Procesos de integración en América

AutorJesús Armando López Velarde Campa
Páginas191-260
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Integración latinoamericana
En los países latinoamericanos, cada proceso de integración responde a de-
terminadas lógicas, arraigadas en el desarrollo de las bases económicas, po-
líticas, sociales y culturales. Se comparte no obstante, un pasado común de
conquista, imposición cultural y explotación económica. En consecuencia,
todas las expresiones de vida de las que en su día fueran colonias de la Co-
rona española, reflejaban un sincretismo entre lo nativo y europeo. El Dere-
cho no fue la excepción, como bien señala la doctora María Leoba Castañe-
da Rivas:
[…] de la Conquista, se produce el encuentro de dos formas de pensamiento,
una civilización neolítica con predominio azteca, en su aspecto jurídico, y una
hispánica, que incluía un sistema jurídico, integrador de algunos postulados
romanos, germánicos, canónicos, así como de reglamentación monárquica.365
Históricamente unidas desde los primeros años de vida independiente,
las nuevas naciones plantearon la importancia de la integración, lo que en un
principio expresaba el pensamiento de Simón Bolívar, y que todos estos
años ha sido un referente que continúa hasta nuestros días. Sin embargo, los
intentos de integración durante el siglo XIX y principios del XX fracasaron,
como resultado de diversos factores, entre los que destacan la herencia co-
lonial, la propia conformación de los Estados-nación y las intervenciones
extranjeras, aunado todo ello a una falta de acuerdos políticos que impulsa-
ra la tan ansiada integración. Si bien se trató de fomentar la unidad, basada
365María Leoba Castañeda Rivas, El Derecho Civil en México, Porrúa, México, 2013, p. 26.
Capítulo 5
Procesos de integración en América
JESÚS ARMANDO LÓPEZ VELARDE CAMPA
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en la cultura y la herencia, fue hasta la Segunda Guerra Mundial cuando se
concretaron las primeras organizaciones regionales. En adelante, el proceso
europeo se convirtió en referente para todos los proyectos tanto regionales,
como subregionales.
Los diversos fenómenos son reflejo de un debate más amplio sobre el
modelo de integración. El futuro de Latinoamérica no puede desvincularse
de las raíces surgidas desde las luchas libertarias del siglo XIX, Y de la idea
bolivariana sobre la importancia de la unidad para hacer frente a los retos
del desarrollo y, sobre todo, a las asechanzas de la intervención extranjera.
En este sentido, la utopía de la integración bajo un proyecto común de in-
clusión, igualdad y solidaridad está presente desde los inicios de la vida
independiente de nuestro continente y continúa hasta nuestros días. La in-
tegración pues, en este sentido se traduce en un proyecto que coadyuve a
alcanzar lo que el doctor César Benedicto Callejas ha identificado como “la
gran utopía latinoamericana”: la justicia.
De ahí que nuestras luchas —las triunfantes y las fracasadas— tengan siempre
este horizonte, pero también se trata de un problema cultural de fondo que, si
pasa desapercibido para quienes crean y estudian las normas, deja de ser prin-
cipio orientador; esta es la antinomia entre lo universal y lo local, entre lo occi-
dental y lo latinoamericano.366
El pensamiento integracionista
Existe una base filosófica, que podría denominarse pensamiento político y
social, que encuentra sus orígenes en Europa, que ha tenido sus expresiones
en Latinoamérica y subyace al proceso. Algunos autores reconocen el de-
sarrollo de multiplicidad de corrientes al término de los movimientos in-
dependentistas. Si bien es cierto que los ejes fundamentales provenían de
Europa, no lo es menos que en Latinoamérica estas corrientes de pensa-
miento se sometieron a nuevas realidades que las transformaron. De este
modo, ante el cuestionamiento de si se cuenta con una filosofía propia,
surge el punto de vista del culturalismo, que señala a cada una de estas
366César Benedicto Callejas, Siete ensayos de interpretación de la realidad latinoamericana. El
pensamiento utopista en el descubrimiento y conquista de América, Porrúa-UNAM, México, 2010, p. 225.
PROCESOS DE INTEGRACIÓN EN AMÉRICA
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corrientes constreñida al lugar, al espacio y a las circunstancias, todo lo cual
nos lleva a la conclusión de un pensamiento original y autóctono, que refle-
ja las particularidades del “subconsciente latinoamericano”.
El punto de vista crítico destaca que no hay tal pureza de pensamiento
universal que contradiga realidades particulares —como la latinoamerica-
na— con lo cual se niega también la existencia de un pensamiento único. En
todo caso, lo que existe responde a intereses de las élites político-económi-
cas, que son las que han buscado dirigir y orientar la imposición de un mo-
delo.367 Resulta difícil establecer fronteras definitivas en el mundo de las
ideas. Hablar del “extremo occidente”368 como réplica, en el hemisferio
americano no sería preciso. A la vuelta de 200 años se han evidenciado sin-
gularidades. Para los europeos aún podemos representar el descubrimiento
de la terrae incognitae; y para los latinoamericanos y EUA estas fronteras
significan la posibilidad de encontrar modelos sociales, políticos y económi-
cos que sirvan de referente. En este contexto se inscribe el europeo.369
Desarrollo
Al revisar el proceso contemporáneo podemos identificar cuatro periodos:
el primero, de 1950 a 1980, que transcurrió bajo la lógica del modelo de
industrialización por sustitución de importaciones desde la perspectiva
clásica de las uniones aduaneras; el segundo, propio de la década de 1980,
cuando la crisis de las economías se convirtió en freno para el más decidido
de los proyectos integracionistas, pero en el que las transiciones a la dem ocraci a
abrieron expectativas; el tercero corresponde a la década de los noventa,
y surgió de la mano del proyecto neoliberal y de los procesos de consoli-
dación de las nuevas democracias, y el cuarto, atañe a la crisis del modelo
de finales del siglo XX y el ascenso de los gobiernos de izquierda, con una
renovada visión que pone énfasis en un proyecto político de largo alcance.
367Cfr. Jean-Marie Lemogodeuc (coord.), América Hispánica en el siglo XX. Identidades, culturas
y sociedades, Universidad Católica Andrés Bello, Venezuela, pp. 29-30.
368Concepto que desarrolla Arturo Uslar Pietri, En busca del Nuevo Mundo, FCE, México, 1963,
donde sostiene que América Latina pertenece a Occidente.
369Cfr. Ibidem, p. 103.

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