel 1g1
~ad-o
.
de
1-
tes-p.
011.sábiJ
i!lad; t
de
l
.-,
del.i:ril
cue>n
te-
, daduoidq_
de
.su lest
.
ta
cil@
J
:0füg_~
·ni
!ltt.>,
·.
p

1
~q,
ne
.,
el
,
júe2i
,jhzg
ru
e]J
i,e:eiW
01
eni
:
sNs
, 'lna-
:nif
'3
tanio](),e,'3
pr}í
:
oti
0a,$r,
r;
y)
.eL
:.
médi.e.
0-1e
gis~d 1
la
r
cacusa
:iw-
·
1ª11W
l
~iY8J
,
r1
1
eli
mó:
~ihüe1 lrncho, mismo le
la:s
¡
én:iiíd
íciones
-m0
11h.
ci
sfl
s
:.:-
6.ar,i.t~
i
(i)pó
lóg
iieaSJdelia:®l'l!sa
d0.
·rri_)'',:··
:1;-
i,r- ·
.)
t, :
R.ay,
igj!jl
rho.m
iooe
mue
11t
o,
dice :
e1
1primer0.ollueg9 c
dieb:e
.
habe
y-
,
otp,
,sfü
qk1p
,s'
ea
,J_
e
li
mat~d10r;y
sobfi.
1eq1e,.éste
debe
r
J;teca:e
,r
,
iJl
¡
~jgP,:r,
dre
r;
la, ·
ley
;
&i
no
f
pr
,ue
ha
,u
~nfi.€
,.
Obr6
·b.ajoda
·.
~nfl.µ~po,i~
r
:de
~-zi.1;1:
1
-de
:,las ic
us
as
r
q;i-:ie
~
E;s:(ekíy:ie
n,
Ja
1,
.:
resp
©m
-
; $ab.ili.dad )º!·1~inal.
.-ft:
E{}treta1
~t
:.
el ¡seg.
UJidc
f>dice :.
sir
hay
·>
un
,
mtti:l
JJ
,
t'
¡h
y
'\Il
:i;n.a:tfador,
,,
investig
1u
;e:
rnoév ;pob
el
r
i1;,eeonq
-
,
._
eh11ie1;1to
. de és~e,
,.
si
J"
:el_
:
hecho
·de~e:'
.n.ó
1,s
e-nl
eiim,putado,
es. d;e~h~:
..1;
~'Y
,er.jg"
üetilo.s-
,
sida
) omimón\delb
criilné.n
. es ,'el
._,
t
...
J.C.
.ré,sultad0: de0t!ll
i;i;e'tl.0,,
\
1..f:ifle~iv
o 6 ]
de
-un
mpúlso,
i1nre
fiqxi-
·-
i':ó
p,or
lo,mis:mó
:-
q;
ue
._
es
:i:n~m10lérrbe
: r
i.l
I
m:.-rn
2;1J•J
1,
·,;
· ·,
)ie
,aquí; i
la
J'
i
ll:u
ión,
~1
,
cq.neu,r,so
s
que
ud p,
roc¡t,e.so
1
an11iá,
:
paua
,
:Jio
...
ifll
p.ónér
i
1-a
, l
~;y-
·" 1
ciiega
.s:0:qre
1
ser
~s ;
qu~
,,,
1s
Lapa
-
·
11lQ8J31
r
~e
s.p
:G
nsablwv:i)qYr;
irn
ara: :vista,
d.
,e :
u-n.
k
deli'bdt
;
-s
n
0
,:;
lo
-
S@J
lf
dJ::SfHll:éS
.:d
e-
..,
mi:r,i
11.e
noci:tpiento
fa
cqlt:ífil
.Mo.:
d :
0m>'u
·
sL
S~ .
nos
; diir
át
en.
i
r:es]:i
n
@.13
:
ta
·; !
CJ.Ü.
ráJ
h
¡í,y
:f
rtié.discoi-).e
-
g;
istas
,.. - "
~.
,1 \ ,.. . ' 1 t
. p
a.ll
a
.-
~·ec0;J.-10~.e.r
, 1á
d0.',
~a
deh
':tl:eiu
entes;
y t
Jo I
porremP~
; en
_
d.u.cJ
.a,,, r
p-0
tque.tm:
rea].
_
id.aél
néx
isten
-.expe
l\sm
;
cl.6s
, p~r ~s
'.
g.
e>-
.t
bli~rn0s,
p.
e,
il~·
im
ed;e.1
;
á
_
ir6.
n.¡
;;
per.
-m
e-s
1t0s. r
f~:eul
taiti
ir;
0..s
,
tieJilien
.
JJ
~a;n~_isión
m¡g.
J
y.
1
.ikifmi~
da
~
E}!lo
r i
J:HÍ
:SJ
,~u:é
.s.e
.a-
)tlllj
uy)a,
boN@
-
-Ka
j;
_~ ,:
ei~i:t~
_s
_í:
l
lf.
oofül-á
,d.
e.s:i
i
li4
i
ID.~si6n
1 ,
qJi
er
Je.s
e
cl.a
,ii
l.e_y
5.f
c
wa
ndo
;: í
p.or
·
bi'é:Hast
di
·é
Ú:h
'stancias1
án
ol'm
ales l
á'
'
ma
;
riera
:
bhí
t
s!i11
J,
tl
,
li:firu
\
pelsd
n
a:,;
!=)
l1
ju
e'
z 61la
dl:ife'iirsa
·
:ré
'qt1ie•
ren
ó
exigen
·
su
reconoc
i
miento
pericia
l, ó
fo
1Í
'é'
:'
es
'.
fo
lh'
!Sfi-Ícf
;•é-Uaifdio:
'
1
ptOV.bCfll!e
'.
Ó~
;$e\
vJar
gh
f
ovocatlO
esé rfe-
Cóliáf¿
l':Í'i
niento,1 Ü6r
:ét1.al
1-
fiO
l
es
fa,
1herfté
l
tle
•-
~~
ta
1
óbra
~
·'
mi
"•
la
1
qiw~
·k,
at-arnos
de-
. :
1:1tGstra1
11
ht
I nee.
eSÍt'la
xil.
.,
de
,~
ipile'
-
ise
e
córiocimi0
1,1to
:.
ex~is·
ta,
; i
88
ihágaJ
:hi
tdis'pen'sa~le
P.
ref:;'p
?écto1
de
if0i:10s
·
1os
-1_)
l.'0C
'
e'sa'.tlüs
f;7
séa
Í ..
\taal'
>
f1_.1ei·e
0
-'
SU
(te
dat1
i t
·'
S-if
~éxo
ó-
·
>él
,
d@h
to
· :
por
1
ef
~lile
·:
i
.-ll~s)
jhzgue
;
1~
ó
fu:ás'
'
e'Iiro
'1r
afin;
)
nuestra
idea
.
principal
es
convencer
de
que
si
eRi'~ii'é
ii
hecfüN
f
cf
iimin'iles :
más ó '
m€ln
mi
'
é,ategói'-Ía;
'
e8lsi-
,si
'étn
-
pte
'
SU
ej~!Jtlc
ión
·
fl
-
éperrd~
de condici
Ém
es org:
á:ífica
's C
arí&
r~
~
'i
f
r.:l.
'e·s
de
l ·
agé11té
1
q_tte
,
.í:ti"'ásto
·hrtnt "
si.is
'
faeu.
lt
af
des'
B.
í.
'eri:'
tales
-'p~
:ftMthétifü
Jó'irí:i*r'l.sitaria1'nel'lte ,: y ¡
de
1
a'
c:
tos
J.
r
~:fl
'éxi'J
~
vbij
y ;
:ebrrtiié1nite§"-;,
y
en-t-iéhdrtse
· -
bien
qt1e
'decin1ós 0
daM
r
" siempre,
pilfü
1 '
(:ftl'
~
T:I.O
f'
Se
.
NÓ~
1
tfieh~C:
'
de
défen>
~ofé@
'
d,é}
.l
füj):,
:ineít, lo' que 'IÍ0·1
se
rfa
:J
iiYei'
ec
i
fió
1
,
::
csüp
üesto>
tj_
u~1
só~és
f los
l
:H'ilfl'
éros;
en
óree1
0:
1
rt~
i
el
·délihé'uentei
debé
1'
sfü
'
éast?i6
IathfI
. . b '
péíi01
'.b!
1
sti'g,á
'
e1tl
,sie:ríipve:
qlie
'~
1
e
.:
~
:ih1
1
é'
ldé
í,
pór
todos
"
t;
ni,µ
dios
í
j_iosibles;
· ,y
.r!é'
nr
tr-0
!6tT0S-
'
1:í.01t
et
r~árs
;,
fiportt-in
cf'.
I~
é1'Í
1
l
l
U-
.. t t7 r , ·
~
.l..
r . r ,
2t i
1quen
o
·--
'e-r,.\i
3'
ev~iobi1nirinto
1ni
i
Miitfo
!'
el
at·add'
a.~
tl3§p' ·
o'tlsá
,t
~'
' '
··
b
b:iflid
áfi q~e
:.
-de-be
j
i:
n:rpilÍlláÍi:ls'Jél
'e\
L•J:.1-i'.l
b
Oíi
e;
ü.lu
'
.i
J ¡
',f_
;
'!
L·r;,
\ 1
4•
t.:
(
'\
,.
{),
'l?e:!!-m.í.ta'Sen0.:s
,
u:n
i.tl
díg-res
i
oo-:f
J 'q u ?
f.1
vi~11-e
,.
~fi
...
ápojd-1
d
é··
"
~b
-
di:olici!üM ?
fa,
..
,
(!l
'
Cin
1
fesi6'
ft
;-
iJ.él ,
-:;
¡&ih:ía:
&J1IÍ()
f
\)u-gak1siefvi'fO:l¾:Y
ptSW@a
, '
lJ1$na
''
1Ja'ra
'
1"8'pUtárlb
'
'ftUt~t
dd
gl
déi)iiícf
iJO
p
'T
ell
Óü},
ff
·
s-e
,,
l:e0t'i~g~
' ·
Jpút
L
I
1rn:
:.
th1
ir
lia1s
tri:r ~ 1;
eÉÍ6'lal:-ééimiénto
>llk·
qtÜ~n¡
es
·.
~! 1
au
to1
~del, heéhó)r
~~
1I
o'l!íad
d'
pár
~
~m,p~r1
fu:fJI!e
i
JJiá
;I
·
pé~~
~'
.SthJ
'
0llS
-id'
epa,r
i,
.s
i '
tilYPo!O
j
ñlJ
l
éi:t
i:d
v-frtlltct
;
tle
')f
ifr
ifü.i_Y
i
LJ
so· ·
1i1J.!\1
i'
?, o
'?'
/.ill11Q
fP
élai:¿
::;
~únÍ r2p0r,
qü.~
'
Bi
:,
t ·
?J
yli
· i·é'
i'l
élrnza
-'
1.
f:l/
1
Co11fesi.'01P
'
lié1í
iproces:a'.(lO
· 1aislla
x:la,1
'
tenlli:~
'·p:hieÍbá
plena! de :.
c'Orn.'.i:sjn
,
a.
7
:ti
,
diédito
¡. ·
1.1cYil1:ij
deolahufo
·
Ya
¡ f
i1tí
Lr
02
perios~ necesidad
del
:teconocim.iento :mé:dico-legista, pa-
ra
demostrar -
el
grado
de
éulpabilid~d ó _
de
in·cu.lpabilidad
del acusado?
te
creo,-dice
la
ley
al
procesado-si
me
co:p:fi.esas
que.
eres
autor
de
un-delito; si
tu
,cón(esión no
se
ve
ro-
bustecid-a, justificada por·
la
,conviccióp; y por qué no
di-
ce
la
ley: tampoco
te
creQ delincuente,
aunque
e!!tés
convjcto,
-
si
_
la
.opini,5n -pe,ri-cial no
i;ne
,.dice que
obraste
con inteligencia
sana
y
á:
consecuenciá _de
un
acto re-
flexivo?
. Detel:lgámonos
aqu,í
que poco á poco iremos. demos-
trando
la
necesJdad
de
i_n,troducir
en
la
legislación
penal
la
reforma
que
motiva
esta
obra, no tan;
extensa
como
quisiéramos y es indispensable,
para
el fupdamento com-
pleto
de
la
teoría que es
de
desear
-
ver
implantada
ya,
como precepto,
en
nues_
tra
sabia jurisprup.encia. ,
Hemos dicho_ que
basta
Ja· ,tenencia
de
la cosa ajena
:r;nueble
en
poder de
un
extraño,
si11
la
voluntad
de
su
dueño,
para
la
aplicaci6n
de
la
pena
señalada al r0bo,
según
sui
ci:rcunstaneias, y ¿sf f
esta
,tenencia
del
objeto
-
rob
!};
do no
i:
~con
~ce
po1
;,cJ
1.U
fiJ.fl,
_
la
j-nten
(}
i6n
€lo
.losa
de
per-
petrar
el robo sino el estado,~
0rQ
so ,
l ae
1ii
sa9-0,
la
im-
:
pGsici6n
de
la
.
pena
::
se;
just
ar
Claro es
9.
ue nó; porque
ef estado misnio del _
aGUsado
lo exime
de
re
sponsi;!J>ilidad.
Mas
para
que
est
e
~s
-tado sea conocido
,-
,
p.
ara
qüe, cono-
cip.o,
se
estable.zca con pr11dencia el:
gvacilo
de,responsa-
tifüdad ó
de
irrespofis
1,1
b,ilidad,
del
acusado; p
liJ.
-ra
,.
qµe la
pena
impuesta 6
la
abs_oluci6n_
decretada
se
an
merecidas,
se
necesjta, con la averiguaciólil criminal,
Ja
averiguación
del estado dJ
~l
delincue~te; y
para
éste
r ·el concu
rso
del
médico-t
eg,ist1
:h
1
iJ
para
::
el
,..:
concui;s,ó
die
l.~.
e1:
ito
,, ,la r,eforma,
/
53
de
un
e6digo penal, deficiente
ya
con los progresos con-
tinuados· de la ciencia.
La
ley penal es general en
su
aplicaci6n; pero ¿cuen-
ta
la ley con
la
justiciera aplicación de sus preceptos?
¿estima de distinta manera al que delinque voluntaria
y deliberada y concientemente, y al que obra
en
6 á
consecuencia de un estado irregular. de sus facultades
mentales? Quede la respuesta á
cario
de los legislad-o-
res, quienes, al promulgar
la
ley, midieron, permítase-
nos
la
frase, con el mismo rasero, al delincuente nato y
al que no lo es: al hombre perverso y sano, y al que obra
á virtud de impulsos, de causas morbosas predisponen-
tes á
la
perpetraci6n
del
delito.
El
robo
Iio
es impulso absoluto de la perversidad del
hombre 6 del histerismo en la mújer; muphas veces ,es
el resultado de fa epilepsia; y á este respecto fijémoños
en
lo que dicen autores do notoria competencia
en
el
estudio de
la
medicina legal.
Sea el primero aquel que por el raro mérito
de
su
obra sobre materia
tan
difícil,
ha
llamado la ~tención,
ya no s6lo en
la
República francesa, sino en todos los
países del mu~do en que, vertida á los idiomas propios,
sirve de notable y ventajosa enseñanza. ·Nos referimos
_á Legrand
du
Saulle.
El acceso incompleto (dice este autor), el ataque de,epilepsia. y el
vértigo epiléptico, pueden repcrcutjr de una manera determinada y
bastante fácil y afectar las facultades intelectuales,_ morales y afee•
tivas. · · -
Los caracteres y las costumhres de los enfermos
fe~unclos,
en
~x-
trañas ,anomalías, pueden presentar contrastes
muy
notables y
d'is-
. tinguirse por !9
J;11pr~vjstq
,Y
~µ¡bi~o
de.
lo~
.impulsas.
, . , , ,
- 1
/
/
·
54
. 'l'qd Q.~:p
iléptk
o,
si
,n ser
_,
ena1enado;
_es
,de ordfoario
~úí
candidato
á la
lo
.cura_.
·'
. , ,,¡., ;
.,i-
1 ·, }1, r,·--
El crimen
comet_id~
bajo el
in
flu
jo
ev
idente
de
U;l~
cris
is
epilé¡)tica
t 1
'.
b_
'¿ f
écinsiglf-ík
q'rre
s
p-o
'
ns
bilid
ri
d
ab
J
óthta:
\
,.
;
''
'
,:
1
••.
:,i
C 1
"
..
JJ}i
t
'f
v
líi4>
qúé:
11
aL
c0rríetftlo
: ;de·
urnl
ahetá bi'eñtn-anifiJst
al
un
~{~.q
;
f¡;(
gr
: fuera ·
d¡~l-
. attfü)ue:
..
neryios
0;,
!
13.§
i :
P:arci;~
·
Hnen
te respqns
q,pie;
t?-8r
8
t!
_
3e
1~
¡y
ff
C4
¡\
(le
µ·
u1s
~.
el
. e
;r:
~ffi~B:
J.i~
S,l
b3S
tad9 ~{
'.
,
e:1
!
Pf\
,¡ áy
ng.
pe
nlidad
~e
nsiblemente ateírnada y,
en
_,
ci
ertp
mo¡J
o prn
po
rciona l al'
J~~a6!a:ih·iJist~
ri
ci~'mó
~ái'q'u~
"iia'p:od
idci
o
¼b'
n
e.
r
'.
1
v~'
,,,,·,,:"','''
·-:·
·(
'01iitn
é
1
e-Í
crí\rnin'
1Íb.
;
sido
fdáhlente .
éacJculado'
1
j1
iÍhá
ccinsf
g'6
)
§!tl
explicáci
ór
t
{.l
el
"'
aúto-r
'.
es·
· r
esP,
o
ilsa:blo,
;_:
éó
brEi:
! to~of
,
l.
os
' aé~so
•·
ct
·e
e,
p~lep
. iá:
~q
n .
~arn~
[y
¡¡i
,
r¡o
.ha~;
P,Qtpf)
rqm
_
~t~dd,
J o¡
~avJ¡¡,
1
,t_
iJJ
r&
:
E:Jj~
~
~
t
~~
,-
.
ef
r
f;
nyin_?i~\eR~.°1
.
u,,•;,·,
_Y
'.;'
·' ·,
t(lt,(Ó:i
'.
'i-'')
,,r
O.
'
.-.,,,
r.:
.
Cuan.do
.
un
cr
im
en
ir¡exp
licable y
en
complet;o
desacner¡;lo con
los
a
h'%cé
Ue
~tei M ~:n '
fi
6'rts
·a
dtf
aI
·f (e '(o i ~',tien
~~ói-!
~
pi
1
ip
ti
2d
) i mr-
jena do,
es
realiza
do
c
on
una ,
fi1st
~fü
n~idaa)
H1
s0Hta,
:·1
h
ay
·'
quei
p1'
t
ff
-
º~
,
t~nm
l ?-~
9!'/
r
~z¾
ve
,~i_g;
~l_'S
fi
Ji
¡
)1
,
!l.t1
,
ll
xl~
ti.d
,9
:t n t
e~
f1:
C1%:'
Q?
_
f\?1/t
p1
;n
os
!-
-
~~
-S,
~?UOCJdO
,
~f
,~-~p
~l
.
~88
1.
~:,
1.rrr
c;.
,_
..
· . ' ·.-:r:
~-·.
' '·
!,
-:
',"Í
·Impo
rt
a enterarse
ta
·
mb1én
de s1 ciertos muchachos
de
rnstrntos
pér1/ers'0J/
h1alos
6 -fáoces; ei
tán
ál
~u
d.
a
rJ
~e
·
ées
~~
Íédtli,dó
s\te
epilep,-
s
'ia
no
cturn·
'·'i,¡'
,;·,,.
f ....
,,í
;,,;
..
\.').;"
•¡·n
ºí,
r
rr
i
·¡
""•
• ' . , • • ,,.1 .
,-.,.e•
'...
'-'
·-
J,
, ,
,;.
. ' '
',j
¡
..!
.•
~
El médico perito encargado d
yl
r,~g_ó,.n9
qfTA
J,
8:s.~aq_Q
19-'
~
n,t
,
a!
.
e JW
~pjl~~
-
~ic
g,¡_¡
~e
~9
r ª R
9.!
_~r . ~.
~~
l
~~
s -~t-
~t_ct~w~
}
1~
:.1
f~f
C~
~
1~
.
¡
~
~
,~.cce·
sos
de-
dehn
d; '
en
·
l'os
caracteres
f1s
1
c'os
y moral
s ·
el
acceso y
en
1
01
/
d'átáeté-rEi
d
?/
:
Io
f
hlMrn0s
faet6'sff~~Hzadd,
auta'Ilif'e
éstos acce
sós
:.
("·'
·
..
',
. ~
<.>
,
f>
.n
J:
.:.r
c-t
..
·t~.:
i.::.
,
..
. ,.r~ ;
··
.,
tt
tí.
't
...
r: l".t
f.
ri·'·:·i .
,;·
. ~.( :_~J
":l
.
i.
. ~1. J. !;
,; ,; .t
('
•,•~{: .·.,·•.•{•
--
i;~:,;
.-
,,,; •i• • !
~)
;!~
".
! . ; ~
1-H
·tJ ~ : . ,)
~_1.
f'
-i: ·:
'(1
; · .. '1' •,_
,.
• • ,, •J•,•
.,1
.
B;a
1
Y.
1l
ii~
,averiguar
,.
tambi
én
1
. ~-i
los
c
nii)._o
,ij
h
.¡:¡ilépticps
1
están pa,
rt¡,cu
;
~,)h
J.\.•"'"
•.
-· ~
.,.
'
."1.
{ .' .
,lp}.\
o~
.)~
·,--:>•\
1¡,(
0 1 .,.)l;.,,
f,t,
•,}
,¡ ) ' '
larmen a
IY!ªs
expuestos á sencrn
s,
a cobardé
s.
brutqlidades o
~
odio
so
s•atentados de parte de sus padres
d'
i:!
'.
Jl
¿¡í;
árlio
s'.
"'1:_· . : ·:- . ·. _e_
H.asta,
aq:uí
el
autor
citacl:0
~
1¡,¡o
s:.,;,,
c!v,.-¡,,·r;
-'i
,r1
-
,·'>'
,,
'U
..,..,.
j'
!:
~"';
¡·
..
\
,P
.B'"'
.l)f!,1'
, ; ,
-
·Ji·
"
..
,.,\fJ·:
1 ·; 1 1·
·íc
,
·)
11
i:,
i •.
'i
.. ,
.\.:·r"
,
p"
.
-.-\
...
· i·_ 1
~---'-
• ••
:'1·\
:
,~,
,i1
r.,':}-
:
.=.1
J(1·~:~
..
' ..
-.1
.....
f;~
.~
..
:
·~
-
r,
'
·,·
.,
,.~
,
QU:e
fa
,'
·
epifeps
' p'
rectis
p
one
aJ
q_l1Ei""la
pa
de
ce~
'
en
.
~f
e}:
; .
.
~ús
. c~~,
O~
-,A
)a
,
-.
co;q
ii,
si
ó,p.
,
q-!3l
:,4~1it
.R
.,.
de ¡rob9,.) o
c1em.qe
s-
t ran_ los ,
heches
citacfosrpor
t:1:Qm~res
·,
ee
rµ1p.eten.tes
-y · ~lil. -
tores
de
obras
·r'elativas
:-
á 'l
ál
(.'.
rlfe
'
di
c
iha
·;
Ieg~l.
· 1' ·
55
Ent
re
otros
muchos
· casos
que
pu
d
ramos
ci.ta
r,
to-
mánclolos
de
los a
uto
res
dichos, esc
nj
erm
uos
el q
ue
va-
mos á
refer
ir,
por
ser
úno
de
los más
notabl
es, á con
se
- .
cmmcia
de
la
posición de la
perso
na
qu
e obró como
agente,
para
d
ed
ucir
do es-te
hecho,
qu
e si
la
epilepsia
pu e
de
c
onducir
á la comisión de ~ctos reprobados
por
·
1a.
l
ey
al
hombre
dota
do de
buena
educación y
sanos
prü1e:.ipios, con
mayor
razón
pued
e se
rvir
d0 i
mpulso
al
r
cli:
,
sprovisto
de
una
educación
esmerada,
y
cuyos
prin,:.:i
pios
de
moralidad,
por
cau
sa
de
esa
misma
mal~
educac
n,
bien
pu
ede
n
ser
pnestos
en
duda.
Jfo aqel caso aludido
que
se
refiere á
un
joven
in
te-
l
igente
per
teneciente
á.
familia
mur
distingu.ida, y
cuyo
caso
to
mamos con
su
propia
redacción.
''
.
...
. . .
..
...
No
carece
de
nada,
y
todos
sus
deseo
s
e5tán
s
ati
s-
fecho~. T i
ene
gustos
ari
s
tocráticos
y
costumbrea
mandanas.
Expe-
riment a
tres
6
cuatro
veces
al
año
en
el
estómago
una
sensación
p
ar
ticu
lar,
si
empre
idéntica,
y
se
siente
invadido
durant
e
algunos
·
/
"'
seg
un do~
de
una
es
pe
cie
de
vai)or
que
:p.o
pu
ede
definir
se, y s u'
inte-
lig
crn:ia
se
perturba
al
instante.
Cuando
re0obra
su
lucide
z
al
Cf\
bO
de un a ó
d0>1
horas,
y á
vec
es
de
un
día,
do3 ó
tr
ea
, su
sorprende
mucho de
ha
llars
e
ca
nsado,
muy
lejos
de
su
casa.
en
camíuo
efe
hi
e-
rro, · en J
::¡,
pric:ión, los
vestidos
en
desorden,
cubierto
de pol vo ó
de
b
arro,
no
r
eco
r
dando
na
da
df , lo
que
·
ha
po
dido
p¡\~aríe, y
ten
i
end
o
eu los bol~i.llos
por
tamon
edas,
carteras,
alhajas,
µañuelo:i
de
seda,
pipas,
co
rt
aplnm
af',
cuchillos,
blondas,
billetes
de
banco,
monedas
de
oro,
de
cob
re,
ctirtas
,
papel
de
fomflr, so
nd
as
de
goma,
un
chu
-
p
ad
or,
u
na,
meclal!:i de
salvam
ie
nto
, tab'.lqueras,
nt;i
:s
i
lvato,
llaves
,
moridadi
en t
es
.
Un
c
omisa
rio
de
policía,
que
ha
clasilica
do y
num
e -
r.ido t
od
or,
e~
tos
objetos,
ie
in
terroga
ace
r
ca
de
su
proce
dencia
, y et
joven
hal
Lu
ce
a·y
ct
e
ctna
enroj
ec
iéndose,
que
no
r
ecuerda
11
atla
,
que
acab
a(
\,
')
tener
su
enfarmedad y
qu
e
es
muy
desgrn
,
ciado.
· L a fami.ii a
desconsolada
inte
rvien
e
al
inst
µnte,
exhi
be
documen--
il
e
st
ndo
que
hechos
análogos y compl etamente
inex:plica
-
9
/
56
.
""'
bles
han
ocurrido
ya,
que
X' ..
...
'
ha
robado
en
las
confusiones
de
personas
á la
salida
de
los
teatros,
en uri
círculo,
en
una
lanc
hn,
en
los hoteles ó
en
los
inmun
dos
gar
itos, y a
firma
que
esto
constit
uye
una
· monoman_
ía
,
pues
no
ti
ene
concien cia n
i.
recuerda
los
acto"
c
o-
metido~, y
que
no
pue
de
ser
ta
mp
oco el
resulta
do
de
un
crime
n,
. . 1
pnef'to
que
en e l
medio
en
que vive y
en
su
posici
ón
de
fort
um,
este
cri
men
sería
un
abs
urdo
in
actm
isible.
¿No es
sabid0,
por
ot
ra
pa
rt
e,
que
este
jove
n
es
de
una
rectitu
d
escrup
ufosa y
de
una
leaita
d
compor
,tami
ento
que
' d·esafíun
toda
cr
ític
a ? .
-:-
¿Qué
se
deduce
del
hecho
referido?
Conclusione
s
que
'~nen
su
fund
a
mento
en
la
forma
misma,
01-;,
las
-
ma'l1
i.-
fostacio
nes
mism
as
·
de
la
epilepsia
que
·
constitüye
un
·
ésta
do mo
rb
os0,
que
afe
ct
a i
nten
sa y poclerosamon
te
el
libr
e
uso
de
las
faciütades
1nentales.
El
joven á
que
·
se
re
fiere
el
caso
anterior,
ha
co
met
ido
,
una
inconcebible
variedad
de
.
robos,
á
juzgar
por
la
mul
-
titudhetel'ogénea
de
Qbjetos
hallados
en
su
poder,
¿cu
ún -
tas
ocasiones
s~
le
presentaron
para
la
eomisión
de
os:
tos
rob
os?
'
Puede
afirrn,
ars
,e,.
siirexageraci6n,
que
tanta:s
cuantos
son
los obietos
robados.
¿
Cuántos
medio
s inge-
niosos
tuvo
qnP p
oner
en
¡.fráctica
para
'
la
comisión
de
sus
múltiples
robo
s?
Esto
se
.
comprende
en
la
suma
y
· en:
la
diversida d
de
los
objetos
robados
·. ¿Qué
se
dedu
ce
de
e
sté>?
Qnu
fo
.
inte
l
igenc
ia
del
enfel'mo obró
con
la
vi- , ,
veia
.
necesa1·i:::t;
pero
indrpendientemente
de
la
voluntad
deli
l5ernda y concie
nte
i
del
autor
de
los
delitos.
No
cabe
d
uda
que
las
personas
robadas
culparían
al
.
joven
sin
pi
ecbd,
y
que
' pudit;ron
haberlo
acusado
y
has
-
11 ' 1
t'
. f
ta
1f,¡gaG
o a cons
egmr
su
cas.
1go:
s1
·
no
· nen.t p
or
u
na
de
estns
tre
s:
cau
2as:
por
Ia
destrez
a
de
ejecución
qu
e
ev
i
el
conocimiento
inm<:>
del
delito:
por
la
po
ca
57
importa
ncia del objeto robado, c
uya
pérd
i
da
se
aceptó
en
cambio
de
mayores
mo
lestias; 6 por un
sentimien
to
de
conmjseración, si el asp~cto del enfermo revela
ba
s
U:
malestar
físico y
su
entorpecimiento moral.
Mucho de
be
n
haber
influido las
do
s últimas causas pa-
ra
que el joven X
..
.
..
. no
fuera
reputado
un
cc_:>mpl
et
o
ladrón; pero h
ay
que creer que·
la
pr
incipal fué sin
duda
la
destreza
de
ejecución.
Si como podemos deducir de lo dicho, 0n cie
rt
os casos
de
la
epilepsia,
ol
autor
del d
elit
o obra con
rara
inteli
-
. gencia y
sagaddad,
parece como que
sus
funciones ce-
rebr
ales obran
regularmente
á
su
vez; es .deóir,
qu
e'
e:s:istel.1
en el enfermo: la. facu
ltad
perceptiva
bastante
para
estimar
la
oportunidad
d~l i·obo , la mane1;a· de lle -
varlo á cabo, y
fa
de
substraerse
á las investigaciones del
robado; Y además de e.~ª facul
tad
perc~ptiva, firmez a
y..
sutilidad
acéión, guiad.as sin
duda
por una comp
ren
-
~
sión perfecta, aunque ajená á
una
volunrad concien
~e
y
reflexiva.
,.
· · · ' · ·
A ·
pr
i
mera
vista
parece que en cond
icio-0:
e's
ta
les, el
hecho roprobado se realiza bajo l
a,
infüú
:mc
ia de
un
a in-
tención dolosa, y no es así, porque exi,
ste
ncia
de
una
cm~sa
impulsiva é
inconhastabl
, ajena á la volu
ntad
del an
tor
, nos procura el conocimiento de que, si esa
-
tenc
ión existió , lo
fué
bajo
la
sugestión de
üna
enferme- '
dad
, y
en
tonces la
vo
l~m
tad crimfoal no fné conciente,
y por lo mismo no es punible
e1
hecho realizado. ,
No
obstante
si
la
familia
c1
~1 jo'v.en X
....
lo
hub
iera
abandonado: no prueba con documentos fehacie
nt
es y
de
fuerza, el estado de perturbación moral del acus
ad
o,
todo el rigor de
la
ley
hub
iera caido sobre
éste
,
reagra
-
vado por
la
reinc~dencia; y l_a aplicación
del
ca!!:tígo hu-
biera
sido inmereeida por
s
que
un
,.,-
acío de l a l
ey
la ,hiciera justificada
-:-
'
Si
en j a geralid
acl
de los casos, como
en
el
de
robo
ó
en
la
de otros que
revistan
una
fo~rna delictuosa,
se
somete
al acusado al examen del·médico-legista, de
es·
te
estudio se vendría al conocimiento del 1nayor 6 menor
grado de
la
regporisabilidad del procesado ó
de
su
irres-
, ponsabi
lic1a
c1.
,
, No
basta
que
la
l
ey
señale
cuáles ~eán las circansta.a-
cias exculpantes de
un
delito y crnGes las que
atenúan
ó
agravan
su
perpeÚación; l)orque
todas
ellas
están
fun-
dadas en el concepto
ele
que los
hombres
todos
están
do-
tados
del mismo grado de
salud
y
de
reg
.
alaridad
or~á- '
nica y antropológica.' Nó,
la
ley
no debo
señalar
c
ircun
s-
tancias 'exculpan tes,
atenuantes
y
agravantes
del
.delito,
sino que debe
buscarlas
siempre
en
las que
concurren
en
la
pe1yetracióR de
un
d~lito, y
en
la
estim~ción pe-
ricial que se
haga
del
estado
de las facul
tades
mentales
del
acusado. · '
La¡
criminalidad
encuentra
más prosélitos y se desa-
rrolla
más
en las clases inferiores de la sociedad que
en
las sui)eriores,
y,
en cambio, en
éstas
reviste
una
fbrmr.
de
sa
gacidad
más
perceptible
que
en
aquéllas. ¿De
nde
procec1ert
estas
diferencias'?
La
pr
imera, es decir,
la
rn
nyor frecuencía d e
la
comisión de los delitos
en
las
c]ases
in
ferÍOres, r~conoce como causas
s comunes,
la vida _generalmente viciosa del sér generador , que t ras-
mite
una
herencia morbosa á l a ge
ner
ación eren.da: el
descuido de
la
madre
en
las atenciones que reqniere el
estado de gestación, que debilita-6 deforma
al
feto: la
r
rn
impropia é
in
adecuada alimen
ta
ción de
ésta
dur
an
te
la
lactanci
:1
y
la
posterior del vástago, que lo
co
nducen á
fa tisis
jL1ven
il,
~
la epilepsia ó á
la
loc
ma:
J.
n,
mala
edu
-
cación
práctica
de
1a
prole, on l a e la d en que el ejen1plo
es
lr-i
mejor ensei1anza: el aban~ono
do
su
educación mo- ·
ral é
i11
loctual ; y otras causas
más
que
serfa
prolijo
cnnmerar
y que lo
co
ndncen 1
nt
a1
110nte
i
nn
estado
mo1·bo
¡:;o
inap
rec·ablo i
primera
vistn. y
ft
otro'esfodo do
pon·ersión m0
1'a
l que aqu l
acentúa
m
&s
y que se limi
ta
n 1gunas v ces, en s
u~
manifestaciones, por t emor á
la
justicia ; del cnal
temor
se
olvida
el hombre cuando el
e
st
ado morboso, adquiriendo el desarrollo necesario,
Jo
impulsa, lo lleva, lo precipi
ta
en
las condiciones y en l
a,
circunstancias oca ionale propias
para
la comisión del
crimen .
La
segn
nda
clifcrencia, s decir, aquella
en
que
la
sagacida l e c
letennina
más
en
las cla ·
es
super
ior s,
,ncuentra, corno cau as contraria. á
hs
referidas: el vi -
.e r
el
1 ' r generad r qno
un
qu vicioso,·; tenú, l
con ec
uen
ins del vicio con
la
buena
alimentación y
la
higi n ;
la
t1
•a
nqnili n 1 d 1. fritu .
te
.; el nida:lo
éa
-
.'Í
i y exa, era fo la ma re
durante
el perío lo de
l ?esfoción: la
buena
y r gulari.zada
11.
limontación
ó
ta
0n l lactancia y la d 1 vástago en oca i6n
pru
en-
te:
la
buéna
educ,1 ·ión
n1.oral
~
in
l
ctial
de
la
1~o
le,
impartida
con vari con cimi nto odo lo ual ontri -
buy
6.
que el cerebro, menos ebi ·tado pol' L condi-
i ne clicha ·, sea mg
no
torpe n sns volucione , y n
con cu ncia,
tenga
mejor h ut·
para
timar n lo
que
Ya
len '"
puedan
rYir
al xit o la ir
unst
ncias
con
mrente
en ]a
on
umación l loli o
re
é te. e todo l o dicho re
-
'
90.
criado en estas circunstancias, es
ll
evado por
rq.6vil
d
e-
una mala
int
ención deliberada á de
una
enfermedad pre-
disponente á la comisi6n de up delito,
su
cerebro,
nutri-
do
vent
aj
Ósameñte en lo físico desde
la
infancia, y
edu
-
cadq ventajmrnmente en lo moral, encontrará
más
medios
sagaces que
po
ner en
pdctica
para
la consumaci6n del
crimen concebido, porque las evo
lu
ciones del cerebro
tienen que ser más regulares que en el individuo
de
la
/ cla se inferior, cuyos actos revest'
irán
la
forma del as-
queroso medio ambie
nt
e en que
ha
sido creado .
. De
est
as diferencias
result
a que las condiciones y las
circunstancias del delito perpetrado por el r ignorante
. _ y rudo, afectan .
una
forma. de torpeza y de crueldad
que
no revesti
d,
la' perpetraci6n del mismo hecho, llevado á
cabo por el hombre criado en distintas condiciones
de
nutr
ici6n
sica y de enseñanza educativa.
Pero ¿qué impo
rt
an
pa
ra 1
?,
ley, l~s condiéiones orgá -
nicas naturales del -acusado, resultantes de las del sér
generador, de las de la
bu
éna 6 mala ~sistencia d~
la
madfa durante el período de
la
gestación?
c\qué
las con-
diciones ta'rpbi
é:a
resultantes de
la
educación ej,emplar
imbuida desde
1a
'infancia y manifestada en la juventud,
en la virilidad 6 en fa . edad caduca? Nada, sin
dud
a;
1 p;)rque para ante
la
ley, t
od
os
l
os
hombres son iguafos,
sin
ri::tás
ón que la que nace de la¡ m ayor ó
meno1;
rud
eza intelectu~l, y, á excepción de
la
locura, de aque-
ll
as pasiones que sir
;en
de racional y ju
st
o impulso co-
"1:J,Oc
ido para
la
comisión del hecho reprobado. · ,
La l
ey
no busca para
at
enuai ó agravar la
ine
~ponsa-
bilidad del acusado, mas que las circúnst&ncias
que
pueden ser fácilmente demostradas por
ser
fácilmente
-, '
61
perceptibles
parn
.decl
arar
esa-
misma
respons
abili
dad
,
y,
en
ocasiones, la
irresponsabilidad
del
delincuent
e ;
pero
no
procura
in
vestigar
por
el concurso
prud~te
del -
dico-legista,
hasta
qué grado
pueda
conside
rar
se
crimi
-
n
al-
fa responsabilidad
del
acusado,
(1,
ha
sta
que
extremo
pued_e
reputárs
ele
irresponsable
del
hecho
co
met
ido,
qu
e, si en
ta
les
ci
rcun
sta
ncias
se
fijara , d ecla
raría
la
mi
sma
l
ey
que
es más criminal el
homb
re educado
que
:
delinque, por razón d e h .
robustez
de
su
cerebr o
qu
e le
permi
te
nn
cil ó por lo menos no
torpe
raciocinio, que
e1
individuo creado en co
ntrarias
condiciones á
me
nos
qne uno y
otro
se
-
encu
e
ntren
dominados por
una
afec-
ción morbosa 6 por
una
semejanza
antr
opológica,
que
de
tP
rminen
el
impulso criminal. ' ·
La p8
na
del robo a
um
ent a ó dis
minu
ye seg
ún
sea' el.
val or del objeto robado; y dado es
te
prec
e
dent
e,
ana
li-
cemos la
injusticia
con
que
la
ley
proce
de
;al
aplicar
la ,
pena á di
st
intas
personas
que
obran
bajo las mismas
cau
-
sa
8
imp
ul
sivas del delito.
Par
a
ha
cer
más
perceptible el caso , refinímonos á dos
mu
jeres
nacidas
en
distintas
condiciones sociales . ·
Sea
la pri
mera
una
señorita
habituada
al lujo y con el lujo,
á to
da
clase
de
comodidades; y agréguese á esto
una
b
uen
a educación recibida des
de
la infancia y apro
vecha
-
da
co
n
aplauso
en la
juventud
. Supongamos l a
segundá
una
joven
de
igu
al
edad
que aquélla, . qriada e_n la m1
se
-
ri
a;
llena
de
deseos no satisfechos desne
su
infancia ·y
ansiados con_
ardor
femenil ,
en
la
juventud;
s
in
in
st
ruc-
cion alg
una
y
sin
educación social. Supongamos como
punto
de
semeja
nza
entre
las dos jóvenes
una
afección ·
hist
érica
igu
a
lmente
ncentuada
y
preqisponente
al robo.
..
62
La
rica
llega
á
un
almacén
de
joyas,
y
siguiendo
los
im-
pul
sos
morbosos
que
expedmenta,
'
unidos
á
un
buen
gu
sto
ed
ucátlo
y á
ciertos
barruntos
de
coqu
etería
c
om
-
prensible
en
género
-
de
vida,
se
-
apropia
una
pul
se
ra
de
brillantes,
que
puesta
en
su
tornettdo
bra
zo,
hace
re
·
salta~·
cOq
uetarnente
el
suave
colorido
de
su
sedosa
pi.el,
·
hacien
do á la -;ez
el
encantti..
dor
efecto
de
un
a
hojE<.>
de
"rosa
sob
re
la
cual
i
rradian
múltiples
gotas
ele
ro
cfo
.
La
1-:Jobre
Heg.a al
mismo
a
l~acén,
y
su
codicia
.
se sa
c
ia
con
un
líumilde
anillo
de
oro
que
coloca
en
su
dedo
anu
la r,
con
la
s
at
isfacción
de
una
n;via
que
reci
_
be
de
;u
aman
-
te
el
símbolo
de
la
alianza.
el~
sus
corazones.
-
La
rica
y la
pobre
son
juzgados
por
el
mismo
jue z; y
_
h-t
ri
ói
es
condenada
á
una
,
pena
mayor
con
much
o
_
aquello
.
que
se
impone
á
la
pom:e.
S
entado
el
precedente
y
establecido
el caso,
en
trer
nos
en
las a
pr
eci_aciones
que
surgen
naturalmente
acerc8
de
las
div
ersas
-
penas
impuestas
á l
as
elelincnente~.
Las
dos _mujGres h
an
lle:rndo á
cabo
un
hecho
rop
ro-
b
ad
·o que v
arí__a
para
su
estimación
jurídica
en
do
-s
pm
1tos
so
brne
ut
0:
en
aquel
qne
nace
del
valor
del
obj
eto
roba
-
do
,'
y
en
aq
uél
que
las
distíngu:3
de
la
edLtcación
re
ci
bida
.
-
8o1'Jr
e la jov
e~
1 rica recae eon
rn
ás rigor el efee.to
prt11.
i
..
-ti.vo de la Jey,
porque
la
_rriisrna
le
y
pres
um
e
en
la D
uto
rn
del
de
lito
una
esmerada
edncacióri
que
la
hac
e
est
i
mar
,
con
mns
claridad,
la
ilicitu
d
del
hecho
c
ometido
, v YH -
. . .
lor
iz
á
en
niús prec)o
el
del
objeto
robado;
y
en
esta
Y
ir
-
, ·
tud
la
co
ndena
ú
.diez
en la pr·oporéi{w
de
uno
que
i.
mpu
ne
á l
a,
l
adrnna
pobre;
y
en
esta
imposición
de
pe
1Ja
huy
er
r;
or
. é -
i'n
;
jastiéia
.
El
error
ele
la
estimación
de
l
objetQ
to0ado
,
pa
[ á
r_I
~.
ii111,pos
;ición
de
la
.pena.: )'.i
decimos
:
I
1'i'OI', po
quo
lu ·
i;
y mncho, no
ap
reci
ar,
como
se
debe,
h i nclifütció
¡~
por
1o
bello
educar
1á por la vida o
pulent?,
...
de
la
p er .
-1
0
1I:::
.
¡)1
trn
est
imar
€l
n_ lo
que
vale la c1olosillud
de
l hechn n i¡
1
ru1
°
1111'0
co
m
et
ido .
Nada
mas
rac
i
ona
l
qu
e
supon
el'
q
11
,:-
l,1
1_
,c-rs
o11a
dotada. de
bu
en
gust
o,
por
fas
comodi1
!1:
tt
k'
:
:'.
,,
~,
d i:lfaccionos ~-
ane
h a
esta
do
impue
s
ta
' i
y
que
l:,i
di
.;;(
1
11
ru.i
o desde su
niñez
, elij
a,
en
caso de ro-
bo
corn-,
!:il
;•l
d(·
,:
ita
adquisición, el obj
ot
o
que
llame
' l . ' 1 , l . l
n11l
s
RH
el,
1:
w:H
1n. ,
10
acuera
o
con
eL
mimo con
_qne
1a
sido li,
th
~:·Ht
\ d1
.:scle
pequeña,
y que
ha
'd
ete
i:m
i
ua
do-
su
1m
en
.~
t,
,.;'.
,(,
:A
·:' lo bello; y
ta
mb
ién n
adr1
mas
raciona
l
. '
qne
s1q
,r
111(
·:·
<.>
11:.
e-
la
que
no
se
ha
vi
st
o
en
co
ndi
ciqnes
semojant
s,
.~H1
,is
fo
:,;·a
su
cod.i
cif:'.
ó
sus
des
eos, con la po-
~
sosióJt
u(·
·
_111
1
nl,_ii:,tn
insig
nifi
cante
.
!
'Oi'
n:
;.
¡,,i
n(
~
,;.c
ómo est
ima
fa
.
l~
y e l
valor
del
objeto
robad
0 : ,,,r,:
L.
it;·1ó
osición
ele
la
pena.? Si
por
el
prec
io
intrí11 .
.::
c1:
11 .le,
J,
1
,:.-c
,
sa
,
ven
dremo
s .á par
ar
en
el
abs
urdo
1
18
sup1m,:1 ,¡tH: el ,,1
:tm
del ·clelito poseo,
todo
caso;
GüllOC'Íl1·1 t•·
;¡(i
-,t~ C•l.'i'l('
lfl.
]
('~
abso
lu
tos,
COD10
fi
011 Vfl
l'l
OS ]os
L .
obj
etos(:
11,
:,
p11c
-,1
e ~
abstrae
r de
la
propi
ed
ad
de
sus
due
-
ños, y n, io
,,;
i.::
. 'nna
prác
_tica n
otab
le
para
est
imar A
pri,
mera
ü-.:üi
:-en
ri o y el
lucro
que
pu
e
da
obtener
con
sn
renfü,v
·i
,'
11
!.
. por el
rito
que
re
sulta
de la
be
ll
eza
ar t
í:ti
c,
i
,t
,2 h
1:t•~,a
trt
mpo
co
est
a cali
fi
caci6n
ser
ía
prt
1-
d0n
te,
pnrr¡
11
e
r,
11·
lo rep
:u
lar, lo
que
llam a la
ate
nci{m
-del ]Rdn',n. ne,
,,~
(:l
rné1
'ito
de
nr
te
del obj
et
o sino el
va
-
l
or
a
p8
r
r•
u'i ,, . 11
:,
] ; y
Y,.1
lor
r:
purente
puede
te
nerl o
un
a
· cosa
L:l,:
,J
,;
],,."'
, ,
_¡1
,s
de pe
rsonas
peritas,
así como
puede
1i(
1
1'
-enr·r alguno
nn
ob
jeto
de
Ycrda
der
o
mér
ito.
Si ,
pu
e;;
. ni n,
::511
,
r1
de estós motivos
son
, s
in
du
da, l~s
qne
bus
a ]
;{
le_rarn la imposici6n de la
pe
na, sino lo'
10
.M
e 'el valor de la
cosa
ro
badá
,
tanto
por lo
qu
e r
epr
esen
ta
por sn ·
rnéy
ito
mater
ial
cuanto
por~
lo
que
·re
presen
ta
también por
su
mérito aTtístico,
esa
pe
na
no
puede
se.r
equitativa
.
desde
el momento
en
que
ol
acto
re probado
es el mismo ,
ya
sea
tr
atándose
del robo de
un
alfiler co-
mo '
del
de
un
briilante;
primero
porqu
e
la
i
nte
nción do-
- losa ~s
la
misma,
sea
cual fuere el objeto robado:
segun
-
do:
porq
ue .en
la
elecc
ión de
la
cosa ~ubstrnicla s e sigu e
el
gust o
del
"medio amb
iente
en
que lrn sido
cr0:.Ldo
el
alitQr
del
delito; y
tercero:
porq
ue
en e 1
ca
de ser
el
hecho el
result
ado de
un
impu
l
so
morboso, obra
más
en
1a:elección del objeto, la fantasía, qu e
la
codieia y el
-in
-
t
erés.
Pli.diera decírsenos que lo que
la
l
ey
bus
ca
para
esh-
,
mar
el grado de respo
rt
sabiiidad
del
delinc
uen
te é impo-
ner
el
justo
castig
o,
es el
may
or 6
menor
perj
uicio q
ue
resul
~a al robado por
ºt
despojo
de
la
cosa
su
bstraí
da ; y
siendo esto así, se explica
la
neces
id
ad q ue
el
legisla
dor
tiene
al
dictar. la
ley
,
para
fijarse en el valor de k eo
li
a
robáda como
bas
e
para
la imposición de
la
pena;
pero
e
sta
considerac
n no
debe
1;efluir
en
perjuicio del acu-
sado cuando el móvil del délito
es
ajeno á
la
voluntad
li
bre
y ,conciente; porque en
este
caso, lo mismo
el
robo de uno que
de
ci
en
, y la
estimación
pec~nia
ria
dél
· o
]:>jeto
robado no debe servir de
base
pa
fa
una
pena
que
no es de imfJOnerse, por el estado morboso del acusado.
Sin qu
erer
nos hemos
apartado
del
camino
que
debe
-
mos
segu
ir
en la present e obra; y
por
lo
mi
smo,
deiando
la
'tort uosa senda por l á
qu
e dimos pasos
bien
' in{~tiles,
entremos
de
nue
vo Bobre
el
terren
b
que
cor
re
spon
de
' á
la índole de
esté
líbro . .
' \
6,5¡
¿Es j~st~
la
imposición
de
di
versa
pena
á. dos
seres
que_ obran siguiendo cada uno
la
sati
sfacción
de
sus
· de-
seos ( como
en
el caso precedente), de acuerdo oon
sus
diversas inclinaciones, nacidas
de
distintos
géneros
de
vida y educación,
gu
iadas por
un
mismo principio
mor
-
boso, y si~
que
medie y
pr
ece
da
á dicha imposicíón
de
pena
. el reconocimiento pericial del estado morboso
ya
indicado? Nó, ·sin dnda; y no
será
justa
la
imposición
de di s
tinta
pena ( caso de
ll
egar
al
absurd
o
de
impon
erla
en
las condiciones dichas),
supuesto
que
hay
que
estim
ar
la
diferencia que existe e
ntre
las
inclinaciones hijas
de
las educaciones recibidas.
El
delito de robo es punible y con más rigor
tratándo
-
se del htdrón de
buena
i
nte
ligencia
.y
de principios
de
educación regulares siempre
que
est
é sano ,
porque
hay
que suponer que , en tales condiciones, conoce
más
la
ílicitud del hecho que rea.liza; y que si á
pesar
de
esa
educación y
de
· esa i
ntel
igencia,
que
deben re
frenar
sus
malos in
st
intos, los lleva á cabo,
su
int
ención dolosa
es
rriás manifies
ta
,
más
.clara,
más
evidente, y
hay
que
su.:
poner por lo mismo que en
tales
, cfrcunstancias,
el
de-
lincu
ent
e se
hace
verdaderamente
acreedor al exeeso
de
la
pena. Pero cuando se t
rata
de
una
persona su.jeta á
una afección morbosa, bajo
un
grado de desarrollo y
de
acentuación que le sirve de poderoso
impul
so
para
la
. comisión del delito de robo, no
deben
tenerse
en
cue
n
ta
la
in
teligencia ni la educación
para
servirle
de
agrava
n-
tes
, porque en vez de ser así, le servirían
atenuan
t
es
de su falta si por clesgracia la enfermedad n o le sirvi
er
a
de excul
pante
, s
upu
esto que la
in
te
ligen c
ia
s
up
one
tr
a-
bajo
int
e
lectual
lat
e
nte
y
la
edu
cación
trab
ajo intelec- .
66
t
ual
ya
realiz~do; y
uno
y
otro
agotan
más
el vigor
del
cere1'ro, y lo
ofrecen
decaiclo y
débil
al dominio
impe-
riosq,
-fa(
vez desconocido, del
mal
que
lo
qH
e
branta
,
para
p
ostrarlo,
agotándolo
después.
De dos delií1euentes, el
uno
1;udo é
ignorante
y
el
otro
ecl.uc
udo 6
inteligent
_
e;
pero
dotados
ambos
ele
n~turale-
zas
igu
a
lmente
enferma
s ,
puede
decirse
que
si
ll
eg
an
á
la corpisión
gel
mismo
delito, no
puede
asegurar¡¡;e
qu
é
obren
con
más
·
voluntad
uno
qu
e
otro,
ni
con
más
dis-
cernimi
e
nto;
por
q1.
1e
es
de
afirmarse
que
.
el
impul
so es
co
nsiguien
t e ar dominio del
mal
sobre
el cere~ro, y
este
~
domiliio
se
acentúa
mús
sobre
cerebros
gastados
por
el
tra
bajo
intel
ectua
l,
bi
en s
ea
al
que
naturalmente
so
está
su
j
eto
por
el esfuürzo.
de
la
in
teligencia
que
lo obliga al
trabajo,
bien
sea
por
el
tra
bnjo mismo ,
sobrellevado
en
el
aprendizaje
y en
la
enseñanza
in
telectua
l.
Entre
dos
histéricas
que
sig
uen
el
impulso
recibido y
cometen
el
mismo
hecho
reprobado,
pueden
exis
tir
en
lns consec11encias
de
éste,
las
variadas
diferencias re-
sultantes
del
grado
de
educación de
aquéllas
.
Si
e1;
condiciones
de
salud
igualBs;
la
n;iillonaria co-
rno la
obrera,
cometen
un
robo,
no
cabe
duda
ele
que
la
pri
m
era
·
debe
s
ufri
r nrnyorrne
nte
el
rigor
de l a p e
na;
porqüe
por
ra
zón de
su
educación
está
más
dis
pues
ta
,::(
est
im
ar la
ilicitud
del
hecho
qu9
rea
liza; y
se
g
m~do:
porque
sin
duda
al
guna
el objeto
que
se
apropie
se
de
tal
natura
l
eza
,
que
su
pérd1da'
ocas
iono mayor perjuício
al
dueño
de él, lo que 110 s
ucederí
a
si
en
caso
de
enfer
-
medad
que
constituya
l¡:¡,
inclinación
reprob
ada
una
y '
0tra
cometen
igual
delito,
aunque
vário
·
en
el
valor
ma-
tdral
'"
del objkto robado:·,· ' '
,,
ÍJ,f:.
,,.,. ! '
,.
G7
-E
l impulso es conci
ente
ó no lo es.
En
el
primer
ca
~o
el
delit@
co
nsumado debe estiurnr::;e
tal
cua
l e
~-
ttpli-
car
al delincuente el rigor pci1al. E n el segundo,
el
h ·
cho cometido no
atrae
responsabilidad sobre
el
au
to
r;
J
en
este caso la
ley
cl
ebe entelar s que del
ca
·ti0·0 ,
de la curación
c1e
aquél.
Si castigamos al impulso inconcie
nt
e, clespeclacemo -
~
la locomotora que
atr
ope
lla
al
hombr
o y lo
tr
i
tnra
y
machaca bajo sus
rued
as: si
estimamos
par
a el
cast
igo
el
sentimiento
conciente,
ahorquemos
al maq
uini
sta
que
viendo sobre
la
vía á
un
individuo, precipita sobre d
él
la
·mole de la máquina. Pero
ant
es de ahorcar al m
aqu
i-
nista, procuremos la
prueba
de
que machacó de
in
te
J1t
o
al descuidado ó tonto que sobre b v
ía
se
pus?;
porqn
e
ele
lo contrario sería punir nna
falta
de que no
debe
es-
timarse responsable á aquél,
porque
le fué imposible
detener
á tiempo el 'impulso dado á
la
locomotora.
Si el cerebro
está
sano, 6 más chuarn~nte hablando: si
el cerebro obra y funciona con regularidad,
castíguese
en
buena
hora
al individuo
cuya
es la comiRión del deJito
perpetrado;
pero si el cerebro es
malo 6 recibe la in-
fluencia del estado morboso
del
indiYiduo, discúlpese el
mac
ha
camiento de
un
hombre bajo las
ruedas
del
veh
í-
culo que llamamos locomotora;
po¡
q{10
si
ésta
obedece
al impulso del vapor, el s
uj
et
o obedece al del .mal que
lo
gu
ía: si el m[).quinista arroja la
máquina
sobre_el hom -
bre qu e
pasa
6
está
tendido sobre la vía, la locomotora
obedece al impulso r ecibido, y así el h ombre
obr
a
sen lo
determinare
el
estado
de
su
cerebro, y p odrá
\
ser
ó no culpable del hecho
re
aliza do; pero
en
ni
ngún
caso la máquina que didge.
I'.
.,
\
68
¿,
Cori
qué valor,
de
qué
manera
justi
fi
cada
se
i1npone
un~
pena
al
aut
or
de
un
hecho
reprobadp
si no
se
tiene
la
conciencia del móvil
del
impulso
que
lo llevó á con-
s
umar
lo?
Teor
í
as
caídas
ya
en
el olvido
por
razón
del
progreso
científico,
llevaban
antes
al
hombre
al
estudio
del
cora-
n
humano,
para
sacar
de
ese
estudio
el
conocimiento
de
la
causa
impu!siva
como
producto
inevitable
de
la
inclinaciqn
perversa;
pero
hoy
ese ,
progreso
q_e
la
cien- ·
cía
deja
.a
tras
al
corazón y
concreta
su
estudio
al
cere-
bro
como exclusivo órgano
pen
sante,
que
conctbe,
ap
re-
cia
n
su
_s pormenores, y '
ejecuta
con
más
6 ménos
eJ:-
_
pontánea
intención, el
mulo de
delitos
qui
registra
la
· estacrin1inal
en
·
sus
oscuras
'y
· rep1.1gnantes
pá-
.
ginas. y si ,
ésto
es así, sigamos '
la
corrient
e
de
las nue-
vas
i
deas
, y bu¡,quemos, no
en
· las
manife
sta
ciones rea-
les
del
hecho
cometido; ·~iho'
011
los
im
'pulsos' morbosos .
6 antrop9lóg'rcos
del
individ'no, ei
castigo
que
merezca
SU
delito;
y
no
_d:rgamos
castigo
~q
ue
S\lpOne
la
ex:tin ·
si6n dolorosa,
d'e
.
una
pena
':merecida,-di
gam
'os
la
co-
rrección
física,
aunque
.
injusfa,
del
110rnbre
en
qliien de-
bemqs
ver
_con -~
mor
al
ser
de
igual
naturaleza
á
la
nues'-
tra,
que
·
del
inque, ímpu1sado
por
úna
-voluntad incon-
ciente
hijii 'de
una
_
malá
predisposición,
de
un~1,
enfe1
rnedad,
de
que
~nuchas
,.
veces no es
responsab
le.
Ve
a-
mos
el
ex
travío déÍ
hombre,
y,
com padeciéndolo,
bus-
quémos
el reri10dio
del
mal
que
lo
origina
en
la
esfera
· _
que
sea
·
necesaria
para
él, y .no
procurémos
1
hundirlo
en
,
]a
cárcel
en
donde, enfe1
~m
o,
agravará
su
mal, y
en
Jon-
d(i
sa
na
enfermará
y
,-
pervertirá
sus
na
tm~les
'inclina-.
~
ciones;
tal
vez
buena
~s, .
en
el
basto
campo
de
la
pervet-
.
1
60
sa
en
seña
nza en que por razón del castigo , l o coloque-
mos;
más
-claro aún: abramos
de
par
en
par
·
1as
pue
r
ta
s
del manicomio
para
colocar en
su
se"no
al
hombre
ena-
jen
ado; las
de
la
casa
de
salud
para
el enfermo;
las
de
ht
cárnel sólo
para
hund
ir
eri
ella al
verdadero
de
lin-
cuente
que no encu
entre
piedad, por no
merecerla,
an
-
te
el rigor justiciero de
la
ley.
:;::
:
::.
:.;:
Hemos
hab
lado en general del
1·obo,
incli
nándonos
má s á
hacer
lo del que es calificado como
sin
violencia;
en
cuanto á l robo en que
esta
circuns
tancia
existe,
me
-
rece
un
estudio más detenido, porque revi
ste
una
~orma
bajo
la
cli.a
l
la
natura
leza obra
en
mayor
e,Sca
la, revelan-
do, 6 u na perversidad
más
acentuada,
ó un
tempera
-
m.ento morboRo s notable.
Ex
i
ste
la
particularidad
muy
de
notarse
de que
en
el rob
o_
con violencia
inter
-
víenen siempre, 6 por lo;menos, ·easi
siempre
'como
aut
o-
res, individuos del ·sexo masculino,
pu
és
en
cuanto
á
la
participación q
ue
algunas muj
eres
tonian en_
este
deli- ·
to, es
secundar
ia, y, en el ma
yor
número de veces, re-
vistiendo la forma de cómplices ó er:cubridoras.
Hay
. "
también
que
notar
que,
por
lo regular, el robo ·con vio-
lencia no
se
com
ete
por
un
indivi
du
o sólo sino siem
pre
por e1 con::urso de otros varios,
aunque
la idoa
hay
~i,
nacido (le
un
i
nd
ividuo aislado; y, por último, ·
hay
que
fijarse en que
cRs
i sie
mpre
p
ai'.a
la
comisión del delité)
de-
robo con violencia, los a
gentes
se proveen con
ant
i-
cipiwi6n de elementos que sirvan
para
redueir á la víc-
tima del
at,e
ntaclo á
la
impotencia , como el lazo, 6
pa
ra
privarla de
la
,Tirla,
comoel arm~ blanca,
corta
y
de
fá•
, '
'
f
. ' -
70
Cil
OCUltaciÓTI;
y 110
ha
y
qne
olvidar
lUc: 'ta
1n
.bi
él1
par
a
la
comisión
del
hecho
ha
y-P
or
lo co
mún
nn
:
a.
vrovis
ión
anticipada
de
objetos
tales
como
ll
av
eB
fah;a,
:
c¡ue
no
-son" [los o
bjeto
s]
más
qu e
el
resultado
de ~:url
sh·ie
de
estr1.dios
prfvios,
aprop
iados
para
la
co
,i
st'ln&e
ió:n
d
el
delit
o.
Todas
_
es
tas c
ircunst
a
nci
as y
oh-a,"'
,;r
:H
:
ha
s qúe
omi
t
imos
por
no
hacer
difuso
est
e c
apü11
lo
. d
01
1n
u
str
an
s
la
ex
istencia
de
la
intención
crirnint
d,
ne
es
la
guía
de
los
perpe
t
radores
del
hech
o.
d~l
ie
tr,0
:3\l.
qne
ln
exis
te
ncia,
~ncreible
por
absurda
, en t
od
oB L
..1s
indivi-
duos
asociados
para
la
perpetración
del vrirn e u,
de
l
mis-
mo
6
semejante
temperamento
morb
oso
'11:e_
p,
1r
un
fe-
nómeno
simpático,
hiciese
uniforme
el
i
rn
pn
L,,
,
para
la
consumación
del
acto
.
reprobado;
per
o en i
,j
do
c0.
hay
una
intelig
'
encia
que
inicia
él
delit
o
:y
q
w:
~
úv
:
ilitándo
.
los
.
medios
para
consumarlo,
busc
a
la
;_:i_:-;
ocil
H:iú
n
de
otros
hombres
para
llevarlo
á
cabo.
Dt
est
v.
in
teligen-
cia
deb
emos
ocuparnos,
como
ocuparnos
Jt
ibernos
c1
e
la
s
inteligencfo.s obscurecida~
sobre
las
qu
e
ej
erc
e
poderosa
infh~encia
la
inteligencia
sana.
El
robo
con
violencia
reconoce
por
rt1
g
'.
D.l
ar , como
fuerzas
eficiel'l.tes y gen1eradoras :
la
mís
erja, la
t'
calami-
dades
públicas,
la
mala
odtwaci6n, el impil
I:
o
del
amor
propio
extraviado
y no-i·eprimiclo
por
la
.niordl, la esca-
ces
de
capacida
d
intel
ect ual
basta
nt
e
parn
po
d
er
est
i-
.
mar
#
la
ilicitu
d
de
la
acción,
la
falta
de i
!'
i1b
:1
.io
, In va-
gancia,
et
c.;
más
de
lo dicho no
debe
s
LL
pon
er:::
o q ne
en
la
comi
s
ión
de
l
delito
obre
sie
mpre
la
int
t'nc·i6 n dolosa
que
lo
constituye.
'
Para
la
de
m
ostra
ción
de
lo
expu
est o a.nte
iorme
nte,
re
curramos
á casos
práctic
os,
de
los muil
':'S
nac
erá
n
í1
sin esfuerzo las conclusiones prec1s
a-s
en
ap
oyo
de
lo
dicho.
'Tratemos en
primer
lugar de la miseria como
fuerza
i
mpu
lsiva
para
la
perpetración
de
l robo con violencia.
Por1
lo
regular,
cuando el
hambr
e domina á las
ma
sas
y .la necesidad
ele
obtener
alime
nt
os no adquiribles
fü-
cilmente, pero necesarios,
enerva
los
bv
enos se
ntimi
en -
tos
públicos, se
ve
que pueblos
enteros
se
entregan
al
pillDje, inYadiendo las casas de los h om
bre
s ricos, de
donde arre
batan
indistint
amente
cuanto juzgan propio
para
sat
isfacer sus necesidades, y cua
nto
por
su
venta
6 cambio,
pueda
servir
para
la adquisición
dA
lo más
indipensable
para
la vida; y como de
este
· saqueo no re-
sulta
ol bionestay público, se
ve
después invadir
por
esas mismas masas, familias y poblaciones
enteras
á las
qu
é llevan
su
aliento
des-v
~
astador
y
un
esterminio ürne-
cesario por inconducente.
Las
calamidades públicas
tales
como
las
;pérdidRs
de
los cereales y de los ganados
por
escaces
de
lluvias y
de
pastos prolongada, y
la
guerra,
y con· l a
guer
ra
l
os
sitios de algunos
puntos
que
se
prestan
paT-9-
sostener-
los,
han
demostrado
la
ve
rd
ad
de
que
esa
excitación
·
blica que
recono
ce
el
hambre
por origen, conduce fa.
talmente
á
la
comisión de hechos horripil
antes;
porq
m,
ante
la
ceguedad
de las masas
nada
sirve
de
va
lla
dar
pa
ra
detener
su
desvastador empuje. 1
A
medida
que la necesidad nace y
se
de
:;
an
olla, s e
produce
la
manife
stación del robo, primer o
L:
:i
:jo
la for-
ma
de r
ate
ría
disculpable h
asta
cierto pun
to
, y de
sp
s
adqui
riéndo proporciones cblcrnl
e&
á tcedida c
1ue ]a
ne
-
cesidad pública se acentúa. Los
mayores
esfuerzos pues-
11
72
tos
en
práctica
para
detener
ese desarr.91!0
del
crimen:
los
castigos, ~te.; no
han
sido sufici
entes
para
contener:
la inclinación al robo, que acaba por
degenerar
en ban-
dolerismo sangni.nario y desvastador, á semejanza de la
aveni·da impe
tuosa
par
d.
la
cual son estrechos los diques
existentes de los que rebosa el a
gua
en
torrentes
des-
tructores.
Este
jmpu
lso público es
tan
vigoroso que mu-
chos hombres enéargados, por ejemplo,
del
sostenimien-
to
militar
de
un
sitio,
han
sentido m
s
temor
por
las
masa~
hambrientas
y resueltas, que por1 los
ataques
del
enemigo que asedia
sin
descanso la plaza que defienden.
, -
Ei1
el
período en que
la
mise
ria
~ pública
t-e
acentúa,
ningún esfuerzo
basta
para
contener
su
impulso des- ·
-
tru
,c,tor. Dadle á
un
pueblo hambriento ce·reales y gana-
d.o
y los aceptará arrebatándolos y, de
vo
rándolos con
4n
-
sia verdadera; pero después de satisfecha
su
necesidad
del
momento, lo vereis oqultar
más
8lementos de
aqu
.e-
llos que acabáis,
de
facilitarle, y predisponerse
al
robo,
como si aquel estado ·anormii.l de
su
manera
de vivir.es-
tuviese
pr6ximo, inmediato á
repetirse.
Esto
no es
más
que
la consecuencia forzosa
de
la
descónfianza y de
la
ociosidad; porque el pueblq que
'h~
sufrido
una
calami-
dad
cualquiera, aunque
haya
cesado,
teme
que no
haya
desaparecido; porqu8 el ·pueblo cuyo trabajo no bastó á
cubrir
sus necesida
g.es
en
la
adversidad, aborrece el tra-
bajo, creyéndolo
eternamente
impr9ductible, . y se
en-
·
treg
1a al pillaje como -consecuencia de
la
ociosidad
en
que
vive y del agotamiento físico y mbral que ésta pro-
duce. /
Y esto es
natúral.
El
.
padre
roba porque ve hambrien-
tos á sus hijos:
el
hijo, porque ve eonvulsos por el
ham
-,
73
bre
:S.
sus ancianos
padtes:
.e
l
marido
porque
siente
des-
fa
llecida en
sus
brazos á
la
mujer
que adora:
la
esposa
porque
tiembla
an
'
te
el aspecto demacrado del
marido;
· y él hombi·e
en
general roba,
porque
ve que
su
trabajo
es
improductivo y porque, productivo, no
basta
el jor-
nal, el honorario que adquiere con
sus
.
es{U:erzos
,
para
facilitarse los alimentos y los elementos necesarios
pa
-
ra
su
sostenimiento físico y el de los seres que de él de-
penden. · ·
. Y lo que sucede con el
hambre
pública producida
por
la
guerr
a ó
por
las pérdidas de
ga
nados y cereales, exis-
to
con las pestes. Cuando
un
mal
inesperado
y
terrible
se
desploma,
por
de0irlo así, sobre pueblos
enteros
á los
q
ue
lleva el
terror
y el daño, con
el
daño y
el
te~ror
_
la
falta de
tra
bajo y
la
miseria pública, el robo
aparece
débil al principio
en
_sus manifestaciones, después,
po-
deroso, tremendo,_ inevitable.
La
fisiolog
ía
nos explica el
por
qu_é
de
ese
decaimien-
to del
hombre
al principio de
una
necesidad no
satisfe--:-
cha
pero
permanente;
el por qué
de
ese vigor ficticio
que,
lo sigue, y con él las hortibles consecuencias qu·e
resul-
tan
;
y,
por último,
ei'
decaimiento que
postra
al
hombre
quebrantado
por
la necesidad.
Acerca d el
hambre
_pública,
he
aquí
un
bonito y agra-
da
ble artículo publicado anónimo por ~n periódico
d~
:México de
grande
circtl1aci6n:
"La
bu
ena
alim"ntación.--Su influencia
en
el
p-rogr
_
esQ
social.
Una
gran
verdad
asentó aque1sabio que, parodiandp un conoci-
do proloquio, dijo: . "Dime lo que come ~ y
te
diré lo que pien.sas."
Y ~un se quedó corto
el
fisiólogista, pues
no
sólo e l pensamiento,
.,
'
1 f
74
'sino que también
el
sent
imiento y ia acción , manifestaciones do la,
actividad
orgán
ic·a se hallan íntimamente
ligadas
á la alimentación ,
que
repa
ra las
pérdidas
del cuerpo y
da
pábulo á l as
energías
del
ser
viviente.
Aunqu e
la
cien cia no h
aya
puesto de manifiesto el hi
io
mist
er
io-
so
qué
enl
aza
á
la
funcí'ón y al órgano,
au
nque
repugne
á
cierto
p.1odo
do
filosófar
a~mitir
que las facultades
int
electuales .Y
mora
-
- les eRtán m,
trechamente
unidos a l organismo corporal, tal enl ace
se
n
os
imporÍe como un hecho y nos abruma
co
n
su
innegable
::
wtor
i-
,
·
dad
.
.A
sí lo vislumbró
la
a
nti
giiedad
co
n su
habitn
al perspic
acia
,
así
lo consignó-
po
r boca
de
uno de sus más
eg
regios pensadores
en
la
sabia
frase:
MENS SANA
IN
CORPOThE SANO.
El
organi
smo, sometido á los defallecimientoR de
la
inanición,
a
_r
rastr
~do en los tenebrosos círculos del
vértigo
por
la mano ye
rta
. de
la
anemia,
inundado
por
el
sudor
viscoso
de
la
fiebre
héctica,
el
orgooismo
de
cárne
s
demacradas,
de
grasa
consumida; de
sangre
pobre,
impulsada
por
un
cora
zón débil, no solall!-ente manifies
ta
su
deca
dencia e n la vacilación y en la debilidad
de
sus movimientos
físicos, sino que las manifestaciones toda s del s
er
moral
se encuen
tran
empañadas,
opacas
y reducidas
á.
su mínimum.
No
pidais
átales
seres
esfüerzos
de
volnntud:
acosados
por
el
se
ntimiento
de
su
próxima
destrucción,
toda
su en~rgía inoral
se
·
disip
a en
vanas
aspiraciones
de
alivio y en
lágrima
s de
descon-
suelo:
cuando
pretenden
fijar en algo su
atención
el mareo les
atu
r-
de, su
vista
se ob scurece como si
la
tumba,
que
los
reclamá,
.
proyectara
ante
ellos sus sombras, y en sus oídos resuena un
ca
m-
panill
eo
que finje el toque de muertos. .
La
alimentación
es el manan
tial
inag
ota
ble que s
uministra
al
or-
g anisrno !
mi
elementos materiales y dinámicos
que
neces
ita
para
'
suhs{sttr
como cue rpo y
para
funcionar -como
r;
en el pedazo
de
pan
hallamos los átomos
carbono,
de
hidrógeno
y
de
azoe,
que
en
conflicto· con el
oxígen
o atmosférico ,
producirán
en el seno
del
o
rganismo
la chispa
prometea
que nos ~ace v
ivir.
La
c_uestión de
la
alimentaci
ón
no
oólo
interes
a 3.1 fisiologista,' no
sólo es asunto capital
de
la
higiene
púb
lica; es
también
cuestión so-
ciológica_.
El
hambre
es
agente
eficaz
de
motines y asonadas,
fa,
ina-
nici
ón
hubitual
de
una: clase social
e~tera,
es
caµsa
eficiente
d~
la
, .
75
decadencia
y
de
la
ruina
de
un
a
nación.
Y así
deb
e seÍ', el indiv1-
rluo es l
:J.
11n_idad
s0cial;
como
la
ce
l
dilla
es
_
la
unid
ad
orgánica
.
Dadme
celdillas
henchidas
de
rico
plasma
y yo os
daré
un
organ
is -
nisrno
vigoroso
,
dadme
individu
os . fue
rtes
y yo os
daré
un
pueblo
gra
nde. ·
Y si
tenemos
en
cuenta
qrn'1
la
ley
de
la
herencia
trasmit
e á
los
¡,óstero
s lns
exub
er anciaR y
las
deficiencias
rl
el
or
gn.nisrrin
de
los ~
padrrs,
l:>
.R
sobras
de
energía
y los me l
ancólicos
de
sfalloci·mi
en
tos,
y::i.
f)omprenderemos
que
la mis
pública,
qne
la
mala
a
li
mm1ta-
ci6n rle
la
R
masas,
nn
circunscr
i
bfl
8ns eÚct.ol' á 1-
n.
ge ner
actón
heri
-
rl
a in medi
~tanwnte
por
la
plaga,
sino
que
é;to,;
transciende
n á l a
:gen
era
ci
ón
sign
iPnte. I,os
faméli0os·eng
0nc'!ran hijos de~rnedrados,
rxpuestos
á
la
sa
ña
del
bacillus
tubercul
nso
que
c
arcoma
sus
hue-
so
s,
nlcere
eus i
ntes
ti
nos y fab
riq
ue
vastas
ca
ver
nas
en
sus
p
ú1
-
mones
. '
L~
huena
a
limentaei6n
de l
aR
clases pob1·
eR
mejora
en
extre
1
no
la
~ -
sa
lu·
bridad
públic
a ;
robu
st
ec
iendo á los
indivi
d
aos
J los e8c
1Hl
a
con-
tra
lo
s
agentes
de
infecc ión, y los
res~uarda
de
mu
chas
enfer
m
eria
-
de
s,
que
llam
amM
accidentales,
porqtie
no
conocemos bien
el
me-
.,
canis
mo
de
su
prorlncción.
Si un a
epide
mia
in
yade
nna
cmriar
ca,
cuyos pohla,1or
ec1
est.é!1
bi
en
alimen
t
ado,.:
, lo s
estragos
··
que
cause
se
rán
re
lati
va
men
te
de
poca
monta
; ~
i.
po
r el
contrario
, egos
po
- ,
hhdores
están
0n
el e
stado
de
miseriri
~s
io16gica, q~
rn
es la
inn
e~
i-
ta
hle
consecuencia
de
una a
limentación
in
suñc
i
ente,
. en
tal
ca
so
fa
er:irlemi a se
cebará
.
en
e
ll
os,
caus
ando
'
más
daño
que
el
ca
ba
ll
o de
Atil
a ..
Por
m10 a planim
oR
to
fü1s
aq
uellas
n:ied
ida
R
que
ti
en
den á m e
jo-
r ar
la
alime
nt
ació
n del
pobr
e;
por
eso
hemos
aplaudirlo
la que
últi-
mamente
dict
ó la Sec
retarí
a
de
Haci
e
nda,
peJ-mitiendo
que
los
ce
-
reale
s
extranje
ros
pued1tn s
uplfr
la
po
si
ble
deiicienci-a
de
l
as
se
mi-
llas
naci
o
nales
;
por
e~o hemos cens
ur:;i;do
con
ac
r
itu
d el
innegable
monopolio
que
ponen
en
pr
ác
tica
cierto
s
particul
a
re
s, asociánr~ose
p
ara
acopiar
efec
tos
d
e_°p
rimer
a neces.idarl, y
realizar
pi.ng
iies
ga
-
na
ncias i
expensas
del
vigor
del
pobre
y
de
las
energías
de
la
na
r
ci6n. · , · · . · . 1
-:-
..
jl
· .. ·•
!ti
/
76
',
Hemos hablado
de
la
miseria pública, hablemos aho-
ra
de
-la
miseria privada,
de
esa mi:5eria que se
oculta
vergonzosa, como 'delincuente: que
se
reyela en sem-
,
blantes
dem:acrados; lábios lívidos y convulsos; ojos
. hundidos
entre
so
mbr
as
ele
muer
te, y cuerpos enflaque-
éidos, en los que los huesos se manifiestan á
traves
de
las pieles, con angulosidades que llenan de
trist
eza
el
alma
del que los contempla,
trepidantes
bajo de esa piel
amarillenta, reseca, á traves de
la
cual también se
teme
r .
verlos
aparecer
descarnados y blancos y sin vida. De
esa
miseria
en
la
que las lágrimas ' son bebidas con ilu-
sión
reparadora
de humedades que alimentan; y en la
que
el sollozo se une
al
int
enso dolor de estómago
pr
o-
ducido
por
el hambre: al cosquilleo que precede á la
rá-
bia
y á
la
desesperación famélicas.
'
Esta
faz
tristísima
de la miseria se revela principal-
mente
enJos
habitantes
de
lo
s barrios ó afrrerás de
la;
. ' .
ciudades; allí,· en aquellos cuartos de
techos
vacilantes
.
por
la
debilidad de las caducas vigas q0ue los sostienen;
de
paredes
e:q_negrecidas por el
humo
de
la
leña;
de
suelo húmedo y terroso,
en
donde el
harapo
que medio
cubre
al
habitante
durante
el dia, sirve
de
frío lecho y
de
empapada
manta
para
su
repo~o inquieto
en
el pro-
lohgadó espacio de
la
noche,
interrumpido
por
angus~
tias
de
hambre
y angustias morbosas adquiridas en aglo-
meración fucomprénsible de
seres
miserables: del
perro
. ' enflaquecido; de
la
arafía que
tiende
tela
sutil, densa y
-
negra
por
el hollín; y del
ratón,
:merodeador nocturno,
q_uj3
arrastra
con ruido tenebroso y vigoroso arranque,
el
súcio
pañal
del
infante
tuberculoso; el ruinoso -zapa-
to
del
obrero, ó que cJava
sus
aceradoi
y agudos dien-
,_
. '
,,
1-7
tes
en
la
piel enfermiza ·del niño desvanecido y casi
in
erte
por el hambre. Allí.
en
ese
asilo de
la
miseria
es
donde con los progresos
del
ham~re
no
sat
i
sfecha
ap
arecen los primeros impulsos desastrozos del delito.
En
estos
antr
os de desesperación no concebible p
arn
el
hombre rico,
la
ang
ust
ia que
tortur
a el cerebro , las
enfermedades
que
lo debilitan y lo agotan, son-las cau-
sas i
mpu
lsivas del crimenAllí,
el
hombre co
nci
be·
!a
idea del robo
ante
la falta de trabajo ó an
te
el irabajy
imp
roduct
ivo;
an
te la miseria , el
ham
bre
prS)pia,
y los
desgarradores sollozos
de
los niños hambrie.ntos y _des -
nudos,· y los
gem
id
os
sofocados
el
e la madr e coil herois- . ,
mo santo y noble. Allí, el
hombre
siente
venir á
su
ima-
ginación
entre
dudas
honradas
que
se desvanecen·y con-
vencimientos forzado~.
esta
consideración terrible: ¿por
qué el rico
tiene
superflui
da
des
inútiles
con
la
satisfac-
ción
de
una
de las cuales, él,
el
pob,re, vería satisfechas
á Sl'l vez las necesidades de
una
larga
época, y
sus hi-
jos vestiditos y limpios , y á
su
esposa recobrada d~
sus
perdidas fuerzas? Y de
esta
consideración
sur
ge 1
3:
idea
del
robo
que
poco á poco
toma
incremento y forma
en
_
el
cerebro debilitado; y á
la
idea
concebida coadyuvan ,
los con sejos
de
la
ef,lposa, que si
fuerte
ante
el padeci-
miento propio,
es
débil
ante
elhambre
de las hijos; an-
te
sus
gritos
de
angustia;
ante
su
aspecto enfermizo que
hace
de
aquellos pobrecitos, seres, monstruos
de
enfla-
quecimiento,
de
palidez y de inmundicia." ·
El
hombre
se
siente
arrebatado, llevado; impelido
con
'
prodigiosa
fuerza
de
la
desesperación; al abismo del
crimen;
y
puesto
por
la
necesidad, en su pendi~nte'..
se
precipita
en
el
fondo
por
~ás
que
.
el
_fondo está_ empa-
·.
',
\
7'8
pado
en
s~
ngre,
~Y
oscuro
y
tenebroso
por
el
remordi·
miento.
,.,
·
He
aquí
la
,
segunda
faz
de
la rniseri;;i,
más
ho
is
rible
/
,
cuanto
-qµe
se
ceba
sólo
en
un
grupo
social
aislado;
por
-
_
q17e
et
i,
tal
-condición,
el
sufrimiento
es
más
ir;.tenso
por
-
que
no
es
comunicativo
ni
consolador, como lo e s
el
su
-
·c
'
Irimiento
que
,
afecta
6,
,"
un
pueblo
entero,
en
·
donde
la
coúsidéraci6n
ele
la
desgracia
general
amin
_
ora
la.
amar-
gura
'
de
la
desgracia
propia. ·
Y
ahora
1 y
antes
de
pasar
adel
a
nte,
veámos
si
el
que
roba
impelido
pvr
la
. necesidtld y el
hambre,
es
nn
de
-
lincuente
ó es ·
un
ser
acreedor
á
la
misericordia
y
al
cuidado
do
la
ley
para
rol1_ustecor
su
derruida
natura-
leza.
La
falta
de
aEmentaci6n
g,asta y
debilita
al
hombre
físicamente
y
despoja
al
cerebro
del.
vigor
que
ha
teni-
do. Si á
este.
penoso es.tadó
de
agotamiento
fisico,
que
en
e;·
7a
las
fuerzas
y enerva-
la
voluntad
constituyendo
·
un
~"erdadóro es.tado morboso,
se
ag,i:egan los
sufrimien-
tos
rn
fn:
ales
del
individuo,
puede
, rifirmarse,
sin
temor
c1e
1
duda,
que
dicho
individuo
estú
predispuesto
á
la
lo-
·\
cura,
y
es
c¡:isi
un
candid
a
to
á · ella.
En
ese
estado
de
po,::,traci6n fi~ica, e?,ardecida á intorval~s
por
·
el
hambre,
, el ee
re:tl
ro
desvar
·íai
pero
desvaría
t:ípidamepte
porque
,
el
desequilil:¿rio
-de
las
ideas
aun
no
es
vigoroso y domi-
naí1tei y
de
aquí
el
deseo
de
salir
.
del
aniquilamiento
aunqno
sea
6,
costa
de
la
comisión
del
crimen.
~
El
hambre
de
por
es
mala- ,eons_ejera, y _
si
-
el
, hain,
bre
poi'
su
existencia
fatal
prolongad
.a,
afecta
á
la
natu-
raleza
humana,
,,
ésta,
sin
duda,
obrando
'
ac
,
tivamente
so
,,.
-
br
,:
el
c.erebro,
le
hace
concehi.r
ideas
más
' 6 ménos.opor-
,
:.
.
....
I
' '
"'
j
/.
V
l .
í9
tunas,
pa
ra sa
lir
de esa necesidad permanente,
antes
que el h ambre produ,zca 1a fiebre y con la fiebre,
la
post
ración. aniquilan te y
terrib
le, y la
muerte
del
ind
i-
viduo.
De lo dicho se infiere que el ladrón
ha
m
br
iento n o es
---
un
delincuente. por más que, sus actos afecten las
terr
i-
bles formas del crim en:. es sí, por el contrario,
un
1l
oc
o
del momento;
un
enajenado por el concurso -de circuns-
k ncias esp e
ci.a
les; un demente fugaz
po
r la miseria,
q ne es
1116.s
acreedor
6,
su
cuidado físico y moral; á
la
protección de la l
ey
pa
ra
facilitarle
trab
ajo, que al cas-
tigo de l a misnrn, ba
jo
la forma de un acto puni t
ivo
apli-
cado al verda dero criminal.
El delito es conciente 6 incon~iente
tr
atá¿dose
de
'
un
i,,
na
tural
eza s
-.
na, 6 por l o menos si no sana,
tam
-
poco afectada de postraciones y desiquilidrio s pasaje -
ros. En el
s6
r .enfermizo ó mal organiza
ffo,
el delito pue-
(iO ser coneie
nte
ú medias, en
parte
, ó inqonciente por 1
completo. De aquí que la ley, de acuerdo
co
n el est,ado
morboso de l individuo que revele e l e
stud
io médico-:
legal, tengJ.
tres
pr
op
oi:
ciones dignas de estiinarse. , Sea
fa.
pr
imera, el rigor del
cast
i
go
_pa
ra
el ver
da
dero delin-
euente· como au
tor
voluntario de
un
delito. Sea la se-
gimda: la
prudente
reclusión
para
el 'a
ut
or de
un
de
lit
9
por impulsión y no a ~1ünda
int
ención; y sea la
te
rce
ra
.
la misericordia humanita
ri
a p ara el que cornete U
IJ.
he- '
eho reprobado
en
el es
ta
do de·d
(:lse
quilibrio moral ó
de
nu
li
dad
absol
uta
del sentimiento concie
nt
e.
:;
:
:¡:
*
He
mos a
puntado
como una de las fuerzas efici
entes
Y generadoras
del
crirhfln,
In
; mala educación deLindi-
12
' \ \
\
/
80
viduo designado como delincuente.; y
esta
causa es
tan
generalme·
nte
reconocidá, que la mis:µia
ley
forma de
ella
una circunstancia
atenuante
de
la responsabilidad
cr:_iminal.
·
Antes de
entrar
en
materia, permítasenos
una
digre-
sión.
Refiere
una
fabulilla que los cangrejos comprendiendo
·
10
ridículamente irregular de
su
marcha respecto de· la
de
los
demás
animales, tratai~on de corregir el defecto
predic
ando á sus hijos constantemente .para que ese vi-
cio dejara de existir en las futuras generaciones consti-
tuyent
es
de
la especie. Los cangrejillos, abatando
los
· luminosos (liscursos' de los cangrejos viejos,
trataban
de
marchar
~ de frente, pero ¡imposible!; y al convencerse de
esa dificultad, decían á éstos
¿á
ver cómo, padres'? Y los
padres, avinagrando el gesto, daban ejemplo práctico
.contrario á sus indicaciones.
Aplíquemos la fábuJa.
El
hombre nacido en consHción humilde, de padres
rudos é ignorantes, sigue forzosamente el ejemplo que
~stos le manifiestan con sus
acciones-c
uya
inconvenien-
cia y muchas veces, perversidad, son
conocidas-.
Llega
el, niño á la juventud cre.cido en la mala enseñanza: gol-
pes á la esposa: estafas al patrón y al amigo:
inclinació:z:i
al
abanclono, á la porquería 'y á la embriaguez; y sigue
los impulsos de
esta
fatal enseñanza; y cuando el
padre
6
la
madre le reconvienen
su
depravada ·conducta (por
háber
ellos llegado á la
edad
del reposo y ,del enfria-
miento
de las pasiones) el hijo, como los cang,rejillos de
la
fábula,
pudieran
, ,
preguntar
¿á
ver
cómo~
padres? Y
los padres. darían la vuelta poniendo cara de vinagre.
\
81
pero sin poder corregir las deplorables consecuencias
, del mal ejemplo dado á incultas y tiernas imaginaciones.
El niño qne recibió
un
mal ejemplo en la edad en
que
las acciones de los hombres se gravan-en
la
imaginación,
llega á la
juventud
con el recuerdo del ejemplo recibi-
do, y al llegar
al
estado necesario para la manifestRción
de los instintos pr0pios, · descubrirá
1os
impulsos
la
educación viciada. Podrá ser que esos impulsos no
se
manifiesten en ninguna ocasión, (lo que sería raro); pero,
en este caso,
hay
que suponer la existencia de un espí,-
ritu
privilegiado, que estimando la dolosidad del hecho.-
se ponga
en
lu,cha con sus instintos y llegue á domi-
, narlos.
Si
el niño hijo de
un
ladrón,
ha
visto
la
satisfacción
de
su§_
padres con la contemplación del objeto robado:
ha
oido sus conversacion~s,
or.a
alegres,
ora
llenas
de
'
temor· y de cuidado:
ha
palpado
la
realización
ele
aque-
llos objetos,
ya
sea bajo el aspecto ,que tenían,
ya
bajo ,
el
ele
una
metamórfosis impresa
para
hacerlas descone-
cidos, y con la realizació'n, el · desahogo de la, familia: y
su
prosperidad del momento, qreerá sin duda, que el ,ro-
bo es
un
hecho lícito y productivo el e}ercicio del la-
drón aunque no
esté
exento de peiigros.
Si siguiendo ese niño el curso
su
vida en la con -
templacióri repetida
de
aquellos hechos,
cuya
ilicitud
no estima,
entra
en la juventud, y al
entrar
de lleno ~n ,
esta
ed~d peligrosa, siente el impulso inquebrantable,
de
, 1
las pasiones sin poder 'domarlo,
se
dejará llevar,Be ,os
ejemplbs recibidos y que han 'form~do
su
educ!\ción vi-,
ciosa, y así, ocurrirá
111
robo
para
satisfacer sus heeesi-
. \ . \
dades. · , '
82
Ell;tijo del verq.ugo
será
verdugo, como
el
hijo
del
s¡1-.
cerdote
sentirá
pasión
por
los
altares
y el
humo
del in-
cienso embriagador. El vástago del carpintero seguirá
el o
fic
io
de
su
padre, ·el del médico
se
habituará
al
es~
-
~
pectftculo
de
los huesos y de las calaveras, pe
ren
nernen-'
te
rientes,
que el ali.tor de sus ás deja
ha
sta
en la al- ,
fombra del
gabinete
de estudio, y al llegar á
la
edad
prudent
e
para
determin
ar
la
inclinación,
querrá
á
su
vez
ser
m1
édico, y
entrar
de lleno en
Ja
vida del fosajeo qui-
rúr
gico y de la
ap
licaci6n del remedio más ó me
nos
efi-
.caz. Así el hijo del ladró n
será
ladrón, como
la
hijs, d~
fa
j)
rostituida,
habituad
a 'al ejemplo
de
la crápula, llega-
á
vender
su
cuerpo, primero
por
amor, despuég
poi
deleite,
y,
por último;
poi·
necesidad,
para
subvenir á
las
exigenciás de
su
depravada vida.
¿Qué culpa tien_e el niño que, recibie
:r'ido
de sus
padres
'
enseñanzas fatales, llega á aprovecharse
de
ellail
m1
la
época en que
sus
pasiones se desarrollan y -
sus
necesi-
dades se acentúan? .
La
ley
fija como
atenuante
del delito consumado,
la
ignoran~Íti¡ y
rudeza
del acusado, pero con
la
condición
además,
de
que
esta
rudeza
y
esta
ignorancia sean_ ine-/
qu
ívocas y exageradas, según _parece demostrarlo el tér~
mino comparativo tan de que
la
ley
usa.
Si nos fijamos
en
la
proporción que la
ley
. requiere
para
estimar
la rudeza y
la
ignorancia del
delincuente
-como
una
atenuante
de
su
delito, debemos cre8! que se
refiere á aquellos
seres
de
inteligencia
nula
6 casi nula,
ya
sea
por
misma,
ya
por
la
fa.Ita
de
los principios
de
.
educación
intelectual
más
rudimentarios,
supuesto
que
dice (frac ..
7~
del
art.
42
del
cód. penal)
ser
( el delineuen-
-
-'
83
.
te) tan ignornnte y ?"
udo,
que
en
el
acto
de
comef:e1·
el
delito .
no
haya t
em:do
el
clíscernimiento
nece
sario para
conocer
toda
la
il
de
aquel; es decir, ·
quB
el acusado
sea
casi
~n
idiota, porque
de
otra
manera no
puede
explicarse que
un
individuo por mediana inteligencia que ·tenga, por li-
jeramente
ilus
tra
do que sea, no
pueda
comprender cu
án
-
do
obra
mal, y
hasta
qué punto es reprobada la mala ac-
ción que realiza.
La
conciencia, esa
antó
rcha oculta en las profundida-
des del yo, como dice Aherens, existe en el hombre y
se desarrolla y
se
abrillanta por decirlo así, con
la
edad.
Y
la
co
nciencia
le
dice al hombre siempre; por poco' ci-
vilizado é ins
truido
que s~a, por poca inteligencia de que
goce,
cuándo
una
acción es m'ala y cuándo
otra
acción
es buena, á no
ser
que
sea
un
idiota,
un
imbécil ó
un
sér
enajenado por organizaci,fa ó por temperamento morboso.
Cómo
podrá
estimar
el Juez
estas
cjrcunstancias ori-
ginarias
tal
vez del delito, sin el concurso del médico- ·
le
gi
sta?
Cómo podrá estimar por mismo el grado
de
rud
eza y de ignoranciá del
ac11.sado
sinó,sometiéndolo,
á.
un
examen
ajeno al objeto del proceso? Con
qlW
el acu- '
sado d e cie
rfa
posición social sea
un
poco avisado, pue-
de ofuscar el
entendi~iento
dé la autoridad que lo juz
ga
sólo con fmjfr
una
rudeza y una ignorancia apropiadas 4
constituir
un
a
atenuante
de
su
delito; y entonces se vie- ·
p.
éa
l r
esu
lt
ado bien ridieulo, de que
un
piHo
un
poco listo
ie
burl
e de la l
ey
en
su
provecho. . .
Nuestro
objeto no es criticar
la
ley, es _lo apu:
ntar
u
na
por
una
y
hasta
donde nos es posible, las circustan-
cias
que
obligan á hacer necesario
el
concurso del médi-
!'
'
'
1'
84
_co-legista en la instrucción
de
los procesos, y
por
lo mis-
µ:¡o
sigamos ·
nuestro
estudio acerca del delito
de
robo.
Cuando el niño
ha
nutrido
su
cerebro con
una
ense-
ñanza inmoral, (y
esta
enseñanza
puede
ser
·
causa
de
en-
fermedades
agotantes
del
vigor cerebral, como cuando
el niño
contempla
las demostraci~nes eróticas de. sus
mayo ros, y sintiendo los impulsos sensuales
de
la
natu-
raleza se
entrega
á
la
masturbación; 6
cuando
mirando
el
c01;1tento
de
aquellos con la embriaguez, bebe á su
turno
;)
por
más
que quiera.prescindir de
la
realización
de
ciertos _hechos que aprendió en la niñe.z, se
verá
im-
pulsado
fatalmente
á
su
comisión
por
el agota,miento
de
su
cerebro, aunque con peligl'.o de
su
propia existencia:
cuaildo el niño arrebatado al mal ejemplo, sea
por
hl.
moralidad
de pdrsonas dignas y honradas, sea
por
la
in-
tervenció~
de
la
ley, no llegue á reeibirlo, nq concebirá
la
id(;)a
del mal, y si
la
concibe_ por razón
de
_
un
vic
io
de
organización ó
de
un
temperamento morboso que
deter-
mínen
el
impulso, pon_
drá
de
su
parte
los medios ade- ·
cuados y que
estén
á
su
alcance,
para
·
contener
las
in
;
clináciones de
su
naturaleza
viciada y
tal
vez
ya
enfer-
' miza poi' los desórdenes físicos y
el
esfuerzo
intelectual
\
.
para
consumarlos
sin
concurso de otro sér. -
En
la in_troducción de esta o.bra hemos referido el caso
de
un
doctor que, sintiendo invencibles inclinaciones ~l
asesinato, pidió su entrada, y ,la obtuvo,
en
una
ca
sa
de
salud,
que cuando
se
sen
.
tía
dominado
por
las espanto-
sas
ide
as del
crimen,
dominantes en él,
se
hacía 'ligar
uno con otro los pulgares de ambas manos, oponiendó
con
esta
previsión
un
obstáculo
fx
la
realización
de
sus
instintos. · /
>
135
¿Qué nos manifiesta
la
relación
de
este
hecho
tan
sen·
cillo? Que el hombre educado y
de
n:íediana inteligencia
siquiera,
puede
poner de
su
parte
los medios que e~tima
adecuados
para
imposibilitai'se
de
co;_ieter
un
hecho cri-
minoso;
mas
obsérvese bien que
en
el caso á
qu(é)
aludi-
mos, se
trata
e
un
médico que,
por
-razón de
la
profe-
sión que posee,
hay
que
suponer
en
él
un
grado de in-
teligencia y
de
conocimientos científicos de que no dis~
pone
la
gen
era
lidad
de
los hombres. Y no obstante'.
este
·
mismo caso nos
suministra
el ejemplo
más
apropiado
de
la
influencia que
puede
ejercer sobre los instintos
p@r-
.
versos,
sean
naturales
6 como consecuencia
d~
un
estado ·
morboso 6 antropológico predisponente,
la
buena
educa-
ción recibida de
sde
la
edad
en
que comienzan á-gravarse
las ideas
en
nuestra
mente,
aunque
teniendo
de
los he- .
chos, al principio, una idea confusa y poco comprensible.
Para
evitar
la
propagación de los crímenes,
hay
que
tomará
una
generación y corregi;da, educándola y robus-
teciéndola físicamen~e, -
para
que
la
enseñanza
impartida
por
ella á
la
generación siguiente, sea
perfectamente
moral,
ya
por razón del
buen
ejemplo dado,
ya
por razón
de la
buena
y
sana
existencia comunicada-. Y esto es
tan
cierto cuanto que la observación
diaria
hecha en las cla- .
ses sociales,
noa
demue.
stra
la
verdad
de que el hijo -del
borracho
se
·
éb_rio
y el ,hijo
del
ladrón
SPrá
ladrón,
como el del epiléptico, homicida, -porque
tales
son'
las
/
consecuencias
de
la
mala educación ejemplar y los
males
trasmitidos
. por
la
herencia. Por
otra
parte, y co-
mo razón
de
la
buena
existencia comunicada,
en
·
virtud
de
la
corrección de ,las costumbres de los padres, tene-
mos.
eje~plos
mil que referir; pero Jimitándonos á
uno
\'
· \
·\
\,
'
86
solo, convengamos
en
que el hijo del borracho
estará
predispuesto á l a tisis pulmonar, al croup
,'
á
otra
serie
dolorosa
de
enfermedades,
que
hará,n del vástago del vi-
cioso ,
un
sér enfermi
zo
, y como
tal,
predispuesto á ~on-
se,cuencia s fatales,/como
ia
akicinaci6n, la inclinac ión
al
suicidio 6 á
la
embriaguez,
etc
., haciéndolo desde
su
·concepción, r
predispuesto
al
crimen, avocado al ueli-
to,
por
el
impulso que lo guía y que nace de
su
tempe-
ra
me
nto
rnorb?so; lo que no sucederá si el
sér
generador
y
el
que
concibe, no se
encuentran
dominados por
un
vicio que, refluyendo sobre
ervástago,
haga de éste
un
·
sér
predispuesto
al sufrimiento,
al
crímeri ó
al
idiotismo,
que
es
el
peor
delos
males,
por
cuanto á que, arrebatan-
do
al
hombre
·
su
noble y levantado carácter, propio
de
su
privilegiada naturaleza ent're los séres creados, lo
asimila, lo nivela
al
bruto en
la
más
baja esfera del ins-
tinto
·
animaL
* ·
* * '
Lijeros como son estos apuntes, cuy9 desarrollo
está
reservado
á inteligencias superiores á las nuestras, pa-
- _ , semos, con·
la
lijereza también del pensamiento,
al
es-
tudio
del
impulso del amor propio .extraviado por enfer-
medad
del que lo experimenta, y no reprimido por
la
moral, el
cÚal
impulso es ·otro móvil,
otfa
causa eficie~te
y
géneradora
del crimen, de
la
que puede encontrarse
el
origen
ewla
mala educación recibida . -
Existe
en
el hombre una tendencia natural, por ráz6n
de
su
sexo,
en
hacerse aparecer valiente y decidido á
los ojos de los demás, y
esta
tendencia es
tanto
más
· p
ron
unciada, se aéentúa
tanto
más, cuanto menos dota-
do
está
el
individuo de energía viril. De aquí que, míen-
>
. 1
87
tras
s cobarde y pusilánime sea el
hombre,
se
siente
m
ás
impulsado á revelar por sus actos perversos, cierto
v.alo
r, cie
rt
a resolución, cie
rto
cinismo exagerado
pa
ra
llevarlos á cabo ; y de aquí, también, que
el
individ
uo·
v
erd
aderame
nte
perverso se aprovec
he
de
esta
nec
ia
de
term
inación
eh
benefic
io
propio, buscando con el con-
curso del cobarde
para
la
realización de
sus
malas ideas
co
ncebidas , un elementb de
ayuda
para
ponerlas
en
prác
tica, encaminando despn6s los resultados á
su
int~-
rés
-individual,
supuesto
que después de consumado
el
hecho criminoso, p?,ede, de
spert
ando
~a
pusilanimidad
de
aquel de quien se valió. como
de
instrumento,
alejarlo
de
s
i,
inspirándole el
temor
al
castigo
que
merece
su
complicidad.
E~ta tendencia del hombre por
aparecer
valiente es
congénita de
su
.propia naturaleza.
Se
dice 'lwmbre, debe
decirse v
aliente¡·
I}Orqne
parece
c¡ue
el individuo degene-,
ra de
su
sexo, C
jj¡¡
ando no se
encu~ntra
dot:;i.do
de
e
sta
condición necesaria para- imprimir
al
hombre el car'ác-
ter
que
lo
corresponde por
su
propia· natm·aleza. Y
esta
idea cuando
es
resultado del honor es-digna de aplauso,
porque el
hombfe
debe cuidar
más
de.1~
honrá
que de
la
vida; pero cuá'ndo es consecuencia de
un
sentim
ient
o
innoble, en vez de levantar al hombre, lo .degrada.
A cuántos crímenes y _á cuántos hechos de verdadero
heroísmo h a co'nducido
esta
,preocu
pa
ción,
puede
Bitar·
l
os
la
historia
de cada nación, de cada
pu
eblo, de
cada
,
in
dividuo aislado ! ·
Y si ese amor propio se
despiú
.
ta
por la
burla
, que
imp
lica desconfianza~ del, valor verdadero, á cuántos
excesos
puede
conducir
al
hombre
el
impulso del amor
· ,
13
.:.
88
prop'io extraviado,
tratándose
de
demostr
ar
una
valen-
tía
foi·zada !
El criminal verdadero'
usa
frecuentemente de
este
me-·
dio
para
facilitarse cómplioes, que
encuentra
con poco',
esfuerzo
ent
re
las clases sociales miserables,
y,
por lo
m'ismo, sin educació1:, alguna, y como éonsecuencia de
·
esta
falta, sin
la
alteza de alma
su
ficiente
para
rechazar .
con vi
got
la proposición crimina! iniciada.
Puesto
el hombre . en
la
pendiente del crimen por
la
ostentación
de
un
valor inconveniente, no vacila
en
pre-
cipitarse
al
abismo y anegarse en sangre, y
.....
. des-
pués, ¡cómo
tortura
el remordimiento la conciencia del
incauto que, por un am0r propio ridículo, se hundió
en
la
~terna noche de
la
angustia y del dolor.
Un
observador, notable criminal
istc1,
[Dosto-yuski,J
hizo
notar
que
la
alegría del delincuente encarcelado,
era
exagerada
durante
el día como para hacerse apare-
cer á los ojos de sus co-presos, cínico, criminal, empe-
dernido, d&mostrando con sus actos
una
energía de es-
píritu
también éxagerada; pero que
esta
alegría, bien
observada, era ruidosa, inconveniente,
aturd
,ida, corno
si el individuo buscase con el
co
ncurso
de
su
charla
eL
olvido de
sus
pesares, y no como el resultado ap
arente
de
un
cadcter
.l'ea1mente festivo: que
durante
el sueño,
cuando la influencia de
la
idea del crimen cometido
ejercía su imperio
en
el individuo y sobre
el
individuo
' sin que éste pudiera ocuparse de la ficción,
su
semblan-
te
presentaba
las horribles contracciones,
la
gesticula-
ción digna de compasión del c'riminal arrepentido, cuyo
cereb
ro se ve agoviado por
la
idea
del remordimie
nto
e~pantoso y tremendo, que clava, en el silencio de
la
89 ,
noche y en
la
quietud
del cuerpo por el reposo, el agui-
fon
terrible
que convierte al criminal
en
víctima
de
sus
propios dolores, y que lo obliga,
muchas
veces, á
bu
·s -
car
el castigo como
una
satisfacción
de
su
delito, como
un
medio
de
cesación
de
sus
dolores, cuando el castigo
trae
consigo
la
pérdida de
la
vida.
He aquí las ventajas del sistema
de
encarcelamiento
celular
pen
it
enciario cuando se'
trata
de criminales no
verdaderamente
natos.
El
hom.
bre
delincuente, pero
de
-
lincuente
en
realidad, no prefiere la
muerte
al encarce-
lamiento aislado ; porque con ella cesa
la
vida y con ella
la
satif,facción que espe
riment
a en
la
realización del cri-
men; pero el delincuente de ocasión si
la
prefiere;
por:
que
con
la
muerte
concluye de
pronto
y
para
siempre·
el remordim~en'Go al que es
imp
osible substraerse, y con
ésta
ese remordimiento se
torna
en verdadero martirio
que purifica y regenera: pu~·ifica por el dolor y regene-
ra
por el
temor
y el
co
nvencimiento, de
tal
~o
do·,
· que ,
un
hombre que
haya
pasado siquiera
un
año enc'errado
en
la celda de
uua
penitenciaría, agravado .
su
aislamien-
to con la falta de
trab
ajo, acabará por ser bueno y
útil
á sus semejantes, por temor de encontrarse de nuevo
en
la situación
terrib
le en que se puso ; y á
la
vez,
el
1
remordimiento
' y con el remordimiento la enmienda, lo
colocarán en circunstancias tales, que preferirá
la
11
mer
-
te
á
la
comisión de
un
nuevo crimen
q-q.e
empañe
su
con- ·
ciencia.
El
mismo obse.rvador,
hábil
criminal~sta cuyo nombre
hem
·os citado,
re
fiere cómo
durante
el día había obser-
vado á rnuchos individuos pensionistas de
una
prisión,
. alegres, decidores,
hacien
_do gala de sus crímenes,
que
' '
90
referían
con circunstancias y _pormenores exagerados ,
p
ara
demo
stra
r
su
va
lor
y
su
pervet·sión y
adqu
irir con
ello
ser
bien
quistos y
aun
temidos
entre
los demás;
pero·
·que
esa
char
la
es
candalosa, decaía perceptiblemen-
te
cuando el crepúsc
ul
o vespertino
tendí
a bajo el azúl
del
cielo l as
primeras
sombras de
la
noche: que despues;
y cuando por razón
c1
E;l
l,reglamento
de
la
cárcel, los pre-
sos
se
veían
separados, y por separados,
entreg
ados á
la cesación de la comedia; á
la
ca~ma del establecimien-
to
y al sueño, niuguno de ellos conservaba
en
el sem-
blante
un
aspecto tranquilo, sino casi siempre como
pens
at
ivo y tríste, como si el espíritu, en lib
ertad
com-
pleta
de
la
suj-eción del cuerpo en
1a
vigilia, manifes
ta
-
ra
sus
propios dolores y sus angustias propias,
au
men-
tadas
amargamente
con el recuerdo
de
la esposa, de
la
mac1re;
de
los hijos pequeñitos abandonados y sabed
o-
res d~l delito, y,
tal
vez, jueces severos del
autor
del
crimen. Y
esta
observación
bien
triste
con relación
al
hom
bre,
el mismo
autor
la
ha
hecho
tratándose
de
la
mujer' delincuente,
pues
á
ésta
nos
la
presenta
hablado-
ra, seez, canalla,·
durante
el día, pero quedando pensa-
tiva á
ratos
y
c1
·espnés revestido
su
semb
la
nte,
durante
el sue
fi
o, de
una
calma infantil, dulce, cariñosa, que
ha
-
ce apa
recer
sonrisas de amor y de piedad en
bios ha-
bituR dos á la desverguenza y ·
:í,
la blasfemia
durante
el
. día; d e frentes plegadas
antes
del
sue
ño y serenas en
~11;
do ojos secos, fracundos, devergonzados
en
la
vigi-
lia y cuajados de
grimas
en
el reposo:
Pero estos caracteres
vár
ios de que hemos p.ablado,
según el , mismo
autor
las observaciones, no se en-
cuen
tra
n sino
en
aquellos procesados ó reos que lo
son
-, I
,,
'
/
91
por
causas
agenas
á su
voluntad
y
para
las
que
ha
ser-
v
id
o de v
il
el im
pul
so e
xag
erado
del
am
or
pr
opio,
es
decir, de a
qu
ellos se
res
qu
e,
sin
s
er
malos, so n
lle
-
vados (por
una
ostentación
de valor ó de
pe
rv
ers
idad
qu
e
han
cr
eído viril
revelar),
y se han pre~ipitado al cri-
men,
y
una
vez consumado, volviendo á dominar
en
ellos
la
i
dea
de lo
bueno,
han
sentido
el r
·e
m0rdimiento,
aun
-
que po r raz6n de ha ber
J.
ado el primer
pas
o en
la
se
nda
de
la
per
vers
idad
y
de
hallar
se
entre
ser e~
que
s
iguen
el
mismo
r;1
mino,
conserva
n
duran
te el dia una a
parie
n-
e;
ia de
cr
i
rn.
í
na
licl
ad exa
gerad
a
-po
r causa de e
se
mis-
mo
dom
inio del am
or
propio ex
tra
viad
o-
qu
e
pi
':3
~·d
en
duran
te
la noche,
cuando
el ai
slam
iento ó el
su
eño
ha
-
cen
recobr
ar á
la
coi1cienci'a
su
im
perio
absoluto
sobre
las pasiones,
desper
ta
ndo con el
sil
encio
el
t,ol'cedor
hor
ri
ble
del r e
mordimi
ento, ó alej
an
do al esp
fritu
de
la
,
·consideración del
mal
cometido,
substrayéndolo
al
d9lor
p
ara
ll
eva
rlo
de
lleno á
la
contemplación
de
la
vida
fe-
liz
abandonada
po(ó
sin
culpa
.
Las
anteriores
observaciones nos
traen
á
otras
forzo-
.
samen
te, y
una
de
és.
tas
es
que
el
hombre,
por
su
pro-
pia
naturaleza
no es malo (
en
tésis
ge
,neral), _pues
ni
los
medios
natura
les
de
ataque
y
de
defensa
se
revelan
en
,
él. ·
El
ti
gre
ca'mo el león
tienen
garras
destru
c
toras
y
·.
fuerzas
inconcebibles; la
serpiente
el
veneno y la
mar-
cha
callada
y
silenc
iosa ; el
tiburón
SUS
fau~~S;
y
el
COlJ.·
' '
dar
el
aleteo
do 1sus
enormes
p}urnas y el
corbo
pico
agudo;
pero
el
hombre
no
tie
ne
garras
ni
fnerz:.i invon-
. \
cib
le,
ni
veneno,
ni
fauces, ni alas
de
pluma
que
le
-sir-
-
van
de
a
rmas,
l
uego
el
hombre
no fué creado
para
la
.
com
isión
de
lo malo, poi: miís
que
su
inteligencia
sup
la
'
.
92
con
ventaja
á los
medios
de
ataque
y de
defensa
de
que
se
hallan
dofados los animales. '
Si, pues, el
hombre
no es
ma1o
por
naturaleza
sino
en
ocasiones dadas: si exi
ste
en
él
-salvo
casos irregu-J
lares de esa
misma
naturaloza-
el conocimiento bas-
tan
te
apesar
de
su
rudeza,
para
distinguir
lo bueno
de
lo malo, lo jus_to de lo que no.lo es,
y,
de
linqu
e sin cau-
sa
que
lo
impulse
á ello po-r referfrse á
su
propio indi-
vid
uo ó
f:..
aqu_e1los seres de
cuya
guarda
está
encargado
por razón de vínculos de la sangre, debe
ser
castigado
con
todo
el
rigor do la ley, porque de
sus
actos
aparece
qu
e es
un
criminal conciente, sin
excusa
en
su
co.nduc-
ta
que
pueda
atraerle
la
com¡ideración de
la
l
ey
.
Entre
el
individuo que delinq11e guiado
por
un
mal
ejem0plo adquirido desde
la
niñez, y el que delinque si-
guiendo
el
impulso de
su
a:µ:ior
propio,
cabe
la
enorme
diferencia que debe exi
st
ir
ent
re
el
hombre
que
lleva
á
cabo
un
hecho que juzga lícito y _
aquel
que
lo lleva á
efecto
estima11Clo
su
ilici
tud
.
La
seryicia es
un
delito común
entre
la
gente
pobre,
y
por
lo mismo,
ignorante
y
ruda
:
el
hombre
castiga á
goLpes
la
más
lige
ra
falta
de la mujer; y
la
mujer, cre-
yend
o
en
su
rud
eza
é ignorancia, merecido el castigo,
·
se
conforma con
él
y se
somete
á los
mandatos
del ma -
ri.do,
hechos
obedecibles nor razón del rigor.
El
hijo
pequeñito
que crece al lad~o de sus
padr
es, sin ins
tru
ir
su
inteligencia con los conocimie
ntos
de
moralidad
bas,
taptes
para
comprenckr
la
injusticia y
la
ilicitud
de la
seviciá, fllegará á
la
edad
adulta,
y,
al
contraer
mat'i'i-
, monio,-
usará
de los medios coercitivos con
su
mujer
que
vi6
usar
á
su
padre
con
su
esposa.
En
este
caso,
la.
\ .
93
falta
de
una
bn
ona educación
debe
exi
mir
en
parte
al
de
~
li
ncuente
del
r-
igo
del castigo
que
la
l
ey
le impone, y lo
mi
smo
suc
ederá
si
ha
recibido
desde
niño el ej emplo del
rob
o,
por
el
cn
al
ha
c
re
ído
líc~
ta
la
comisión
del
.
hecho
r
epro
ba do;
per
? no ex
istirá,
ni.
será
de aplic1
.1rse
esa
consideración
en
el
castig
o, si
el
' de
lin
cu
en
e sin
educa
-
ción vicia
da
que
lo im1:iulse
tt
la
. comisión de
un
1iecho
criminoso,
la
lleva á cabo
por
un a nécia os
te
ntación
de
Ya
lor
ó
de
perversidad
punible
por
misma
.
8i
quien
no h a v is
to
'go
lpear
á la esposa, ·
golpea
á
la
srrya,
de:
·
m
ostrar
á , no
la,
ex
is
tencia
de
un
a
ed
uca
ción viciada, si-
no
una
inclinación
crim
i
na
l á
1o
malo, y lo mismo
si.
qui
en
sin
haber
visto
_ robar se
apodera
de
lo qu~ no es
suyo
con
la
intención
de
apropiarselo,
mereciendo
uno
·
y o
tro
individuo.
que
el ri
gOl'
puniti
vo
de
fo
,
ley
caiga so-
b
re
ellos
sin
la
at
~
nuáci
ón á q
ue
es
acreedor
el qu e
de
-
li
nque
eh
las
pr
im,
eras
y an
tes
dichas
circunstancias
.
Suc
ede
en
los casos an,,teriores lo
qu
e acon
tece
entre
el
fanatismo
religioso y el progreso
de
las
idea
s que lle-
va
al
hombre
á.
despojarse
de
toda
clase
de
preocupa-
.
ci
6n
de
esa
especie
.
El
hombr
e i
gnora
n
te
y rudo,
ti
erie
por lo
común
una
id
ea exage
tada
de
los principios re-
ligiosos generalizados
ent
re
los
demás
hombr
es
naci
-
dos y
creados
en
sus
.
prop
ias condicio'nes .
El
·
hombre
del
campo
cr
eerá
si
empre
con
tra
tod
a d
emostración
científica y
por
raz.ón
de
su
.
misma
ignoran
cia adquiri
da
d
esde
la niñez, en
tod
a clase
de
maleficios,
en
la
exis-
t
encia
del
diablo y
de
los
demás
ser0s
fabulosos que
de
él
dependen:
se
p1
·endará
de
la id
ea
_ halag
~d
ora
del pa-
raíso
y la
teiidrá
extraviada
acerca
de
los niisterios
de
su
religión,
acabando
con aquella
por
no sei· -
prosélito
94
·
de
su
misma creencia, ó
más
claro aun, de
su
secta
mis--
ma.
Por el contrario, el
hombre
estudioso,
en
fuerza del
est
udio
acabará
á
su
vez
por
convencerse que el male-
ficio no existe, como no
existe
un
diablo perverso y
sus
secuaces que se ocup
an
en
_ol'illar al
hombr
e á lo malo;
tendr..á ó no
tendrá
ideas menos ridfoulas acerca de los
misterios
de
·
la
relig
ión.
que observare, y acabará por
buscarse
en
la
vida las satisfacciones de
un
paraíso de
placeres
y comodidades, sin
esperará
dis
fratar
de aque-
llos con
que
le
brinda
el ciel
o,
como premió de
un
a ,·
ida
austera
y observadora de los preceptos religi
osos
. El
pri
mero de estos
hombr
es quemará á
la
india de dema-
crado
aspecto y cnrro:jec
id
os ojos , que vive aislada, por-
que
su
aspecto fii no incita al amor y la convierte en
bri(
fa:
deificará al
cura
del
lug:a.r
y se arrodil
lGr
á estú-
pid
o
ante
el
muñeco
de palo qué
adorna
los altm;es
de
sus
te
mp
1o3
.
El
segundo, soco
rrerá
..í.
1a
anciana de de-
rrn
ida piel: verá en .
el
cura
un
hombre como cualquiera;
y
fi:ia
-rn sus ojos en la imagen con el amor del
arte
y no
con
la
devoción del
ser
ignorante
, que deifica y sublima
al
pu.
lo 6 al yeso,
muchas
veces
causa de
re
pulsión por
el
horror
de
hs
formas
que
revisten; y ésto no debe
ser
ducfoso.
.desdo el momento
en
que
se r
efi
er
e que
un
gato
hmnhri en
to
se quedaba
en
éxtasis
fr
ee u
ente
ante
de
un
Cristo
rnsangrentado
.
El
fanático veia
un
milagro
en
aque
lla espectaci6n
gatuna,
más
un
hombre
instru
ido
que
por
ac
cidente
llegó al templo donde
pasó
el suceso,
después
de conte111plar la
atenci6n
y
el
enffaquecimien-
to
físico
del
. felino, alzó los ojos, y
al
ver el.aspecto
san-
g
riento
de
la imagen,
se
explicó la
iazón
de
aquella cal-
ma
co
ntemplativa
del
tigre
del salón como lo llamó Víc-
95
' ' .
., .
'
tor
Hug
o, y averig
que
el
gato
sa
b
i;i
r
~a
ba
un
beefst
ek
en el
aspecto
sa
ngrien
to
del
crucifijo.
El
hom
bre
se
son-
ri
ó con
burla
y
se
·a:uscntó clel
templo,
mientras
que
los
h
f-lb
it
a
ntes
del
lu
ga
Í.'
gas
taron
sus
ahorros
en
éo
lma r de
ropas
y de
halajas
al
Cristo milagroso y
en
engo
rd
ar
af
curfl. con el
pr
od
ucto
de
mil
misas,
hast
a ponerlo como
un
cebón, sin
acordarse
de
satisfa
cer
el
hambre
del po-
br
e
gat
o que
aca
por
mo
rir
de
un
a indigestión
de
Yi
onto.
Es preciso convenir en
que
si el
homb
re
,del campo
(p10mando á
la
s
upu
esta
bruja
comete
un
homicidio
re
-
pugna
n
te
é inj
ust
ificado,
más
horrible
sería
est
e delito
si fuese com.
etid
o por el
hombre
ilustrado;
po
rqu
e
tra
-
tánd
ose
de
l p
11ero
, l a l
ey
qebe
ser
benigna·
est
imando
en
lo
que
valen
como
atenuantes,
la
ignorancia y
la
ru-
de2;a
del
aut
or
de
l h ech
o,
y rigorosa
respecto
del segun -
do,
porque
si el
pr
imero obró
impulsado
p
o¿
un
fana
tism
o
ton
to
al
que
d
causa
su
propia
ignor
ancia, el se
gu
ndo
rea
lizó el
hecho
con p
erfect
o conocimiento de
su
ilicitud .
La
comisión
de
los delitos
rec
onoce
también
co
mo
causa
ba
stan
te
podero
sa
para
servir
de
impulso,,
la
esca-
sez de
capacidad
intele
cb
;ia
l suficiente
para
poder
esti
-
mar
la
ilicitud
de la acción
realizada
.
Acomo
para
much
as personas
la
. distinción-
los co -
lores es imposible: así ,como para .otras,
la
apreciación
de
los olores es ilu soria:
~s
í como
para
otras
más
la
sensá- , .
ción
de
los sonidos no es regular; así
para
algunas
la
ap
re
-,
ciación
de
la
ili
citud
ó ,no ilicitud
de
un
acto,
no
~
pu
ede
ser
estimada
.
En
los primeros, la imposibilidad consis--
te
en
las condrciones de su s
pupi
las,
de
cuyo
defect
o
hab
laremos
extensamente
en
el
capítu
lo sobre
lesion
es;
14
\ \
96
en
los segundoR,
la
apreciación
depende
,
de
los órganos
del
gusto;
en
los terceros,
la
sonsaci6n es resultado del
estado
de
sus
órganos
aud
itivos, ó
bien
en
todos ellos,
de
un
a alteraci6n cerebral; así
de
la
misma
manera,
la
aprec
iación de
la
ilicitud
ó no ilicitud
de
un
acto,
depen
-
de
de
la
s condiciones antropológicas 6 morbosas del
individuo.
El
que
tenga
determinada
la
monomanía del
homicidio
por
una
de las causas dichas,
será
homicida;
el
que
tenga
la
del robo,
será
]adrón_; y así sucesivamen-
te,
sin
que
la
educación sola
pueda
regenerar
y volver
6,
su
natur
al y
regular
estado el órgano
viQiaclo.
Ningu-
na
invención
hasta
ahora, ningún esfuerzo
humano
dad
un
brazo al que _carece de él como el que tuvo, y
as
í,
ninguna
educación b,astará
para
contra1;iar y reprimir las
consecuencias de
una
naturaleza viciada por enferma.
La
educación es
un
freno que guía
pe
ro que no sujeta
por
completo-. ¡
Cuántas
veces el qaballo :mordiendo
el
filete, se
precipita
en una
carrera
verti
ginosa y acaba
por
estrellarse
, ciego po
n.
el impulso de
su
arrebato, de
su
temor
6
de
su
ira! Así el homb-re
apesar
de
la
edücación;
se
arrojará
frenético á
la
satisfacción de sus ins
ti
ntos,
cuando
el freno de
la
educa9ión no
baste
á, contener el
arrebato
á que lo
impulsa
1a
manera
de
ser
ó de e
sta
r
de
su
cerebro. N o obstante,
la
educación ejerce
un
po-
der
oso inflnjb
para
modificar las pasiones; porque
la
educación
sabiamente
dirijida y ventajosamente· estima-
da, h
ará
siempre
comprender
al
hombre
la
inmensa
dis-
tinci
ón
que
cabe
entre
lo
bueno
y lo
J:i1alo,
y
detenerse
muchas
veces
en
las
fronteras
del crimen, dominando
-con
inaudito
esfuerzo la inclinación poderosa,
la
potente
-
causa
impulsiva
de
su
extravío naciente.
,.
97
Ese
esfúerzo poderóso:
ese
vallaclar
insupe
rable
qu
e
la educación ofrece-al hombl'e
pa
ra
-
cl
ote
ner
sus
actos
encaminados á
la
perpetrac
ión de ·
un
crimen·. domina .
muchas
veces
hasta
los impulso·s
de
su mala Ol'ganiza-
ción;
porque
mientras
la ofuscación
de
las :ideas no do-
mine á
su
vez a l
hombre
haciendo
oue
su
discurso
se
~
extravíe,
tendrá
en
su
apoyo el vigoroso grito de
su
con-
ciencia;
de
esa
antorcha oculta en las profundidades del
yo
á que
alude
Aherens
, y
que
es e l freno de
nuestr
s.s
rüa-
las
.
pasion
es. ·
La
ed
ucación ti
ene
q
ue
ser
de
tres
maneras iuculcada:
ej
emp
lar, científica ó
in
te
l
ectual
mora(
La
.p
rim
era
pue-
de
hacer
bueno
ó malo al
hombre
según
sea el ejemplo ,
recibido
en
su
niñez:
la
seg
unda
lo
hará
instrui
do según -
sea
el
estud
io
soste
nido
en
la
eda
d
adulta;
mas
la
terce
-
ra
le
dará
á conocer,
ii
estimar
y
disti
'nguir lo bueno
de
lo malo,
guia
ndo
su s in
st
into
s con
esa
suma
de
apre
ndi-
zaje
ventajoso
,
de
tal
modo
que
en
la
escala asceHdente
de la niñez á
la
virilidad, lo ha
humani
ta
rio,
ju
s'to, ca-
ri
tat
ivo,
hoiuado
, y , como
el
conjun
to
de las
virtude
~,
caballero.
La
educación
ejemplar
puede
ser
viciosa:
la
científica
ha
hombres
útiles;
pero
que
~o
se
d
ete
ndrft"n
·
an
te
la comisión
de
un
crimen
por
seguir
ei
' impulso do -
minante
de
sus
investig
aciones y
en
seguida
citaremos
un
ej
emp
lo
de
esto;
y
la
tercera
es
la
úni
ca
qu
e p
ued
e
r
efrenar
los
in
st
intos
y las
malas
inclinaciones
del hom-.
bre
y modificar
la
manifestación
exagerada
de
' las_
bue
-
na
s : regla ge
neral,
el
iD:dividuo
de
instintos
perversos ó
que
exage
ra
sus
virtudes,
especialmente
la
honradez,
es
un
sér
· desequilibrado
que
vive
baj
.0
la
influencia ·
ae
'
un
dominio
morboso
que
extr'avía
sus
ideas.
·~
/
98
Hemos dicho momentos
ante
·s que la educación _
ci
. tífica hace hombres
útil
es, pero que no se detienen
ante
la
tealización de
un
crimen poi: seguir
el
impulso domi-
nante
de
su
instinto investigador, y ofrecimos citar
un
. caso:
HélÓ
aql1
i:
-,
Mr
. M. se encuentrn, afectarlo
de
una
tuberculqsis pulmona r
ava
n-
zada
en su desarrollo, l
lega
á
casa
del Doctor B. y se somete á s u
re
conocimiento. Mr. B. se convence de que
la
enfermedad
de
M.
es
in.curable,
y,
co
n.v
encido de que sus esfuerzos s
erían
inút
ile
s,
p'
or
quitár
selo d e encima (fra se
vulgar
pero
apropiada)
le
aconse
ja
que
corna en abundaneis, herrofl y h
aga
viajes
de
mar
con frecuenc
ia.
E l enfermo se
separa
del Doctor:
¡¡igtae
al pie
dB
la
letra
sus ins-
, -truccioúés; y algunos años después, vuelve sano y robusto
al
lado
·
del_
hombre
científico. '
-¿
Cuánto os debo? le dice.
· .
''
Y después del di¡í.logo necesario, el Do
ctor
B. se ce rc
iora
de
que
tiene
en su
presencia
á su millonario cliente
sico,
por
·
cuya
piel
años
antes
no
hubiera
dado
un
cént
imo .
.
Lo
interroga
con afán: se convence
de
que la
causa
del
alivio
ha
sido el régimen
indicado
por
él (viajes
por
mar
y
alimentación
de
ensaladas
de berros) y no queriendo
creer
en
el
prodigio, lo
sient
a
en
una
s_illa y finjiendo
estudiar
sus pulmones, le
dispara
un
tiro
qnemaropa
que lo
priva
inst
antá
neamente
de
la
vida.
Torna el
cadáver
en sus brazos, y con
una
solicitud febril
,
igna
de
mejor
causa,
lo
coloca en
una
me
sa
y empieza
la
disección con el
afán
irresistibl
.e del hombre que
ü-at
a
de
descubrir
un misterio.
Mr.
M.
era
rico, y su
desaparecimiento
fué no~ado
bien
pronto.
/
El
Doctor B.
scubí
erto
asesino, escudó su crimen con el
pretexto
,
/
de
avanzar
en
la
ciencia médica;
pero
no le
"\"alió
la
excusa, y fué
·ustameñte
castigado
.
Otro cáso.
En
el
Hospital
de
B. se
presonta
una
enferma de
cáncer
en el seno
derechq. Se
la
opera;
j un médico,
aprovechando
un
fragmento acan~
\
\
/
9'9 '
cerado
!o
siembr a cu el senó izquierdo de
la
enferma haciendo a l
disimnlo
una
incisión ad-hoc. ·
El cáncer se reproduce. Lleno de contento y de
sat
isfacción, co-
munica á sus colegas el
púo
estos se indign an.;
re
_..
prueban
la
acción
rea
iiiat:la; y conYienen en que zl
am
or á la cien-
ei~
no
debe conducir al crimen , porqu,
i-
crimen es producir
un
mal
cuando se
trata
de
curar
el mal mismo.
El
desprecio y la reprobación fueron el c
as
tigo
de
l i nvestigaqor,
aunque
la
ciencia g:rnó, rnbi.endo que el cáncer
es
reproductible
Rºr
el
ingerto.
-:-
La educación ejemplar se infiltra en el espíritu extra-
viándolo muchas veces: la educación científica.lo
nutrirá
de v~stos y ventajosos conocimientos; pero
la
educación
moral, sabiamente encaminada, le dará
la
conciencia
clara de lo bueno y de lo malo, haciéndole aborrecer el
mal y
estimar
el bien como satisfactorio y halagador.
La
imag
e n de
la
locura
exalta
los
privileg;o_s de
la
razón, ·y el
ejemplo del crimen educa al hombre de bien.
He aquí una bella teoría de
una
eminencia cien ífica
en el
estu
dio de
la
medicina legal: Legr
and
de Saulle.
En
efecto,
la
imagen de la locura exalta los privilegios
de
la
razón, porque de
la
nten;tplación de aquélla se
_,
viene á la
est
imación de ésta; y así también el ·ejemplo
del crimen educa al hombre ·de bien, porque le
ponE;J
de
.relieve lo
abo~fo
able del delito y lo
~a
tis~acto~
io-
c\
e
la
.,
honradez.
Nmguna versona puede apreciar lo que es
bueno
si no sabe
lo
que es malo y
tiene
de ello el ejem-
plo, corno ning
ún
hombre sano
podrá
apreciar la 1;az
6n
si no e
st
á convencido de lo que
~s
la
locura.
La
existencia de hombres criminales sirve
para
la edu-
-caci6n de los niños, porque del h6r
ri'bJe
acto del delito
I
.
/
100
y
del
c8stigo
del
delipcuente,
pueden
tomarse
podero-
sos
elementos
para
hacer
que.
el
joven crezca aborre-
.
ciendo
el crimen y
estimando
el ejercicio
de
la
virtud
.
·
Pero
si la existencia de los criminales
es
necesaria
para
impartir
esa ed ucación ventajosa,
también
es preciso
reprimir
el desarrollo de
la
criminal
idad
para
no llegar
al
triste
y l
ame
n
ta
bl
e
resultado
de
la
de
s:r
noralización
de
la
juv
e
ntud,
porque
la
frecuencia de los actos im
pri
-
me
la
costumbre? como
la
no frecuencia de esos actos
fac
ilita
el ejemplo ; pero entiéndase que nos
ref
erimos á
los
actos
criminosos,
pues
las acciones
buenas
mientras
más
frecu
entemente
se realizen,
ser
v
irán
·con
más
ven-
taja
para
la educación moral de la
juventud
.
Para
explicar los ventajosos
resultados
de
la
educación
mora
l;
hay
que buscar al infante que la recibe y seguirlo
jov
en
para
explicarse los
laudab
les efectos
de
aquella
cu
a11do
haya
llegádo á la edad 'vi
ri
l; y bajo
este
supues
-
to
, tomemos
a-
1 niño y sigamos con
su
edad, las
vária
i
/
modi
'Íi
caciones que en sus sentimientos
imprime
una
bue
-
na
educación,
pru
dente-y sabiam
ente
dirijida.
El
in
fante
es caprichoso, y se
que1:
:¡¡ra
nta
con
saluda
-
bles co,nsejos
su
inclinacíón dominadora: el niño es
la
-
clr
.ón y con eficaces
doct
rinas se le
demuestra
lo incon- ·
veni
ente
· de
su
c·onducta: el joven es vengativo, y la
en:;¡
éña
nza del perdón y
desfuerzo
·
por
levantar
su a
lma
.
sobre
sentimientos ruines, lo
hará
comprender
la noble-
za que tiene en mis
ma
una
al
ma
bondadosa. Llega el
infante
á
la
juventud
completa, y,
nutrido
con sanos
principios de morali'dad, si
siente
á veces los impulsos
de
sus
malas pasiones; se
acordará
de los buenos conse-
jos recibidos y
sent
irá el
saludable
efecto de ellos ,
re
- ·
'-
--
I
101
primiendo con
su
recuerdo la
rea
lizaci6n
de
sus
ideas
extr
aviadas.
Llegará
á
la
edad
viril, y
ent
onces
echa
das
en el olvido sus· malas inclinaciones
por
la costumb
re
·observada de reprimirlas,
obrará
siempre justa
mente,
sin
esfuer
zo
para
hacerlo, sin conciencia
tal
vez, de
su
bon-
dad.
1
-0
sucede
r:rlo
rnismo con el
sér
desgraciado que ha-
ya
ca,:ecido de
esta
noble y
santa
criseñauza moral. Si
caprichoso,
acabará
por
ser
dominad
or; si ladroncillo,
·
por
ladrón
en
forma; si vengativo,
por
sanguinario, cruel
y feroz. Y no h a
brá
por
qué culparlo :
sus
innobles ins-
t'intos se
rán
hijos de
su
n
at
ur
aleza pero
robust
ecidos
por
u_na educación abandonada y viciosa.
Suceder
ú.
ú veces, _ que el joven res
ista
á
lo
s consejos
· de la moral, y que, en
situac
iones ocasionales, realice
sus impulsos malos; pero en· estos casos,
hay
que buscar
en el individuo
la
existencia de
una
natural
eza predis-
pue
sta
á lo
ma
lo
por
raz6n de
un
temperamento
morbo
so 6 por razón de
una
organización viciosa, que
impidan
una ú
otra
el raciocinio.
El
hombre
es hijo ·
ael
medio arnbiente en que
ha
sido
cri
ad
o; y si a pesar ·de·
la
enseñanza moral
impartida
y
aprovech¡fda, el individuo sigue la r
ea
lizació;1 de depra-
vad?
s im
pu
lsos,
hay
que buscar fuera
ese medio am-
bi
ente
las
causas
pred
ispone
nt
es del
delit
o, y es
tas
causas no pocy:án
encont
rarse mas ·
que
en
la existencia
de
pertur
ba
ciones eerebrales que son manifestaciones
de la locura,
ya
determh~ada, que. hace salir al cerebro
del orden r
eo
·ul
ar
de
sus
evoluciones
natur
ales. ,
o .
La
edu
cación
moral
es al individuo lo que el
pruden
-
t e ri ego á
las
pla
ntas
. Si estas crecen e:x:huberantes y
\
I
\
102
bellas-cuajándose de flores deliciosas á influencia del
aguá
reparadora y vivificante, así
e-1
espíritu
del hombre
da
ópimos frutos, si se
ha
cuidado de darle ordenada--
mente
una
buena
educación moral, ret)rimiendo sus ma-
las
inclinaciones y aplaudiendo sus buenos sentimientos;
pero si la
planta
así
atend
ida
ti
ende á ago_
starse
ó morir,
h
ay
que buscar el elemento que la
destruye
para
evi-
ta
rl
o; y así el hombre, si apesar de
su
buena
educación
ínoral cometé
un
acto delictuoso,
hay
que investigar
cuál
· sea
la
ca
usa
contraria á sus
bu
enas inclinaciones,
como
en
el hombre
ru
do
, cuál
haya
sido el poderoso
coa
dyuvante
de sus impu1sos malos.
Por mas que
el
.estudio de las ventajas que
pueda
pro-
ducir
al hombre la buena educación' moral,
sea
en
lo po-
nible,
un
estudio ventajoso
para
la sociedad, no es objetó
de
nuestro-libro, pues el intento de
éste
es buscar
en
el
hombre
el origen inconciente de
sU:
criminalidad,
para
hallar
su
irrespons3¡bilidad
ante
la
ley. Por lo mismo,
volvamos al propósito concebido y de cuyo desarrollo
nos ocupamos en la presente obra.
He
mos señalado como
una
de las causas predísponen-
tes
dél delito, la fa
lta
de
int
eligencia
bastante
en
el in-
dividuo, que le impide comprender la difef'e!icia que
existe
entre
,la
ilicitud 6 no ilicitud de sus actos; y á
est
e efecto debemos fijarnos
en
que esa fa
lta
de
inteli-
gencia
,
puede
reconocer como causas, el idiotismo,
la
imbecilid~d, el cretinismo, y aun el simple desequilibrio
de
las facultades me
ntal
es, debido al influjo de
una
na-
tur
aleza debilitada ó enfermiza, y por lo mismo, ocasio-
na
l
de
una
locura inmedita á re-velarse eh
toda
su
ple-
ni
tu
d.
'
10,3'
,¡_
.
El
idiotismo ·y
la
imbecilidad son conocidas á
primera
vis
ta
; pero no lo se
de igual
manera
la
influencia· q
ue
ejerc.e el cretinismo;,
ni
t ~lmpoco
la
existencia de
deter
-
minad~s enfermedades, ocultas,
muchas
vece~, h
la
pr
·-
n
et
ración d el
experto
y con
mayor
raz6.n á la
de
quien
no lo es.
..
, , \
y si ·
para
el médico-leg
ist
a
ede
ser
muchas 've
;es
teneb
ro
so
el
camino de sus obser'."aciones ¿cómo no lo
s
erá
para
el Juez, ajen.o al conoéimi
entb
de
'fa medici-
na?'
Ann
el mismo idiotism
o,
l,1
. m'isma imhecilidad,
··
c1.rro
se'.r(t11 muchas
''
veces
· también', califica'.d~s-
éom9-
,
su'p
'er- ,
cherías maliciosas del
·'·
delincuente
'!
para disminuir S U
TJ,
cu
lpabilidnd? Porque ¿cómo és posible que él
Ju
·e
z,
"aje- '
r10
ft
c
ierta
clase
de
conocimiento·s·médicos. -
pueda
esti-
niar en lo que valen
--p
hra declararlas realm
ente
exis-
ten
tes
-
las
circunstancias de imbecilida·a 6 :
ae
idíotis-'
; f . ; r r .
111
0 del age
nte
, si el médico legi
sta
'
IlO
' viene en _
SU
~
U
~
xili
o'?
· ·
u\!
' : ' '
·.
1
1 r 1 \ . 1
--,
f
·t
r , , ,
"Por· d_esgr~cia
pa
~/1
,,
ta"
~rn11
1,~p,\da
d, ;
Í~
l~
:y
,ha~ta :
thor
?,
., ·
no
hn
v1.sto
rna~ ,qn~
,.
dehnc-q.ep.
1
~
~s
r.
1,
l_l.
)os
ª1?-
~q
r1s1 O
(;)
,
un
r
deli
to,
sin e
ntr
ar
en
el.t
er.
re
no
de
fas investigaciones,
1 ,
1'
.,
.. . j '
para
esc:larecer
la
rosp9nsabilid,a,d
qu
les c9rresp,0
11de
, '
\ f , "
,"
1
'•
t J I
,)
co
ri
el
co
nocimiento ci
éi-to
del m6vil deLimpulso crimi-
. , ) . t ' { t
#"
~
' t '
nal. No seguíremq~,la 't~
oi·
r
?-J?
,
eTÍas
fr,.div
ada
y_
ann
no ·
désarro
llac1a
_
po,
c~mple~'q,,
e;
tod
~
.,
a
gentn
ne
,
un
delito lo es en vi
rtud
de
1.1na
fperza, inconcie1
1
i/
l hija
de
~
,1
-.
'-
! , , · , . 1
..,
, , , l . 1 y
1111
temperamen
to
,-
n,1?~
~b
9?0
,~ f
¡1
11~n
r1
S/
lC8
11hH
H10,
np
.,
nu
estro
ihtento
es que
]o
s
tr
ibunales· so reforru0
r..
l
rn
,f-
. \ Í
1"'
4 , f l,
:i'
t J ,1f~ ·' 1
1.
1 J
cand
o con el concurso inaispensab1e, del dico-legista,
'
..
1
·,
l . i
~
'
t,
¡ {
i.
..
el
conocim1011to
de1
m6vil del delito; l~ responsa
b1
lidad
>!'l.
!,.,o
~,,,
,
,,
..,.1
_ )
1-
. ' '
()
....
104
cierta
y e
_y
-idente; y, como consecuencia,
la
justa
aplica
ción de
la
ley.- '
Existen ci:iminales concientes, hijo~ de
una
mala edu-
c_ac¡ón
,'
sobre los eriales, aunque eón pe
na
del
que
la
impone, debe
caer.
, el peso formidabl'e de la justicia; pe-
ro
hay
seres que apareéen criminales, ~
in
serlo en rea-
lidad, sobre los que no debe ca
er
, poderosa la marro de
la
ley,
sino
tenderse
humanit
aria para servirles de apo-
Y
y de
sostén
ventajoso.
A es.te fin se encamina
la
present
e obra, procurando
que
el
concurso. del médico-legista sirva de base
la
,
apreciación de la causa generadora, del d~lito,
para
que
la
ley
se aplique con justicia y con provecho.
Hasta
' hoy, el ~édíco-legist,a no sirve en los. tribuna-
les
mas
que para coadyuvar al esclarecimiento
del
gra-
do
de_lito
por lo que
toca
á la estimación de
la
responsabilidad del delincuente; esto es, si el homicidio
se realizó con el
arma
recogida al homicida; si el enve-
r.
nenamiento
~e
verificó con la
subst
ancia tóxica encon-
trada
al asesino; si
la
desfforación de
la
virgen dejó hue-
llas
en
el
pene del violador; si la herida H produjo ó
n6
la
muerte;
si
la lesión X deja 6
deformidad percep-
tible; y como lo dicho, son todos los casos
en
que ínter- ·
~iene
el
médico-legista; pero, excepcionalmente, en la
in,vestigación de
el
individuo designado eomo delin- .
cuente,
obró por
su
propia voluntad, deliberada y con- ,' \
cientemente,
6 siguiendo
un
impulso ajeno á
esa
misma
voluntad, conciente y libre
en
otras condiciones .
.
En
det
erminádas ocasiones interviene
el
' reconoci-
miento· ~1édic9
para
fijar ;1 grado de locm;a
del
indivi-
duo
que es denunciado como loco por su conducta ó que
',
'
'
105 1
se
denuncia como
tal
por sus actos extravagantes; pero
sólo en estas veces
tiene
intervención el médico-legista,
pues, en general, no interviene en
la
sustanciación de
los procesos p~ra fijar el grado de responsabilidad del
de
lincuen
te,
en vista del reconocimiento científico que
la
humanidad y el progreso social exigen. · ·
No cesaremos de
lamentar
en cada vez que tengamos
que recurrir á la estadística, la deficiencia de los datos
j , ,
que nos suministra,
ya
por lo falta de designación d e ,
los sexos de los delincuentes con relación á
tal
ó cuál
delito,
yí,l,
por la carencia de pormenores relati':tos · á ca-
da
delito, .tales corno, por ejemplo, cuántos
han
sido los
acusados de
tal
hecho reprobado: cuántos pertenecen
al
sexo masculino y cuántos,
al
femenino: cuántos' han
sido mayores 6 menores de edad; cuántos han resulta-
do responsables del delito
qÚe
se 'les
haya
imp1.+tado
y
cuántos nó, y por qué causa~: cuáles
han
sido las conse-·
cuencias del·deli.to, tales
e.orno
la
muerte,
la
lesión de-
forme, etc.; y otros muchos datos que sería largo seña-.
lar; pero que.,,servirían eficazmente p~ra determ_inar los '
móviles
de
los delitos, y para trabajar empeñosamente,
y
tal
vez con éxito, con objeto de reprimirlos, usando de
medios adecuados y ajenos al rigor de
la
justicia, que
si satisface muchas veces á la sociedad
,,,,
no es
en
cam-
bio muchas veces aplicada merecidamente. ,
En
el
estado final de este capítulo puede verse
el
nú-
mero de proces~dos durante los alios de 1871 á 1885
por
el delito de robo sin violencia; cuyo estado es defi-
ciente por serlo
fa
Estadística de que se tomó, pues
se
·
nota
en
la
ella falta de
la
expresión de
la
criminalidad de
este
género, .habida
en
los 'Estados
de
'Aguascülientes,
,-
106
Guarn1j
.l!ato, :México y Puebla, aunque
(:)Ste
últüilo sólo
e1
},
el período de cinco años. ,
Por
lo demás, y dejando á un lado por inútiles
en
esta
ocasión,
tales
datos estadísticos, sólo mencionaremos
acerca
de
'ellos
una
particularidad notable, y . es, el au-
-¡nento
progre
,sivo de
esa
cr~minalidad,
~le
los años
de
_
1878 á 1885, .con relación á los de 1871 á 1877, lo cual
revela
que
el delito de robo . adq1,üere cierto
desarr
o
11o
_,
cuya
causa
J1ay
que buscar no en las
ici
,ones clima-
ri~as
del
lugar
como influyentes en el individuo,
pues
e~tas
pocq
·varí
,a
n en, nue
stra
extensión te1~ritorial, sino
en
_la
miseria
públ
~ca
,. en
la
prostitu,pión de l
p,s
masas
como causas predisponentes de
la
mala organización
de
.
los vástagos:
en
el mayor número de seres procreados
..
por otros que
co~unican
á aquellos sus defectos antrQ-
polqgicos 6 los gérmenes de ·
su
temperamento morbos.
o{
ó en el
aban
c,
lpno ~e
una
pn1denfo, reg11lar, moral y ven-
tajosa ens,eñanz~ epucativa: ejemplo
de
esto último
la
existencia
..
de ese inmenso nún1ero de ,niños pobrAS
que
orilladgs
al
robo por diversas .cau~as."lo ,ejercen ,d
á día
sin t.e
mor
y sin veiguenza, exponiénd(')se
[!.l
.castigo p
or
subst~a~r.
un
.
pañu
elo Ó, cosa se;rµejante.
l.
• \
En
el discurso d"e este capítulo hemos hablado .de
la
ht
s!~ria .vm:s veces y
otr
as, de
la
lo'cura como, caus~s
.
ocasionales_ del ro,bo
~11
la
mujer; y
he
aquí
un
caso que
cita mos par?, finalizar
;la
pre
~ente tesis ..
-:-
·
El 1~isterioso ladrón 13~ diamantes; c~y~ au daciB, sencillez y as-
tucia fué
durante
una semana la des estie·r~ción de
la
\,-olicía y
c-'l
·
' a
sorn
oro del p'úblico, ha sido
··
capturada
' en
Nu
eva· Orleans una
:oe·
.
fw
ra
que resp onde
al.
nombre d e
l\1
r
í'
. Hen ry von .Phul y que, pe
rt
e-
nece á una
de
las
nri
h
cipales
familias de Louisiana.
' •.
f
\
.,
107
La
historia
de
su
vida
está llená de accidentetristes. - '
Llamóse
de
so
ltrra
Mary Dai
gr
e,
su
padre
Mr.
,..
Gilbert
Daigre,
de
la
pa
rro-
·
quia
East
Baton ·Rouge, e
ra
un ri
co
plantador
de
car
ia de aztícar' y
uno
d~
lo
s hombres más
prominentes
hajo.
tod
'ós conceptos en
la
co ·
marca.
Miss
Mary
tenía
una
i.nteligencia b
rillante
y recibió la me-
jor
educación que podían
suministrarle
el
dinero
y
la
buena posición;
con un
gra
n
talento
para
la
s
ica
y bajo
la
direcdón
de los mejores
maestros
del
Estado,
la
joven llegó á se r .
una
de
las mejores pianis-
tas
de
Louisiana.
DePpués se casó con Mr.
Henry
von Plinl, hijo del miÍionario
de
San
Luis
y recibió como
dote
de
su
padre
uno¡¡
ochenta
ó cien mil
pesos .
.Algunos años después, vinieron las dificulta.des, '
por
llevar Mrs. _
He
nry
una
vida
de
lujo. Dióse, además, á
leer
las mejores
obras
de
literatura
y se
trasformó
en
ardentísima
devota
del
arte
musical;.
finalmente,
s,1
fortuna
entera
y
de
su marido, se hundieron
en
una
série
de
desastres
que
trastornaron
sus
facultades mentp.les y
obligaron
á su familia á
encerrarla
en
Louisiana
Retreat.
s .u ·locura.;
aunque
dolorosa par9, sus amigos, no
causó
gran
sorpresa
pues ,
la
enajenación
mental.
era
hereditaria.
·
Después do
permanecer
si
un
año
en
Louisiana
Retreat,
salió
Mrs.
Henry
aunque
no del todo
curada,
volviendo al l.
ado
de
su
.
ma-
rido
que no admitió que
la
demencia
de
su
mujer
tenía
la
forma
·
kleptomanía
(ocultación do objetos}; ·
Hallábase
fuera
de
la
ciudad
Mr.,
Henry
von Phtil
cuand
}) recibió
por
telégrafo
la
noticia
de
que
su
esposa
había
sido
aprehendid
·a.
Segtín se sabe
la
primera
,
víctima
de
s~kleptomanía,
fué Scóoler:
pero
ya
antes
había
robado
joyas de
otros
establecimientos. "
La
1
jo-
yería
de
Frantz
& Opitz,
de
la
calle Real, ·le vendió algunos efectos
hace
alglÍn tiempo y
de
spués
de
tenerlos en
la
casa, los dev
lvió
:"
' "
·
Debe
tener
en su poder, si
ha
dispuesto
de
. ellos un
par
de .espe-
jos
que
tomó e,n
esa
época.
,
Pero
vamos al caso
principal
1
r
:¡,1
roqo
diamantes
de
,que f~
yfctiria
-Scooler,
dueño
de
la
joyería
de
_
la
call~ pa,nal (:r,~eva
Or-
lea~s) nlÍmero 103. 0EI robo fué cómetido
fa
tarde
del Rábado 2
del
corriente.
' \ ' ' ' ' '
1 . ~-· f / ! '1~
~
J.
f
_,
· f ! ' l ' ' f -"'
Los
'detectives
Littleton
y F)ood éncargado'3
por
c
l'
Jefe
Uaster
de
..
. 108
hacer
-las averiguaciones del
c~~o,
dieron con algunas huellas
el
jue-
;es
en
la
noche, el viernes en
la
mañana
tuvieron
mayores datos,
coucluyendo
por
di~igirre á la s calles Camp y
Julia
para
identific~r
á una
mujer
que juzgabiJ.n
autora
del delito.
Realizaron su objeto y á despecho de las. proteRtas,
la
mujer fué
apreh
en
dida
y llevada á la oficina central de policía, donde fué exa;
_
minada
por
el jefe
Gaster.
Se llamó á nueve testigos y todos estu-
vieron de acuerdo en que
era
ella la persona de que se
trataba.
Tres dependientes de Griswold
aseguraron
que· foé eila quien en-
tró
_ a l estal1lecimiento el sá))ado, antes de roba'r á Scooler, c_uatro
depe1~dientes de Scoo.
ler
d
e~l
-
araron
' q~e
era
ella la criminal y dos
-empleados de
la
"Peopl's
Loan
Office
"
atestig
uar
on
que ella
f:Jé
upa
de las qu~ quiso
empeñar
lo
s joyas
fi
l m,ar:tee.
No ob
sta
nte
esta
unánime testificación,
la
señora
prote
staba
aun
su inocencia.
DeRpu
és r.seguró que
la
s joyas
le
.habían sido da rlas
por
una
criada
Whitney
,
fam
ilia que hacía tiempo es
ta
ba á su sei·-
vicio y, que-s.0-podría encont
ra
las
mi
Rmas
joyaR en
terradas
á vein-
.
te
pulg
adas
arriba
_del
bogar
de la phi menea, s
itu
ada
en el
cuarto
qrie
daba
á
la
esquina
_de
las calles Camp y
Julia.
.
Inm
edia
tamente se dirigieron los detectives Flood y
Litteton
á
la
casa, en compañía de
M:r
.
Kr
oner, dependiente de
la
casa
Scooler
· y los objetos robados fueron hallados
e9-
el sitio·designado. Es
taban
envueltos en uu papel-y , consistían en
lo
siguiente: un
par
de pen-
dientes de perlas y diamantes,
un
alfiler con· ,
diama
ntes, un, relox.
, Elgin
co11
diamantes en la
tapa,
11-na
.
cadena
de oro y un juego
de
_ trinches con mangos de
plata
incrustaciones de perlas. Todo lo
anter
.
ior
procedía de la casa de Sc.ooler. Se les valuó en
$5
13
y que-
daron
en poder del jefe Gaster.
Después
de-
que concluyó
elex
n:
men· y después de
que
ella dijo lla-
marse
Mrs. von Phul\ fué conducidala ,
"Third
·
Precinct
Po!ic
Station"
y1
encerrada
e11
una
celda; ·
He
aquí
3:lgunos fragmentos del diálogo habido con ·
utr
repórtér
del
Times
Democrcit de "Nueva Orleans. ' ' ' · ·
.-
.
--¿Qué
la
indujo á vd. á
tomar
esas joyas del estahleciinie~to
de
Scooier? · · ' ' ·
_:-:-~~ lo
sé.
: :
..
Eran t.
.l:¡?nit¡is
,._
....
Fuí
muy
rica,
vd.
Ío
sabe;
/
/
,.
JQ9
..
.
tuve
muchos
diamantes
. .
..
, y -
era
n
tan
bon_itos
que .comprendí que
debía
pose_erlos. . . . . ·
-Entonces
vd.·se equivocó.cuando dijo que
la
criada
se los
había
dado.
-Sí.
-¿Tenf~
vd. algún. 1
1
1a
n
traz
.ado 9µanuo fué á casa· de S{)ooler?
.
-No;
,
po
supe lo que I
üce
. I ,
Después
de
algunas
frases más Mrs. von
Phul
dijo
sentirs
e enfer-
m¡i
.y
que
por
est¡:i
1:a_
zc5
n
la
cli
;p~l)sara,si to
mab
a. asien½º·
·.
Ace;
1 '
'.
: !
\'
' f l \ 1 '
:sn
silla á la r eja de l a celda y dijo éntr'e
otras
cosa:;;
qu
,
tj
.
:;;e
n'.ía un a
gran
debilidad
füica
y mental. que n.o t enía m
1h
jue
un
·á:
idr.á:
!a
de
poseer muchas joyas; que
cuand
p ·,;e
le
'ócu
rría
e
ste
pen~amiento,
recorría
la
ciudad
, y ,
eptraba
las ;ioyerías; meditarufo en J
a,
,s que ;
. p
or
1ría po seer ó a
que
después
de
~(lber~~
ll
e,
vado
lo;::
objetos
de
la
casa
de
Scooler, foé á la
casa
de
Jos Whitney y qe a
l!'(
á su
enarto,
ya
er a
de
: noch
e,
guardó
las joyas en u n 'am1ar
io,
y-' '
cuando
es
taba
'sola l
is
sa
cab
á
pararecrearse
mirándolas; que,al
día
' .
.
siguient
e de cometido
el
·del.ito no
tuvo
miedo y
sa
li@
á pasearse
por
1.as calles ; que
era
,
ta
'l su deseo de
tener
joyas. que hahrí3: lle~a
~J
()
completamente
¡m
ropero
..
co,n ¡ e
ll
,as; que no ,
cre
_ía
,9 u~. ~quello fuer:,,
malo y que si
lo
habíá
hecho
er11
por
el
irresisti
ble déseo de tenerlas.
Pára
. concluir:
Mr
s.
·
v.;n
Phul
fué
puesta
el
día
6
del
act~al
~~
-
Ji-
'
bert
ád, bajo
una
causión
-
~~
$1.2
,
o'oo,
. que '
suministro¡a
casa
faylor
Brothefe. · ·
,·,.·;.'
··''
·
,,
':
!'
,;
' '
i
-.
'
.:
¡·
) . i .,. r .' , .
~
~-t
t,
t f
;.
. . , '
":
'-
'r
Ahor
y,
,._
bien .
.si
la
· l.deptoma11ía np .es
.nrn·~
que el .resul- ,
tado
de
una
perturb?,~ión ,cerebral.,
y;
_ ésta.,.no e.
stá
aL~l-
cance de
}a
investtgación,~elr
J}
l8,
Z,
é~te,
4o
Ve
t á ·
~n_
la
kleptomani
~
c~
19a~
que
á,
la
, ·
jad_rp,n~
rei;1eidt
mte
·
y.Je
, .~plicará 01 cas~igod
1u
~)~,s ~
~y
;es
__
señala,~
io~
:delitos
i;e-
¡p~tidos
en
determin,ada¡:_;
~~
r~tm;S
yfl,
nci,as;
nq
..
,sie~~o, por
. cierto jus~a
la
1;1.p~ic~miói;i
de
..
Í~}
,
ley,
-;
,.
pue~ )
tnfermo
obra
, en
virtud
d~ ~n i~pu}~q w.
orJ.w!rP
·,
qu.~
~¡i
,para.él
ip.co-g-
trastable.
\ '
\ '
/•
[ (
.
'ilü
Los actos' perjudiciales.en los enajenados son el resul-
tado
de
una
s
ist
ematización delirante y
afectan
·to
'.
dos los
car
acteres
de
los actos voluntarios y reflexivos (mono -
manía
int
elec
tual
); otros actos son consumados por
un
impuiso qlie suprime
el
libre' albedrío
3r
lleva
al
erifermo
á.
la comisión de
un
hecho delictuoso que
su
razón
y.
su
voluntad
rechazan (monomanfa instintiva) y otros actps
son r.ealizados sin que
el
enfermo
tenga
conciencia
de
sn
valor (idiotismo.) · ·
Después
de
lo dicho, es preciso convencerse que mu-
chos hechos, que á
primera
vista aparecen como delic.
tuosos
no lo son
en
realidad: que la
kleptomaniaca
que
substrae
la
cosa ajena no lleva
la
intención dolosa
de
ap1'opiársela: que el que sigue los impulsos
de
una
mo-
nomaní.a intelectual 6 instintiva, no es responsable
de
su
_s a~tos
ante
la
ley. Pero como todas
estas
causas im-
-pulsivas del delito no
están
al alcance
del
Juez, y
2.un-
que
lo
estuvieran
no
le
sería permitido calificarlas, re-
suJ~a que el concurso del médico-leg
ista
para
la
investi-
gación
del
grado de delincuencia, es necesario.
ya
para
evitar
ia aplicación inconsiderada de
la
ley
punitiva.
P'or
otra
parte,
cómo podrá la
autoridad:distínguir
al
verdadero deli~cuente
del
que no' lo es, si
'.
en
muchos
· casos de delincuencia inconciente, el delito aparece como
. realizado después
de
·
un
madu1·0 examen y guiado
por
una
inclinación conciente? y
esto
sucede bajo el ddmi-
nio
de
' Jas
mono~anías.
Luego '
de
·
fo
e::<.ptiesto>
se infiere
que
para
.la apliéación exacta
de
la.
ley, debe bus-catstNil .
.
'
fundamento
en
rn
: 'opinión médiéci-legistá,
que
¡
debe
J
ia
-
. '
cerse
t:ln
'tó
d'o
caso, del délincúente aislaaó.'·
i.
!
'\
fi',
. 1 ,::
..
f-'L.
-:-
·-
t,.
'-
1li
-
71
11
:~
~
ti
,. '
:
,:i,
~ '
·-~
~
:li
..
~\.\
--\ -., '-'.;'
~:
··
'
~
·-
1812 j
1873
j
1874
11
875
1876
Ú-
1,
l 1878 18m
1871
1880
!~
1882 1883
1884
188
5
-
~--~--~-
-- - -
1599°9
1
Distrito
Federal .
.........
...
...
931
979
1180
114
5
760
719
1509 1509
1696
2138
122
9
878
607
321
398
Territorio de la Baja California
....
16
12
10
10
19
22
20
35
37
19
24
17
29
33
15
318
Territorio de Tepic :
...
.....
..
.
..
..
. . . . . . -
...
..
. . . . . . . .
..
...
. . . . . . . . . . . . . . . . . . .
..
. . . . . .
..
..
.
....
701
10
Aguascalientes
...
.......
.
......
19
26
63
47
50
47
78
106
56
30
47
60 64
86
97
876
Campeche .
........
.
.......
.. ..
15
7
16
4 7 3 15 9 14 6 9
10
5
14
12
146
Coahuila .
..
.......
. . . . . . . . . . .
64
53
105
111
131
63
112 111
.116
124
116
142
15()
1
55
2
01
17
64
Colima
..
. . . . . .
...........
. . . . 121
83
62
157
27
42
65
35
46
16
19
23
48
19
763
Chiapas
...
. . . .
..
. . .
..
....
30
38
39
22
27 39
46
40
43
44
59
70
60
92 92
747
Chihuahua
..
. .
8')
69
49
63
42
39 36
45
49
,
107
51
42
33
43
8;-
837
. . .
....
.
..
. . . .
t.
225
146
364
339
502
1 1
823
800
0
Durango
..
.
...
. .
..
..
.
..
. .
..
...
246
5
07
li02
59
1 1
505
694
720
753
983
-Guanajuato
....
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
..
. . . . . .
..
. . . . . . . . . . . .
....
. .
...
. . . . . . ... . .
.....
Guerrero . . . ..
....
.
..
..
66
36
64
86
104
75
74
104
102
12
5
93
81
9g
94
57
12
53
Hidalgo . . . .
...
.
...
.
..
. . .
.....
'
64
76
59
35
58
63
42
32
27
21
26
29
35
18
19
604
'
Jalisco .
.......
.....
.......
....
766
89:2
617
915
750
682
i
403
1
575
1283
369
1425
874
111
5
899
727
13292
México
....
..
.
..
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
....
.
...
. .
....
. .
...
. . . . . . . . .
....
. . .
..
. . . .
...
-
...
. . . . . .
...
.
Michoacán
............
.
......
.
249
13
5 1
86
135
120
169
163
214 205
241
206 232
16
4
223
135
2777
134 119
90
180
2330
-
Morelos . . .
......
..
.
.........
L02
92
155
191
. 190
1G6
164
228
156
14
0
223
Nuevo Le6n . . . . . . . . . . . . .
.....
.
128
42
126
109
112
125
107
155 109 104
1
23
109
1
10
8
110
94
1661
Oaxaca
....
. . . . .
....
: . .
..
...
..
428
567
568
575
752
503
612
661
471
365 329
284
274
288 295
6972
Puebla .
...
. . .
..
....
.
....
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
...
. . .
...
.
....
. . . . . . . . . .
..
. . . .
974
725
629
.
...
.
600
2928
Querétaro . .
....
. . ..
..
. . .. ...
69
46
70
49
41
45
29
60
81
79
67
76
165
134
141
1152
San
Luis Potosí . .
...
.
..
.
..
.
....
76
50
.
73
65
55 52
46
66
52
52
67 65
100
50
41
910
Sinaloa
.......
,
..
....
...
-.. . . 4
10
..
...
15
12
1·5
10
22
38
15 4
22
17
15
34
233
Sonora
...............
.
....
23 25
31
15
18
15
29 28
13
28 22
12
'
27 23 20
329
Tabasco
...
...
..
..
. . . . . . . . . . . . .
37
. .
...
38
5
20
. .
..
.
34
.
...
80
58
67
39
59
6
21
464
Tamaulipas
...
..
. .
.......
.
.....
18
36 36
8 3 . . . . . . . . . 2 .
...
3 . -~ . . . 1 . . . . . .
....
3 110
Tla.x.cala : . . . . . . . . . . . . . . . . .
..
...
23
17
41
31
29
12
13
26
42
20
56
45
31
50
23
45g
V eracruz
..
·.
~
. .
..
. . . . . . . .
......
274
21
5
172 188
115 110 124
727
740
682 710
745
719
724
750
6995
Yucatán
..
....
..
.........
·
...
...
13
25
12
31
27 29
35
31
17
17
36
44
49
78
71
516
Zacatecas
........
........
....
430
148
299
558
855
421
4HJ
640
755
744
696
446
668
624
1054
8751
-
--
--
~
~ 1
™6
------
Sumas
...
.
4305
3852
4370
_
4898
4711
6842
6108
7310
6015 6138
5091
6282
81251
.,
I
'
1
' 1
1
1 . 1!
• I
/
111
La estafa y el abuso de confianza no son mas que va-
riedades del delito de robo y por lo mismo lo que tene-
mos dicho acerca de este delito, es aplicable tratándose
de aquellos.
16

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR