Populismo: conceptos, vocabularios y experiencias.

AutorRabotnikof, Nora
CargoEnsayo

[The Concept, Lexicon and Political Experiences of Populism]

  1. Politica y academia

    En el vocabulario politico contemporaneo, "populismo" se ha transformado en un termino que se utiliza casi exclusivamente en sentido adversativo (los "populistas" siempre son los otros, con las excepciones que senalare despues). Se podria afirmar que el termino ha perdido capacidad analitica y vocacion comprensiva para los fenomenos politicos y se ha transformado en una etiqueta para nombrar en un lenguaje moderno de "tolerancia y pluralismo" aquello que, hoy como ayer, se tipifica como el enemigo politico (interno y externo). Asociado como adjetivo a palabras con aura pecaminosa ("la tentacion" o "el peligro"), es notable advertir como aun se predica de manera indiscriminada de gobiernos, regimenes politicos, formas de Estado, politicas economicas, movimientos, estilos y rasgos personales de lideres politicos. A veces parece usarse como sinonimo de demagogia; otras veces parece ocupar el lugar vacio del otrora temido "peligro comunista" (D'Eramo 2013).

    Mas que un concepto clasificatorio, una herramienta heuristica o un tipo ideal con ambiciones explicativas y de captacion de sentido, la sobrecarga valorativa implicita lo ha transformado en un insulto. Por ello, una de las ideas de este trabajo es que los esfuerzos teoricos por restituirle una dimension analitica mas "objetiva" o incluso un sentido positivo (el populismo como la dimension mas democratica de las democracias liberales; el populismo como expresion plena de la soberania popular) constituyen novedades teoricas relevantes para pensar la politica contemporanea que, sin embargo, no alcanzan a disipar la fuerza denigratoria que ostenta el termino desde hace tiempo.

    Desde la perspectiva de la teoria y la filosofia politica, a primera vista podria parecer saludable dejar de lado los usos "politico-profanos" y volvernos hacia la claridad y el rigor de la academia para encontrar en los lenguajes especializados una guia para iluminar la confusion contemporanea: cotejar autores, revisar bibliografia, ubicar debates. Tratar de separar la paja del trigo, la lucha ideologica del debate academico, la pugna politica coyuntural de la caracterizacion objetiva, la comprension politica del fenomeno del prejuicio refractario a la reflexion. Sin embargo, los resultados de tal empresa distan de ser auspiciosos, porque aun si aceptamos el caracter eminentemente debatible de casi todos los conceptos politicos significativos (y no todo el mundo lo hace), pareciera que con el termino "populismo" surgen problemas adicionales que dificultan la distincion entre su uso especializado o tecnico y su uso profano.

    Por un lado, desde la academia parece haber existido siempre una tension entre quienes subrayan rasgos en el concepto presentes "desde siempre", caracteristicas transhistoricas (como el liderazgo carismatico, la apelacion demagogica al pueblo, el componente autoritario) y quienes tratan de acotarlo y ligarlo a experiencias historicas concretas (los populismos clasicos latinoamericanos, por ejemplo) o a ciertos rasgos historico-estructurales tales como un tipo de relacion entre el Estado y las masas, politicas de inclusion social o determinados patrones de acumulacion (Viguera 1993, p. 62). En la segunda variante (la de las experiencias historicas concretas) el populismo pudo entenderse durante mucho tiempo como una suerte de tipo ideal historico, que podia nombrar y abrir el camino para la interpretacion de momentos politicos de movilizacion de masas o de etapas politico-estatales de las sociedades nacionales y arriesgar enfoques comparativos a partir de esas realidades particulares y diferentes. En cambio, por la via de las caracteristicas transhistoricas parecia inevitable terminar asociandolo con formas corruptas del ejercicio del poder, con peligros inmanentes a los ordenes legitimos o con designios personales inconfesables.

    Con todo, hay otras razones que explican esa dificultad para separar en forma nitida los usos profanos y especializados. Remiten a las tambien particulares y diferentes relaciones entre academias y situaciones y tradiciones politicas regionales. No es casual que, en Mexico, las intervenciones academicas orientadas a dilucidar el significado de la democracia culminen (o comiencen) con una diatriba contra lo que se considera el peligro del populismo vernaculo, o que investigadores europeos en Estados Unidos se sientan obligados a recordar a una joven izquierda americana la valoracion gramsciana "ambivalente" del bonapartismo o los paralelos entre el fascismo y el populismo (Urbinati 2015, pp. 47). O, a la inversa, que una joven generacion de academicos considere posible reivindicar un valor positivo al populismo considerandolo el impulso que expresa en forma cabal la dimension de la soberania popular en la democracia representativa (o en oposicion a ella), como si fuera posible separar al populismo de sus capas de sentido sedimentado en diferentes tradiciones politicas.

    La relacion entre el espacio de deliberacion academico e intelectual y el espacio publico y politico es, en ciertas circunstancias, tambien una via de doble sentido. Algunos academicos son en ciertas situaciones publicistas, y los publicistas y politicos, a veces, leen textos academicos. Por ello no sorprende que en los discursos politicos y periodisticos aparezca la connotacion retardataria, restauradora, providencialista, oportunista o en favor del totalitarismo atribuida a los adversarios "populistas" como si ello fuera resultado de la investigacion academica y no parte de un posicionamiento en la confrontacion politica. O que politicos y funcionarios adopten un discurso experto segun el cual el populismo se liga con politicas de gasto publico desmesurado, irresponsabilidad fiscal, intervencion estatal excesiva, clientelismo y mediacion corporativa de los sectores populares. Es decir, hay ocasiones en que la produccion academica suele ser un insumo mas para las interpelaciones, identificaciones y la confrontacion politica, sobre todo si se cree que la articulacion entre la teoria y la politica pasa por la funcion exclusivamente prescriptiva de la primera, y hay ocasiones en las que el sentido sedimentado a partir de experiencias politicas particulares y el sentido que otorgan la comunicacion mediatica y un determinado posicionamiento politico se toman como el unico insumo para la elaboracion de un concepto que pretende ser universal. (1)

    Lo cierto es que despues de un periodo de relativo olvido o de latencia en los ambitos academicos y politicos, la apelacion al populismo volvio con fuerza a finales del siglo pasado. En un primer momento, se le anadio el prefijo "neo-" para rehabilitar negativamente un termino viejo y utilizarlo para explicar fenomenos y procesos novedosos, en general ubicados en la periferia. Con las transformaciones de la llamada globalizacion neoliberal, el fenomeno, peligro o amenaza populista se instalo en el centro del diagnostico de la modernidad politica occidental. Ya no era un fenomeno emergente en los paises perifericos ni un rasgo del subdesarrollo ni un riesgo de las situaciones con debil raigambre liberal, sino que paso a ocupar un lugar central en los diagnosticos y pronosticos de la politica democratica moderna. Las ultimas elecciones norteamericanas, la situacion de Hungria, Polonia y Checoslovaquia han vuelto a poner el termino sobre la mesa. Otro tanto ocurrio con la aparicion de los cuestionamientos "soberanistas" a la Union Europea y con las proclamas antimigratorias en los paises europeos, que encuentran a menudo su caracterizacion conceptual en el populismo, ahora de izquierda o de derecha.

    Sin embargo, casi todos los esfuerzos teoricos por estipular un concepto operativo que integre cierta especificidad del fenomeno y la conceptualizacion de algunos rasgos, de modo que se pueda aplicar empiricamente a otras situaciones, parten aun del reconocimiento de su equivocidad, de sus dificultades para la referencia y denotacion, de su limitado alcance descriptivo, etcetera. Es decir, parten de sus limitaciones como concepto clasificatorio de las experiencias. Aun asi, a pesar de la amplitud de la referencia y la equivocidad, proliferan desde la academia los esfuerzos por definir y encontrar "la esencia" del populismo o el nucleo del populismo como tal, como si ese caracter eminentemente controversial o debatible de los conceptos politicos relevantes pudiera ser salvado mediante una definicion operativa que nunca llega a ser tal. Asi, hay textos que llevan por titulo "?Que es el populismo?" (Muller 2016) o enfoques que se pretenden novedosos y que proponen definirlo como un estilo de los lideres politicos y que presentan mas de 25 subtipos o casos cuyo parecido de familia se construye a partir de elementos como las bad manners (Moffitt 2016).

    Si como concepto clasificatorio ha resultado problematico, sospecho que "populismo" tampoco puede tomarse como emblema de una doctrina politica, una teoria o una ideologia consistente que pueda contraponerse a otras. Los "analisis quimicos" elaborados a partir de las diferentes formas de declinar principios fundamentales (como la autonomia y la participacion republicana, la libertad individual liberal, la soberania popular democratica) y de resaltar las posibles hibridaciones practicas (la democracia liberal occidental como articulacion entre principios liberales y democratico-sociales) o teoricas (la democracia participativa como combinacion de liberalismo y republicanismo) no parecen haber servido para iluminar la "anomalia" populista. Entre otras cosas, porque en la practica los procesos politicos a los que se pretende aplicar la etiqueta no son ni meras "puestas en acto" de tradiciones que puedan reconstruirse en forma coherente ni solo la realizacion practica de principios normativos dictados en terminos racionales, sino experiencias relativamente contingentes (pero no fortuitas) en las que se articulan...

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