Políticas públicas con visión estratégica

AutorDr. Carlos E. Pacheco Coello
CargoDocente, consultor, investigador
Páginas54-54
54
COLU MNA
POLÍTICAS PÚBLICAS
CON VISIÓN ESTRATÉGICA
Dr. Carlos E. Pa checo Coello
Docente , consultor, invest igador
pcoello.@correo.uady.mx
PRIMERA VARIAB LE
Me queda claro que la debilidad económica del mundo
y de nuest ro país depende de miles de factores, tanto
controlables como no controlables; sin embar go, para
fines de esta reflexión, se utili zarán dos variables. Por
una par te, la edad de la población, con prudencia por-
que existen otras variables importantes que impacta n
la macro y la microeconomía y, por ende, a la economía
en su conjunto.
Entremos en materia: en la época de los Baby Boomers
(término u sado para describir a las p ersonas que na-
cieron en el Baby Boom entre los años de 1946 y 1965,
los cuales tenían 80% de la riqueza), las f amilias tenía n
una a lta descendencia y la tasa de nata lidad era hasta
de seis a 10 hijos.
SEGUNDA VARIABLE
Por otra parte, la educación. El gasto público en este
rubro resu ltaba alto por los sueldos de los profesores,
aulas, mobiliarios, prestaciones (sin mencionar a la co-
rrupción), que el gobierno considera gasto corriente,
aclarando que e ste no necesariamente es ma lo, sino
que depende del uso eficiente y eficaz de los mismos.
Con e stos e fectos y los cá lculos actua riales del ciclo
de vid a probable s e fijó la po lítica púb lica de tene r solo
dos hijos, aunque, insisto, existen otra s variables im-
portantes como la falta de suf ic ientes empleos, que
han propiciado el rompimiento del núcleo familiar al
tener que trabajar la pa reja para una c alidad prome-
dio de vida y, en e l caso más d ramático, la emigrac ión
hacia otros países para que vía remesas retornen a su
tierra na tal para la manutención de la fa milia, dejando
una estela de drogas y otros efectos, tornando un grave
problema social.
Ante esta situ ación, te ner dos hijo s en promed io propi-
ció que decre ciera de modo exp onencial la gente jo ven
y aumentar a la población adulta en edad de jubi larse.
Además, se incre me ntaron los problemas de salud y el
número de años en la expectat iva de v id a sin ajustes
a los nuevos cálculos actu ariales, lo c ual ha propicia-
do que los jóve nes, que v an disminuyendo en nuestro
país, tengan l a carga de pag ar las jubilaciones.
Vale la pena ref lexionar par te del contenido de la obr a
Con dinero y sin dinero…, de Carlos Elizondo M ayer-
Serra, en el sentido de trasladar el costo de las pensiones
al fisco; por ejemplo PEMEX, a la fecha de publicación
de ese texto (2012), contaba con un pa sivo laboral de casi
$700,000.00 m illones, que no está fondeado y que una ter-
cera par te de su gasto crec iente se va al pa go de jubilados,
cuyo promedio de edad en los trabajadores es de 40 años y
17 años de antigüedad. Se calcula que en los siguientes cu a-
tro años se jubilará n otros 20,000 empleados.
En el caso del Instituto de Seguridad y Servicios Socia-
les de los Trabajadores del Est ado (ISS STE), el gasto en
este rubro asciende a $81,653.00 millones en 2012 , es de-
cir, 43% superior a las prestaciones de 2011. La entidad
pública que má s gasta por empleado jubilado —seg ún el
autor—, es la Comisión Federal de Electricidad (CFE), la
cua l eroga $23,80 0 mensua les por e mpleado en p romedio
para 2 010, lo que representa 60.8 % de aumento con res-
pecto a 2005, pues pa ra el año 2010 la CFE ten ía 33,828
pensionados, c ifra que se ha increment ado 6.8 % al año;
mientras que los activos au mentan 3.4%.
No se puede dejar a un lado que la política pública no
parece tener efectos positivos, pues ex iste una enorme
carga f inanciera que tiene que pagar el cont ribuyente ac-
tivo joven, frente a un creciente envejecimiento de la po-
blación, sit uación que se torna crít ic a ante la población
económicamente activa sin empleo o con bajo i ngreso
que obliga a t rabajar a la pareja, provoca ndo un costo en
el cuidado de los hijos aún en edad mater nal.
En cua nto a la distribución de ingreso, el coeficiente de
Gini que mide esta d istribución —en el que 100 si gnifica
que todo el ingreso lo tiene una persona y ce ro que todos
tienen lo m ismo—, México, entre 1996 y 200 6, pasó de
54.3 a 49.8, quizá por las remesas de los mig rantes y la
creación de programas sociales. Llama la atención que,
seg ún c álcu los del Dr. R icard o Al fredo Varel a Juár ez, p ara
que los jóvenes tengan acceso a un trabajo digno y re-
poner los empleos perdidos, el Producto Interno Br uto
(PIB) requiere ser de 9.0%, situación que en la actualidad
estamos muy lejos de lograr.
Por lo anterior, hoy se necesitan políticas pública s con
visión estratég ic a de lar go plazo, tener un enlace con em-
presarios y una educac ión de calidad para ser producti-
vos, competitivos, y así permanecer y trascender; es decir,
lograr finanzas corporativas sa nas y públicas que permi-
tan fomentar el consumo interno y las buen as relaciones
a esc ala internaciona l, aún con las amenazas por todos
conocidas. Tengo esperan za. Se puede.

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