Representaciones y conductas: un repertorio de las violencias entre los nahuas de la Sierra Norte de Puebla

AutorPierre Beaucage
Páginas9-32
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D.R. © 2010. Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos. México, D.F. ISSN: 0185-6286.
TRACE 57 (Junio 2010): págs. 9-32 www.cemca.org.mx
Representaciones y conductas
Un repertorio de las violencias entre los nahuas
de la Sierra Norte de Puebla1
Pierre
Beaucage
Resumen: Entre los nahuas, no hay un equi-
valente estricto a “violencia”. Sin embargo,
la idea de una fuerza excesiva y peligrosa
impregna, por una parte, un amplio con-
junto de representaciones míticas (violencia
fundadora) y ethohistóricas (agresiones y
resistencia). También está muy presente en
lo cotidiano, en formas múltiples: robos, en-
vidia, brujería y violencia doméstica. A pesar
de lo amplio del fenómeno, cuyo corolario es
un “discurso de la desgracia”, no se puede
hablar aquí de una cultura de la violencia,
puesto que nuestros interlocutores dedican
mucho esfuerzo a sobrepasarla para construir
una felicidad personal y familiar, aunque la
sientan muy frágil.
[nahuas, Sierra Norte de Puebla, violencia]
Abstract: Among the Nahua, one does not
find a strict equivalent to “violence”. Yet,
on the one hand, the idea of an excessive,
dangerous force permeates a large set of
narratives, mythical (founding violence) and
ethnohistorical (aggressions and resistance).
On the other hand, violence is quite present in
daily life, under multiple forms: thefts, “envy”
and witchcraft, domestic violence. In spite of
this extension, whose corollary is a “discourse
of disgrace”, one cannot speak here of a
culture of violence, since our interlocutors
devote much energy to overcome it in order
to build a personal and familial happiness,
however frail they may feel it is.
Résumé : Chez les Nahuas, il n’y a pas d’équi-
valent strict à “violence”. Cependant, l’idée
d’une force excessive et dangereuse imprè-
gne, d’une part, un vaste ensemble de repré-
sentations mythiques (violence fondatrice) et
ethnohistoriques (agressions et résistance).
Elle est aussi très présente au quotidien, sous
de multiples formes : vols, “envie” et sorcelle-
rie, violence domestique. Malgré l’ampleur du
phénomène, dont le corollaire est un “discours
du malheur”, on ne peut parler ici de culture
de la violence, puisque nos interlocuteurs
s’attachent à la surmonter pour construire un
bonheur personnel et familial, qu’ils sentent
cependant fragile.
La conceptualización de la violencia se complica, en primer lugar, por la polisemia actual del
concepto tanto en el lenguaje corriente como en las publicaciones especializadas, donde la
violencia parece englobar una porción cada vez más extensa del comportamiento humano. En
su libro Violencia y civilización (2006), el filósofo y ensayista Eduardo Subirats afirma que
esta extensión del sentido corresponde a una extensión del fenómeno de la violencia a escala
planetaria. Ésta constituye, según él, una característica esencial del sistema planetario con-
temporáneo. Michel Wieviorka (2004) desarrolla una idea similar cuando afirma que nuestra
época, marcada por el fin de la Guerra Fría y la decadencia histórica del movimiento obrero,
ha producido una globalización de la violencia, tanto a nivel infra-político (delincuencias múl-
tiples) como metapolítico (violencias ideológicas, particularmente con raíz religiosa). Hasta
tal punto que la antropología, después de muchas reticencias, admite ahora la existencia de
culturas de la violencia, donde ésta se integra a los procesos normales de la vida social (Blair
2005). Muchas miradas actuales sobre la violencia se sitúan en oposición a las filosofías del
1 Esta reflexión se inscribe en una investigación pluridisciplinaria sobre los imaginarios de la violencia en América
Latina, efectuada en el marco del GRIPAL (Grupo de Investigaciones sobre los Imaginarios Políticos en América Latina
(coord. André Corten, Université de Québec à Montréal, Québec, Canadá). Se está completando con una investigación,
en curso, sobre las iniciativas creadas recientemente por los nahuas para frenar la violencia interindividual
(organizaciones, asociación de derechos humanos, juzgado indígena, grupos de defensa de la mujer).
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Progreso nacidas a partir del Siglo de las Luces, cuando varios pensadores, de Hegel a Marx y
de Kant a Durkheim, imaginaron, más allá de las guerras y conflictos del presente, un porvenir
harmonioso y pacífico para la humanidad, en la República Democrática o Socialista.
Cierta propaganda global, relativamente unificada, reacciona a esta extensión mundial de
la violencia de dos maneras. En primer lugar, conservando fuera de la atención pública una
parte importante de la realidad de los conflictos, lo que Subirats denomina la “violencia de
baja intensidad” de la periferia; entre ellas, las guerras civiles de Congo y Colombia constituyen
ejemplos siempre actuales. Cuando la violencia ya no puede ser ocultada, como después del
11 de septiembre 2001, se mediatiza, pero operando una distinción fundamental. Por una
parte, está la violencia constructiva, civilizadora y relativamente “limpia”, la Nuestra, la de las
intervenciones armadas necesarias, a menudo preventivas: la alta tecnología militar se combina
aquí magnificamente con los simulacros hi-tech de la televisión. El discurso de legitimación
se ha enriquecido de metáforas médicas como “golpes quirúrgicos” y “efectos colaterales”.
Por otra parte, está la violencia destructora del Otro, atrasada y sucia, que reposa sobre viejas
kalachnikov, atentados suicidas y bombas artesanales de lamentable imprecisión.
En segundo lugar, la dificultad de definir el fenómeno violencia proviene de que cada socie-
dad y cada pedríodo histórico tienen su propio repertorio de violencias. Por ejemplo, entre los
nahuas de la Sierra Norte de Puebla,2 que me interesan aquí, un campo importante de este
fenómeno corresponde al mundo mágico-religioso y abarca desde la violencia fundacional de
los mitos hasta la otra, destructora, de la brujería. Un análisis antropológico no puede dejar a
un lado esa percepción de los propios actores.
Para esbozar este repertorio de las violencias nahuas, me propongo, en primer lugar, explo-
rar las representaciones de la violencia, intentando combinar las categorías occidentales y las
categorías indígenas. En segundo lugar, analizaré el impacto de esas representaciones sobre
las conductas de la gente.
LAS VIOLENCIAS EN LAS REPRESENTACIONES INDÍGENAS
La violencia directa está muy presente en los relatos etnohistóricos indígenas. Estos dan una
importancia particular a la Intervención franco-austriaca de 1862-1867 y a la Revolución
de 1910-1917, subrayando las agresiones sufridas por las comunidades y los individuos por
fuerzas no-indígenas, y las resistencias locales, generalemente victoriosas.
Los mismos relatos hacen referencia a otra violencia, estructural, la de las instituciones y
del propio sistema social. En los años 1970, el noruego Johan Galtung (1980: 437) la definía
como: “extrema desigualdad, entre las naciones y dentro de ellas, en casi todos los aspectos de
la vida humana, incluyendo el poder decidir sobre sus condiciones de vida, y la resistencia al
cambio de esta desigualdad”. La violencia estructural cruza los campos de la economía y de la
política y abarca desde el poder caciquil local hasta el funcionamiento de los grandes mercados
internacionales que determinan los precios del maíz y del café. Se caracteriza también por su
opacidad, es decir por la dificultad de identificar claramente sus causas y sus responsables,
criterio retomado por los estudiosos bolivianos Xavier Albó y Raúl Barrios (1993).
Está también presente la violencia simbólica, en la que Pierre Bourdieu (1994: 188) incluye
todas las formas de “violencia que arrebata sumisiones, las cuales ni siquiera se perciben como
2 Los 300 000 nahuas de la Sierra Norte de Puebla forman parte de la gran familia nahua del México Central. Viven
en la Sierra Madre Oriental, entre la planicie y la llanura costera. He concentrado mi estudio en la parte meridional
de la Sierra. Para preservar la confidencialidad de mis interlocutores, sus nombres, así como los de los pueblos,
han sido cambiados.

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