Poesía oaxaqueña

AutorAndrés Henestrosa
Páginas426-428
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ANDRÉS HEN ESTROS A
Fundada en abril de 1943, las características de El Hijo Pródigo quedaron se-
ñaladas por su editor en las tres respuestas que dio a otras tantas preguntas
que se transcriben a continuación: 1.- ¿Qué es El Hijo Pródigo? Una revista
literaria de calidad, que aspira a satisfacer una necesidad hondamente sentida en
México. Es, además, el fruto maduro de 7 años de experiencia adquirida durante
la publicación de la gaceta litera ria y art ística Le tras de Méxic o. 2.- ¿Quiénes
hacen El Hijo Pródigo? Editor: Octavio G. Barreda. Administrador: Isaac Rojas
Rosillo. Redactores: Xavier Villaurrutia, Alí Chumacero, Celestino Gorostiza,
Octavio Paz y A ntonio Sánchez Barbudo y a continuación la lista de los co-
laboradores, integrada por mexicanos y españoles, principalmente. 3.- ¿Cómo
es El Hijo Pródigo? Está hecho en papel “Letras” de fabricación especial, em-
pleándose composición de “monotipo”, que da una impresión clara y hermosa.
Invariablemente tiene 64 páginas y un suplemento gráfico de 6 o más hojas.
El formato, esto es de lo más importante, es característico de esta publicación
y permite acumular mucho material escrito, de manera que cada número re-
presenta por lo menos 120 cuartillas.
¿Por qué Octavio G. Barreda no vuelves a estas andanzas, tú que todo lo
sabes hacer tan bien? ¿No es tiempo ya de que Rocinante vuelva al camino?
14 de octubre de 1956
Poesía oaxaqueña
Hace unos tres años fui invitado a dar una conferencia, aunque mejor fuera
llamarla charla, sobre la poesía en Oaxaca. Era un tema sobre el cual nunca
había yo pensado, porque me parecía tácito que la inteligencia oaxaqueña no
se expresaba en poesía, sino en artes plásticas, en música, frecuentemente
en la política, actividades todas de igual rango. Entonces me puse a verificar
aquella sospecha, y en efecto, encontré como dato curioso que no hay un solo
poeta oaxaqueño en las diversas antologías poéticas publicadas en México a lo
largo de nuestra vida literaria.
Versos, es cierto, se han escrito en Oaxaca, desde siempre, pero poesía, lo
que se llama poesía, muy escasamente. En cambio era evidente que pintores y
músicos y políticos los había siempre. Y recordé el nombre de Miguel Cabrera
y Rufino Tamayo; de Macedonio Alcalá, autor de “Dios nunca muere”, y de

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