Proyecciones del Gasto en Salud en Países de América

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CAPÍTULO V
PROYECCIONES DEL GASTO EN SALUD EN PAÍSES DE AMÉRICA
E
V.1 Introducción
n años recientes el crecimiento del gasto en
servicios de salud en los países de América
ha sido elevado y en algunos casos casi explosivo. El
fenómeno se acentúa en esta década en países de
ingresos medios y bajos, mientras que en otros viene
ocurriendo desde hace más de dos décadas. El gasto
en servicios de salud se ha incrementado como
proporción del ingreso nacional y aún en mayor grado
si se mide como una fracción del gasto público. Los
gobiernos parecen encontrarse entre fuertes
presiones de los electorados que esperan ampliación
de los programas, y la gran dificultad de poner límites
al gasto. Para fortuna de todos, el crecimiento
tecnológico sigue siendo muy importante, alargando
la duración y ampliando la calidad de vida de las
personas, pero también absorbiendo una proporción
cada vez mayor del presupuesto de los hogares y de
los gobiernos. Además, ante la crisis económica, la
percepción general es que la presión sobre el gasto
público se incrementa como consecuencia del
desempleo, de los menores salarios, y de que quienes
son los más afectados suelen ser también personas
con discapacidades, adultos mayores o madres
jóvenes que tienen que recurrir a los sistemas
públicos con mayor frecuencia.
Las tasas de crecimiento varían entre países,
pero en general el creciente gasto en salud ha llevado
a una serie de discusiones sobre su magnitud óptima,
sobre la eficiencia en su uso, y sobre los posibles
retos que implica que la tendencia continúe (ver por
ejemplo las discusiones recientes en Estados Unidos
que se están dando en el contexto de reforma al
sistema de salud en el Recuadro V.1). Dentro de la
complejidad de este problema, un aspecto que
permanece poco explorado para la gran mayoría de
los países en el continente es su magnitud futura.
Efectivamente, con pocas excepciones, no existen
proyecciones de gasto en salud a mediano y largo
plazo. Esta falta de información es muy
desafortunada pues dificulta la planeación y el
desarrollo de opciones de política. De ahí que contar
con un marco básico de medición del fenómeno sea
de gran importancia para nuestras sociedades.
Este capítulo presenta proyecciones del gasto
en salud para 33 paises del continente, utilizando una
metodología que combina elementos demográficos,
epidemiológicos y económicos. En particular, las
proyecciones de gasto presentadas se basan en una
modificación del modelo de Hall y Jones (2004). Estos
investigadores han buscado explicar el paralelismo
que existe entre el creciente gasto en salud y la
extensión en la esperanza de vida en los últimos años:
el gasto en salud es el resultado de las decisiones
de las personas que buscan mejorar su bienestar a
lo largo de toda la vida. Este modelo es una base útil
a nuestros fines porque incorpora el comportamiento
de las personas como determinante del gasto en
salud pasado y futuro, permite considerar
detalladamente la demografía y la distribución del
ingreso de la población (incluyendo la evolución en el
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INFORME SOBRE LA SEGURIDAD SOCIAL EN AMÉRICA 2010
tiempo de esos factores), y tiene como componente
central el estado de salud y la forma en que éste
evolucionará.
Como subproductos del modelo utilizado para
realizar estos análisis, se proveen estimaciones de
cómo responde el gasto en salud de cada país al
crecimiento esperado en su nivel de ingreso (es decir,
la elasticidad ingreso del gasto en salud), así como
del denominado beneficio marginal de salvar una vida
(BMSV), que es un concepto similar al valor de la vida
estadística (VVE). El VVE es un concepto que ha tenido
ya un gran impacto sobre la medición de políticas
públicas. Por ejemplo, el concepto de año de vida
ajustado por la calidad (AVAC) está estrechamente
relacionado con el VVE. El AVAC es utilizado por la
Organización Mundial de la Salud y diversos
organismos internacionales para medir las ganancias
en duración y calidad de vida generadas por las
intervenciones de salud. El VVE es en general un
concepto útil para obtener mejores valoraciones del
riesgo. Por ejemplo, puede ser utilizado para evaluar
la introducción de nuevas terapias médicas en los
paquetes de beneficios, para calcular probables
indemnizaciones por accidentes profesionales, o bien
para apoyar los estudios actuariales
correspondientes a seguros de invalidez y vida o
riesgos de trabajo.
La calidad de la información y las investigaciones
relacionadas sobre el tema difieren en forma
importante entre los países. En este trabajo optamos
por imputar algunas variables cuando para los países
en cuestión no se tienen esos datos. Todos los
supuestos utilizados se pueden encontrar en el
documento de trabajo que acompaña a este capítulo
(CISS 2009b). Privilegiamos el tener un marco común
y su aplicación a la mayoría de los países que realizar
estudios de caso detallados ya que nuestro objetivo
básico es contribuir a la formación de opiniones sobre
el futuro de la política de salud en cada país. A partir
de estos primeros resultados esperamos que los
países continuen con un proceso permanente de
investigación apoyado por la CISS.
Los resultados empíricos principales de este
estudio apuntan a varias cuestiones que coinciden
en general con las expectativas que probablemente
se tienen en general sobre el tema, pero además aquí
se logra presentar ejercicios numéricos específicos
y comparar la evolución relativa entre los países.
Primero, conforme el ingreso de los países aumenta,
la proporción que se asigna al gasto en salud también
lo hace. Esto implica que hacia el futuro debemos
esperar mayores recursos destinados a los servicios
de salud. Sin embargo, la velocidad a que aumentan
estos recursos puede variar en forma importante
entre países dependiendo de su estado inicial de
salud y de la productividad de ese gasto en mejorar
la salud. Esto nos lleva al segundo punto.
Se observa que en unos países el impacto de
los recursos destinados a salud son mayores que en
otros. Es decir, que por unidad de gasto en salud, los
resultados de salud son mejores en unos países que
en otros, por lo que toca a extender la expectativa de
vida. A pesar de que la expectativa de vida es sólo un
indicador de salud y que está claro que en algunos
países las mayores ganancias en salud se observan
en la atención de enfermedades no transmisibles y
las ganancias por la tecnología, porque ya tienen una
alta expectativa de vida, este dato debería incentivar
a los tomadores de decisiones de políticas públicas y
a los investigadores a revisar los casos exitosos para
encontrar áreas de oportunidad. Finalmente, el BMSV
estimado para cada país es en la mayoría de los casos
el primero que se calcula y puede ser la base para
estudios más específicos y en los casos en que ya se
tienen estimados previos, estos cálculos vienen a
proporcionar mayor evidencia pues parecen ser muy
consistentes con resultados anteriores.
El capítulo está organizado como sigue: en la
sección 2 comentamos los hechos estilizados de las
variables básicas analizadas: gasto en salud y estado
de salud. La sección 3 muestra los resultados básicos
del modelo. La sección 4 concluye con
recomendaciones de política pública.

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