Prefacio

AutorDip. Emma Margarita Alemán Olvera
Páginas5-5
PREFACIO
ste libro está dedicado a la juventud pero está escrito para todos. El
propósito es fomentar una cultura de participación social ética y res-
ponsable. El conocimiento sobre las causas que ocasionan los desas-
tres es el mejor antídoto para evitar graves daños que dejan en la sociedad,
la presencia de fenómenos peligrosos como son los sismos, los tornados o
los huracanes, ya no deberían de sorprendernos. Cualquier población en el
mundo está expuesta a amenazas que ponen en riesgo la vida, la salud y los
bienes de sus habitantes, pero si como ciudadanos conocemos los riesgos a
los que estamos expuestos los podemos reducir y aminorar en sus impac-
tos.
Los desastres no son sucesos espontáneos de la naturaleza que irrumpen
súbitamente en las comunidades, tampoco son producto de la ira de los
E
Dip. Emma Margarita Alemán Olvera
Presidenta
Consejo Editorial
dioses. Tienen su propia historia. En la actualidad se entienden como construcciones sociales de riesgo y son
una consecuencia de las fallas en el desarrollo. Por ello, debemos avanzar en la promoción de una cultura de
prevención para lograr comunidades resilientes. El principal reto que enfrentan los países del orbe es transi-
tar de un modelo de atención de emergencias a uno de Gestión Integral de Riesgos (GIR) con la participación
de los sectores de la sociedad y la cooperación de las naciones.
El daño social y los costos de recuperación que dejan tras de sí los fenómenos desastrosos es muy alto com-
parado con lo que se invierte en medidas preventivas. En eso tenemos algo que podemos hacer; sobre todo, si
aprovechamos los recursos que nos proporciona la era digital y las tecnologías de la comunicación.
En las últimas décadas la organización mundial a través de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se
ha fortalecido y los conceptos evolucionaron al igual que el alcance de las metas en los acuerdos internacio-
nales como es el Marco Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030. A partir de entonces,
los desastres ya no se entienden como fenómenos “naturales”, y la definición se amplió para incluir a las
amenazas de origen humano y los riesgos ambientales o tecnológicos; y el concepto resistencia se sustituyó
por resiliencia. Ya no se busca la reducción de desastres; sino del riesgo de desastres.
Las catástrofes generan sufrimiento humano, pérdida de vidas, retraso en el desarrollo y deterioro ambiental,
es un problema de injusticia social: las poblaciones pobres y vulnerables siempre son las más afectadas.
No debemos permitir que el riesgo de desastres crezca más rápido que nuestros esfuerzos por contenerlo,
en el horizonte vemos a la juventud comprometida con el desarrollo sostenible, en el marco de la tecnología
cívica para consolidar una cultura de prevención.

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