Las revistas literarias

AutorAndrés Henestrosa
Páginas579-581
guno de gravedad, pero hay un niño muerto. El niño se llama Isaías Castillejos
Manzo. Un morillo se precipitó sobre su tierna cabeza. Un hilito de sangre le
sale por la boca, en que ha quedado inconcluso un grito de terror.
Su cuerpo es velado en la casa familiar, entre el llanto de todos, como es
costumbre en estos pueblos. Entre flores silvestres lo llevan al panteón y le
dan sepultura.
La noticia fue dada a conocer a todo el país y las autoridades acordaron le-
vantar una hermosa escuela en el pueblo de Niltepec, cuna del desventurado
Isaías. Y allí se levanta ahora alegre, con amplias aulas, con patio sombreado.
En la frente se ostenta el nombre del pobre alumno: “Isaías Castillejos
Manzo.”
Bella escuela, plausible la decisión de levantarla a su memoria. Lo único
doloroso es que haya habido necesidad de que Isaías muriera para que su
pobre pueblo mereciera una escuela, la más moderna de cuantas existen en
el Istmo.
10 de agosto de 1958
Las revistas literarias
Qué espléndido cementerio formarían las revistas literarias frustradas iberoame-
ricanas. Uno, dos, cinco números de cada una. Expresiones de un hombre o
de un grupo, de una generación o de una horda informe de escritores. El libro
es tarea difícil entre nosotros, es obra larga sostenida, que tanto cuesta formar
como publicar o difundir. A falta de libros, las revistas recogen la palabra, la
reacción de los que piensan ante su tiempo y su mundo. Compromete menos
un artículo que la página de un libro –exposición de un solo hombre, reto al
presente y deseo oscuro de inmortalidad. La revista se recibe además con
benevolencia, con disculpas cómplices y se celebra siempre como la pica en
Flandes de una prometedora juventud. Y todo el mundo la ayuda, tal vez por-
que se piensa que no va a durar y por lo tanto no esquilmará mucho tiempo a
mecenas y a hombres de buena voluntad.
Mientras más inmaduro es el ambiente literario, más revistas produce.
En torno a la revista se anudan y deshacen amistades, se habla bien y mal del
prójimo, circulan noticias de libros, chismes políticos; se dragonea de astucia
AÑO 1958
ALACE NA DE MINUCI AS 579

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