Prólogo

AutorDra. Andrea Bonime-Blanc
Cargo del AutorFundadora y CEO de GEC Risk Advisory
Páginas9-13

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El compliance, de manera amplia, extendido a la cultura de integridad y ética en el negocio son temas que algunas empresas siempre han incorporado en su ADN, sin tomar en cuenta: ni el lugar, ni el tiempo, ni la presión legal. Después de trabajar en varias empresas internacionales durante dos décadas, y ahora, actuando como consultora enfocada a este tipo de asesoramiento ?para una gran variedad de entidades internacionales? mi más ferviente noción de cómo se logra gestionar el cumplimiento y la integridad dentro de las organizaciones es que empieza y termina con sus propios líderes.

Lo que más importa en un negocio y en cualquier otro tipo de organización ?desde las empresas pequeñas a las grandes Fortune 100, desde las entidades sin fin de lucro (ONGs) a las agencias de gobierno, hasta el/la líder más alto del gobierno mismo (el presidente o primer ministro de un país)? es que el liderazgo de la entidad sea responsable, ético, capaz de crear y de implementar una buena cultura, donde todos los stake-holders (grupos de interés), ambos internos y externos, sepan que es una cultura de transparencia e integridad donde todos ?no importa su nivel ni su rol? pueden compartir inquietudes, preguntas o problemas sin miedo de represalias, o aun de peores consecuencias. Y donde todos ?sin importar ni la

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posición o el poder? son capaces de proveer valor, de una forma u otra, al desarrollo de la empresa: ya sea una ONG, una agencia gubernamental, la sociedad y/o el país.

Para mí, el liderazgo y la cultura de una entidad van mano con mano. Dentro de las empresas, la tendencia de pensar sobre la integridad y el negocio empezó hace unos 40 años más o menos, en los Estados Unidos de América; cuando varias empresas públicas de defensa militar estadounidenses fueron investigadas y encontradas culpables de corrupción en sus negocios internacionales. De allí, nació la Foreign Corrupt Practices Act, de 1977 (FCPA), y que durante las siguientes dos décadas sirvió de modelo para más de 40 países de la OCDE (incluyendo a México, recientemente) que han adoptado leyes similares; las cuales dicen que el soborno a oficiales del gobierno en otros países por empresas nacionales no se tolera y es potencialmente criminal. Entonces ?como especialista en la materia? consideraría a ésta como la primera fase de una evolución global de las empresas, encaminada a un futuro de mayor responsabilidad empresarial en general.

De esta tendencia global a la...

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