Política y amor en Agustín Basave

AutorGuillermo Santiago Arriaga
CargoLicenciado en Filosofía y Humanidades por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Nuevo León
Páginas219-224
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Política y Amor en Agustín Basave
Guillermo Santiago Arriaga
La problemática política y el desprecio por el servicio público conducen a
reflexionar y analizar de manera contundente las problemáticas que padece la
sociedad del mundo actual. Por eso mismo, pensar la política desde el aspecto
moral y normativo del amor, como fundamento ético brinda una nueva
perspectiva sobre el quehacer en el ámbito del servicio público y político.
Desde los albores de la civilización nos llegan vestigios de estructuras sociales
que evidencian la capacidad dialógica del individuo y su búsqueda del bien
común, origen de todas las comunidades políticas. A través de la historia del
pensamiento han habido importantes aportaciones teóricas en torno a la actividad
política como las de Platón, Aristóteles, Maquiavelo, Hobbes y Marx, entre otros.
Al indagar la filosofía sobre el quehacer político, sus orígenes y su desarrollo
natural, surgen muchas preguntas, pues, si bien es cierto que la política nace de la
necesidad del bien común y de la permanencia de la existencia del ser humano
¿por qué entonces los fracasos de los sistema políticos? ¿Por qué las guerras, las
tiranías y los crímenes contra la humanidad? Pareciera que el hombre abandonó el
propósito de la vida, y en vez de eso abrazó su deseo irracional de poder y
conquista sobre sus iguales, dejando de coexistir por y para los otros, a causa de la
apatía nacida de la ignorancia, la intolerancia y el odio que rompen las cuerdas que
nos ligan a la última finalidad de la existencia, y de realizarnos plenamente en lo
individual y lo comunitario. La carencia del sentido común y la ceguera moral
conducen a la crisis y al caos, no solo en el ámbito de la política, sino de todo el
quehacer humano; la política busca influir en la voluntad de los personas, pero no
es moral por sí misma, no obstante, es la moralidad que reside en el ser humano la
que conduce su acción social y política.
La fragilidad de los sistemas políticos se origina en la falta de igualdad y
libertad, esto aunado a que los medios para el desarrollo físico, intelectual, moral y
social que el Estado proporciona a sus ciudadanos son insuficientes. La
desorganización en la administración de los poderes ejecutivo, legislativo y
judicial, debilitan la estructura política y el porvenir del Estado, lo que puede
desencadenar en guerra civil o revolución. No cabe duda que la raíz de la ruptura
de todo orden social y político, reside en el hombre mismo y no fuera de él. Ignorar
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#Licenciado en Filosofía y Humanidades por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad
Autónoma de Nuevo León. Profesor asociado de Antropología Criminológica en el departamento
de Filosofía del Derecho en el Centro de Investigación de Tecnología Jurídica y Criminológica de la
Facultad de Derecho y Criminología de la Universidad Autónoma de Nuevo León.

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