Las Primeras Jornadas latinoamericanas de Derecho Procesal
Por el Dr. Humberto Briseño Sierra,
Miembro de Número del Instituto Mexicano del Derecho Procesal
El 11 de mayo de 1956 en forma sorpresiva, el mundo procesal se vio conmovido con la muerte del ilustre profesor uruguayo Eduardo J. Couture. Su significación científica, sólo comparable a su calidad humana, quedó patentizada no sólo por la inmediata reacción de los círculos jurídicos de Europa y América que coincidieron en tributarle homenajes de toda índole, sino por el hecho sin precedentes de haber logrado al simple conjuro de su nombre, reunir a los estudiosos latinoamericanos en las Jornadas de Derecho procesal para realizar algunas de sus más caras ideas: entre ellas la constitución de una asociación internacional, la discusión de los problemas que más le apasionaron y el reconocimiento de la función determinante que tiene el Derecho procesal en la vida institucional de los Estados modernos.
Es probable que juristas más eminentes que Couture, genios del arte o héroes de la ciencia y la política, hayan recibido honores y reconocimientos póstumos superiores en calidad y cantidad; pero ya no lo es que provocaran una positiva corriente de simpatía a sus ideales, al grado de producir en el ámbito internacional un acercamiento cultural y personal, auténtico e inmediato. Estas serían razones suficientes para intentar una valoración del hombre que en vida pudo atraer la atención de sectores alejados entre sí y que, una vez fallecido, conserva la virtud de lograr que los hombres hablen el mismo lenguaje técnico y legal.
Para conmemorar el primer aniversario de la desaparición del maestro uruguayo, la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de Montevideo, República Oriental del Uruguay, organizó las Primeras Jornadas Latino Americanas de Derecho procesal que habrían de celebrarse en esa capital durante los días del 13 al 15 inclusive, del mes de mayo de 1957. A tal fin fueron invitadas oficialmente todas las Facultades de Derecho de la América Latina, las asociaciones especializadas y los cultivadores en general de la Ciencia procesal. Desde los primeros momentos quedó asegurado el éxito de las Jornadas en las dos direcciones que se han destacado: a) un efectivo acercamiento de los procesalistas latinoamericanos, animados del propósito fundamental de unificar la terminología de las diferentes regulaciones positivas, convencidos de la necesidad de establecer un intercambio permanente de ideales y teorías; y b) el estudio y la discusión de los temas más frecuentemente revisados por Couture, cuyo tratamiento permitiría conocer el estado actual de las inquietudes doctrinarias de cada país.
Por diversas causas no pudieron acudir algunos de los países invitados, circunstancia que en forma alguna disminuyó el interés de las Jornadas, porque los ausentes se apresuraron a enviar comunicaciones de adhesión a las resoluciones que se tomaron, en especial a lo tocante a la constitución de la Asociación Internacional. La concurrencia de diez delegados argentinos, doce brasileños, un chileno, un mexicano, un paraguayo y la casi totalidad de los catedráticos uruguayos, produjo una serie de animados debates en todas y cada una de las mesas redondas, en las que se expusieron criterios, muchas veces, en abierta oposición, apasionadamente defendidos por las representaciones y por los individuos participantes en las discusiones, sin que en momento alguno faltara el elemento básico: la coincidencia en los términos empleados, fenómeno que debe atribuirse a la influencia de la obra de Couture que de este modo logró, a un año apenas de su muerte, la conquista del factor primario que es mantener la unidad de los conceptos a través de las múltiples invariaciones con que trabaja la técnica jurídica.
Debido a que las Primeras Jornadas de Derecho Procesal tuvieron como finalidad directa realizar un conjunto de Mesas redondas en memoria de Eduardo J. Couture, la Comisión organizadora del Congreso seleccionó como temas de cada una, los siguientes:
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Garantías constitucionales del proceso;
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Proceso y regla moral;
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Proceso administrativo; .
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Cooperación judicial internacional.
Con el programa de trabajo se elaboró un reglamento cuyo contenido se dio a conocer a las delegaciones invitadas con toda oportunidad y se previó su formalidad y desarrollo en términos que, si no pueden calificarse de insuperables, cabe. afirmar que fueron todo lo eficaces que era de desear, tomando en cuenta la naturaleza de las jornadas y la efectiva intervención de los asistentes.(1)
(1) En cada sesión de mesa redonda se inscribieron para hacer uso de la palabra no menos de doce personas que hablaron de 5 a 10 minutos cada una, independientemente del relator y el correlator que tenían derecho a exponer sus comunicaciones durante 20 minutosEstá fuera de toda duda que un cuidadoso análisis de las experiencias obtenidas ha de servir para proyectar las subsecuentes reuniones, por ello es pertinente recordar los más destacados aspectos de las Jornadas. En primer lugar, el temario respondió a una idea íntimamente ligada a la personalidad del procesalista cuyo recuerdo hacia posible el congreso, de modo que es factible sostener que existen cuestiones de mayor relevancia que las tratadas en cada Mesa redonda. En segundo lugar, ni todos los temas alcanzaron un planteamiento exhaustivo, ni fueron contemplados con el mismo interés por los delegados; de ahí que deba sugerirse la elección de cuestiones que tengan entre sí una, conexión más estrecha, y una relación más apegada a la sistematización de la ciencia procesal.
Aunque el temario no contenía cuestiones concretas que permitieran a los relatores y correlatores proponer conclusiones a discutir, en el curso de los debates surgieron problemas que confirmaron el acierto en general de la Comisión organizadora. Sin embargo, convendría que en las posteriores jornadas se volviera sobre aquellos aspectos en que faltaron aclaraciones y se omitieron soluciones.(2) Si bien el reglamento previa una equitativa distribución del tiempo utilizable en cada Mesa redonda, la improvisación de los congresistas hizo nugatoria en parte la regulación aprobada y hubo casos en que el expositor dejó inconclusos sus razonamientos y otros en que la impugnación del criterio sostenido por el relator, obligó a éste o al correlator a tomar la palabra con mayor frecuencia de la prevista.
(2) Se omitieron soluciones no sólo en la mesa redonda de "Proceso y regla moral", sino en algunas otras en que, a pesar de haberse discutido el tema, no se llegó a un acuerdo concretoParece entonces consecuente que un temario destinado a Jornadas como la comentada, deba concretar los problemas a debate de manera que, sin llegar al detalle de un cuestionario de exámenes, permita a los participantes fundar sus proposiciones con los argumentos doctrinarios y legales que mayor aplicación tengan respecto al tema. La amplitud de contenido que tuvieron los asuntos elegidos para las Primeras Jornadas y la falta de conocimiento oportuno de los informes del relator y del correlator,(3) dieron por resultado que los asistentes se vieran obligados a adivinar casi el sentido de cada Mesa redonda. Es evidente que sólo la capacidad de los presidentes de cada Mesa, la eficaz colaboración de los distintos secretarios de actas y la preparación individual de los congresistas, permitieron elaborar conclusiones pertinentes.
(3) En la mesa redonda de "Garantías constitucionales del proceso" no se tuvo conocimiento previo del informe del relator y aunque el informe del correlator estaba escrito tampoco circuló. En la mesa redonda de "Proceso y regla moral" el informe del relator fue leído en el acto mismo, pero con anterioridad se había repartido la comunicación del Prof. Rogelio Gordillo de Faria "Proceso e regla moral", pero el del correlator, en vista de la enfermedad del doctor Gelsi Bidart, no pudo imprimirse a tiempo. En la mesa redonda de "Proceso administrativo" se dieron a conocer con oportunidad el informe del relator o las conclusiones del correlator. Finalmente en la mesa redonda de "Cooperación judicial internacional" faltó el informe del relator y sólo se dio lectura en el acto mismo al del correlator.3. ORGANIZACION Por todos motivos es plausible la técnica utilizada por la Comisión organizadora, al encomendar a las diferentes delegaciones participantes en las Jornadas de Montevideo, la presentación de los informes relacionados con el tema de cada Mesa redonda.
Esta distribución de cargos resultó excelente, sobre todo, en vista del cúmulo de actos que se llevaron a cabo con intervalos de minutos en muchas ocasiones. Desde luego, ninguna de las Presidencias faltó, a pesar de que estuvieron a cargo de funcionarios de la jerarquía del Presidente de la Suprema Corte de Justicia, del Presidente del Tribunal de lo Contencioso Administrativo, del Ministro de Instrucción Pública y Previsión Social, del Decano de la Facultad de Derecho y del Presidente del Colegio de Abogados del Uruguay. Prácticamente no hubo retardos en la iniciación de las sesiones, ni dejó de efectuarse visita alguna de las programadas: al Rector de la Universidad, a la Suprema Corte de Justicia, al Consejo Nacional de Gobierno, a la Presidencia de la Asamblea General y al Tribunal de lo Contencioso Administrativo.
La Comisión tuvo especial cuidado de distribuir el tiempo de los tres días efectivos de sesiones de Mesa redonda, de manera que los actos sociales, culturales, artísticos y los eventos particularmente destinados a honrar la memoria del Dr. Couture no interfirieron en lo mínimo con las Jornadas procesales, sino que sirvieron para elevar su significación y demostrar la hospitalidad siempre creciente del pueblo uruguayo, de sus órganos publicitarios, de sus funcionarios y, sobre todo, la cordialidad y gentileza del Decano, Dr. Rodolfo Mezzera Alvarez, quien se multiplicó en...
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