Sobre las recetas para salir del subdesarrollo

AutorJaime Osorio
Páginas69-98

Page 69

Introducción

El asunto del desarrollo en América Latina se puede sintetizar en la imagen del conductor de un automóvil en marcha con la mira puesta en el espejo retrovisor, por lo que mientras más avanza, más se aleja de la meta a la que espera llegar.1

Hay demasiada historia en el peregrinar latinoamericano por alcanzar el desarrollo, por lo que es difícil aproximarse de manera ingenua a las propuestas que se formulan en tal sentido. Por lo gene-Page 70ral, bajo nuevos envoltorios, aparecen viejas recetas y soluciones que, diríamos parodiando a Marx, renuevan como farsas tragedias antiguas.

Volver a reflexionar sobre los problemas del desarrollo latinoamericano tiene la virtud de obligarnos a repensar en la región: sobre sus particularidades, sobre el sentido de la extraña convivencia entre “lo arcaico” y “lo moderno” y sobre su papel en el sistema mundial capitalista, temas de significativa importancia que, paradójicamente, han sido relegados por las ciencias sociales latinoamericanas en las últimas décadas del siglo XX y a comienzos del XXI, periodo marcado por el auge del pensamiento neoliberal que ha propiciado a la vez un desarme teórico nada fácil de superar.

El neoestructuralismo ha intentado ofrecer un panorama alternativo ante la visión neoclásica predominante y sus diversas derivaciones. Con la finalidad de analizar este planteamiento —plausible, pero limitado en sus logros— nos centraremos de manera principal —aunque no exclusivamente— en los trabajos de Fernando Fajnzylber y de Ugo Pipitone. La razón de esta elección no es gratuita. Fajnzylber es el autor más consistente dentro de esta corriente y en sus propuestas2 abrevan las formulaciones de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), particularmente las de comienzos de los años noventa,3 así como otros autores neoestructurales.4

Pipitone nos interesa porque de manera diáfana pone de manifiesto los supuestos teóricos y metodológicos desde los que se construye el discurso neoestructural, asíPage 71como sus limitaciones en la caracterización de América Latina y en las soluciones para resolver los problemas del subdesarrollo.5

Hemos dividido la exposición en cuatro apartados. En el primero presentamos la propuesta neoestructural en torno a cómo alcanzar el desarrollo. En el segundo exponemos el diagnóstico que realiza del subdesarrollo, sus causas o manifestaciones, la caracterización sobre América Latina y del Estado, además de las respuestas al interrogante de si existen una vía capitalista y una socialista para superarlo. En ambos apartados hemos optado por una amplia exposición de citas a fin de respetar al máximo las ideas, así como las herramientas conceptuales a las que se recurre.

En el tercer apartado analizamos los temas anteriores desde una perspectiva crítica, tanto de los supuestos metodológicos y epistemológicos presentes en la construcción teórica, como de la caracterización del subdesarrollo y de América Latina que realiza el neoestructuralismo.

La exposición sintética de las claves que a nuestro entender explican el subdesarrollo latinoamericano (y como contrapartida, el desarrollo de las regiones centrales), constituye el tema central del último apartado, que a modo de conclusión privilegia elementos explicativos que confrontan a las visiones neoestructurales.

Los ingredientes para alcanzar el desarrollo

Para iniciar esta exposición tomaremos las tres condiciones para alcanzar el desarrollo formuladas por Pipitone. La primera se refiere a la necesidad de “profundas transformaciones en las estructuras productivas agrícolas”, ya que “una agricultura moderna y eficiente [...] parecería ser una conditio sine qua non para la salida del atraso económico” (FCE, p. 20).

Fajnzylber concuerda en la importancia de “la transformación de la estructura agraria”, ya que “la experiencia enseña que en muchos casos de industrialización la transformación estructural del sector agrícola desempeñó un papel importante”.6 SinPage 72embargo, establece jerarquizaciones precisas: “la articulación productiva” exige “reconocer las diferentes especificidades sectoriales. No es lo mismo servicios, industria o agricultura; todos estos sectores tienen roles complementarios y diferentes”. Al respecto, termina privilegiando a la industria, ya que “tiene un papel crucial por ser portadora y difusora del progreso técnico”.7

Para la CEPAL, de la mano de Fajnzylber, también “la industrialización constituye el eje de la transformación productiva, principalmente por ser portadora de la incorporación y difusión del progreso técnico...”.8

Más allá de las diferencias sobre el sector económico detonador de energías virtuosas, importa destacar que tanto en el planteamiento de Pipitone como en los de la CEPAL y Fajnzylber existe un común denominador: todos apuntan a la búsqueda de un “núcleo endógeno”9 que desate y dinamice las potencialidades del desarrollo bajo la figura del progreso técnico.

La segunda condición en Pipitone se dirige a las características del Estado. Es necesario “que el Estado haya alcanzado niveles relativamente elevados de consolidación política interna y eficiencia administrativa” (FCE, p. 20), idea que en la CEPAL y en Fajnzylber se traduce en “la concertación estratégica público-privada”,10 esto es, “acuerdos explícitos e implícitos de largo alcance entre el Estado y los principales actores políticos y sociales, en torno a la transformación productiva con equidad”, a fin de generar “comportamientos convergentes con los propósitos comunes” y que “inhiban las dinámicas de los intereses de grupos que podrían comprometer los propósitos colectivos”.11

Esto va de la mano con la tercera condición señalada por Pipitone, referida a la “masa de energía social” y el factor tiempo:

Page 73

La realidad del atraso no es generalmente un proceso lento de acumulación progresiva de circunstancias favorables. Al contrario, podría decirse que el tránsito a la madurez generalmente tiene un carácter compulsivo por medio del cual en pocas décadas se concentra una masa de energía social adecuada para impulsar las transformaciones necesarias [FCE, p. 20].

Esa masa de energía “puede refigurarse como una secuencia dinámica entre tres dimensiones: la innovación técnico-científica, la ampliación del mercado y la creatividad empresarial que, para cerrar el círculo, retroalimentan la innovación técnicocientífica” (FCE, p. 461).

La crítica al papel subsidiario del Estado en la concepción neoliberal se encuentra explícita en la postura neoestructural. De “menos Estado” de la primera se debe dar paso a un “mejor Estado” en la segunda.12

El diagnóstico
Cómo se concibe el subdesarrollo

Son varios los signos que caracterizan al subdesarrollo. El primero es como deformación.

La clave del subdesarrollo —indica Pipitone— no está en una insuficiencia, en algo que puede entenderse por medio de un signo de menos, sino en una deformación que distorsiona la posibilidad de promover formas de desarrollo que empalmen entre sí hombres, recursos naturales y necesidades sociales [FCE, p. 25].13

Page 74

El subdesarrollo también se presenta “como dualismo de estructuras productivas y sociales que no terminan de encontrar los actores y las ideas para una integración interactiva de los diversos subsistemas que constituyen una organización social” (FCE, p. 25; las cursivas son mías). Se conforma así “un híbrido histórico y una situación de convivencia precaria entre modernidad y arcaísmo...” (FCE, p. 441).

En Fajnzylber el subdesarrollo se presenta como una “modernización” “trunca”, “precaria” y “distorsionada” respecto a la industrialización de los países avanzados,14la que debe dar paso a una “nueva industrialización”, que privilegie el sector de bienes de capital, en tanto “una de las especificidades de este sector reside [...] en el hecho de que uno de los objetivos que se persigue con su desarrollo es el fortalecimiento del acervo tecnológico nacional”.15

Las razones históricas del subdesarrollo

Entre los factores históricos que intervinieron en la gestación del subdesarrollo se destacan tres. El primero es la idea de un “trasplante histórico fracasado”.

Áreas extraeuropeas, inmensos territorios de la América que sería Latina, de Asia y más tarde de África —señala Pipitone— fueron abruptamente integrados a esquemas de organización productiva internacional en el ámbito de los cuales, sin embargo, la lógica de funcionamiento era del todo externa a su anatomía y fisiología tradicionales [FCE, p. 24].

Más aún:

Se transfirió un producto terminado sin que fuese posible transferir aquellos factores materiales y espirituales que habían hecho del capitalismo un producto maduro de la Edad Moderna europea. Un trasplante de órganos que a lo largo de 500 años no ha sido ni asimilado del todo ni del todo rechazado [FCE, p. 24].

En los orígenes del subdesarrollo también está presente la expansión europea, ya que si “el atraso es fundamentalmente un fenómeno europeo, o sea, un fenómenoPage 75típicamente semiperiférico, el subdesarrollo es, en sustancia, el producto de la expansión mundial del capitalismo...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR