Quinto principio. Los partidos políticos y los procesos electorales son la vía de acceso al poder público. La constitucionalidad de unos y otros será verificada permanentemente por el pueblo, a través de su Tribunal Constitucional

AutorEnrique Uribe Arzate
Páginas34-36
34
La Constitución del pueblo y para el pueblo: reminiscencias y desafíos
ningún ejercicio de esta naturaleza puede sobrepasar la capacidad legal de domi-
nio de las autoridades del Estado, porque el poder público debe ser como lo dicen
los estudiosos del tema, el poder normalmente más fuerte dentro de su territorio.
QUINTO PRINCIPIO
Los partidos políticos y los procesos electorales son la vía de acceso al poder
público. La constitucionalidad de unos y otros será vericada permanente-
mente por el pueblo, a través de su Tribunal Constitucional
Este es un principio que no fácilmente se lee en el texto de la Constitución; a veces
para comprender con claridad lo que la Constitución dice es necesario hacer un es-
fuerzo de interpretación; algo así como preguntarnos ¿qué quiso decir el poder cons-
tituyente cuando redactó esta frase, este párrafo o este artículo?
Cuando encontramos el sentido de las expresiones contenidas en la Carta Magna,
podemos ver más allá de lo que se lee sin mayor rigor ni exigencia en la lectura sim-
ple y ligera de la Constitución, como si fuera cualquier libro o texto intrascendente.
Durante el largo proceso de formación de nuestro país, las asonadas, los cuarte-
lazos y muchos otros modos de llevar a cabo el cambio de quienes ejercían el poder,
fueron la regla que poco se cuestionaba. Si acaso desde los estudios del derecho cons-
titucional, algunos autores se atrevieron a señalar que nadie podía estar por encima
de la ley y, por consecuencia, de sus procesos de relevo institucional. Un vistazo al
siglo XIX da cuenta de esto; proclamas, planes, maniestos y luego, las armas; desde
nuestra independencia, este ha sido un tema de mucha preocupación y desgaste para
México, pues parece que no nos podemos poner de acuerdo; este largo periodo de
1821 hasta 1917 y aún todavía después de promulgada la Constitución que nos rige,
se caracterizó por el relevo violento de los gobernantes.
De aquí nació la urgencia de contar con un sistema electoral y de partidos políti-
cos, capaz de asegurar el cambio de presidente, gobernadores, senadores, diputados
y cabildos, sin derramamiento de sangre. Hasta que México pudo institucionalizar a
los partidos políticos y hasta que las autoridades electorales mostraron su capacidad
para celebrar elecciones y calicarlas, México ha vivido verdaderas tragedias cada
vez que el tiempo marca el n de una gestión y el inicio de otra.
Así las cosas, tener partidos políticos que sirven como los mecanismos para el ac-
ceso al ejercicio del poder y contar con sistema electoral capaz de dar cuentas claras
antes, durante y después de las elecciones, es la única manera civilizada de hacer el
cambio de gobierno que, sin duda, alimenta y prodiga vitalidad al poder público.
Esta es la importancia de los partidos políticos que los ciudadanos preferimos en lu-
gar de los motines y asonadas, propios de los tiempos álgidos del descontento y la
desconanza que no encuentran otra opción más que la violencia.

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