Problemas de la democracia y la política democrática en América Latina

AutorNorbert Lechner
Páginas49-93
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PROBLEMAS DE LA DEMOCRACIA
Y LA POLÍTICA DEMOCRÁTICA EN AMÉRICA LATINA*
I. UNA MIRADA HISTÓRICA: LA FRAGILIDAD DE LA DEMOCRACIA
1. Etapa de modernizaciones
Las primeras décadas del siglo representaron para la mayor parte de los paí-
ses de América Latina el comienzo de la etapa de modernización estructural.
En la base de esas evoluciones existieron procesos de industrialización capi-
talista, comenzados más temprano o más tarde.
En los países más avanzados de América Latina los procesos de indus-
trialización comenzaron en el periodo de entreguerras o, cuando más tarde,
durante la segunda con agración. En general la temporalidad fue la siguien-
te: aparecieron tímidamente entre 1914 y 1938 para expandirse durante la
guerra, cuando se a ojaron los lazos de dependencia entre los países centra-
les y los países satélites. La aparición temprana de la industrialización en
países como Brasil, Argentina y Chile está relacionada con un relativo apro-
vechamiento de la etapa primario-exportadora. El auge del comercio mun-
dial a  nes del siglo pasado permitió que esos países vivieran, en un momento
todavía temprano de su desarrollo social, una gran activación económica; ella
permitió una temprana diversi cación de la estructura social y, en algunos
casos, un importante desarrollo estatal. El salitre en Chile, el trigo y la car-
ne en Argentina y Uruguay, el café en Brasil, fueron palancas de importantes
cambios sociales.
La pujanza exportadora fue produciendo paulatinamente cambios en la
estructura de clases que debilitaron a la sociedad tradicional. Ella estaba ca-
racterizada por pautas rígidas de estrati cación, por el carácter oligárquico
* [En colaboración con Ángel Flis sch y Tomás Moulian], Documento de trabajo preparado
para el seminario “Alternativas de desarrollo de América Latina”, organizado por la Universidad
de Los Andes, Colombia, con el auspicio del Programa de Estudios Conjuntos sobre las Relacio-
nes Internacionales de América Latina, Cali, 30 de agosto a 2 de septiembre de 1984. Publicado
en Fernando Cepeda Ulloa et al., Democracia y desarrollo en América Latina, Buenos Aires, Gru-
po Editorial Latinoamericano, 1985, pp. 51-102.
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de la dominación política, por el predominio ideológico de un liberalismo
conservador y por las trabas impuestas al acceso a la educación.
En general el comercio mundial se bene ció de la paz relativa y del fuer-
te desarrollo económico que conoció Europa desde el último cuarto de siglo
hasta el estallido de la primera Guerra. Durante ese periodo se conocieron
enormes avances cientí co-tecnológicos, se modi caron los procesos de tra-
bajo y las formas de producción, se consolidó el sistema colonial y se a an-
zó la constitución del mercado en el ámbito mundial, proceso posibilitado
por la independencia de Estados Unidos a  nes del siglo XVIII y especialmen-
te de la América española y portuguesa en el siglo XIX. Desde la guerra franco-
prusiana de 1870 hay prácticamente cuarenta años de paz estable, quebrada
solamente por algunos enfrentamientos circunscritos como la guerra ruso-
japonesa o los con ictos por límites en el propio continente.
Los países menos desarrollados de América Latina, que en general coin-
ciden con los que se habían bene ciado menos con el auge exportador, co-
nocieron una industrialización más tardía. Ellos comenzaron el despegue
después de la segunda Guerra Mundial o durante ella. La profundización del
desarrollo capitalista coincidió con el reordenamiento del sistema mundial
bajo el impulso de las empresas transnacionales. Éstas no solamente busca-
ban mercados para colocar sus productos manufacturados, sino además pre-
tendían controlar los procesos domésticos de producción. El espacio para
una industrialización sustitutiva de importaciones se achicaba o se rede nía.
Pero sea cual fuere el momento del despegue, todas las sociedades latino-
americanas experimentaron, unas desde el periodo de entreguerras y otras
más tarde, importantes procesos de modernización estructural. En algunos
casos el desarrollo del aparato estatal, la evolución educacional o la diversi -
cación de la estructura de clases precedieron a la industrialización, en otros
fueron el resultado de ese proceso. Pero en las dos circunstancias las socieda-
des latinoamericanas dejaron de estar centradas en la hacienda y en la Iglesia,
se urbanizaron y también se secularizaron. Lo importante es que esos procesos
de modernización e industrialización se hicieron bajo ciertas condiciones.
En la mayor parte de los casos pueden encontrarse rasgos comunes:
a) el papel del Estado tanto en el fomento de la industrialización como
en el desarrollo de políticas de integración social que favorecieron el control
o la institucionalización política de las clases populares;
b) la conformación de un proletariado sobre la base de la migración ru-
ral más que sobre la base de la descali cación del artesano;
c) el agotamiento del liberalismo como ideología de las clases dominantes y,
d) la formación de un nuevo bloque dominante constituido por latifun-
distas y burgueses.
Para analizar el desarrollo político de América Latina y la cuestión de la
democracia, se requiere examinar con mayor detalle el problema de las re-
orientaciones ideológicas conectadas con la modernización.
DEMOCRACIA Y POLÍTICA DEMOCRÁTICA EN AMÉRICA LATINA 51
2. Las ideologías dominantes
En la mayor parte del continente el liberalismo había sido la ideología mo-
dernizadora del siglo pasado. En Chile la pugna ideológica del siglo XIX fue
entre el conservadurismo autoritario, encarnado en Portales,a y el liberalis-
mo. Éste luchaba por ampliar los derechos individuales, por controlar el ab-
solutismo presidencial, por secularizar la sociedad, limitando el poder civil
de la Iglesia. Desde la década del sesenta el liberalismo fue dominante en el
terreno político y fue adquiriendo hegemonía dentro del bloque dominante y
de su personal político. En el caso chileno, a él se debieron una serie de im-
portantes reformas políticas, como la libertad religiosa, el papel privilegiado
del Estado en la celebración de los actos civiles, el mejoramiento de la legisla-
ción electoral. Esa situación se repitió en otros países de América Latina don-
de también el liberalismo fue la ideología modernizadora del siglo pasado.
Pero este liberalismo era dual: propiciaba las libertades individuales y po-
líticas, fomentaba el librecambismo, el laissez faire, el abstencionismo esta-
tal. Esa orientación era perfectamente compatible con la orientación ex-
portadora de la economía y con las reglas que predominaban en el comercio
internacional. Pero ese abstencionismo, que doblaba el aspecto progresista
referido a las libertades políticas, fue una seria limitación. Por una parte im-
pidió que los gobiernos implementaran en la fase del auge exportador proyec-
tos de desarrollo apoyados desde el Estado, donde se utilizaran productiva-
mente los excedentes generados o las divisas disponibles. Por otra parte, esa
ideología actuó como un velo que di cultó la conciencia sobre la necesidad,
como condición para superar la crisis del modelo exportador, de modi car las
relaciones Estado-economía. Se dejó que la situación se arrastrara durante un
largo periodo, hasta alcanzar en los años treinta una dimensión catastró ca.
El liberalismo del siglo XX había perdido su carácter progresivo y se había
convertido en una ideología conservadora, de carácter defensivo y de conten-
ción. En ese sentido era incapaz de resolver los nuevos problemas, aunque
podía darles la vuelta y evadirlos. Entre esos problemas estaba el agotamiento
de la economía primario-exportadora y el surgimiento de las clases populares,
reprimidas y excluidas, tratadas como parias pero que progresivamente se
volvieron actores. Un liberalismo cuyos componentes principales eran el lais-
sez faire y el Estado guardián que no tenía ya e ciencia como camino para la
modernización de las nuevas sociedades latinoamericanas que iban surgien-
do de las catástrofes sociales y políticas provocadas por la gran depresión.
En consecuencia, los procesos de modernización e industrialización de-
bieron realizarse bajo otro signo ideológico. Esa nueva con guración, que
puede de nirse como desarrollismo, combinaba elementos diversos. Entre
ellos estaba el keynesianismo económico, el estatismo y, a veces, el populismo.
a Sobre Diego Portales, véase Obras I, p. 38, nota a.

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