La reforma de la secundaria al debate. ¿Una reconfiguración de la política pública?

AutorAurora Elizondo Huerta
Cargo del AutorDoctora en Educación por la Universidad Autónoma de Barcelona. Secretaria Académica de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), Unidad Ajusco, México, D.F.
Páginas287-303
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La reforma de la secundaria
al debate. ¿Una reconfiguración
de la política pública?
Aurora Elizondo Huerta*
La necesidad de reformular el nivel
Todos coinciden en las dificultades que enfrenta el nivel de educación
secundaria para asegurar una oferta de calidad con equidad. Sería
difícil no coincidir con el Instituto Nacional para la Evaluación de la
Educación (INNE) cuando sostiene que “en secundaria la cobertura si-
gue siendo baja y la deserción es todavía grande en el nivel” además
de que “en la perspectiva de ofrecer una educación de buena calidad a
todos los mexicanos, el principal reto del sistema educativo mexicano
es, en este momento, universalizar efectivamente la secundaria”.1
Después de 10 años de obligatoriedad de la educación secundaria, no
se ha logrado generalizar las oportunidades para que todos los jóvenes
completen su escolaridad básica. Podemos advertir que las tres moda-
lidades de la educación secundaria (generales, técnicas y telesecunda-
rias) presuponen que todos los jóvenes están en posibilidades de asistir
a la escuela en horarios, calendarios y condiciones en vigor, de tal
manera que aquellos que se encuentran en situación de marginalidad
–quienes a menudo contribuyen al ingreso familiar– quedan fuera de
la posibilidad de acceder a la oferta vigente. Las oportunidades de acce-
so se distribuyen de manera muy desigual, en asociación con la mar-
ginación, el género y la condición de habla indígena. Los datos duros
*Doctora en Educación por la Universidad Autónoma de Barcelona. Secretaria Académica
de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), Unidad Ajusco, México, D.F.
1INNE, L a calidad de la educación básica en México, México, INNE, 2003, p. v.
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así lo dejan ver. De acuerdo con la información proporcionada por la
Dirección General de Programación y Presupuesto de la Secretaría
de Educación Pública (SEP) para el periodo 2003-2004 había un to-
tal de 5’291,002 alumnos cursando alguna de las modalidades de la
secundaria, atendidos por 280,050 profesores y ubicados en 26,529
escuelas. Para ese mismo periodo, la cobertura era de 89.9 por ciento,
la eficiencia terminal de 81.5 por ciento, la deserción de 6.0 por cien-
to y la absorción de 96.1 por ciento. Esta información nos lleva a
sostener que con la oferta actual es imposible atender la demanda
existente, lo que permite deducir que la tendencia a la expansión de la
cobertura está llegando a su límite y que la universalización de este
nivel, su obligatoriedad, no es factible en las condiciones presentes.
Frente a este panorama, la Subsecretaría de Educación Básica de-
cidió elaborar un diagnóstico en el que involucró a las autoridades
estatales, señala el director del Área de Desarrollo Curricular, Francis-
co Miranda,2 con la intención de dar cuenta de la magnitud del pro-
blema y ofrecer insumos para orientar la toma de decisiones a nivel
local y nacional. Para marzo del año 2003 se contaba con 31 informes
estatales y un informe nacional sobre la educación secundaria. Los
informes dejan ver que 1’644,265 jóvenes no asisten a la escuela, es
decir 19.4 por ciento de la población total, y que el rezago en educa-
ción básica alcanza 16.82 por ciento. Asimismo se sostiene que la
desigualdad se presenta como el factor central que caracteriza la dis-
tribución de oportunidades; en 11 entidades del país más de dos ter-
ceras partes de los municipios presentan índices de rezago mayores
a la media estatal y en tres de estas entidades esto es cierto para ocho
de cada 10 municipios. También se advierte que aun cuando a nivel
nacional el rezago en la población femenina es de sólo un punto y
medio mayor que en los varones (17.6 y 16 por ciento respectiva-
mente), las mujeres presentan desventaja respecto de los hombres en
20 entidades; en siete de ellas, el índice de rezago femenino es, al me-
nos, tres puntos mayor que el masculino, y en lo que se refiere a la
condición étnica, cuatro entidades registran diferencias mayores a 40
puntos entre los índices de rezago de quienes hablan y no hablan
2Cfr. Presentación en Flacso “Reforma integral de la educación secundaria: un ejercicio
de política y gestión”, 24 de septiembre de 2005.

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