Prácticas, contextos y racionalidad epistémica: un estudio crítico sobre Historia, prácticas y estilos en la filosofía de la ciencia. Hacia una epistemología plural, de S. Martínez, X. Huang y G. Guillaumin (comps.)

AutorMaría de la Concepción Caamaño Alegre
CargoDepartamento de Filosofía, Universidad de Valladolid

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CRÍTICA, Revista Hispanoamericana de Filosofía. Vol. 47, No. 139 (abril 2015): 93–118

PRÁCTICAS, CONTEXTOS Y RACIONALIDAD EPISTÉMICA: UN ESTUDIO CRÍTICO SOBRE HISTORIA, PRÁCTICAS Y ESTILOS EN LA FILOSOFÍA DE LA CIENCIA. HACIA UNA EPISTEMOLOGÍA PLURAL, DE S. MARTÍNEZ, X. HUANG Y G. GUILLAUMIN (COMPS.)

Sergio Martínez, Xiang Huang y Godfrey Guillaumin (comps.),

Historia, prácticas y estilos en la f‌ilosofía de la ciencia. Hacia una epistemología plural, Universidad Autónoma Metropolitana– Unidad Iztapalapa/División de Ciencias Sociales y Humanidades/ Porrúa, México, 2011, 356 pp.

MARÍA DE LA CONCEPCIÓN CAAMAÑO ALEGRE

Departamento de Filosofía

Universidad de Valladolid mariac@fyl.uva.es

La obra compilatoria que Sergio Martínez, Xiang Huang y Godfrey Guillaumin nos presentan bajo el título Historia, prácticas y estilos en la f‌ilosofía de la ciencia. Hacia una epistemología plural incluye doce contribuciones que constituyen los correspondientes capítulos. En dos casos se trata de aportaciones ya publicadas previamente, que aparecen aquí traducidas al castellano, mientras que en el resto se ofrecen trabajos inéditos. Ambas traducciones, incluidas tras el capítulo introductorio, sirven como fuentes de referencia en muchos de los demás capítulos, al proporcionar una muestra representativa de los enfoques desarrollados por dos de los f‌ilósofos más inf‌luyentes en el de estudio de las prácticas científ‌icas: Stephen Turner y Joseph Rouse.

Como suele ser habitual en los textos compilatorios, difícilmente puede reconocerse una estructura que sistematice los contenidos, a pesar de que en la introducción se distingan dos partes (cfr. p. 54), una con mayor grado de generalidad y amplitud en el enfoque, la otra con trabajos más específ‌icos centrados en la estructura de aquellas prácticas de especial relevancia para la f‌ilosofía de la ciencia. Quizá por la excesiva vaguedad de la anterior distinción, ésta no se ha plasmado siquiera en el índice de la obra. En cualquier caso, según se indica en la introducción, en la primera parte, además de los estudios

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de Turner y Rouse, encontramos los de Godfrey Guillaumin, Xiang Huang y Ricardo Vázquez, mientras que las seis contribuciones restantes conforman la segunda parte. Dado que la propia introducción proporciona un extenso tratamiento del f‌loreciente campo de estudio de las prácticas científ‌icas dentro de la disciplina, se analizará y revisará críticamente en primer lugar el capítulo introductorio, para pasar a comentar después los trabajos compilados.

Como el título de la introducción sugiere, Sergio F. Martínez y Xiang Huang, pretenden en ella ref‌lexionar sobre lo que supondría una f‌ilosofía de la ciencia centrada en las prácticas. A modo de consideración general, señalan que tal f‌ilosofía debería atender no sólo a la racionalidad teórica involucrada en la evaluación de teorías científ‌icas, sino también a la racionalidad práctica operante en la evaluación de acciones integradas en patrones de conducta. Añaden que el proyecto f‌ilosóf‌ico en torno a las prácticas tendría que reconocer la importancia de la pluralidad teórica y práctica en ciencia, frente al énfasis tradicional desde el cual se destaca el valor de la unidad en ambas dimensiones. Las dos principales tesis que tratan de defender se encuentran estrechamente interrelacionas (cfr. p. 9). De acuerdo con la primera, la elucidación f‌ilosóf‌ica del conocimiento científ‌ico requiere atender no sólo a la dimensión teórica de la ciencia, sino también a las prácticas científ‌icas en cuanto dimensión interna al propio conocimiento. La segunda tesis, en clara discrepancia con lo asumido desde ciertas corrientes constructivistas, af‌irma el carácter epistémico de la práctica científ‌ica, que obligaría por tanto a un estudio epistemológico de ésta. Ambas tesis se oponen a lo que ellos denominan “el argumento de la irrelevancia de las prácticas en la f‌ilosofía de la ciencia” (p. 11), que reconstruyen a partir de tres premisas: 1. la f‌ilosofía de la ciencia se centra en la estructura normativa epistémica explicativa del conocimiento científ‌ico como guiado por criterios racionales; 2. dicha estructura normativa puede reducirse a normas para evaluar la relación entre teoría y evidencia, entendién-dose tal relación como formalizable y evaluable con independencia del contexto; 3. las prácticas involucran normas no formalizables ni concernientes a la relación entre teoría y evidencia. En conclusión, las prácticas resultarían irrelevantes en la explicación del conocimiento científ‌ico, pues su papel se reduciría a la generación de evidencias y aplicaciones para las teorías.

Martínez y Huang consideran correctas y ampliamente aceptadas las premisas 1 y 3, por lo que se centran en 2 como punto principal de desacuerdo entre los defensores y detractores de una f‌ilosofía de la ciencia centrada en las prácticas. Los segundos rechazarían la idea

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PRÁCTICAS, CONTEXTOS Y RACIONALIDAD EPISTÉMICA 95 de que el contexto de descubrimiento posea relevancia alguna para explicar la normatividad epistémica en ciencia. En el resto del primer apartado introductorio se destacan ciertos intentos pioneros de reivindicar la función normativa de las prácticas. Se hace referencia, en primer lugar, a la polémica entre Rudolf Carnap y Otto Neurath, quien sostenía la intraducibilidad de las distintas jergas científ‌icas especializadas a un lenguaje formal libre de toda ambigüedad y vaguedad. Se subraya, también, la importancia de Ludwik Fleck, crítico del intento de reducir la metodología médica a reglas formales e impulsor del análisis en términos de estilos de pensamiento, así como la de Michael Polanyi, cuyo énfasis en el conocimiento tácito implica el reconocimiento de aspectos cognitivos inextricablemente unidos a las prácticas e irreductiblemente pragmáticos.

Tras la reivindicación inicial de la importancia de las prácticas para la f‌ilosofía de la ciencia, Martínez y Huang dilucidan cómo debería abordarse la cuestión de la objetividad del saber desde una f‌ilosofía de la ciencia no basada en teorías. Previamente repasan algunas propuestas f‌ilosóf‌icas que, a su juicio, habrían contribuido a desviar la atención de las teorías científ‌icas, dirigiéndola, en cambio, a las prácticas científ‌icas. Se trataría de propuestas que, desde muy diversas coordenadas f‌ilosóf‌icas, plantearían ciertos retos a la noción tradicional de objetividad manejada por los empiristas lógicos. El origen empírico de la objetividad de las normas formales defendido por Quine, la imposibilidad de realizar observaciones teóricamente neutrales sostenida por los f‌ilósofos historicistas, la importancia del conocimiento práctico en ciencia patente en la noción kuhniana de ejemplar, el cuestionamiento de la distinción entre lo natural y lo social desde la sociología de la ciencia, todo ello habría terminado por conducir a una profunda revisión del concepto de objetividad científ‌ica. En la introducción se propone una posición moderada, desde la cual se reconozca el carácter contextual de una normatividad epistémica basada en las prácticas (cfr. p. 29). Con posterioridad a los años setenta, los sociólogos de la ciencia habrían superado la distinción interno (epistemológico)/externo (sociológico) y, con ello, la tendencia a reducir la fuerza normativa a las relaciones lógicomatemáticas entre teoría y evidencia. Si desde una f‌ilosofía de la ciencia centrada en teorías se asume que aquélla puede desarrollarse haciendo abstracción de la constitución material de la ciencia, desde la f‌ilosofía de la ciencia basada en las prácticas se entiende que la consideración de dichos constituyentes resulta esencial en la explicación de la objetividad científ‌ica.

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Entre los determinantes materiales de la ciencia estarían los agentes y sus mutuas interacciones, los modos de intervención experimental de los que dependen los sistemas de representación, los medios instrumentales y tecnológicos o la distribución de la cognición en distintas unidades de aplicación. Según la interpretación de Kuhn sugerida por Joseph Rouse y compartida por los compiladores, la intervención y la manipulación se tendrían en cuenta como recursos explicativos de la investigación científ‌ica, inspirando con ello a f‌ilósofos posteriores como Ian Hacking o Nancy Cartwright. El tipo de estudio f‌ilosóf‌ico resultante sería de índole naturalista, al requerir la caracterización de las prácticas una aproximación empírica.

Los dos últimos apartados de la introducción se dedican a argumentar en favor de la plausibilidad de una f‌ilosofía de las prácticas científ‌icas y a presentar los trabajos incluidos en la antología. Apoyándose en la obra de Martínez (2003), se defenderá la necesidad de atender a la estructura normativa que se hallaría implícita en las prácticas científ‌icas. A este f‌in, y con la intención también de responder a las críticas de Stephen Turner, seguirán dos líneas de argumentación (cfr. p. 40): desde la primera, se argumenta que el concepto de práctica es indispensable en epistemología de la ciencia debido a su valor explicativo en relación con la normatividad epistémica; desde la segunda, se enfatiza que sólo recurriendo al concepto de práctica es posible modelizar adecuadamente la racionalidad científ‌ica. Ciertas normas implícitas estarían socialmente articuladas en prácticas, por lo que, asimismo, sólo aplicando el concepto de práctica podría explicarse el carácter social de la cognición.

Martínez y Huang se proponen desarrollar una epistemología naturalizada social dentro de la cual el concepto de práctica permitiría explicar el papel epistemológico de elementos cognitivos socialmente estructurados, así como el carácter situado de la cognición...

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