La riqueza de las naciones

AutorVíctor Méndez Baiges
Páginas310-411
V. LA RIQUEZA DE LAS NACIONES
Un filósofo es una buena compañía úni-
camente para otros filósofos.
Adam Smith
1. La historia de la riqueza
Si nos aproximamos a la Investigación acerca de la
naturaleza y causas de la riqueza de las naciones como a
una crítica de políticas económicas obsoletas realiza-
da desde la perspectiva de un modelo ideal de fun-
cionamiento económico, aproximación típica a este
texto durante buena parte de los siglos xix yxx, difí-
cilmente lograremos ver su relación con toda la
empresa anterior smithiana. Pero si nos acercamos a
ella como a una ejecución parcial de la promesa de
suministrar una relación de los principios del dere-
cho y del gobierno, y de las diferentes revoluciones
que éstos han experimentado en las diferentes épo-
cas de la humanidad, especialmente referida a la
policía, a los ingresos públicos y a la defensa, que es
como su autor la describió en la advertencia inicial a
la sexta edición de La teoría de los sentimientos morales,
entonces podremos encontrar la parte de la investi-
gación filosófica acerca de la historia de la sociedad
que nos faltaba. Y comprobaremos que en esa obra
310
se expone la historia de la riqueza, junto a la del
derecho y del gobierno, de forma que la primera
acaba encontrando su lugar como objetivo propio
del gobierno, y que se aclara así del todo el estatus
particular de las leyes que se refieren a ella en tanto
que leyes de policía.
Y es que la explicación de la naturaleza de la rique-
za —aquello en lo que ésta consiste— y la de sus cau-
sas —aquellos fenómenos sociales que la preceden
en el tiempo y que la producen—, esto es, la historia
conjetural de la riqueza en tanto que fenómeno
social, es lo que ha de servir para acabar de entender
la relación de la riqueza con el gobierno civil y con la
justicia, y lo que va a permitir llevar a cabo después, y
a partir de ella, una crítica de la legislación económi-
ca vigente. Aunque esta historia de la riqueza se
encuentra ya presente en algunos manuscritos tem-
pranos de Smith, y lógicamente en la parte de las lec-
ciones de jurisprudencia dedicada a las leyes de poli-
cía, resulta, por otra parte, algo innegable que el
sitio en que es expuesta con mayor amplitud y rigor
es en la obra consagrada de forma explícita a la
riqueza de las naciones publicada en 1776. Por eso a
lo que se dice en esta obra, que coincide en su mayor
parte con lo que su autor cuenta en los otros lugares,
es a lo que prestaremos aquí una mayor atención.
Smith comienza todos sus tratamientos de la ri-
queza afirmando que ésta es algo que puede predi-
carse de las naciones. La riqueza nacional es la abun-
dancia en una nación de los bienes necesarios y, por
lo tanto, es asimismo baratura en ella de los mismos.
Smith la define como “una gran abundancia de todo
LA RIQUEZA DE LAS NACIONES 311
lo necesario y conveniente para la vida”
1
y, por lo
tanto, puede decirse de ella que conforma una pro-
piedad observable y mensurable en la presencia y
cantidad de ciertos objetos en cada país. Resulta ade-
más que esta abundancia es lo que caracteriza a la
sociedad comercial frente al resto de los otros esta-
dios de la civilización.
La cuestión de la historia conjetural de la riqueza
y la de las causas de este fenómeno social es una y la
misma. Y lo primero que puede decirse de la riqueza
en el orden de las causas es que tiene su origen en el
trabajo, tal y como se anuncia en el párrafo que abre
La riqueza de las naciones, el cual afirma con rotundi-
dad que “[e]l trabajo anual de una nación es el fon-
do que la provee en principio de todo lo necesario y
conveniente para la vida”.
2
Es el trabajo humano el
que proporciona los objetos, cuya abundancia resul-
ta su consecuencia directa. La cantidad de objetos
que puede producir ese trabajo, a primera vista, “se
regula en toda nación por dos circunstancias dife-
rentes”, según Smith.
3
La primera es la forma en que
se lleva a cabo ese trabajo. La segunda es el número
relativo de trabajadores, el cual está relacionado con
la proporción que se da en cada sociedad entre los
que se dedican a trabajar y a producir y los que no.
En todos sus tratamientos del asunto remarca
Smith, sin embargo, que la comparación entre los
estadios rudos y los civilizados de la sociedad
312 LA RIQUEZA DE LAS NACIONES
1
ED 12, LJ pág. 567. En otros lugares en términos parecidos cf.
LJ(A) vi. 7, LJ(B) 206, LJ(A) vi. 34.
2
WN intro. 1.
3
WN intro. 3.

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