Política preventiva deconstruida

AutorCynthia Cruz
Páginas47-52

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Cynthia Cruz*

SUMARIO: 1. Conclusión; 2. Bibliografía.

EN MÉXICO, a partir del año 2006, la violencia y la delincuencia se han incrementado de manera alarmante. Este año, de 163 países que conforman la lista del Índice Global de la Paz,1México quedó situado en el lugar 140, apenas por encima de países como Egipto, Venezuela o Palestina.

La permanente convulsión social ha llevado al país al precipicio de la descomposición social y a la colectivización del miedo. De ahí la importancia de diseñar políticas públicas que permitan disminuir la frecuencia, gravedad y consecuencia de estas situaciones, dejando atrás la función de vigilancia relativamente limitada para transitar a una noción que implique un enfoque transversal mucho más amplio, así como múltiples actores estatales y comunitarios.2Abordar debidamente el tema de prevención requiere comenzar por los conceptos más básicos. Prevención del crimen se refiere a todas las actividades que se desarrollan para evitar que el crimen exista, o para reducir la proclividad de las personas a cometer actos crimina-

* Instituto Nacional de Ciencias Penales.

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les. De hecho, Brantingham y Faust dijeron en 1976 que quizá éste es uno de los conceptos más trabajados, pero menos entendidos dentro del estudio del crimen contemporáneo.

De ahí que la respuesta habitual frente a una realidad social, sea la de crear o modificar leyes y reglamentos, al obtener así una respuesta rápida; de eficacia cuestionable, pues no se analizan los fenómenos sociológicos y culturales asociados a la infracción normativa. Básica-mente se cae en la falacia de que modificando el “deber ser” incidiremos en el “ser”.

El craso error consiste en confundir lo urgente con lo importante insertando los problemas sociales en el ámbito penal y de control policial. Si a eso le sumamos la utilización política del fenómeno criminal, es que comprenderemos la disparidad de enfoques y medidas adoptadas en los últimos sexenios.

Infinidad de investigaciones han demostrado que no existe una sola forma o estrategia para prevenir el delito, y los expertos en el tema han señalado que las acciones de prevención deben ser específicas y dirigidas a delitos prioritarios mediante el planteamiento de acciones sistemáticas y permanentes basadas en diagnósticos claros de la situación y con una colaboración multidisciplinaria por los tres órdenes de gobierno, los diferentes sectores de la sociedad civil, así como la participación de la iniciativa privada y los organismos internacionales.

Para ello, es menester superar la evidente disociación entre el Poder Legislativo y el mundo real, ya que nuestros representantes han optado por la prevención del delito casi de manera exclusiva desde la exhibición del poder represivo del Estado, fomentando el abultamiento y endurecimiento de las penas, pese a que el incremento de éstas no disminuye la delincuencia3pues “la pena ha perdido su efecto intimidador y la prisión ha...

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