Presentación

AutorAlfredo Sánchez-Castañeda
Páginas12-14
XI
PRESENTACIÓN
Con la venia del lector, me permitiré una licencia literaria. Si en el siglo
XXI existiera Uberlandia, seguramente sería como la otra ciudad imagina-
da por Charles Dickens en Hard Times for This Times, Coketown. Aquella ciu-
dad que tantas veces habiendo sido arruinada, resultaba asombroso cómo
había podido aguantar catástrofes que nos hacía pensar que los fabricantes
de dicha ciudad quizás estaban hechos de una porcelana tan frágil como
nunca había sido creada, que con la mínima manipulación, se rompía fácil-
mente y que incluso hacía preguntarse si acaso no estaría ya agrietada. Así,
por ejemplo, cuando se les exigió que enviasen a las escuelas a los niños que
trabajaban para ellos, se arruinaron; cuando se nombraron inspectores del
trabajo, otra vez se arruinaron; cuando los inspectores señalaron sus dudas
sobre el derecho de los fabricantes a cortar en tajadas a los obreros con sus
máquinas, se arruinaron, y cuando se les insinuó que quizás no sería indis-
pensable que las fábricas funcionaran produciendo tanto humo, se arruina-
ron total y definitivamente.
Como en Uberlandia, en Coketown cuando a las fábricas se les insi-
nuaba realizar determinada acción, siempre que un coketownense se creía
perjudicado, es decir, cuando se le impedía distinguirse y se le proponía que
se hiciese responsable de las consecuencias de sus actos, se podía tener la segu-
ridad que reaccionaria con la amenaza de que “antes arrojaría al Atlántico
todos sus bienes”.
En pleno siglo XXI, pareciera que las empresas son tan frágiles como
las fábricas de Coketown. En la Uberlandia de empresas frágiles, para que
éstas funcionen adecuadamente, no se arruinen y se fomenta la economía
llamada “colaborativa”, ya no necesitan trabajadores sino “socios”, “colabo-
radores” o “emprendedores independientes”. Requieren que los trabajado-
res laboren un número de horas, no sólo variables sino también indeter-
minadas. Que los sábados y domingos no se consideren días especiales de
trabajo porque, de lo contrario, las empresas se arruinarían. Que el trabajo
nocturno no cuente con un horario especial o con un salario especial, pues
de lo contrario, se arruinarían; es más, nos señalan que sus “colaboradores”

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