Rescatando el Salto de San Anton: una historia reciente de construccion institucional.

AutorGarc

"Todos vivimos río abajo" César Añorve, 1994. Centro de Innovación en Tecnología Alternativa A.C.

Desde los techos de la catedral de Cuernavaca se divisa con claridad, al otro lado de la barranca del Chiflón de los Caldos, la parroquia de San Antón Analco. Muy cerca de la parroquia, a escasos doscientos metros al norponiente, está "El Salto de San Antón". La cascada de más de cuarenta metros es una joya natural extraordinaria, pero hoy se encuentra totalmente deteriorada por la contaminación.

En el marco de este contradictorio paisaje presentamos la crónica del surgimiento y evolución de una red de coordinación comunitaria e intersectorial que, desde hace cinco años, ha buscado detener y revertir el deterioro ambiental del Salto. Creemos que su narración debe despertar el interés general por varios motivos.

* La contaminación de los ríos mexicanos es grave y general, por lo que cualquier esfuerzo serio encaminado a su restauración merece analizarse cuidadosamente.

* La formación de esta red de coordinación ha contribuido poderosamente a impulsar una nueva fase de rescate de los ríos y barrancas en Cuernavaca, que culminó recientemente en la integración del nuevo programa estatal de rescate y restauración ecológica de la cuenca del río Apatlaco. Las cuencas y barrancas del Alto Apatlaco tienen importancia estratégica para la región noroeste y central de Morelos, pues de ellas depende directamente la recarga del acuífero de Cuernavaca, constituyen uno de los principales valores y atractivos de la ciudad, y tienen efectos directos en el microclima de la región y en la alta biodiversidad que ésta mantiene.

* La evolución de la red constituye un ejemplo vívido de un proceso autónomo de ordenamiento y manejo de ecosistemas emprendido por una comunidad urbana. Brinda una ventana de estudio de la dinámica de las instituciones socioeconómicas y el papel que pueden jugar en la resolución de las fallas de coordinación y la internalización de las externalidades ambientales en nuestro país. Este motivo es el que nos lleva a publicar esta nota en una revista especializada en economía mexicana.

La siguiente sección hace un breve análisis del problema general de contaminación de la micro-cuenca de San Antón. Este análisis está influido tanto por la teoría institucional desde la economía (en sus versiones a nuestro parecer más profundas, como son las desarrolladas por autores como Bowles, 2004 y Hodgson, 1988), como por los trabajos editados por Gunderson y Holling (2002) desde las ciencias integrales. Nuestro objetivo es establecer las bases para construir una narrativa más significativa del cambio institucional en situaciones históricas concretas. El resto de las secciones cuenta distintos momentos y fases de esta historia.

  1. El problema y sus causas

    Por su clima y vegetación, Cuernavaca es ampliamente conocida en el país y el extranjero como "La ciudad de la eterna primavera". Pero muy pocos saben que se encuentra construida sobre una estructura geológica--"El Glacis de Buenavista"--cuyas características son prácticamente únicas a nivel mundial (véase figura 1). El "Glacis" es una gran plataforma en forma de abanico, originada a partir de un cono de deyección de depósitos geológicos arrastrados por el agua desde las lagunas de Zempoala (algunos autores argumentan alguna contribución glacial, pero persiste el debate), que desciende lentamente de Norte a Sur. Su particularidad es que está surcado por un sistema de profundas barrancas y barranquillas por donde corren más de 260 arroyos y riachuelos que se agrupan en dos ríos principales:Tembembe y Apatlaco. (2) El río Tetela es uno de estos arroyos; nace en los manantiales del Tepeite, al norponiente de Cuernavaca, a partir de aguas subterráneas de las cuencas endorreicas ubicadas entre el sur del Ajusco y las lagunas de Zempoala, atraviesa la ciudad de norte a sur recibiendo las aguas de una enorme cantidad de pequeñas corrientes urbanas, forma la cascada del Salto de San Antón en el centro de la ciudad y se une con otras corrientes para formar más abajo el río Apatlaco.

    [ILUSTRACIÓN OMITIR]

    Como casi todos los ríos de Morelos (y de México), el río Tetela puede describirse con la parábola del gallinero escatológico, en que las gallinas de arriba cagan a las de abajo. Aunque los datos no son concluyentes, se calcula que el Salto de San Antón recibe aproximadamente el 70% de las aguas residuales y el 30% de los residuos sólidos generados en su microcuenca. Marisa Mazari, investigadora del Instituto de Ecología de la UNAM, encontró en muestras obtenidas por nosotros en el Salto entre 1 y 5 millones de unidades formadoras de colonias de coliformes fecales; la primera cifra ya excede la norma oficial por más de mil veces. Este deterioro no es exclusivo del río Tetela. De acuerdo con la Comisión Nacional del Agua, los arroyos y ríos de Cuernavaca alcanzan niveles muy altos de contaminación.

    ¿Cuál es la causa de esta contaminación? Abundan las explicaciones populares. Para algunos, es un problema de falta de conciencia o apatía ciudadana (traducido en términos económicos, el deseo de un ambiente limpio no forma parte de, u ocupa un lugar muy bajo en, la escala de preferencias de la población; en cambio, el ocio ocupa una posición muy alta). Para otros, es un problema de educación: los individuos no saben qué hacer, en lo personal y en lo colectivo, frente a la magnitud del reto. Depositan sus esperanzas en los políticos profesionales y los expertos del manejo de cuencas (principalmente ingenieros, pero también biólogos y economistas). Para otros, es un problema social más profundo, pero aquí también existen diferencias de opinión.

    La contaminación de los ríos urbanos se ha descrito como un ejemplo clásico de la falla de provisión de bienes públicos; en este caso, un río restaurado y limpio (Kolstad, 2001). Supuestamente, a la falla subyace un dilema de cooperación estratégica, en el que cada vecino del río Tetela seguiría el siguiente razonamiento: "si quienes habitan río arriba proveen recursos para el bien público (manejan adecuadamente sus aguas residuales y residuos sólidos, por lo que el río está limpio), tengo incentivos para no cooperar (pues así no pago los costos de hacerlo y mi contaminación se la lleva el río, por lo que no me afecta); por otra parte, si los de río arriba no proveen el bien público (y en consecuencia el río está sucio), tampoco tengo incentivos para cooperar (haga lo que haga, los de arriba defecarán sobre mí y los que viven río abajo, y mi basura se la llevará el río). En consecuencia, en todos los casos tendré incentivos para NO proveer el bien público, y NO lo haré." Ya que todos los vecinos en cualquier tramo del río piensan y actúan igual (tienen la misma estrategia dominante), el río permanecerá contaminado a lo largo de todo el cauce. (3)

    [FIGURA 1 OMITIR]

    La literatura económica institucional sugiere que en el fondo de este dilema de cooperación, debe estar la ausencia de instituciones que regulen la conducta oportunista y el ocultamiento de acciones e información. Por lo mismo, propone como solución el reforzamiento de las estructuras de coerción estatal, sanción social y expectativas compartidas (Stiglitz, 1989; Bardhan y Udry, 1999; Bowles, 2005). Pero "Nikito Nipongo" --sabio mexicano-- solía decir que todo problema complejo tiene una solución sencilla, fácil de entender y ... equivocada. La explicación convencional, por simple y poderosa que parezca, adolece de un problema fundamental: "naturaliza" (sensu Marx) tanto las conductas como las soluciones, y no tiene en cuenta el contexto histórico concreto en el que ambas se forman. En nuestro caso, el contexto lo brinda la compleja y rica estructura de acuerdos y reciprocidades (lo que algunos autores denominan el capital social) que caracteriza a la sociedad, la identidad y la cultura mexicana.

    Las leyes ambientales mexicanas, que sin duda se encuentran entre las más avanzadas del mundo, son endógenas a dichas estructuras y responden a las elevadas expectativas de nuestra sociedad. No son un autoengaño legal y ético sistemático, compartido por toda la sociedad y mantenido por décadas. Su violación en nuestro país se explica por una situación estructural trágica: un equilibrio intersectorial profundamente ineficiente, en el que tanto la ciudadanía como el gobierno y las empresas se ven incapacitadas para lograr las expectativas propias y las nacionales, y para cumplir con las reglas, leyes, normas y convenciones compartidas. Por ello, en México la contaminación de los ríos no debe describirse como consecuencia de la ausencia de prescripciones éticas socialmente entendidas y aceptadas, o de la falta de instituciones bien pensadas y bien establecidas. Nuestra tragedia es más profunda.

    La existencia de instituciones culturalmente coherentes y socialmente aceptadas pero cuyas prescripciones son sistemáticamente desafiadas por todos los órdenes sociales no es un fenómeno trivial. Meyer (1995) pone el énfasis en la responsabilidad del gobierno, al señalar que la falta de apego y respeto a la letra y al espíritu del marco jurídico vigente, se deben principalmente a la carencia de límites institucionales al poder gubernamental (ibídem, pp. 23). Chomsky (1994:12) encuadra el fenómeno desde otra perspectiva política: "Durante periodos prolongados, la participación del público en la planeación o instrumentación de las políticas públicas ha sido bastante marginal.Vivimos en una sociedad regida por la empresa. Desde hace tiempo los partidos políticos han representado los intereses empresariales". Sin duda, estos factores son importantes, y la incapacidad de la sociedad mexicana para incidir sobre el poder del gobierno para satisfacer sus demandas más sentidas explica la falta de atención efectiva al deterioro ecológico.

    Pero sólo en parte, pues también hay un problema endógeno de organización social de la oferta de bienes públicos. Es bien reconocido en la literatura internacional que dicha...

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