Algunas reflexiones sobre la "falacia naturalista".

AutorDussel, Enrique
Cargo?Pueden tener contenidos normativos implicitos cierto tipo de juicios empiricos?

RESUMEN: Desde una reinterpretación de la posición de Hume, pasando por Moore y la lógica analítica, se sitúa el lugar teórico de la validez de la crítica a la "falacia naturalista" al mostrar que no se cae en ella cuando la premisa mayor de un argumento contiene enunciados descriptivos sobre la vida humana en cuanto humana; en este caso son "implícitamente" normativos. Explicitar la normatividad implícita contenida en el enunciado descriptivo es un modo de fundamentar (o mostrar en su fundamento) la normatividad del enunciado de actos humanos, sobre los que se tiene obligación ética en cuanto fundados en la responsabilidad originaria con respecto a la vida misma del sujeto ético.

PALABRAS CLAVE: falacia, ética, naturalista, principios.

La cuestión de la "falacia naturalista" recubre al menos cuatro dimensiones frecuentemente confundidas: I.) el complejo texto de Hume, en el que se sugiere la diferencia entre el "es" y el "deber-ser" dentro de la problemática propia de su época histórica; II.) la errada identificación de las propiedades "naturales" (lo deseable, útil o que produce felicidad) con las propiamente "éticas" (la bondad o el bien) analizada por George Moore, y que podría ser llamada la falacia de reducción; III.) la cuestión metaética desde el horizonte lógico-formal (desde Frege, el primer Wittgenstein, Ayer, etc.) que muestra la imposibilidad de la deducción analítica del "deber-ser" (juicio normativo) del "ser" (juicio empírico) o la "falacia naturalista" propiamente dicha; y W.) la cuestión ética práctico-material que problematiza los diversos modos en que pueda efectuarse la descripción del "pasar", por "explicitación", desde alguna dimensión del "ser humano" (enunciado descriptivo) al "deber-ser" ético (enunciado normativo). Veamos resumidamente estos cuatro aspectos.

  1. EL COMPLEJO TEXTO DE DAVID HUME (1)

    La interpretación estándar, en la primera mitad del siglo xx desde el positivismo lógico hegemónico en filosofía, consistió en aceptar que Hume se refería explícitamente a la "falacia naturalista" tal como la definía la lógica formal (sección III. de las presentes reflexiones). Por el contrario, el historiador de la ética, A. MacIntyre, con el que discutí el punto cuando yo enseñaba como visiting professor en Duke University, sitúa la cuestión en su tiempo y contexto, y pone en duda dicha interpretación estándar. Las razones son varias. Recordemos algunas. Se indica que Hume no pudo referirse a la "falacia naturalista" en sentido estricto, porque los descubrimientos de la lógica formal sólo se realizarían a finales del siglo xix y comienzos del xx. Además, en todo el tratamiento de las cuestiones éticas Hume parte del "ser" del ser humano (to be) en el nivel de los sentimientos, pasiones, placer o felicidad para, con referencia a ellos, situar los problemas éticos del "deber-ser" (ought to be). Por encontrarse en un momento prekantiano, no presupone todavía el dualismo del enfrentamiento del nivel material de la ética (en el nivel de los sentimientos) con la formalidad de su validez. (2) Hume se habría contradicho si hubiera afirmado, en el complejo texto que citamos a continuación, la imposibilidad de pasar del "ser" al "deber-ser". Esta contradicción es evidente ya que Hume recurre continuamente a dicho pasaje (de los sentimientos a las exigencias éticas). La interpretación estándar presupone esta contradicción sólo en este texto, lo cual, a priori, parece poco plausible en un filósofo tan coherente como Hume. El texto es difícil, y aun confuso lingüísticamente, y por ello toda interpretación tendrá sus dificultades. Citémoslo:

    Me sorprende que, en lugar de las cópulas o proposiciones es (is) y no es, no encuentro ninguna proposición que no esté conectada con un debería (ought) o no debería. Este cambio es imperceptible, pero es, sin embargo, la última consecuencia. Ya que este debería o no debería expresar una relación o afirmación nueva, y esto debería ser observado o explicado (explained), y debería al mismo tiempo darse alguna razón por lo que parece inconcebible (inconceivable) del todo, cómo esta nueva relación puede ser una deducción (deduction) de otras, que es completamente diferente de ella. (3) Existen dos cuestiones centrales que hay que explicar. En primer lugar, que lo que no puede concebirse ("inconcebible [inconceivable]") no es que no pueda ser válido ese "pasaje" de un nivel a otro, sino que no se haya "de hecho e históricamente" tomado conciencia explícita del problema (que no se lo haya pensado hasta ese momento), porque se atribuía con anterioridad a Dios tanto el "ser" (por ser el creador de la naturaleza) como el "deberser" (por promulgar los mandatos). Que no se haya tomado conciencia sería explicable, porque "este cambio es imperceptible". Esto significa, al menos, que Hume si está tomando conciencia de que se trata de una "nueva relación" (la "validez" normativa no se confunde ya con la mera "existencia" de las pasiones, emociones, etc.). Pero, y en segundo lugar, en el contexto histórico y de la obra misma de Hume, "deducción (deduction)" no puede tener el sentido analítico de "deducción (entailment)", (4) sino de "inferencia" --en un sentido muy amplio como "pasaje" de un término a otro. MacIntyre concluye que "la reinterpretación de este pasaje de Hume nos permite captar toda la cuestión de la razón práctica de una manera más creativa que lo que la tradición formalista permite. (5) Si ésta muy plausible interpretación histórica fuera adecuada, no sólo Hume no hablaría de la "falacia naturalista" (en sentido estricto, como en la sección III, más adelante), por el contrario, nos está diciendo que el "deber-ser (ought)" ético se infiere o fundamenta en el "es (is)", entendido éste en el nivel de los sentimientos, el placer, la felicidad, las pasiones; pero, por otra parte, negando explícitamente una fundamentación racional (6) o religiosa (como en el caso de la obediencia a los mandatos divinos). (7) Era una muy crítica fundamentación secularizante (desde los sentimientos, material entonces), pero no formalista. Esto nos sirve de introducción a las siguientes reflexiones.

  2. LA DIFERENCIACIÓN DE PROPIEDADES EN GEORGE MOORE (8)

    Moore, en cambio, se encuentra ya inmerso en una reflexión ética que desde hacia más de un siglo se había habituado a diferenciar (y oponer) el nivel formal (sea de la validez o de la filosofia del lenguaje naciente) del material (reductivamente concebido como "naturalismo", en el caso de Hume en un nivel de los sentimientos). Sin embargo, cuando Moore se refiere a la "falacia naturalista" (9) tampoco tendrá el significado posterior de la metaética analítica del lenguaje (ya que de ninguna manera se referirá al problema de la imposibilidad de la "deducción" del orden del "deber-ser" del orden del "ser"). Su investigación se centra en otra cuestión, por lo que, aunque use el término "falacia naturalista", no tendrá el mismo significado que en la lógica formal o la metaética del lenguaje posteriores.

    Para Moore la "ética naturalista" (Naturalistic Ethics)lo no distingue entre propiedades naturales (natural properties) de objetos naturales (como el placer o lo que produce placer, el deseo o lo que es deseable, etc.) y las propiamente éticas (como la bondad o el bien). Si se confunden propiedades naturales con otras que son estrictamente éticas se puede caer en una "falacia naturalista". (11) Herbert Spencer, con su vitalismo evolucionista, comete para Moore la falacia naturalista, en especial cuando piensa que lo que es una mediación (que se siente como placer) para producir una "vida des arrollada" (increased life) (12) debe considerarse "bien". De la misma manera, el hedonismo cae en la falacia al confundir el mero "placer" con "bien". (13) Por nuestra parte podemos indicar que, en efecto, no deben confundirse las propiedades naturales con las éticas, pero que los presupuestos de Moore --su ingenua axiología metafísica y la ambigüedad de exponer que el "bien" es indefinible (lo que prueba la falta de un marco teórico suficientemente complejo)-- lo hacen cometer una "falacia reduccionista", al no distinguir entre la referencia de los enunciados descriptivos (dirigida teóricamente a objetos del mundo) de los normativos (dirigida prácticamente a exigencias del sujeto humano situado en una estructura intersubjetiva, cultural, histórica). Por ello, Moore no puede analizar tampoco la diferencia entre diversos tipos de pretensiones, ya que la "pretensión de verdad teórica" (14) de los primeros no se identifica con la "pretensión de bondad" (15) de los segundos. J. Habermas, al igual que K.-O. Apel, se refiere al tema en la Ética del discurso al indicar que el error consistid, al menos, en pretender juzgar a los enunciados descriptivos y normativos con las mismas reglas de objetividad. Su diferencia consistiría en que "las pretensiones de validez normativas mediatizan evidentemente una dependencia reciproca entre el habla y el mundo social, que no existe en cambio en la relación entre habla y mundo objetivo", (16) propia de los enunciados empíricos o fácticos.

  3. LA "FALACIA NATURALISTA" EN lA LÓGICA FORMAL (17)

    En la lógica formal se afirma que de una premisa no se puede deducir analíticamente algo que no esté ya contenido en ella. De manera que para obtener una conclusión normativa ya debe encontrarse en las premisas dicha normatividad. Desde Frege, Carnap, Russell, el primer Wittgenstein, Stevenson, Hare o Ayer, esto es algo adquirido. No creo que haya que dedicarle espacio a repetir lo ya expuesto por dichos autores. Pero lo que no es incontrovertible es que los enunciados normativos sean sólo juicios de valor, y que éstos sean sólo juicios...

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