Régimen de insolvencia para MiPyMEs

AutorLuis Manuel C. Méjan
Páginas32-38

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Originalmente el vocablo “MiPyMEs” nació como “pequeñas y medianas empresas” y se consagró como “Pymes” (SME en inglés, small and medium enterprises), pero la realidad económica y el emprendimiento cada vez más generalizado de personas en busca de trabajo creó el concepto de “microempresas”, por lo que el término ha evolucionado hacia “MiPyMEs”.1El criterio para catalogar las empresas como grandes, medianas, pequeñas o micro es muy variable según el talante de quien las categoriza. Los criterios usados para hacerlo son el número de empleados que tienen, el monto de los activos que manejan, el monto de facturación en un periodo de tiempo determinado, etcétera.

Además del criterio cualitativo clasificador también se usa un criterio cuantitativo: ¿cuántos empleados debe tener una empresa para ser micro? ¿Uno o dos? ¿De cinco a 10? ¿Para ser pequeña: 10, 20 o 30? ¿Y mediana: 20, 30, 50 o 100? Lo mismo puede decirse del monto de facturación o del valor de sus activos, con el riesgo, como todo número clasificador, que tiene poner la raya en un sitio: si el límite para ser mediana empresa fuese, por ejemplo, 50 empleados, ¿por qué una que tiene 51 ya no lo es?

Una buena práctica podría ser combinar dos o tres criterios.2Pero hay que dejar esa clasificación al criterio de una autoridad competente que valore las circunstancias conforme a la realidad de factores económicos y sociales que enfrenta. Esa es justamente la línea que el Banco Mundial decidió seguir en su Report on the Treatment of MSME Insolvency,3 pues lo que conviene en un país, en una región, conforme las políticas económicas de esa jurisdicción, puede no ser útil en otras.

Significado de las MiPyMEs en la economía

Normalmente las microempresas han nacido como un fenómeno generalizado en todos los países. Suelen ser una respuesta de los jóvenes que se abren camino en la vida; de los desempleados que se han visto con el importe de una liquidación en las manos y nadie les quiere dar trabajo, y de las parejas o los hijos menores de edad que, conscientes de que el ingreso del jefe de familia es raquítico, deciden sumarse al trabajo productivo.4Ése es un esfuerzo que pesa cada vez más en las economías de países tanto desarrollados como en vías de desarrollo. La mayor fuerza laboral del mundo está en estas empresas.

En el Cuarto Coloquio de Insolvencia de CNUDMI, en Viena, Austria, en diciembre de 2013, Mrs. Yan Liu, del Departamento Jurídico del Fondo Monetario Internacional, presentó la siguiente visión de ese organismo internacional.

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El autoempleo que se desarrolla en una economía informal en el mundo es de grandes dimensiones. La OCDE ha estimado que puede llegar a tener un valor que lo convertiría en la segunda economía del mundo.5

Se calcula que existen de 420 millones a 510 millones de microempresas en el mundo, de las cuales sólo 9 por ciento son formales.6Quizá lo más grave de todo esto sea que la mayor parte de esos emprendedurismos se ubica en lo que la economía ha llamado “comercio informal”, lo cual no es sino un eufemismo para referirse al comercio “ilegal” que actúa fuera de las políticas económicas, ecológicas, laborales y fiscales de las naciones, produciendo una situación de injusticia para los emprendedores “alineados” con la legalidad y la política.7

Retos de supervivencia de las MiPyMEs

Ordinariamente se piensa, y eso tiene sus bases en la realidad, que una miniempresa tendrá una duración efímera y eso fundamentalmente porque ha sido creada para satisfacer una necesidad del momento y que se espera sea superada y no dure más tiempo. Por ejemplo, el joven que inicia un negocio para tener un ingreso en tanto consigue concluir sus estudios o tomar un empleo formal o mudarse de ciudad en busca de mejores opciones.

En ocasiones las microempresas evolucionan hasta convertirse en empresas típicamente familiares, especie que no sobrevive de manera ordinaria más allá de la tercera generación.

Ciertamente hay casos, y ese es el desideratum que hay que alcanzar, en que esos emprendimientos pequeños se transforman en empresas formales, medianas y, por qué no, grandes. Muchas de las grandes instituciones en el horizonte empresarial han nacido e incluso se mantienen como negocios de la familia porque las segundas y terceras generaciones han logrado hacerlas crecer.

Entre tanto, las MiPyMEs enfrentan varias luchas: porque es difícil acceder al crédito y porque es difícil acceder a programas gubernamentales de promoción, y cuando se accede a éstos, son vistos como una dádiva que el gobierno está obligado a proporcionar (síndrome del “papá proveedor”).

Estructura corporativa de las MiPyMEs

Proveer una estructura legal a las MiPyMEs es el primer paso necesario en el reordenamiento de un sector trascendente de la economía. Los emprendedores pequeños rehúsan tomar una vestidura formal porque hacerlo supone cumplir muchos requisitos y procedimientos; porque implica costes, el mayor de los cuales es pagar impuestos, y porque no parece añadirles nada.

En este renglón se ve que el término MiPyME no es exacto. Las medianas empresas normalmente están dentro de la economía formal y son objeto de vigilancia por parte de las autoridades estatales. El comentario vale más para las pequeñas y, sobre todo, para las microempresas.

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