La política como contraposición entre amigo y enemigo

AutorLorenzo Córdova Vianello
Páginas210-233
VI. LA POLÍTICA COMO CONTRAPOSICIÓN
ENTRE AMIGO Y ENEMIGO
1. LA CONTRAPOSICIÓN AMIGO-ENEMIGO
COMO CRITERIO DEL POLÍTICO
Si se pretende definir el significado de la política desde el punto
de vista de los fines que ésta persigue,1pueden identificarse
fundamentalmente dos concepciones diversas: la que identifi-
ca como su finalidad la supervivencia del grupo, que es hecha de-
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1Como es notorio, Max Weber negó la posibilidad de establecer un fin propia-
mente político. En efecto, Weber sostenía que: “no es posible definir una asociación
política —incluso el ‘Estado’— señalando los fines de la ‘acción de la asociación’ [...] no
ha existido ningún fin que ocasionalmente no haya sido perseguido por las asociacio-
nes políticas [...] Sólo se puede definir, por eso, el carácter político de una asociación
por el medio —elevado en determinadas circunstancias al fin en sí— que sin serle
exclusivo es ciertamente específico y para su esencia indispensable: la coacción física”
(M. Weber, Economía y sociedad, 2a. ed., México, Fondo de Cultura Económica, 1992,
p. 44). En este punto compartimos la tesis sostenida por Michelangelo Bovero, quien
afirma: “creo que la definición de la política con base en el medio específico es insufi-
ciente, y podríamos encontrar una confirmación de ese hecho si leemos entrelíneas el
mismo discurso weberiano. Para una definición aceptable de la política es necesario, a
mi juicio, determinar la finalidad esencial en relación con la cual el uso (o la amenaza)
de la coacción física adquiere un sentido propiamente político. Si miramos a los clási-
cos, no es difícil descubrir que a la política se le han atribuido al menos dos finalidades
generales [...] En una primera perspectiva, el sentido de la política, su por qué final, es
identificado con la supervivencia del grupo [...] la supervivencia del grupo se traduce en la
del grupo en el poder, y ésta tiende a coincidir con el sometimiento del otro grupo y
del otro poder [...] En una segunda perspectiva, que es opuesta, el sentido de la políti-
ca, su por qué final, consiste en la convivencia de los individuos [...] Es la perspectiva kan-
tiana que podemos considerar, en este contexto, como representativa de todas las
concepciones, aunque sean muy distintas entre sí, para las cuales la política no se re-
duce al campo de meras relaciones de fuerza, de sometimientos y de imposiciones”
(M. Bovero, “Etica e politica tra machiavellismo e kantismo”, Teoria politica, IV, núm.
2, 1988, pp. 55 y 56).
pender de la defensa de la propia sociedad, pero también de
su superposición frente a otros grupos potencialmente antagó-
nicos; y aquella según la cual el fin perseguido por la política
consiste, por el contrario, en crear las condiciones necesarias
para lograr una convivencia pacífica de los individuos. Por un lado,
la política entendida como lucha por la supervivencia, misma
que depende de la confrontación y eventual supresión de los
contrarios; y, por el otro, la política concebida como resolu-
ción del conflicto y búsqueda de la paz. La teoría política de
Carl Schmitt puede ser reconducida, sin duda, al primer mo-
delo. Ésta pertenece, en efecto, a la familia de las teorías que
conciben a la política como conflicto (teorías “conflictuales” o
“polemológicas”), de la cual forman parte en la edad moder-
na, por cierto, las obras de Maquiavelo y de Karl Marx. Por
otra parte, el ejemplo más claro y emblemático del segundo
modelo de concebir la política es la teoría de Thomas Hob-
bes, autor con el cual Carl Schmitt comparte el realismo polí-
tico, pero que, a diferencia de este último, ve en la superación
del conflicto (o si se quiere, en términos hobbesianos, en la sa-
lida del “estado de naturaleza”) el inicio, y no la finalidad, de
la política.2
Para Carl Schmitt, la ratio última de la política es la posibi-
lidad extrema de la guerra, misma que se expresa en la pareja
de conceptos opuestos amigo-enemigo (Freund-Feind).3El mismo
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2Cfr. M. Bovero, op. cit., pp. 57 y 58. Resulta paradójico, en este sentido, la recu-
rrente referencia a Thomas Hobbes que se hace en la obra de Schmitt, no sólo en los
ensayos dedicados explícitamente al estudio de los textos hobbesianos (muchos de
ellos contenidos, en su versión italiana, en el volumen al cuidado de Carlo Galli:
C. Schmitt, Scritti su Thomas Hobbes, Milán, Giuffrè, 1986), pero también en aquellos
dedicados al derecho y a la política (cfr. C. Schmitt, “Il concetto di ‘politico’: testo del
1932 con una premessa e tre corollari”, en ibid.,Le categorie del politico”, Bolonia, Il
Mulino, 1972, pp. 146 y ss.; I tre tipi di pensiero giuridico”, en ibid.,Le categorie del po-
litico’, Bolonia, Il Mulino, 1972, pp. 263 y ss.
3Cfr. G. Sartori, Elementi di teoria politica, Bolonia, Il Mulino, 1990, p. 210.

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