Las pestilentes 'mansiones de la muerte'. Los cementerios de la ciudad de México 1870-1890

AutorSonia Alcaraz Hernández
Páginas93-102
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D.R. © 2010. Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos. México, D.F. ISSN: 0185-6286.
TRACE 58 (Diciembre 2010): págs. 93-102 www.cemca.org.mx
Las pestilentes “mansiones de la
muerte
Los cementerios de la ciudad de México
1870-1890
Sonia
Alcaraz Hernández
[Cementerios, condiciones sanitarias, prácticas funerarias, escritores y cronistas, Ciudad de México, Porfiriato]
A partir de los trabajos realizados por varios especialistas del tema de la muerte, concretamente
durante las décadas de 1970 y 1980, se subrayó la función que el fenómeno de la salud, la
enfermedad y la muerte ha tenido en la definición de las sociedades (Vovelle 1970, 1973;
Lebrun 1971; Chaunu 1978; Ariès 1984; Elias 1989). La trascendencia de dichos trabajos
es innegable, pues ellos establecieron modelos y categorías que han sido retomadas en algu-
nas contribuciones científicas latinoamericanas desde diversas perspectivas y con novedosos
planteamientos de estudio. En el plano local existen múltiples trabajos en los que, en algunos
casos, se ha analizado los comportamientos, actitudes e imaginarios ante la enfermedad y la
muerte en México en diferentes épocas o, en otros casos, se ha abordado la intervención de
las autoridades de la capital y los profesionales de la medicina en materia funeraria a finales
del siglo XVIII y la primera mitad del siglo XIX (Rodríguez Pérez 1993; Márquez Morfín 1994;
Zárate Toscano 2000; Voekel 2000; Rodríguez Álvarez 2001).
Con todo, la historiografía mexicana no ha analizado en profundidad por qué los cementerios
y las prácticas funerarias de los habitantes de la capital fueron motivo de gran preocupación, no
sólo para las autoridades locales sino también para diversos actores y receptores de la sociedad
durante las últimas tres décadas del siglo XIX; y tampoco se ha estudiado de manera amplia
cuáles fueron las propuestas de los escritores, médicos e higienistas en materia funeraria. Por
Resumen: Para el gobierno de Porfirio Díaz y
Manuel González (1876-1911), la propaga-
ción de una epidemia en la capital se vislum-
braba no sólo como un problema de salud
pública sino, además, como una amenaza a los
intereses políticos, económicos y sociales de la
nación. A finales del siglo XIX, la insalubridad de
los cementerios de la ciudad de México provo-
caba una consternación general que se refleja
en los escritos de todos los observadores. En
primer lugar, los escritores y cronistas hacen
un balance del estado de los cementerios de la
ciudad; por su parte, los médicos e higienistas
proponen soluciones prácticas para que los
cementerios se transformen en ámbitos saluda-
bles. Finalmente, las autoridades sanitarias de
la ciudad toman el relevo e imponen medidas
de higiene pública en materia funeraria entre
los años 1870 y los años 1890.
Abstract: For the government of Porfirio Diaz
and Manuel González (1876-1911), the
spreading of a major epidemic over the city
was considered not only as a public health
problem but also as a threat to the nation’s
political, economic and social interests. At
the end of the XIXth Century, the unhealthy
conditions of the cemeteries of Mexico city
was a matter of a great concern among differ-
ent social observers. Writers and chroniclers
criticize the cemeteries conditions in that pe-
riod. For their part, physicians and hygienists
propose practical solutions to transform the
cemeteries into healthy ambiances. Finally,
the sanitary authorities impose measure-
ments of public hygiene in funeral matters in
the years 1870-1890.
Résumé : Pour le gouvernement de Porfirio
Díaz et Manuel González (1876-1911), la
diffusion d’une épidémie dans la capitale était
considérée tant comme un problème de santé
publique que comme une menace à l’encontre
des intérêts politiques, économiques et so-
ciaux de la nation. À la fin du XIXe siècle, l’in-
salubrité des cimetières de la ville de Mexico
provoqua une consternation générale qui se
reflète sous la plume de tous les observateurs.
En premier lieu, écrivains et chroniqueurs font
l’état des lieux des cimetières de la ville. Mé-
decins et hygiénistes pour leur part proposent
des solutions pratiques pour faire en sorte
que les cimetières deviennent des espaces
salutaires. Enfin, les autorités sanitaires de la
ville prennent le relais, imposent des mesures
d’hygiène publique en matière funéraire dans
les années 1870-1890.

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