Participación ciudadana: la gobernanza de las sociedades complejas

AutorManuel Canto Chac
Páginas140-159
[ 140 ]
Participacn ciudadana: la gobernanza de las sociedades complejas
Manuel Canto Chac*
Cuando se habla de participación social1 en la política económica o en la social, aun para aquellos que
la reivindican, suele pensarse en los aspectos menores de las políticas como la asistencia social, el de-
sarrollo comunitario, la atención de los grupos vulnerables, aquello que Guiddens llamaba la “política
pequeña”; las grandes decisiones como la orientación de la economía nacional o las prioridades de la
política social se mantienen reservadas a las instituciones especializadas: los partidos políticos y las
grandes corporaciones empresariales, sindicales o comunicativas. Quiero por lo contrario proponer
que hoy la participación social en los programas, pero sobre todo en las políticas públicas, const ituye
no sólo una necesidad para la racionalización de la acciónblica, sino una opción del modelo de
democracia que se quiera construir, tal como lo ha salado D. Held2 y que impacta directamente la
estructura y la capacidad de gobierno de la sociedad.
* Profesor-investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco. Miembro del SNI, presidente de la Red
Mexicana de Investigadores de la Sociedad Civil.
1 A lo largo del texto haré uso indistinto de las expresiones participación social y participación ciudadana, con el n de
tomar distancia de la visión que supone que la primera hace referencia a procesos colect ivos y la segunda a conductas
individuales. Me parece que hoy esta reducción de la ciudadanía al individuo está superada. Mi opinión es que ciudada-
nía hace referencia a participar por derecho propio —que es lo específi co de la ciudadanía pero que est os derechos se
instituyen y se ejercen colectivamente.
2 Como se recordará, Held ve que en la actualidad los modelos de democracia contrapuestos son el de la democracia legal
y la participativa. La primera consiste en el principio de la mayoría, que es una forma efectiva y deseable de proteger a
los individuos del gobierno arbitrario y, por lo tanto, de mantener su libertad, para que la vida política, al igual que la vida
económica, sea una cuestión de libertad e iniciativa individual. El gobierno de la mayoría, con el fi n de funcionar de una
forma justa y sabia, debe circunscribirse al imperio de la ley; sus característ icas principales son: un Estado const itucional
modelado por los rasgos de la tradición política anglosajona, que incluya una clara división de poderes, el imperio de la ley,
la intervenciónnima del Est ado en la sociedad civil y en la vida privada, una sociedad de libre mercado los extensa
posible. Por su parte la democracia participativa se caracteriza por el derecho igual para todos, en el que el autodesarrollo
lo puede alcanzarse en una sociedad participativa; una sociedad que fomente un sentido de la e cacia política, que nutra
la preocupación por los problemas colectivos y contribuya a la formación de una ciudadanía sabia, capaz de interesarse de
q
q
Manuel Canto Chac
[ 141 ]
Iniciapor algunas consideraciones de cacter teórico-político, haciendo referencias espe cas a
procesos de participación en México y América Latina, en menor medida a ejemplos de otras partes del
mundo, lo cual me conducirá al prosito principal de este texto: formular propuestas razonadamente
viables de incremento de la participación ciudadana en la vida pública del futuro de nuestro país, re-
quiriéndose para ello de la necesaria reformulación del modelo de relaciones gobierno-sociedad.
El fi nal de la ilusn socialdemócrata
No obstante la insistencia del pensamiento neoliberal en partir del supuesto de la irracionalidad
inherente a las intervenciones gubernamentales en los ámbitos económico y social, hasta ahora no
han aportado la su ciente base empírica que avale este punto de partida, son muchos los textos que
lo demuestran y seguramente varios de los trabajos en esta misma obra lo pondrán de relieve. Frente
a la multiplicidad de críticas fundamentadas que se han hecho a esta corriente, tal vez sean menores
los esfuerzos que se han hecho para construir propuestas alternativas a las prácticas basadas en
la visión excluyente de la acción gubernamental, pero sobre todo que a su vez tomen la necesaria
distancia, por razones históricas, de la repetición de las políticas centradas en el gobierno —según la
visión socialdemócrata que prescindían de la acción de la sociedad más allá del proceso electoral.
Ante la evidente crisis del pensamiento neoliberal y la actual búsqueda en Arica Latina de nuevos
modelos,3 la visión socialdecrata tiende a reactualizarse en casi todo el espectro de la izquierda.
Para un part ido de izquierda es hoy difícil de nir lo espe co de su proyect o sin tener como referen-
te identitario al Estado y s espe camente al gobierno; para Giddens, por ejemplo, la identidad de
la izquierda reside en su apego a buscar la solución de los problemas blicos a tras del gobierno.4
Desde luego que para muchos militantes de la izquierda partidaria ésta puede ser una fórmula con
la que se sientan a gusto, aunque no necesariamente responda a los retos del presente, y que por
tanto les difi culte entrar en interlocución con otras visiones de la izquierda que ponen el acento de
forma continuada por el proceso de gobierno; participación directa de los ciudadanos en la regulación de las instituciones
claves de la sociedad, incluyendo el lugar de trabajo y la comunidad local; la reorganización del sistema de partidos, hacien-
do a los cargos del partido directamente responsables ante sus afi liados; el funcionamiento de los partidos participativos
en la estructura parlamentaria o del Congreso, y el mantenimiento de un sistema institucional abierto, que garantice la
posibilidad de experimentar con formas políticas.
3 Como lo sala un texto reciente del Banco Interamericano de Desarrollo, BID, al que nadie se le ocurriría califi car de extremista,
“como ocurre con otros paradigmas, la región [Arica Latina] ha perdido entusiasmo por el Consenso de Washington y se
encuentra ahora en búsqueda de un nuevo paradigma que ofrezca mejores resultados económicos,s estabilidad y
mayor equidad” (BID, 2006: 3).
4 A partir del debate sobre izquierda y derecha señala Guiddens: “Bobbio está seguramente en lo cierto al decir que la dis-
tinción izquierda/derecha no desaparecerá, y al considerar la igualdad como núcleo de ella. […] La defi nición de Bobbio
necesita, no obstante, algún re namiento. Las personas de izquierda no sólo buscan just icia social, sino que creen que el
gobierno debe de jugar un papel clave en fomentarla”. (Guiddens, 2001: 54, las cursivas son mías).

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR