Paula García Villegas. El oficio de juzgar

AutorEber Betanzos
Páginas42-47

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Paula María García Villegas Sánchez Cordero es licenciada en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y licenciada en economía por el Instituto Tecnológico Autónomo de México. Cuenta con el grado de master of law por la London School of Economics and Political Science, University of London, y obtuvo el doctorado en Derecho por la UNAM.

En el Poder Judicial de la Federación se ha desempeñado como secretaria particular y secretaria adjunta de ministro en la Suprema Corte de Justicia de la Nación; secretaria proyectista en el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Primer Circuito; jueza quinto de distrito del Centro Auxiliar de la Primera Región; jueza primero de distrito en materia administrativa en el Distrito Federal; jueza segundo de distrito en materia administrativa en el Distrito Federal, y magistrada del Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito. Ocupa el cargo de magistrada de circuito desde marzo de 2016.

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Cuáles fueron las razones que influyeron para que usted decidiera estudiar economía, además de Derecho?

Mi deseo de ser jueza, ante todo. Considero que un juzgador es un termómetro social: cuando hay desempleo, es el primero que conoce cómo está la situación laboral en el país, porque empiezan a llegar más asuntos en los que se reclaman despidos injustificados. Cuando no hay dinero, comienzan a presentarse demandas de más créditos hipotecarios sin pagar, más acciones por pago de honorarios, más pagarés incumplidos… Así es como el juez va percibiendo de primera fuente cómo están las cosas “allá afuera” y advierte el descontento social y los cambios en la temperatura de la sociedad civil. Una formación económica, pues, ayuda a tomar mejores sentencias a la hora de juzgar.

¿Cuál es, en su opinión, la estrella polar que debe orientar a un juez?

El Derecho abarca todo el comportamiento humano. Regula las conductas entre los miembros de una sociedad. Delimita derechos y obligaciones. Equilibra disparidades, limita excesos y traza el futuro. En los primeros semestres de la carrera, cuando los maestros preguntan a las o los alumnos por qué eligieron esta carrera, siempre están quienes dicen que buscan un país más justo. Que estudian Derecho porque quieren hacer justicia. A los estudiantes de Derecho les digo que nunca pierdan este ideal. Sí se puede hacer justicia, sí se puede servir y cambiar el destino de las personas con una sentencia legal, fundada y motivada, pero también empática, justa, valiente y clara. Paso a paso, poco a poco, pero sí pueden ver materializado ese ideal de justicia. Digo a los estudiantes que nunca se den por vencidos, que crean que sí puede haber un futuro mejor, pero que hay que trabajar por él, tratando igual a todos, sin discriminar y tendiendo la mano a otros. Y lo mismo que digo a los estudiantes es lo que recomiendo a mis colegas, las juzgadoras y juzgadores.

¿Qué influye más en la formación de un juzgador? ¿Los libros o el juzgado?

Los dos. Los libros son los mejores maestros y también los mejores amigos. Siempre acompañan al lector y, la mayoría de las veces, no lastiman. Están llenos de pureza pero esto hace que el aprendizaje sea lento. Un libro se abstrae de la realidad y conduce al mundo ideal. Pero la vida no es así: la vida es un camino lleno de caídas y paradas, de aprendizajes y errores. Esta parte la dan los juzgados, la realidad, los casos que se resuelven y el esfuerzo por comprender la naturaleza humana. Los asuntos que se resuelven difícilmente se pueden abstraer de las cuestiones históricas...

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