Partidos políticos "de izquierda" en la perspectiva de José Revueltas

AutorEnrique González Rojo
CargoPoeta, fiósofo y maestro
Páginas558-570

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I Revueltas: partido, ideología y poder

José Revueltas no sólo teorizó sobre el Partido Comunista (PC) sino sobre los partidos burgueses. En lo que se refiere al primer punto, en realidad nacionalizó la teoría leninista del partido con todo lo que implica.1 Hay una diferencia fundamental entre la obra de Lenin y la concepción de Revueltas: Lenin crea el partido bolchevique, de donde surgirá el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS). Antes no existían partidos comunistas en Rusia. Revueltas actúa en un medio en donde existe un partido comunista pero que no es real. Y no lo es porque no es necesario, es decir, porque está incapacitado estructuralmente para fungir como vanguardia.

Ante esta situación resulta prioritario darle realidad a un partido que carece de ella. Se trataría no de una fundación (como la de Lenin) sino de una refundación.2 El proceso de refundación del partido implicaba los siguientes momentos:

  1. Conciencia comunista desorganizada o ideología dispersa o unida de manera artificial. En México: proletariado sin cabeza o usurpación de ella. b) Organización de la conciencia comunista (procesos de pensar por y pensar para la clase trabajadora).3 c) Conciencia comunista organizada (resultados de pensar por y pensar para), d) Partido de vanguardia (pensar con el proletariado). Este momento implica la penetración en la clase trabajadora. En Rusia no hubo obstáculos serios para hacerlo, en México se tropezó con la realidad histórica de una clase obrera enajenada a la ideología de la Revolución mexicana.

    Revueltas extiende su teoría a la clase burguesa y concretamente a la mexicana. Subraya que los mismos procesos que implica la fundación de un partido comunista aparecen en la creación de un partido burgués:

  2. Conciencia burguesa desorganizada o ideología burguesa. b) Organización de la conciencia burguesa. c) Conciencia burguesa organizada. d) Partido burgués.

    La Revolución mexicanafue una revolución hecha sin partido. Antes de ella sólo existía una conciencia burguesa desorganizada o una ideología democrático burguesa (Molina Enríquez, Wistano Luis Orozco, Luis Cabrera, etcétera). El partido de la burguesía nacional surge post festum en 1929: el Partido Nacional Revolucionario (PNR). La revolución hecha gobierno organiza su conciencia burguesa en la época callista, y ya con la conciencia burguesa organizada, surge el partido burgués que

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    trae consigo un programa y pretende garantizar la consolidación de la clase burguesa en el poder.

    En 1982 comienza la expulsión de la conciencia burguesa nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI), el cual inicia a toda prisa su cambio de conciencia: de burguesa nacional, que hasta entonces había sido, a neoliberal o intermediaria de los capitales trasnacionales.

    Los partidarios de la ideología de la burguesía nacional o del nacionalismo revolucionario sienten la necesidad de reorganizar la conciencia burguesa nacional. De refundarla. Pero se ven obligados a hacerlo fuera del PRI y nace así el Partido de la Revolución Democrática (PRD).

    Pero el PRD es (y siempre lo fue) un partido irreal, como lo era el Partido Comunista Mexicano PCM). Existe, está ahí, realiza sus actividades y fechorías pero carece de realidad histórica como partido de la burguesía nacional. Y carece de tal cosa porque no sólo está incapacitado para desplazar del poder al neoliberalismo, sino que en puntos esenciales se encuentra asociado a la burguesía intermediaria que ejerce el poder en México. La cabeza "chuchista" no es la de la burguesía nacional (y su necesidad de autoafirmarse frente al imperialismo) sino que, pese a lo que diga, es una cabeza neoliberal o burguesa intermediaria.

    Lo mismo que hizo el PRD frente al PRI pervertido o sea separarse de él para refundar la conciencia burguesa nacional, hace ahora Movimiento Regeneración Nacional (MORENA) frente a un PRD degenerado.

II Raíces históricas del PRD e ideología burguesa

No tengo la intención ahora de llevar a cabo un examen exhaustivo del PRD, ya que el ideario de este partido, deslindado de la concepción socialista, se halla, como el PRI y el Partido Acción Nacional (PAN), fuera del tema que aborda este texto.4 Pero sí me voy a referir a él porque en este instituto desembocaron, además del Partido Mexicano Socialista (PMS) —el viejo PCM sometido al maquillaje de su "modernización"—, un buen número de organizaciones que se decían inspiradas en los principios marxistas que se aglutinaron alrededor de la corriente neocarde-nista desgajada del PRI. Y también voy a hacer referencia a este partido —que se autoconsidera "de izquierda"— porque algunos de sus integrantes —sobre todo en su inicio— se imaginaron ingenuamente que el PRD no sólo estaba enfrascado en la lucha por crear un régimen que tuviese como su prioridad rescatar la soberanía de la nación, eliminar el modelo económico neoliberal, combatir el corporativismo, etcétera, sino que tenía también como objetivo generar una formación social que fuese un régimen de transición al socialismo.

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¿Por qué nació el PRD? Como se ha dicho, la Revolución mexicana no fue obra de un partido5 sino que ocurrió al revés: ella fue quien, en tiempos de Plutarco Elías Calles, generó su propio partido: el Partido Nacional Revolucionario (PNR). De Manuel Ávila Camacho a José López Portillo hay una complejísima historia en que, a pesar de las líneas en confrontación, hay un sustrato ideológico fundamental: la ideología de la Revolución mexicana o nacionalismo revolucionario. Pero, al terminar su gestión López Portillo, y dejar a sus espaldas la nacionalización de la banca, las cosas empezaron a sufrir un cambio vertiginoso. Miguel De la Madrid y Carlos Salinas de Gortari producen una especie de golpe de Estado al interior del gobierno, convierten el neoliberalismo en política económica del régimen y expulsan, por así decirlo, a la Revolución mexicana del poder. Y no es ajeno a ello la cuota de sangre (los asesinados por los regímenes salinista-zedillista) que el PRD ha de pagar al devenir uno más de los partidos políticos en México.

El PRD es un partido que surge a partir de una corriente que, al interior del PRI, representa una reacción contra la cúpula dirigente, antidemocrática y neoliberal, que, desde los ochentas, se había dedicado a liquidar los principios de la Revolución mexicana y, con ello, a desorganizar la conciencia de la burguesía nacional. Siguiendo los planteamientos de Revueltas, podríamos decir que el partido de Estado en México (PNR-PRM-PRI) fue un partido real, es decir, una agrupación que, a través de su base corporativa (CTM, CNC y CNOP), fungió como la vanguardia burguesa del pueblo trabajador. Pero un partido real no tiene garantizada su realidad para siempre. Un partido que ha sido real hasta cierto momento, puede sufrir un proceso de degeneración y perder su carácter ante el predominio de nuevos intereses. Puede conservar su influencia social, pero ésta cambiará de signo y asumirá un contenido diferente y hasta contrapuesto al anterior. La tecnocracia salinista tiene un carácter liquidador: dio al traste con la conciencia organizada de la burguesía nacional. Esto fue posible porque en el país —lo cual tuvo su reflejo en el PRI-Gobierno— no sólo existía la burguesía nacional, sino una burguesía intermediaria asociada al capital extranjero. Cuando irrumpió la globalización del capital, y sobrevino la caída del muro de Berlín, la burguesía intermediaria mexicana —y parte de la burguesía nacional, traidora y oportunista— se asoció a las transnacionales en general y al capital estadounidense (y también español) en particular. Se hizo cada vez más fuerte y empezó a desplazar a la burguesía nacional. En el PRI ocurrió lo mismo: los neoliberales —portavoces de la burguesía intermediaria— obligaron a los representantes de la burguesía nacional a abandonar el partido oficial y, fuera de él, a intentar reorganizar la conciencia democrático-burguesa en una situación (1989) muy distinta a la primera ocasión en que tuvo lugar su organización (1928-1929).

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III El PRD como partido irreal

Daba la impresión de que el PRD iba a ser un partido real, el partido de la burguesía no entreguista. No decía su nombre. No se autodenominaba la reencarnación del PRIpopulista. Como siempre, la conciencia organizada burguesa no puede develar su esencia. No le es dable proclamar: soy el partido autoritario de la burguesía nacional explotadora. Tiene necesariamente que echar mano de los velos de la demagogia. Pero todo hacía pensar que la Revolución mexicana había saltado del PRI al PRD, donde habría de reorganizarse y, continuar el proceso, interrumpido por los tecnócratas monetaristas, de la "revolución inconclusa". Daba la impresión de que el PRD iba a ser un partido funcional, capaz de objetivar sus proyectos. Tenía gente, entusiasmo, los documentos básicos, el registro que el PMS había puesto a su disposición, presencia en todo el país, dirigentes y, en su inicio, el liderazgo del ingeniero...

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