El principio precautorio y los riesgos en el cultivo de variedades transgénicas

AutorSalvador Darío Bergel
Páginas295-332
El principio precautorio y los riesgos en el cultivo
de variedades transgénicas
Salvador Darío Ber gel*
El texto plantea la s opiniones encontra das
de la aplicación del pr incipio de precaución
al cultivo de las var iedades transgé nicas. Se
trata de un t ema relevante, en tanto qu e las
resoluciones que hoy se ado pten podrán inci-
dir en el fut uro de la agricultu ra mundial. Lo
que sucede –d e más está señalarlo – es grave
en tanto se ha om itido deliberadame nte un
debate serio y plu ral, teniendo a la vist a las
consecuencia s previsibles o imagina bles de
las nuevas tecnolog ías de la vida.
The text discu sses various opinion s encoun-
tered of the applic ation of the principle of pre-
caution in the cu ltivation of various tra nsgen-
ic products. It deal s with a relevant topic, in
as much as that the r esolutions that they adop t
today could affe ct the future of world-wide
agricult ure. What follows to stres s the point
– is serious in a s much as it has deliberately
avoided a serious and t wo-sided debate, with
a view to the alre ady visible or imaginable
consequence s of the life’s new technologies.
SUMARIO: I. Int roducción. / II. El riesgo co mo componente de la socieda d contemporánea. / II I. La gestión de
los riesgos en un a sociedad democrátic a. / IV. La elaboración del principio de pre caución. / V. Los elementos
integrant es del principio./ VI. La i ngeniería genética co mo actividad riesgosa. / V II. Los riesgos de la
transgéne sis vegetal. / VIII. Conclusion es. / Bibliografía.
[295]
I. Introducción
Mientras la aplicación a la agricultu ra
mundial de las tecnologías basadas en in-
geniería genética avan za en forma sosteni-
da, a menazando con transformar e n pocos
años su perfil, a sistimos a un desorden ado
debate en el que se exhiben sin mayor orden
o profund idad arg umentos provenientes de
diversos campo s del saber (científico, polí-
tico, económ ico, ecológico, ético, etc.) que
en su conjunto –lejos de iluminar el cami-
no– contribuyen a crear un mayor grado de
incertidu mbre, a lo cual cabe adicionar que
debemos tomar muy en cuenta que detrás
* Falta ficha de Aut or
OJO
Sección Artículos d e Investigación
296 alegatos, núm. 60, México, mayo/agosto de 2005.
de este debate existen importantes inte reses
económicos, políticos y sociales compro-
metidos, que pug nan por prevalecer (Mu-
ñoz, Em ilio, 2000, p. 373; Porcecanski , I.,
2001, p. 133; Cittadini, R., 2002, p. 6).
A no dudarlo, se trata de un t ema rele-
vante en tanto q ue las resoluciones que hoy
se adopten podrán te ner incidencia decisiva
sobre el futuro de la agricultura mundial ( y
de la alimentación hu mana, por ende) com-
prometiendo paralelame nte aristas vincula-
das a la salud humana y ani mal, a la biodi-
versidad y a los ecosistemas.
En este debate, llama poderosamente la
atención la existencia de posiciones fuerte-
mente encontradas, no sólo entre sectores
diferenciados (v.g. sector industrial vs. sector
del consumo) sino aun dentro de un mismo
sector (v.g. en el seno del sector científico).
Así, mientras pueden oirse opiniones de ex-
pertos y de científicos, en el sentido que las
variedades t ransgénicas no implican riesgo
alguno para el hombre o el medio ambiente,
paralelamente podemos escuchar a califica-
dos componentes de la comunidad científica
advirtiendo, con atendibles razones, acerca
de los daños irreversibles que puede importar
para la agricultura, los seres humanos y los
ecosistemas.
A todo esto debemos agregar que el nivel
de información del que dispone la sociedad
es inadecuado y muchas veces te ndencioso,
sin que quepa advertir en los poderes políti-
cos un mayor interé s por generar un debate
que se oriente en tér minos aceptables para
contribuir a conformar una opinión pública
ilustrada que sirva de ba se para la toma de
decisiones racionales.
El propósito que persigue este e studio
es el de ubicar el tema en una órbita ra-
cional que excluya argumentos efect istas
tales como los referidos a la necesidad de
solucionar los problema s del hambre en un
mundo superpoblado a través de cultivos
transgénicos, en la necesidad de limitar el
empleo de ag roquímicos en beneficio de la
salud hu mana, o el de oponerse a su difu-
sión por provenir de procedimientos t écni-
cos no naturales , etcétera.
El estudio parte de un dato suficientemen-
te conocido y estudiado: el sobredimensio-
namiento de los riesgos en la sociedad con-
temporánea. A partir de ello, incursionamos
en los límites de aceptabilidad social de los
riesgos para llegar al punto central del análi-
sis: la aplicación del principio de precaución
al cultivo de las variedades transgénicas.
Adelant amos nuestra posició n en el sen-
tido que res ulta incuest ionable obser var
este prin cipio e n las decisi ones p olíticas
que se adopte n respec to a la transg énesis
vegeta l, t omando en cuenta el gr ado de
incer tidumbr e científi ca existe nte y la s
grave s conse cuencias que eventualm ente
puede t ener sobre el me dio ambiente y so -
bre el futu ro de la agricu ltura m undial l a
utili zación de tales tec nologías.
Antes de continuar, consideramos con-
veniente delimitar los campos asignados al
riesgo y al peligro, nociones que si bien están
relacionadas ent re sí, muestran notas dife-
renciadoras. Luhman señala que tanto en el
caso de peligro como el de riesgo se trata de
posibles daños futuros, cuyo nacimiento re-
sulta en el momento presente algo insegu ro
y más o menos improbable. Cuando se trata
de peligro se atribuye el nacimiento del daño
al entorno o al medio ambiente, mientras
que cuando se trata de riesgos se ve como
una consecuencia de la propia act uación u
omisión. La diferencia se establece por tanto
como una cuestión de imputación o imputa-
bilidad (Luman, N., cit. en López Cerezo, J.
A. y Luján, J. L., 2000, p. 23).
297
El Principio Precautor io . . . , pp. 295-332
II. El riesgo como componente de la
sociedad contemporánea
Nuestro tiempo puede caracter izarse por la
acentuación de los riesgos a los que se ven
expuestas las sociedades en función de deci-
siones políticas muchas veces tomadas a sus
espaldas.
Ulrich Beck des de una posición fuer-
temente crítica denomi na a las sociedades
contemporáneas como “sociedades del
riesgo global”, carac terizándolas como
aquellas sociedades que a l principio de ma-
nera encubier ta y luego en forma cada vez
más evidente están enf rentadas a los desa-
fíos de la posibilidad de la autode strucción
real de todas las forma s de vida en este pla-
neta (Beck, 1998a, p. 120).
En forma reiterada, a lo largo de las últi-
mas décadas, se han privilegiado sistemas y
tecnologías de producción que han conducido
al planeta a una situación límite (contamina-
ción del aire y del agua, erosión de los suelos,
recalentamiento de la Tierra, disminución de
la capa de ozono y aumento de las radiacio-
nes, pérdida de la diversidad biológica, etc.).
No ha sido un obstáculo para continuar con
este proceso destructivo de la vida la sucesión
de una serie de catástrofes que pusieron al
descubierto la fragilidad de los mecanismos
de seguridad para afrontar situaciones límite
(Chernobyl, Bomphal, diversos desastres ali-
mentarios y ecológicos, etcétera.).
Es evidente el dominio de los intereses
económicos por encima de los políticos y los
sociales. Las decisiones políticas (traducidas
en un hacer o en una abstención) se toman
priorizando los requerimientos del mercado.
La sociedad y sus instituciones (incluidas las
políticas) se subordinan a este nuevo poder que
exige de una nueva filosofía a su servicio.
En este contexto –lo señ ala Beck– los
riesgos se m inimizan mediante cálculos
que llegan a resultados que sólo son r ies-
gos, se eli minan mediante c omparaciones
y se normalizan jurídica y científicamente
por medio de comparaciones como “riesgos
residuales e improbables”, de mane ra de
estigmatiza r las protestas como brotes de
“irracional idad” (Beck, 1998a, p. 115).
Pese a ello cabe destacar que los riesgos
a que nos referimos tienen características
singulares que los diferencian de los riesgos
asumidos en otros estadios de evolución, en
tanto las consecuencias derivadas de los even-
tuales daños ocasionados no están ligados a
sujetos, lugares o periodos determinados, ya
que se pueden proyectar en el tiempo y en el
espacio afectando pluralidad de seres vivos.
En la “socie dad del riesgo global” ha-
cen a gua las constru cciones de segurid ad
y cont rol que ca racteri zaron las etapa s
histó ricas que la prece dieron. La t emática
del riesgo adquie re u n mar cado carácter
políti co, e n ta nto no exis te la opc ión de
“exter nalizar ” los riesgos . Los riesgos s u-
pera n la s ba ses y l as c ategorías con las
que he mos pensad o y actua do hasta el
prese nte (Beck , 1998b, p. 28).
Ha sta avanzado el siglo XX los r iesgos
se vincularon con r epresentaciones estadís-
ticas y cálculos de probabilidad que posibi-
litaban hacer frente a accidentes en base a
previsiones racionales.
Hoy cabe recur rir a otros pará metros en
la medida en que falta el cálculo del riesgo
con el que la ad ministració n de peligr os
fund amenta su propia r acionalidad y pro-
mesa de seguridad . Los megapelig ros tec-
nológicos han abolido al accidente como
tal, o sea la base del cálculo del riesgo –a lo
menos en el sent ido de un accidente limi-
tado en el es pacio y en el tiemp o– (Beck,

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