La perpetuidad en el poder

AutorPaulino Martínez
Páginas37-40
n las repúblicas, todos los ciudadanos están obligados a ser-
vir a la patria cuando el voto de sus conciudadanos los
designe para un puesto público.
Negarle ese servicio no sólo envuelve un menosprecio a
la patria, sino también al grupo de votantes que deposita en
uno su confianza.
Y no sólo es obligación servir los cargos de elección po-
pular, sino también un derecho que se debe reclamar; es decir,
si sus conciudadanos lo eligen a uno para desempeñar un cargo
público y alguien se empeña en nulificar el voto de la mayoría,
se tiene derecho a reclamar aquella prerrogativa que la Cons-
titución le concede: “Poder ser votado para todos los cargos
de elección popular y nombrado para cualquier otro empleo
o comisión, etcétera” (sección IV, artículo 35, inciso II de la
Constitución Política).
Esta obligación —y derecho a la vez— que los ciudadanos
tienen en los países democráticos nulifica la teoría de los hom-
bres necesarios y destruye la perpetuidad del poder a que son
tan afectos los tiranos.
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1En Paulino Martínez, Op. Cit., pp. 45-49.
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