La peladez, género mexicano

AutorAndrés Henestrosa
Páginas603-605
Una miniatura de Carrillo Gil suscita en el espectador la certeza de que si
alguna semejanza hay entre el hombre y su creador es ésa de devolver la vida
a las cosas. Mínimos cuadros, pero no tanto como para que en ellos no que-
de Dios y el hombre. Los cuadros de Alvar Carrillo son como las rimas de la
pintura. Encontrar en las cosas feas y sucias motivos de belleza y de creación
artística, sólo se ha dado entre nosotros en otro soberano creador: en Salvador
Díaz Mirón, que en el fango encontraba perlas.
¿Quien así trabaja no es, lector, el hombre singular y el peregrino artista
que dijimos al principio de esta Alacena?
7 de diciemb re de 1958
La peladez, género mexicano
Aunque se han hecho estudios parciales sobre los escritores mexicanos a quie-
nes la crítica purista y conservadora tacha –y a veces con harta razón– de
desaliñados, ignorantes, pedestres, falta una monografía del género en su con-
junto; género, que muy bien podría llamarse de la peladez.
Los escritores pelados no se expresan necesariamente en lenguaje de esos
que hacen salir los colores a la gente pudibunda; pero tienen un sello inconfun-
dible, un ámbito y una influencia seria tanto como en nuestra literatura como en
la vida mexicana. Nunca escriben para el cenáculo o la academia, ni se ocupan
del aspecto refinado y minoritario de la vida. No son el hilo de agua pura sino
el torrente, y como tal se desparraman y arrasan, dejando quizá mucha basura,
pero también una saludable remoción de fatuos, de falsedades y de cosas noci-
vas al común de la gente. Estamos por preguntar si los escritores pelados han
contribuido menos que los otros a la formación de la conciencia nacional.
Arquetipo del género, y su más representativo hombre en los principios de
la literatura mexicana, es José Joaquín Fernández de Lizardi. Agustín Yáñez,
uno de sus mejores prologuistas, ya lo señaló en sus brozas y en su plata de ley;
y ningún crítico serio ha intentado negarle su valor de precursor de la novela
realista y de la prosa de contenido social y humano con raíces en México.
Pero también es raro el que no adjunte automáticamente a su nombre una
proporción de calificativos que, aunque soslayan el sentido que tiene nuestro
vernáculo término pelado, significan juntos la misma cosa. No mucho de estos
AÑO 1958
ALACE NA DE MINUCI AS 603

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