La Profesión del Derecho y la Paz

LA PROFESION DEL DERECHO Y LA PAZ MUNDIAL
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Discurso por Ross L. Malone, Presidente de la ASOCIACION DE LA BARRA AMERICANA, en la Reunión de la Barra Mexicana y la Barra Estatal de Nuevo México.Traductor: Sr. Lic. don Rafael Coraza Escobedo. Hotel del Prado. México, D. F., 11 de noviembre de 1958.
LA PROFESION DEL DERECHO Y LA PAZ MUNDIAL
En nombre de la Asociación de la Barra Americana, a quien tengo el honor de representar, así como también en nombre de la Sra. Malone y mío en lo personal, deseo agregar a las palabras del presidente Sloan, mi profundo agradecimiento por la amable hospitalidad que se han servido brindarnos desde nuestra entrada a México por Juárez, el pasado viernes. En particular, deseo expresar mi agradecimiento a mi estimado amigo el Sr. Lic Jesús Rodríguez Gómez, Presidente de la Barra Mexicana y a los distinguidos miembros de esa gran organización de la profesión del Derecho, quienes hicieron a un lado sus labores profesionales para recibimos en Querétaro y acompañarnos a nuestra llegada a México, dedicándose sin límites a hacer que nuestra visita nos resulte a la vez agradable y provechosa. Asimismo deseo expresar nuestro agradecimiento a sus funcionarios gubernamentales, que tan cordialmente nos han atendido desde que somos huéspedes de vuestra ciudad. La oportunidad que se nos brindó de conocer personalmente a los funcionarios de la Barra Mexicana y demás distinguidos abogados que hemos conocido, ha estrechado los vínculos ya existentes entre nuestro Estado de Nuevo México y la República Mexicana, cuyas culturas, herencias y sistemas de derecho poseen tanto en común. Confío en que esta reunión contribuya significativamente a mejorar las relaciones entre las profesiones del Derecho de ambos países, esperando que muchas reuniones amistosas como ésta surjan en el futuro y que tengamos la oportunidad de hacer recíproca su hospitalidad en ocasión similar no muy lejana, cuando nos den la oportunidad de ser nuestros huéspedes en Nuevo México. Al familiarizarme con la historia de la profesión en México y las actividades actuales de la Barra Mexicana, me han impresionado los intereses y problemas que tenemos en común y que conciernen tanto a su organización como a la nuestra en los respectivos países. He notado con interés que la selección de los jueces y el mejoramiento de la administración de la justicia son objeto de preocupación actual para ustedes y para nosotros. Compartimos el problema de la demora de los procedimientos judiciales y el consecuente congestionamiento en los tribunales. Precisamente en este año la Barra americana ha lanzado un ataque, por medio de un Comité que se acaba de crear, con respecto a los congestionamientos de los tribunales desde el punto de vista del ejercicio de la profesión para ayudar al esfuerzo que se ha venido haciendo durante los últimos años por lo que atañe a los tribunales y los jueces. Otro punto que podría ser de interés para ustedes y que es uno de nuestros objetivos primordiales en la actualidad, es el problema de la revisión por parte de las autoridades judiciales de los actos de órganos administrativos del gobierno. La Asociación de la Barra Americana está apoyando diversos proyectos de ley que se presentarán al Congreso que debe reunirse en enero próximo, cuyo objeto será el mejoramiento de las resoluciones administrativas mediante reformas de procedimiento, así como el establecimiento de un sistema más efectivo de la revisión judicial de las mismas. Los problemas e intereses a que me he referido son sólo unos cuantos de los muchos que ponen de manifiesto la similitud de nuestros objetivos y el grado de intereses que tiene en común la abogacía en ambos países, los cuales probablemente demuestran nuestra meta común de lograr justicia para todos mediante la protección de los derechos del individuo -protección contra el poder gubernamental y contra aquellos semejantes que ejerzan de modo egoísta un poder desenfrenado. Los lazos que unen a la profesión de Derecho en nuestros países son característicos de los intereses que tienen ambos entre sí, y los cuales también existen entre los 21 países de que se compone el Continente Americano. Nunca en la historia ha sido de más importancia para la conservación de la paz mundial, el reconocimiento de estos vínculos y las relaciones entre los países del hemisferio occidental, amenazada como está por la cruel avaricia del comunismo internacional. Quizá no sea mucho esperar que reuniones de esta índole contribuyan a la comprensión de nuestros intereses comunes en este campo. Me gustaría hablar hoy de una actividad de la Asociación de la Barra Americana, la cual es de mayor interés e importancia actualmente en los Estados Unidos y que se relaciona estrechamente con los referidos problemas mundiales. Como fondo para esta disertación, me permito recordarles que la historia del siglo XX registrará el nacimiento de la Edad Atómica en las llanuras del Estado de Nuevo México el 16 de julio de 1945 y 12 años más tarde, el 4 de octubre de 1957, el advenimiento de su hermana menor, la Edad del Espacio, en las llanuras de Siberia. Como en el caso de la llegada de nuevos niños a cualquier casa, estos dos niños bulliciosos han transformado la manera de vivir de la familia mundial y cada país de que la misma se compone. El impacto de estas dos fechas se ha dejado sentir en todos los aspectos de la vida norteamericana y las reacciones en serie establecidas continuarán afectando las vidas de todos nosotros en el futuro. El impacto de estos acontecimientos que han estremecido al mundo entero se ha dejado sentir en algunos campos de actividad más pronto que en otros, aunque ninguno se ha escapado por completo. Un producto de este desarrollo en el campo de la ciencia ha sido una demanda por parte del público de que la profesión del Derecho, que ha hecho posible procesos de justicia que sustituyan la fuerza por la ley en el desarrollo de cada país, encuentre medios para la aplicación efectiva de la ley a los problemas entre naciones y así evite la catástrofe atómica a la cual se enfrentaría el mundo si ocurriere una tercera guerra mundial. Las semillas de guerra se encuentran latentes en cada disputa entre naciones, esperando la humedad del orgullo nacional y el calor de desacuerdos internacionales para empezar a germinar. El arreglo de estas disputas, cuando no sea con una guerra, ha sido tradicionalmente por medio de la diplomacia, una ocupación que, aunque no desconocida por la abogacía, no se encuentra dentro de su responsabilidad. Esto no debe sorprendernos, ya que el arte de la diplomacia tiene tan poco que ver con la abogacía como con otras profesiones. El intervenir en negociaciones tiene un papel muy importante en el ejercicio de la profesión de abogado, pero es igualmente parte de la vida cotidiana del hombre de negocios en casi todos los campos. Al menos, por lo que respecta a la diplomacia, no se puede decir que los abogados están mejor capacitados que personas dedicadas a cualquier otra actividad. Es cierto que muchos abogados, respondiendo a la responsabilidad que tienen con el pueblo, han ingresado al campo de la política internacional y contribuido grandemente al uso efectivo de la diplomacia para resolver problemas entre las naciones. Sin embargo, a nuestra profesión nunca se le ha pedido que preste dirección en este campo. El mundo se da cuenta en la actualidad de la amenaza de la guerra nuclear en la Edad del Espacio, sabe con certeza que no habrá quien gane una guerra en nuestros días, ve la historia del uso de la diplomacia como el único medio de resolver los problemas mundiales, y no se siente seguro. Hoy más que nunca existe en los EE. UU. y creo que en muchas partes del mundo, una gran demanda de medios más efectivos para resolver los problemas mundiales. La fuerza de esta opinión pública que aumenta cada día respalda a las Naciones Unidas, pero esta sola organización no es suficiente. No debe sorprenderles que la demanda de la aplicación del Derecho a problemas mundiales se dirija hacia nuestra profesión. Nuestro entrenamiento, experiencia y facultades en este campo nos imponen una responsabilidad moral que hace que respondamos a la opinión pública. No tan sólo debemos prestar dirección en la búsqueda de medios para lograr una aplicación efectiva de la ley a problemas mundiales, sino que también debemos dirigir la educación del pueblo por lo que respecta a la naturaleza de los medios que se requieren y a las acciones que son necesarias por parte de los países del mundo para llevar a cabo este sistema. Como abogados, ustedes y yo, nos damos cuenta de las implicaciones, así como de la necesidad, de una jurisdicción obligatoria, si es que un tribunal ha de funcionar con eficacia en este o en cualquier otro campo. Como abogados podemos apreciar la importancia que tienen los medios eficaces para ejecutar la ley, si es que la sentencia de un tribunal ha de ser algo más que una simple declaración de principios. Hace falta que el público entienda tales propósitos. Temor a lo desconocido es un atributo común de la humanidad, y existe en este país y en el mundo un temor injustificado a los principios y medios que serían necesarios para lograr la aplicación de la ley como medio para solucionar los problemas mundiales. La obligación de la abogacía incluye la educación del pueblo en esta especialidad nuestra, a fin de disipar el temor que de otra manera se interpondría entre nuestro país y el esfuerzo encaminado a resolver los problemas mundiales. Las responsabilidades del mundo en este campo son muchas y muy fuertes, pero son nuestras. La Asociación de la Barra Americana ha inaugurado un programa mediante el cual esperamos contribuir significativamente a aliviar la carga de la mencionada responsabilidad. Bajo la dirección de un distinguido comité, encabezado por el Sr. Charles S. Rhyne de Washington, a quien sucedí como Presidente de la Barra Americana, estamos planeando una serie de reuniones...

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